Historiadora paraguaya destaca la emergencia de un nuevo actor político en las protestas

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Las insistentes protestas que se dieron en Paraguay, centradas en Asunción, en las últimas dos semanas, mostraron la aparición de un nuevo actor, todavía desorganizado, que promete emerger con más fuerza más adelante, aun si se mantiene el sistema rígido de poder que encarna el oficialista Partido Colorado, evaluó la politóloga Milda Rivarola.

“Hay un dato central: en el país hay un 1.200.000 jóvenes empadronados por ley y en las últimas elecciones votaron unos 200.000. No suelen votar, no quieren meterse en política. Pero ahora acá había jóvenes muy chicos. Para esos sectores urbanos y suburbanos, de edades cortas, esta fue la primera experiencia fuerte de presencia política. Sienten que formaron parte”, dijo Rivarola en declaraciones a Télam.

Autora de varios libros, investigadora de la Academia Paraguaya de Historia, la analista resaltó el “elemento nuevo, que no se vio en protestas anteriores” que significó “la aparición de lo que (el pensador italiano Toni) Negri llama ´multitud´, en el sentido de que estos grupos no tenían dirigencia, se convocaron por redes y no tenían una agenda en concreto”.

Rivarola vaticinó que “esto va a volver a estallar, claramente, porque hasta puede pensar que estalló en forma prematura, por decirlo de algún modo”, en tanto estos jóvenes “tuvieron su primera experiencia fuerte en política, y formaron parte de un movimiento que cambió cuatro ministros en días, y eso genera un cambio de actitud”.

Emparentó lejanamente ese proceso con el que se dio en Chile con los estudiantes secundarios y universitarios desde octubre de 2019, que derivó primero en una consulta sobre una nueva Constitución y ahora en las inminentes elecciones de convencionales para una nueva Carta Magna.

Aquella falta de un pliego de reclamos que mencionó Rivarola se explica porque las manifestaciones -en principio en los alrededores del Congreso, pero después también en sedes partidarias y hasta en residencias de dirigentes políticos- empezaron por demandas de mejoras al sistema sanitario y en rechazo al mal manejo de la pandemia de coronavirus, pero pronto derivaron en reclamos más agudos.

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El “que se vayan todos” de los cánticos y los carteles terminó siendo un cuestionamiento a la clase política en su conjunto, que probablemente tampoco se hubiera acallado si acaso avanzaba el juicio político contra el presidente Mario Abdo Benítez.

“Eso fue al inicio. Después sí volvieron los reclamos más puntuales, y hasta hubo intentos de una fracción del oficialismo de fogonear las manifestaciones, pero eso no tenía nada que ver con las posturas partidarias en el Parlamento”, repasó Rivarola.

La fracción a la que se refiere la historiadora es la que lidera el expresidente Horacio Cartes, colorado como Abdo Benítez, pero líder de una corriente que a menudo opera como un partido opositor.

Demoró en expresar su postura respecto del pedido de juicio político con el argumento de que necesitaba ver la acusación y analizar el proceso de cambios en el gabinete que había iniciado Abdo Benítez, pero después sus diputados rechazaron el proceso.

Para Rivarola, “lo del juicio fue un mecanismo político de la oposición, que sabía perfectamente que no tenía los votos. Se trató más bien de una decisión de impacto mediático, porque nadie creía seriamente que eso iba a pasar”.

Sobre esa jugada por momentos ambigua del cartismo, expresó que el sector “presiona ante cada crisis, para quedarse con una parte más del poder”.

“Siempre hay una parte del partido que es disidencia, pero que salva a la otra parte que está en el poder. Comparten la responsabilidad de la dirección. Pasó siempre, es un juego que siempre hacen. Creo que tiene que ver con darle vida al partido”, consideró Rivarola.

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Respecto de cómo puede repercutir en las elecciones municipales de octubre el clima de protesta de las últimas semanas, la analista vaticinó que a la Asociación Nacional Republicana (ANR, el nombre oficial del coloradismo) “le van a salir muchos más caros los incentivos clientelares que suele manejar, porque se fue acumulando mucha rabia.

“La lógica de los colorados es clientelar: reparte cargos en el Estado, algo de dinero… Pero no pueden responder a las demandas de este momento, y eso lesiona el pacto clientelar. Y hay rabia entre los que creyeron que estaban `protegidos`”, expresó Rivarola.

Pronosticó además que en los comicios del 10 de octubre “habrá un ausentismo importante”, y al oficialismo “le va a costar incentivar a la gente para que vote por ellos”.

“De hecho, ya hay algunas voces coloradas que plantean postergar las elecciones supuestamente porque el dinero serviría para comprar camas y remedios, pero eso es mentira: es porque hay temor”, manifestó.

Finalmente, Rivarola advirtió que “no hay oposición que pueda capitalizar” las quejas del momento, porque la alianza entre el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y el Frente Guasú “era la única posible que podía ganarle a los colorados”, pero esas fuerzas ya son “irreconciliables” después del golpe institucional contra Fernando Lugo en 2012.

Una coalición entre esas dos fuerzas -y algunas más- logró derrotar a los colorados, que llevaban seis décadas en el poder, pero después el PLRA apoyó la salida del cargo de Lugo tras la llamada “masacre de Curuguaty” en un intento de desalojo de un predio ocupado por campesinos, con un saldo de 11 labriegos muertos.

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