Investigadores del CONICET desarrollan en Misiones un biopesticida para combatir el HLB

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La empresa RNAgro, surgida a partir de un proyecto científico en la provincia, se encuentra en proceso de desarrollo de un biopesticida innovador que utiliza tecnología de RNA de interferencia. La propuesta apunta al control de *Diaphorina citri*, también conocida como “chicharrita”, un insecto vector de la bacteria que causa el Huanglongbing (HLB), una enfermedad letal para los cítricos.

Esta iniciativa busca brindar una alternativa sustentable a los pesticidas tradicionales, con el respaldo de investigaciones científicas y validaciones institucionales.

“ Estamos desarrollando un biopesticida basado en una tecnología que es RNA de interferencia”, explicó la doctora María José Blariza, investigadora del CONICET y titular de RNAgro a Economis. “A diferencia de los pesticidas químicos convencionales que se utilizan actualmente en el agro, son biodegradables, así que no persisten y no contaminan los suelos, el ambiente, la flora y forma en general la salud humana”, detalló.

Según Blariza, una de las principales ventajas del producto radica en su especificidad, debido a que no dañan a organismos que son polinizadores, los beneficios, debido a que es altamente específico contra el vector del HLB, más específicamente contra la chicharrita que transporta la bacteria”.

El método de aplicación del principio activo fue diseñado para ser compatible con las prácticas actuales en las chacras. “Tratamos de simular la forma de aplicación. El principio activo se aplica de manera muy similar y es bastante amigable la tecnología con lo que el productor está acostumbrado a rociar los pesticidas, sería por aspersión”, explicó. “Entra en contacto con el insecto, que es sumamente específico, entonces lo que hace es inhibir el proceso reproductivo y como consecuencia la sobrevida de este insecto vector”, agregó.

El objetivo del biopesticida es lograr un control poblacional del insecto. “Nosotros lo que hacemos es más bien un control poblacional, no dejamos que el insecto vector se reproduzca y de esta manera controlamos la población del vector”, dijo Blariza.

A diferencia de los productos químicos de amplio espectro, que afectan indiscriminadamente a diferentes especies, la investigadora señaló que esta solución “genera de alguna manera la disminución de la sobrevida” del vector, sin provocar desequilibrios en el ecosistema.

Una propuesta que perdura

Uno de los problemas recurrentes con el uso de pesticidas tradicionales es la resistencia que desarrollan los insectos a medida que son expuestos reiteradamente. “Mientras más pesticidas, el insecto se va adaptando y de esta manera el insecticida químico no le hace efecto”, señaló.

En cambio, “este biopesticida, además de ser biodegradable y no contaminar, evita la generación de esta resistencia. Entonces siempre es efectivo contra esta plaga de manera puntual y específica”.

La tecnología está en una fase avanzada de desarrollo en laboratorio. “En este momento tenemos resultados in vitro dentro del laboratorio, positivos, testógenos”, afirmó Blariza. Además, indicó que se han realizado validaciones independientes. “Tenemos validaciones hechas por terceros, que es del INTA Bella Vista de Corrientes, que tiene un área que es específica y especializada en cítricos. Llevé adelante también experimentos sobre plantas, no en campo, pero en condiciones controladas sobre plantas y se validaron los resultados que habíamos tenido nosotros”.

El siguiente paso en el proceso es desarrollar la formulación final del producto. “El siguiente paso es comenzar a desarrollar la envoltura, lo que va a proteger a este material genético, que es el que es sumamente específico para este vector, y hacer las pruebas e iniciar el marco regulatorio todo a campo: las pruebas de regulación en SENASA y hacer todas las pruebas directamente en el campo”, indicó.

Una vez finalizada esta etapa, la estrategia de RNAgro contempla licenciar la tecnología. “Lo que vamos a hacer es licenciar, es decir, vender nuestro principio activo a las grandes empresas de pesticidas, porque ellos ya tienen las carteras de clientes, canales de venta, toda la infraestructura para la producción del biopesticida”, explicó Blariza.

“ A nosotros nos sirve para posicionarnos rápidamente en el mercado ya ellos les sirve para generar un valor agregado de comercializar un producto que es de línea verde, que es a donde se está apuntando a nivel mundial”.

Producción en serie y comercialización

En cuanto a los plazos estimados para la comercialización, la doctora Blariza calculó que “aproximadamente entre 18 y 24 meses”, siempre que se cumplan todas las etapas regulatorias.

“Necesitamos hacer las pruebas regulatorias que nos van a indicar estos organismos, estos entes reguladores nos indican toda la serie de pruebas que son bastantes, se hacen a otras escalas, mucho más grandes, y bien tengamos estas pruebas se va a poder comercializar”.

El especialista destacó una ventaja adicional del enfoque que se desarrolla desde RNAgro: no requiere la modificación genética de organismos. “A diferencia de otras tecnologías que por ahí actualmente se utilizan, que son las plantas transgénicas o insectos transgénicos, en este caso se trata de una sustancia que se dispersa por aspersión y no modifica genéticamente, no necesita la modificación ni de la planta, ni del insecto, ni del fruto, de nada”.

Esto, según explicó, permite “procesos mucho más rápidos”, siempre bajo normas de evaluación que garantizan su inocuidad.

El origen de la propuesta

El proyecto de RNAgro tiene origen en un trabajo de investigación aplicado a una problemática regional. “Esto comienza en el año 2016, 2017, vengo en el marco de un proyecto de biotecnología, donde nos encontramos con esta problemática regional porque el HLB entra a la Argentina por Misiones”, relató Blariza.

“En 2012 se detecta el primer caso. En América es una enfermedad emergente, entra al continente americano en el año 2004. En realidad es una enfermedad que está esparcida por todo el mundo, las grandes potencias lo tienen: China, Brasil, Estados Unidos”.

Blariza recordó que, cuando se encontraba trabajando en la región, el HLB comenzó a avanzar por el litoral argentino. “Yo me encontré aquí en un proyecto de investigación donde hacemos el diagnóstico del HLB porque una vez que ingresó a Misiones comenzó a esparcirse al resto del NEA. Comenzó a tener Corrientes, Entre Ríos y hay que proteger justamente el NOA, que son los principales productores de limones”.

En ese contexto, su experiencia en enfermedades transmitidas por vectores resultó clave. “Yo venía con una formación donde me especializaba en atacar de alguna manera a vectores causantes de enfermedad. En ese momento estaba trabajando con el vector de la enfermedad de Chagas. Justo me encuentro con esta problemática local y surge este proyecto”.

El desarrollo logró captar la atención de inversores especializados en biotecnología. “Con ese proyecto ingreso como investigadora científica del CONICET y una vez que empezamos a ver los buenos resultados que teníamos, decimos: esto es altamente aplicable, podemos brindar una solución concreta a la sociedad, al productor que sabemos el dolor y las pérdidas que le trae, estas pérdidas millonarias que le trae esta enfermedad a la producción citrícola”.

La iniciativa tomó forma de startup tras presentarse en convocatorias de inversión. “Aplicamos a un comité de inversor, a unos fondos, fuimos seleccionados, viajamos a Santa Fe, a Buenos Aires y finalmente fuimos invertidos para iniciar este startup. Así que es todo un camino desde la mesada, la ciencia básica, a generar una empresa de base tecnológica”.

Proyectos a futuro

Actualmente, el equipo de RNAgro se encuentra focalizado en finalizar este primer producto. “Por ahora nos estamos enfocando en este primer producto”, aclaró Blariza. Sin embargo, existen planes de expansión: “Tenemos propuestas para expandirnos a otras plagas, que es la chicharrita del maíz, que provocó numerosas pérdidas que fueron noticias estos años anteriores”.

El enfoque de la empresa se mantiene firme: actuar sobre los vectores, no sobre las especies afectadas directamente. “Nosotros pretendemos enfocarnos en este único producto por ahora, ni bien estemos posicionados, ni bien ha salido este primer principio activo, sí está planteado el RNAgro como una plataforma en la cual nos vamos a ir a otras plagas agronómicas emergentes, pero así como otros insectos vectores causales de enfermedades en la salud humana, por ejemplo el dengue o chagas. No necesariamente a la persona, pero siempre atacando al vector, al medio por el cual se transportan los virus o las bacterias. Siempre plagas, insectos plagas”.

El horizonte de planificación de RNAgro se extiende a largo plazo. “Tenemos de aquí una proyección como de 10 años, es un montón”, concluyó Blariza.

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