Filosofía y economía: una vieja relación

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Ningún problema económico tiene una solución puramente económica.”

John Stuart Mill (1806-1873) Filósofo y economista inglés

¿Se puede hablar de filosofía en un portal de economía? Por supuesto que sí. De hecho la relación entre estos dos campos de las ciencias sociales es mucho más antigua de lo que parece.  A nivel histórico podríamos decir que la cuestión de la riqueza, su administración, su comercialización, la creación de distintos sistemas de mercado, la satisfacción de las necesidades humanas, etc, han sido tema de muchos pensadores que a lo largo del tiempo han visto en la actividad económica un campo humanamente ineludible y que amerita ser reflexionado. Es allí en donde la filosofía hace su aparición: la filosofía es más que solo preguntar o buscar el saber “por amor al mismo” y nada más. La actitud filosófica es una herramienta de análisis que  debería ser adoptada por los actores de todos los escenarios sociales: educación, economía, política, inclusive reflexión introspectiva.

Reducir la filosofía a un relato que empieza en Grecia hace 2500 años es lavarla, banalizarla y reducirla a un relato desconectado del entorno social actual. Quizás la actividad más heróica de un filósofo sea la de poder pensar en las necesidades y problemáticas de su tiempo articulando todos los escalones de un edificio del saber que a veces sube, a veces gira y a veces es necesario deconstruir y por qué no, destruir.

Marx, Adam Smith, Locke, son nombres que rápidamente se nos vienen a la mente, pero ya en la antigüedad Platón, Epicuro, Diógenes nos hablaban de la relación indisoluble que existe entre los deseos, la riqueza, los bienes y sobre todo, el poder. Epicuro nos invitaba en el siglo IV a. C a que busquemos el placer para evitar el dolor, pero que tratemos de que eso no suceda en el mercado. 

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Diógenes y Sócrates son famosos por caminar entre mercaderes enunciando frases como “cuántas cosas hay que no necesito”. Marx nos habla de la mercancía como ese fetiche que nos convocó a pensar constantemente en conseguirlo y del que muchas veces terminamos presos en la desesperación por atrapar esa fortuna y el miedo a perder lo conseguido.

¿Qué nos hace vivir corriendo esa carrera desesperada? La mercancía de mercancías: el dinero. Claramente la economía no se resume nada más que a él: es un campo del saber que integra y articula muchísimas temáticas y es por eso que existe la “filosofía de la economía”. 

En este campo se utilizan las herramientas críticas, reflexivas, profundas del saber filosófico para ahondar en lo que muchas veces solo vivimos como parte de un sistema que nos oculta  sus bases. La filosofía es ante todo una actitud, ¡salgamos de la etimología de manuales! y utilicemosla para que los campos en los que se aplique se miren a sí mismos, giren sobre sus objetivos, sus alcances, sus metodologías y se generen nuevas preguntas, nuevos debates.

La filosofía es un desafío hiriente, es una práctica incómoda que se necesita para crecer como el árbol que soporta el viento para que su tronco se haga fuerte, si la economía no piensa en sí misma, siempre pasará colectivamente como un lugar en el que estamos todos pero sin pensar en él. Sus definiciones siempre serán herencia de una masa que no piensa en los conceptos que repite pero que divulga; hablará siempre en un lenguaje para académicos que la mayoría solo puede interpretar a través de ellos. (Y ya sabemos cómo funcionó en la historia que el “que entiende” traduzca al iletrado un mensaje. Siempre existe la tentación de que el otro entienda lo que mis intereses demandan.

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Abordaremos temas económicos desde las diferentes disciplinas filosóficas yendo más allá de lo meramente estadístico y cuantificable. Por ejemplo: ¿Cómo liberarnos del arrastre del consumismo? Aprender a distinguir lo necesario de lo contingente es un análisis producto de la reflexión. No es más feliz quien más consume, sino quien mejor maneja sus deseos. Desde lo político: ¿podría existir un conflicto bélico entre naciones por los recursos naturales? Los países de históricas prácticas colonizantes miran con ojos de rapto los dones de otras geografías.

Acerquémonos a pensar en la economía no como un camino para pocos entendidos, porque la participación económica nos incluye a todos (eruditos o no), por lo tanto este será un espacio para pensar filosóficamente en todo lo que rodea a la economía. ¿Están listos para incomodarse?

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