Güemes el único general argentino que murió por combate con España
El general Martín Miguel de Güemes murió con apenas 36 años, por una herida recibida en combate contra los españoles.
El general Martín Miguel de Güemes murió con apenas 36 años, por una herida recibida en combate contra los españoles.
La noche del 07/06/1821, el coronel José María Valdés, alias ‘Barbucho’, ingresó a la ciudad de Salta a emboscar al general Martín Miguel de Güemes, quien había bajado de su campamento hasta la ciudad y despachaba en la casa de su hermana María Magdalena, ‘Macacha’.
Uno de sus ayudantes cruzó la plaza. La partida española le gritó el ‘¿Quién vive?’, y el hombre entendió que había enemigos, respondió: ‘¡La patria!’, y hubo un tiroteo. Güemes de inmediato montó a caballo e intentó retirarse hacia la campaña, pero detrás suyo habían ubicado a otra partida española, que lo baleó.
Herido, fue llevado hasta una hacienda a 2 leguas (9.600 metros) de la ciudad. Pasaron las horas y Güemes no mejoraba, corrió el rumor y llegaro n 2 oficiales enviados por Valdés que le ofrecieron trasladarlo a la ciudad de Buenos Aires, donde recibiría un mejor tratamiento. A cambio, Gûemes debía ordenar rendir sus tropas.
Güemes reunió a sus oficiales y les exigió que jurasen que nunca aceptarían ningún trato que beneficiara al enemigo.
Güemes era hemofílico, y cualquier herida le provocaba la muerte por no coagulación. En verdad, era extraordinario, increíble, que un militar hubiese llegado vivo hasta entonces. Él murió desangrado tras varios días de agonía causada por una herida que, en condiciones normales, quizás habría sanado en poco tiempo.
Güemes falleció el 17/06/1821, a los 36 años de edad. En la Cañada de la Horqueta yacía a la intemperie, en un catre improvisado por el capitán de gauchos Mateo Ríos. Su cadáver fue inhumado en la Capilla del Chamical. Él fue el único general de las Provincias Unidas caído en acción de guerra con tra enemigos externos.
Carmen Puch, su mujer, se encerró en su habitación de la finca familiar, en una depresión que no superó. Ella falleció el 03/04/1822, a los 25 años.
Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte, nació y murió en Salta, que por entonces incluía a la totalidad de las jurisdicciones territoriales de los Cabildos de Jujuy, Orán, Tarija, Santa María (parte de la actual provincia de Catamarca) y, aunque sólo en forma nominal, las costas de Antofagasta, en el océano Pacífico.
Su padre, Gabriel de Güemes Montero, oriundo de Santander, en la región española de Cantabria, cumplía t areas de tesorero de la Real Hacienda. Su madre, María Magdalena de Goyechea y la Corte, era descendiente del fundador de Jujuy, Francisco de Argañaraz y Murguía, de ascendencia vasca.
A los 14 años, Martín Miguel de Güemes se enroló en el Regimiento Fijo de Infantería, que tenía un batallón en Salta desde la rebelión de Túpac Amaru II, en 1781.
En 1805, con 20 años, el Regimiento fue desplazado a la ciudad de Buenos Aires porque el Virrey del Río de la Plata, Rafael de Sobremonte, temía un ataque inglés. No es un dato menor: las invasiones inglesas no fueron sorpresivas sino previsibles, para algunos temibles y para otros deseables.
En 1806, Güemes participó en la Reconquista de Buenos Aires, dirigiendo una carga de caballería contra el buque inglés ‘Justine’, que había encallado por una bajante repentina del Río de la Plata. Fue un abordaje inusual pero efectivo.
En 1807, participó de la defensa de la ciudad. Luego llegaron tiempo oscuros: primero, enfermó; luego, la muerte de su padre. En marzo de 1808 pidió licencia y regresó a Salta, ya teniente del Cuerpo de Granaderos de Liniers.
Después de la Revolución de Mayo de 1810, Güemes ingresó al Ejército del Norte, al mando de un escuadrón gaucho que debía patrullar la Quebrada de Humahuaca y los valles de Tarija y Lípez.
Él participó de la batalla de Suipacha, el 07/11/1810.
Belgrano y San Martín
Güemes permaneció en la zona de la Quebrada hasta después de la derrota en Huaqui, el 19/06/1811, e inició su famosa ‘guerra de recursos’, para hostigar el avance de los españoles al mando del general Pío Tristán (¿por qué algunos les llamarán ‘realistas’? ¿No eran soldados a las órdendes el Rey de España? ¿Qué bandera utilizaban los enemigos?).
Güemes le prestó cobertura suficiente al general Juan Martín de Pueyrredón para que atravesara Orán, resguardando los caudales de la Ceca de Potosí.
Rebobinemos: en enero de 1811, Pueyredón asumió como gobernador intendente de Chuquisaca, donde él estaba cuando ocurrió la derrota de Huaqui. Pueyrredón se retiró a Potosí durante el retroceso del Ejército del Norte, en un comienzo a órdenes de Juan José Castelli pero ocurrió un tumulto en la ciudad -personaje difícil Castelli- y Pueyrredón tuvo que tomar e l mando de buena parte del ejército. Mientras se retiraba hacia el sur, Pueyrredón se llevó toda la plata amonedada y sin acuñar que encontró, salvando los caudales en metálico que disponía el gobierno. La Ceca era lo que se conoce como Casa de la Moneda y en Potosí estaban las minas de plata.
Güemes, siguiendo órdenes de Eustoquio Díaz Vélez, en enero de 1812 recuperó Tarija, derrotando a los partidarios del virrey del Perú, José Fernando de Abascal. Luego él se reintegró al Ejército del Norte, llevándose 300 hombres, 500 fusiles y 2 cañones. Pero debieron retirarse a San Salvador de Jujuy ante el avance español, superiores en número, al mando de José Manuel de Goyeneche.
En febrero de 1812, Manuel Belgrano fue nombrado jefe del Ejército del Norte en reemplazo del general Juan Martín de Pueyrredón, e inició la 2da. expedición auxiliadora al Alto Perú. Pero antes, Belgrano ordenó el traslado de G üemes a la ciudad de Buenos Aires, por indisciplina, en el marco de una discusión entre oficiales acerca de mujeres.
Güemes permaneció agregado al Estado Mayor General hasta el desastre patriota en Ayohuma.
Belgrano fue cuestionado por el 2do. Triunvirato. En enero de 1814, debió cederle el mando al entonces coronel José de San Martín, uno de los jefes del golpe de Estado de octubre de 1812 que había derrocado al 1er. Triunvirato.
Güemes fue ascendido a teniente coronel y enviado a incorporarse a las divisiones de caballería del Ejército del Norte. San Martín lo puso al mando de la vanguardia, reemplazando a Manuel Dorrego, a quien sancionó y desterró por indisciplina.
La Guerra Gaucha
San Martín le encomendó el mando de la avanzada del río Pasaje -o río Juramento, porque fue donde Belgrano hizo jurar obediencia al gobierno de Buenos Aires, a la Asamblea del Año XIII y a la Bandera Nacional- y luego la conducción de las ‘partidas’ que operaban en el Valle de Lerma.
Los grupos de combate gauchos fueron organizaron en grupos o ‘partidas’ de 20 hombres cada una, al mando de un oficial y, cada 4 grupos, un oficial superior elegido entre los más expertos, quien administraba las armas de acuerdo con la capacidad de manejo de cada gaucho.
Ayudado por otros caudillos locales –Luis Burela, Apolinario Saravia, José Ignacio Gorriti y Pablo Latorre-, Güe mes inició una larga serie de enfrentamientos casi diarios, contra los españoles.
Los recursos condicionan la táctica. Güemes eligió un combate apropiado para sus fuerzas poco disciplinadas y mal equipadas pero que conocían mejor el terreno, tenían proximidad con la población, gestionaban la sorpresa y podían armar emboscadas para combates breves con retirada inmediata.
Con sus gauchos del campo, Güemes rechazó el avance del general Joaquín de la Pezuela y posibilitó el inicio de la 3ra. expedición auxiliadora al Alto Perú, al mando del general José Rondeau, el nuevo jefe del Ejército del Norte, además de Director Supremo de las Provincias Unidas.
Güemes destacó en la victoria de Puesto del Marqués. Pero Rondeau no era querido por la tropa, que le mostraba su indisciplina. Güemes se retiró hacia Jujuy, donde se adueñó del armamento de reserva; y Rondeau lo declaró traidor.
Güemes sigui ó hacia Salta porque tenía ambiciones políticas y había una ‘ventana’ de oportunidad. Cuando Carlos María de Alvear cesó como Director Supremo, en Salta ocurrió un vacío de poder porque el gobernador intendente Hilarión de la Quintana, había acompañado a Rondeau hacia el Alto Perú.
El pueblo pidió al Cabildo un gobernador interino. Martín Miguel tenía a su favor la presencia de su hermano mayor, el abogado Juan Manuel de Güemes, miembro del Cabildo, que eligió a Martín Miguel de Güemes: fue la 1ra. vez que los salteños eligieron a su mandatario, señal de autonomía y de rebeldía hacia el Directorio.
Hoy día parece una nimiedad pero no lo era: hasta entonces, los gobernadores intendentes eran designados por las autoridades de Buenos Aires. Era inadmisible que Salta eligiera su propia conducción.
El Cabildo de San Salvador de Jujuy no reconoció a Güemes gobernador. Con el argumento de u n eventual ataque español, Güemes fue con sus tropas hasta Jujuy, que entonces sí lo reconoció como gobernador. Pero el teniente gobernador local, Mariano de Gordaliza, conspiraba contra Güemes.
1816
Ya era julio de 1815, 30 años y Güemes contrajo matrimonio con Carmen Puch, con quien luego tuvo 3 hijos: Martín, Luis e Ignacio. Ella era de una familia adinerada de la región.
Güemes defini ó una organización militar creando la ‘División Infernal de Gauchos de Línea‘, no autorizada por el gobierno central de Buenos Aires.
Él organizó un Estado Mayor ‘sui generis’, y cuadros superiores organizados por frentes de batalla, que tenía una extensión de más de 700 kilómetros, desde la localidad de Volcán, en Jujuy, hasta más allá de San Ramón de la Nueva Orán: la ‘Línea del Pasaje’.
Güemes definía la estrategia general y buscaba la financiación pero no entraba en combate a causa de su hemofilia, trastorno hemorrágico hereditario en el cual la sangre no coagula.
Sus lugartenientes eran el Marqués de Yavi, Juan José Feliciano Fernández Campero; el coronel Francisco Pérez de Uriondo, a cargo de Tarija; coronel Manuel Arias, a cargo de Orán; coronel Luis Borja Díaz de Lea y Plaza, en los Valles Calchaquíes; y el coronel José María Pérez de Urdininea, en Humahuaca. El coronel Domingo Arenas en Perico; y el ten iente coronel Eustaquio Medina, en el río Negro. Luego había otros jefes que tenían movilidad.
Entonces llegó a Tucumán una fuerza desde Buenos Aires para reforzar el Ejército del Norte, al mando de Domingo French, quien tenía instrucciones de derrocar al ‘traidor’ Güemes.
Güemes le frenó el paso hasta que French tuvo que reconocerlo como gobernador. Esto lo demoró en su arribo al Norte. Cuando al final llegó a Humahuaca fue informado de la derrota de Rondeau en Sipe Sipe, la pérdida definitiva del Alto Perú.
Había que asistir al Congreso de Tucumán. En Salta, la elección de los diputados representantes comenzó en octubre de 1815 y en diciembre fueron designados Mariano Boedo, José Ignacio Gorriti y José Antonio Moldes.
Sin embargo, las diferencias entre Martín Miguel de Güemes y Rondeau demoraban la incorporación de los diputados salteños. No podía comenzar el Congreso en Tucumán.
Rondeau, enfurecido con Güemes, fue hasta Jujuy, donde obtuvo el apoyo del teniente gobernador Gordaliza. Pero Güemes lo emboscó y rodeó a las tropas de Rondeau, quien tuvo que firmar el Pacto de los Cerrillos, que reconoció a Güemes como gobernador y jefe de la defensa de la frontera noroeste.
Güemes ordenó el encendido de luminarias en la ciudad y se organizó un solemne acto en el Cabildo de Salta: los diputados se incorporaron al Congreso, con la excepción de Moldes, resistido por los diputados de Buenos Aires, quienes así demostraron que manipulaban el encuentro.
Mientras ellos aspiraban a organizar al país con un régimen centralizado en Buenos Aires, José de Moldes era un apasionado defensor de un esquema descentralizado.
En el Congreso temían que Güemes desconociera la autoridad de Buenos Aires por el rechazo a la candidatura de Moldes. Pero no sucedió por la gestión personal de Juan Martín de Pueyrredón ante Güemes, e inclusive los diput ados por Salta acompañaron el traslado del Congreso a Buenos Aires a comienzos de 1817.
El gran fracaso de Tucumán fue la terrible paradoja que Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes, con el respaldo de José de San Martín, propiciaron una monarquía incaica, y fueron derrotados por los diputados de Buenos Aires.
El gran fracaso de Güemes fue que aceptó el rechazo de Moldes, más tarde renunció Gorriti y sólo quedó por Salta el doctor Boedo, que fue removido y cuando nombró en su reemplazo a Mateo Saravia, el Congreso lo objetó y sólo pudo ingresar a Juan Marcos Salomé Zorrilla por Moldes.
Volviendo a Rondeau, reemplazado por Manuel Belgrano, quien se hizo nuevamente cargo del Ejército del Norte, con Juan Martín de Pueyrredón en el Directorio. Eran tiempos diferentes y Belgrano dejó constancia de las virtudes de Güemes.
El 3 de agosto de 1816, Belgrano le envió una carta:
…Mi e stimado paisano y amigo: El Congreso me ha pasado una representación de usted y otra del Marqués para auxilios. En cuanto al dinero que usted solicita, dispondré inmediatamente, y en cuanto a los caballos se harán las más vivas diligencias para obtenerlos, lo que me parece difícil es que estén gordos en la estación presente como Ud. sabe; pero no quedará por falta de encargo, y presenciar lo que se mande. El pensamiento de Ud. es excelente; conviene animar la moral del soldado con pequeñas victorias y creo que tal vez pueda tener Ud. una que le llene de gloria y no menos restituya el concepto a nuestras armas que por desgracia está muy abatido. Me apuran los instantes, y sólo puedo decir a Ud. que soy su Manuel Belgrano.El combate
Güemes detuvo otras poderosas invasiones españolas desde el Virreynato del Perú.
- La del veterano mariscal José de la Serna e Hinojosa.
- La del general Pedro Antonio de Olañeta Marquiegui, quien llegà ³ a capturar al N°2 de Güemes, el general Juan José Feliciano Alejo Fernández Campero, ‘el Marqués de Yavi’.
- Olañeta volvió a intentarlo 2 veces más, junto al coronel Valdés.
- Luego llegó Juan Ramírez Orozco, el N°2 de José de la Serna e Hinojosa.
Toda la población participaba en la lucha. Las emboscadas eran permanentes pero en especial en la retaguardia, interrumpiendo las vías de aprovisionamiento para dejar aislados a los de la vanguardia.
Güemes jamás obtuvo apoyo económico del Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Ignacio Álvarez Thomas, Director Supremo, consideró “innecesario” crear un ‘Cuerpo de Línea’, que significaba legitimar las tropas de Güemes como un ejército regular y pagarles un estipendio.
Güemes concedió beneficios para asegurar lealtad: sus combatientes adquirían el fuero militar permanente, evitando ser sometidos a la justicia ordinaria. Lue go, considerando que eran pequeños arrendatarios de terrenos donde habían construido sus ranchos y tenían sus chacras y ganado; Güemes los declaró libres del pago de arrendamiento mientras durase la guerra
Güemes terminó formando un ejército organizado con 2 tipos de Caballería:
- la Caballería de línea (Regimiento de Infernales, Escuadrón de Granaderos a Caballo y Regimiento de Coraceros) y
- la Caballería gaucha (2 a 5 escuadrones por jurisdicción de Salta y de Jujuy).
Además, Güemes inició el curso legal de monedas privadas locales, que circularon desde 1817.
Ya controlaba hasta territorios de Atacama y desde aquel año, Tarija, pese al fracaso de la ofensiva de Gregorio Aráoz de Lamadrid al frente del Ejército del Norte.
Güemes instaló en la zona a sus comandantes Francisco Pérez de Uriondo, Eustaquio Méndez y José María Avilés, quienes lograron también el territorio de Chich as.
En 1817 ocurriò la 3ra. Defensa de las Provincias Unidas en Salta y la Batalla del Valle de Lerma.
San Martín mantuvo correspondencia con Güemes, por ejemplo, felicitándolo por el resultado del combate de San Pedrito y lo celebró en Santiago de Chile con salvas de artillería.
La próxima comunicación entre ambos próceres fue el resultado de la batalla de Maipú.
El rol de Güemes aparece en una carta de San Martín a José Gervasio de Artigas, el 13 de marzo de 1819, en la que le cuenta su asombro porque las luchas internas entre el Litoral y Buenos Aires, y el retroceso del Ejército del Norte ordenado por Buenos Aires, complican su plan de derrota a los españoles.
A comienzos de 1820, San Martín le solicita a Güemes que procure aferrar la mayor cantidad de fuerzas y el mayor tiempo posible porque prepara su desembarco en las costas peruanas.
Güemes permite la invasión del general Ramírez de Orozco, hasta el Río Pasaje, pudiendo haberlo detenido mucho antes, sólo para que no pueda regresar a reforzar Perú.
La emboscada
Güemes había conversado con San Martín sobre la idea de atacar Perú desde Chile. Era necesario cubrir las espaldas de San Martín para que ocurriera el cruce. Manteniendo la actividad en la frontera norte obligaba a los españoles a no atender Chile tal como necesitarían y a restaba tropas importantes para la defensa de Lima, la capital que San Martín debía capturar.
San Martín nombró a Güemes con el cargo de General en Jefe del Ejército de Observación.
El Ejército del Norte ya casi no existía: algunos hombres al mando del coronel Alejandro Heredia, que estaba a órdenes de Güemes. Había armas en Tucumán pero el gobernador Bernabé Aráoz privilegiaba su proyecto de disciplinar a la provincia de Santiago del Estero e instalar la República de Tucumán.
A principios de 1821, el gobernador de Santiago del Estero, Juan Felipe Ibarra, pidió auxilio a Güemes, y éste invadió Tucumán mientras mantenía el grueso de sus milicias en Jujuy.
Los de Güemes e Ibarra fueron derrotados por Manuel Arias y Abraham González en la batalla de Rincón de Marlopa pero otra columna salteña logró expulsar de Catamarca a los de Aráoz, quien luego contraatacó pero perdió su ambición de República de Tucumán. Es otro servicio que Güemes concedió al Directorio, que nunca lo reconoció.
Tiempos de guerra, días de sacrificios. Güemes impuso contribuciones forzosas a los hacendados y comerciantes, que no querían pagarlas. Así fue como, aprovechando una ausencia de Güemes, le entregaron Salta al general español Pedro Antonio Olañeta.
Güemes regresó, reocupó la ciudad y fue magnánimo con los contrarrevolucionarios. No hubo destierros tan siquiera pese a que el enemigo interno puede ser el más eficiente porque es invisible.
Casimiro Olañeta, sobrino del general Olañeta, en complicidad con José Mariano Serrano, nacido en Chuquisaca; y Bernabé Aráoz, gobernador de Tucumán, planificaron el asesinato de Martín Miguel de Güemes, con el apoyo de algunos hacendados salteños disconformes con los tributos impuestos por Güemes.
En los primeros días de junio de 1821, Pedro Antonio Olañeta envió 300 soldados a Salta al mando del coronel Jo sé María Valdés, quien conocía la geografía local, por un camino desierto de la Puna.
Ellos ingresaron a la ciudad, protegidos por gente local y de Aráoz. El 7 de junio, sabiendo que Güemes llegaba a visitar a su hermana ‘Macacha’, escoltado solamente por 25 soldados de su guardia de Infernales, lo emboscaron y lograron herirlo. Por l hemofilia, la muerte estaba asegurada.
Sin embargo, apenas unas semanas después de la muerte de Güemes, sus hombres obligaron al ejército español a evacuar Salta, dirigidos por el coronel Jorge Enrique Vidt.
El desempeño de Güemes en la guerra de la Independencia fue crucial.
Sin embargo, en ciudad de Buenos Aires, Güemes nunca fue valorado. Apenas pudo rescatar un poco su memoria la tarea del historiador Bernardo Frías.
Y Leopoldo Lugones, autor de ‘La Guerra Gaucha’, que Homero Manzi y Ulyses Petit de Murat adaptaron para que la filmara en 1942 Lucas Demare, protagonizada por Enrique Muiño, Francisco Petrone, Ángel Magaña y Amelia Bence, entre otros.
En 1999 el Congreso declaró a cada 17/06, ‘Día Nacional de la Libertad Latinoamericana’.