Hace 36 años arrancaba el Mundial de España 82, mientras soldados correntinos y misioneros defendían Puerto Argentino en Malvinas
Hoy se cumplen 36 años de uno de los días de Máxima Resistencia, como llama el Ejército Argentino a una de las jornadas más calientes de la Guerra de las Malvinas.
Los soldados ingleses y los defensores argentinos chocaron en las colinas que rodean Puerto Argentino. Los combates fueron durísimos, balas trazantes, bombas de artillería, bombardeo desde el Mar por las fragatas inglesas. Hubo también pelea cuerpo a cuerpo, cuando dos que se enfrentan a matar o morir casi se ven las caras. Todo sucedió en la fría noche y madrugada malvinense. Murieron cientos de soldados de ambos bandos y muchos más resultaron heridos.
“Hay que rescatar lo bueno, la forma en que pelearon los soldados argentinos, conscriptos, suboficiales y oficiales”, dice Juan Nazer, el ex vicepresidente de Guaraní, uno de los fundadores de la firma Seguridad Misiones y veterano de Malvinas, que combatió al frente de una sección de 40 hombres en Monte Dos Hermanas.
Conviene repasar las alternativas, sobre todo para las nuevas generaciones. Las tropas inglesas, que asediaban Puerto Argentino y habían comenzado los primeros combates el 1° de junio, empezaron su ataque final a las colinas que rodeaban la capital inglesa (Longdon, Harriet, Tumbleown, Dos Hermanas, Wireless Ridge) en la madrugada del 11 de junio. Tomar la capital era ganar la guerra.
Estas elevaciones eran defendidas por una serie de Regimientos de Infantería del Ejército, como el RI 4 de Monte Caseros, donde había muchos soldados de esa provincia y de Misiones. También se sumó a la defensa el BIM 5, de la Marina.
“Nosotros combatimos contra el Regimiento de Comandos 42 y un regimiento de paracaidistas, dos unidades de elite, la relación de tropas era 5 a 1 a favor de los ingleses”, explicó a Economis, Juan Nazer, que en ese entonces tenía 23 años.
El 12 de junio de 1982, Nazer fue era herido por partida cuádruple, de milagro no murió. “Hace 36 años volví a nacer”, recuerda, con una sonrisa.
La granada de un lanzacohetes que le explotó y le provocó agujeros en la pierna derecha (más abajo, publicamos una foto) y tres tiros en la espalda que de milagro no lo dejaron cuadripléjico.
“Pasaron muy cerca de la columna, pero por suerte no la tocaron, me desmayé y me tomaron prisionero”, recuerda. Después le hicieron un simulacro de fusilamiento en Monte Harriet y cuándo ya no sabía qué iba a ser de él, lo llevaron a operarse y lo dejaron en el buque hospital Uganda. “Me trataron muy bien”, reconoce.
Nazer volvió de la Guerra y sirvió en el Ejército por algo más de 10 años. Fue soldado Comando, paracaidista e instructor. Hasta que a principios de los 90 vio que el generalato de entonces lo estaba invitando a dar un paso al costado. Cuestiones internas del Ejército.
“Hubo muchos soldados correntinos, misioneros, chaqueños y formoseños en Malvinas, por los regimientos que fueron a defender las islas”, explicó Nazer.
Pero mientras todo esto sucedía, en la Argentina, la sociedad estaba pendiente casi con exclusividad de otro hecho. Un día después, el 13 de junio de 1982 en el estadio Camp Nou, iba a comenzar el Mundial de España 1982. La Argentina en su condición de Campeón del Mundo inauguraba la cita mundialista contra Bélgica. Al final iba a perder. Todos estaban pendientes de esto. Pocos, de lo que sucedía en las frías colinas malvinenses. Dos Hermanas, Tubledown, Longdon, Kent, Sapper Hill.
La pura verdad. Aunque la Selección de Menotti le hubiera ganado a los belgas. Aunque hubiera goleado con baile a los rojos. Ya de todas formas la Argentina había perdido. Mucho más que un Mundial. Mucho más que unas islas.