Indumar: Otra cooperativa que da el salto y se mete en el competitivo mercado de la yerba mate con marca propia

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La yerba mate es un sector al que le está yendo bien en la Argentina. El ciclo incluye buenos precios en góndola, para el productor (por encima del precio oficial) y consumo récord. Los argentinos están dejando de tomar leche, cerveza o vino por la crisis, pero cada vez matean más.

Además, dentro de esa bonanza hay un subsector que está creciendo en forma firme y sostenida: las cooperativas de productores. Hasta ahí son dos buenas noticias.

La correntina Playadito (Cooperativa Liebig) marca el paso, como la gran estrella del mercado. La misionera Piporé (7°) también está entre las top y fue la que más creció en 2018, Aguantadora (Cooperativa Mixta de Montecarlo), también está firme y es la 9°; y Andresito logró meterse entre las 10 yerbateras más grandes del mercado en 2019.

En este contexto, la semana pasada acaba de dar el gran salto y lanzar su propia marca la Cooperativa Yerbatera 2 de Mayo, justo en el año de su 25° aniversario.

Esta cooperativa integrada por 125 productores de la zona, que ya tenía dos modernos secadero y galpones de estacionamiento, lanzó al mercado la yerba mate “Indumar”, en honor a una conocida picada de la zona de donde provienen muchos de sus integrantes. El lugar donde nació la entidad (a su vez, esa picada debe su nombre a un antiguo aserradero ya desaparecido).

“Hace cinco años empezamos con la construcción del molino y se hizo una inversión muy importante y ahora estamos lanzando nuestra propia marca, de acá a un año queremos llegar a los principales centros de consumo del país”, confirmó a Economis, Héctor Dingler, presidente de la cooperativa.

Hasta ahora, la cooperativa elaboraba la yerba canchada en sus dos secaderos y vendía la mayor parte de su producción a Cooperativa Liebig (Playadito). Esa seguirá siendo su actividad principal, pero Indumar sale al mercado con la expectativa de crecer paulatinamente. Dos de Mayo produce unos 7 millones de kilos de canchada por año.

Un negocio con características propias

Un detalle: como corresponde, le avisaron a los correntinos de Liebig de sus planes. Ahora además de proveedores van a ser -de alguna manera-, también competencia. Algo que no es raro en el sector.

Es otra nota distintiva en un rubro que debería ser un orgullo para misioneros y correntinos. Dominado por empresas familiares fundadas por pioneros o -cada vez más- por cooperativas de productores, y donde nunca lograron poner un pie las multinacionales, que sí lo hicieron en otros rubros de consumo masivo, donde se quedaron con todo.

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Los hombres que manejan el negocio de la yerba combinan la afinidad natural que une a la gente que comparte la fuerte vocación por el trabajo y el amor a la tierra, con un espíritu competitivo cada vez más acentuado. En la góndola nadie quiere perder. Y últimamente, la competencia también es fuerte por la materia prima.

“Ellos (por Playadito) saben que de a poco es posible que le vendamos menos”, explicó Dingler.

El modelo de negocios, por ahora, es similar al de la Cooperativa Jardín América, que elabora su marca propia pero le vende la mayor parte de la yerba canchada a ora cooperativa (Piporé).

“La cooperativa se fundó hace 25 años por un grupo de productores que veían la necesidad de poder tener un secadero para comercializar hoja verde, explica Dingler, al hablar sobre el origen de la entidad. Ahora dieron un paso más en la integración productiva: producen, secan, elaboran y envasan. De la chacra a la góndola.

Fortalezas y debilidades

¿Por qué las cooperativas yerbateras se llevan bien con este negocio?

Si bien no es la única causa, la actividad yerbatera tiene un gran componente financiero, derivado de tener que acopiar enormes cantidad de mercadería (yerba canchada) y tenerla paralizada en galpones durante el tiempo de estacionamiento, que ronda los 12 meses. El tiempo es dinero.

Además, la industria se dio cuenta que con el estacionamiento no hay atajos posibles y lo barato sale caro. Hace unos años estaban de moda las cámaras de estacionamiento acelerado que acortaban los tiempos. Era un orgullo de la técnica. Ahora prima una visión distinta: tiempo es igual a calidad.

Indumar sale al mercado con dos formatos. Un kilo y medio kilo, en un coquetísimo paquete blanco con vivos verdes. No se parece a ninguno de la competencia y promete causar impresión en la góndola. Pero el momento de la verdad que define si una marca crece o no, llega después, con el primer mate. Ahora en el negocio yerbatero, calidad es sinónimo de ventas.

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Las cooperativas muchas veces tienen la posibilidad de financiar este enorme acopio de mercadería con el aporte de sus socios productores, que entregan la hoja verde a una empresa de la que son también dueños en una pequeña parte.

Por eso, no cargan con deudas bancarias que si tienen otras yerbateras importantes, y que en épocas de tasas altas tuvo un costo altísimo para esas compañías.

Recursos propios

“Trabajamos con nuestros 125 socios y con otros productores a los que les compramos en total son 600, tenemos dos secaderos de yerba, secadero de té y un vivero forestal escuela modelo que se construyó con la Subsecretaría de Desarrollo Forestal de la provincia”, explicó Dingler.

“Hace cinco años empezamos con la construcción del molino y se hizo una inversión muy importante con recursos propios de la cooperativa y con crédito que se podía tomar a tasas especiales, hoy está totalmente pagada las instalaciones”, explicó Dingler.

El molino tiene un importante capacidad de producción y también adquirieron una envasadora pequeña, que podrían ampliar en breve.

“Tenemos la estructura, recursos humanos y capacidad de producción, esperamos y trabajamos para que nos vaya bien, muchas familias dependen de la cooperativa en el pueblo”, detalló Dingler.

“El negocio yerbatero se presenta hoy en día como muy bueno, hay demanda de yerba mate, el consumo interno del país ha subido, fue uno de los únicos productos de consumo masivo que subió, hay faltante de yerba en el mercado de la hoja vede y canchada, también mucha competencia porque las principales marcas apuestas fuerte a conseguir materia prima”, señaló.

Uno de los socios de Indumar es José Luis Garay, el ministro del Agro: “Es una linda manera de celebrar los 25 años y estos días empezará a circular por la provincia”, señaló.

Garay asumirá en dos semanas como intendente de la localidad que se originó a partir de las tierras que donó el español Pedro Nuñez en los años 40. Por eso el nombre Dos de Mayo, la fecha de 1808 en la que los peninsulares se levantaron contra las tropas de Napoleón en Madrid.

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