Gonzalo y Yohana, la pareja que creó “A la Canasta”, emprendió con éxito y formó familia al mismo tiempo
Los posadeños Gonzalo Dahir (29 años) y Yohana Acosta (29), son otra prueba más de que se puede mezclar con éxito trabajo y amor.
Su mayor creación nació hace poco, se llama Alfonsina y es una hermosa beba de 6 meses que todavía los tiene “embobados”. Pero esta pareja también creó la casa de empanadas gourmet “A la Canasta”, toda una novedad en el aún acotado, pero dinámico mercado gastronómico local.
“A la Canasta”, ubicada en la esquina de Entre Ríos y Jujuy, es una casa que se especializa en empanadas gourmet y que, como su nombre lo indica, no están cerradas por el repulgue. Cada unidad puede costar un poco más que en otro negocio, pero al mismo tiempo es una invitación a degustar una exquisitez.
“Tratamos de poner un mini-plato gourmet en una empanada. Nuestras empanadas pueden tener langostinos, jamón crudo y rúcula, surubí, pastrón, provolone, strogonoff, matambre, trabajamos con los mejores productos y todos frescos”, explica Gonzalo, en una entrevista en Economis.
La otra característica distintiva de A la Canasta es el pequeño pero coqueto local, decorado con filigranas y motivos que tienen una semejanza con el tango y el barrio porteño de San Telmo. “Yohana es diseñadora y ella se encargó de la decoración”, explica Gonzalo.
Una de las claves del éxito de A la Canasta es que a pesar de tener la mayoría de sus ventas vía delivery, o bien se encargan por whatsapp y el cliente las pasa a buscar, el estado del local es uno de sus puntos fuertes.
“Además de estar impecable, el lugar tiene que ser cálido y acogedor, eso tiene un impacto en las ventas”, señala Gonzalo, quien comenta que ahora sacaron un pequeño préstamo en un banco para cambiar el piso.
Es el tercer crédito pequeño que sacan para emprender y crecer. De hecho, la historia del emprendimiento está muy vinculada a estos préstamos que sirvieron a esta pareja de emprendedores a dar el salto y pasar a tener su propio negocio.
“En 2016 aplicamos a un crédito para Capital Semilla, que daba el Gobierno Nacional, era muy ventajoso porque era sin interés, nosotros presentamos tres proyectos, uno del rubro editorial, a lo que se dedicaba mi familia, otro plan era para una fábrica de ladrillos y el tercero era para hacer A la Canasta“, recuerda el orgulloso papá de Alfonsina, que hizo la secundaria en el Roque González.
Al final, les aprobaron el plan y les dieron el dinero para poner la casa de empanadas. Sin experiencia en el rubro gastronómico, Gonzalo había estudiado gastronomía en el San Basilio y sabía que la calidad era fundamental para poder imponer su producto. “Invertimos casi todo en un horno continuo, que tiene de especial que va girando y le va dando calor a la empanada en forma integral. Si no, es frecuente que la empanada salga más cruda en algún costado. Ese horno nos costó 7.000 dólares de entonces”, recuerda.
“Todavía estamos terminando de pagar ese crédito, que nos ayudó muchísmo, las condiciones son muy ventajosas, en cambio ahora con los bancos está imposible por las tasas”, señala.
La Copa América del 2016, argumento de ventas
A pesar de que la Argentina no pudo coronarse campeón (perdió por segundo año consecutivo con Chile en la final), la Copa América del Centenario le dio un buen envión a A la Canasta. “Los amigos se juntaban a ver los partidos y pedían empanadas, y cuando arrancó el torneo pasamos a vender el triple o el cuádruple.
“No dábamos a basto y nos pasó incluso de perder clientes porque no podíamos entregar a tiempo, la rapidez es fundamental. El cliente no puede esperar”, afirma.
El estado de whatsapp
Otro argumento de ventas importante para A la Canasta fue trabajar con las fotos y el whatsapp. “Nosotros invertimos todos los meses en publicidad en las redes, Facebook, Instagram, pero nos dimos cuenta también que el estado de whatsapp es muy visitado. La gente por ahí no tiene nada que hacer y se pone a mirar estados, y una buena foto de tu producto vende”, señala.
Cuando le preguntamos a Gonzalo, cómo impacto la crisis en el pedido de empanadas gourmet, señala que la gente recorta la cantidad que compra. “Antes se pedía por docena más, ahora por unidad. Antes en un cumpleaños te podían pedir 10 docenas. Para adaptarnos, cambiamos el packaging, tenemos uno de 6 unidades. Y también para pedir menos, 3 o 4 empanadas”, explica.
-¿Cómo concilian con Yohana el trabajo y la familia?, le preguntó Economis a Gonzalo.
-Jaja. Nos repartimos bien las tareas. Yo soy cocinero, estoy en la cocina. Yohana se encarga de las redes, la decoración (estudió en el ISET), el local. Eso si, yo soy el bueno (más risas).