Cada vez más venezolanos llegan a la Argentina, huyendo de la crítica situación política, económica y social que atraviesa su país. Misiones también está recibiendo a unos cuantos, muchos de los cuales ingresan por Puerto Iguazú, luego de atravesar Brasil de Norte a Sur.

Y las historias de como se las rebuscan para trabajar y emprender estos caribeño que hablan con ese tono siempre simpático se multiplican. Hasta el punto que llega uno a preguntarse: ¿Será que los argentinos nos quejamos demasiado y no vemos las oportunidades enfrente de nuestras narices?

Ahí donde los argentinos vemos crisis, muchos venezolanos que llegan escapando, ven una oportunidad.

Jesús Manuel Martínez es de Caracas, tiene 27 años y llegó a Posadas hace unas semanas. En poco tiempo, ya se puso de novio con Cintia, una misionera. Y días después, lanzó junto a su novia un servicio de envíos y delivery en bicicleta que apunta a competir -a escala mucho más modesta- con marcas como Pedidos Ya.

Pintó su bicicleta de verde, le puso una coqueta caja en el portaequipaje, bautizó a su emprendimiento con el nombre de “Servi Entregas” y empezó a repartir folletos por los comercios: farmacias, rotiserías, pizzerías y casas de comida de todo tipo, y cualquier otro local que necesite hacer un envío a domicilio.

Los envíos valen 50 pesos y los trámites se negocian con el cliente, dependiendo de la complejidad y los tiempos de espera, pero pueden variar entre 150 y 250 pesos su costo.

Servi Entregas ya tiene su app para bajar en el celular y en unos días más tendrá la suscripción al servicio de Mercado Pago, así sus clientes pueden abonar con tarjeta de crédito y débito.

“Esta es la tierra prometida”, dice Jesús, que sueña con poder prosperar en la Argentina y traer pronto a sus padres, para que no sigan padeciendo la escasez que aqueja a buena parte de los venezolanos. “Con un día de trabajo aquí le envio un sueldo a mis padres, es como si te dieran 500 pesos y con esos 500 pesos compras para un mes”, afirma.

“Argentina es un país que ayuda mucho a los venezolanos, conocí a una chica, Cintia, y estamos emprendiendo juntos, brindando un servicio que la gente necesita, a veces la gente no puede comprar y necesita a alguien que haga el envío, ¿sabes?”, dice, con esa tonada tan conocida por los argentinos, en figuras como Catherine Fullop o los jugadores colombianos de River o Boca.

El espíritu y la actitud emprendedora y positiva de Jesús se nota en todo lo que hace. Cómo recién ahora se está haciendo conocer y no tiene clientes suficientes, a la mañana vende chipa con su bicicleta. Economis lo pudo ver en las inmediaciones de la plaza 9 de Julio, ofreciendo el tradicional panificado de esta zona, pero con su acento inconfundible.

“La gente nos trata muy bien, quiero aprovechar la oportunidad que tengo de salir adelante”, dice este caraqueño, entusiasmado con un país que para muchos está en una crisis donde conviene no arriesgar. Pero no para él, que sólo ve oportunidades de progreso en la Argentina.

“Si no hay trabajo, el trabajo lo tenemos que hacerlo nosotros, entonces le hacemos los servicios a la gente que la gente necesita. Ayer entregué casi 100 folletos en 100 negocios, lo pasamos por abajo de la puertica”, cuenta, con unos anteojos de sol que acepta sacarse para la foto.

“Mucha gente se queja de que Argentina está mal. No es así, Argentina está en el paraíso. Aquí si quiero comprar cualquier cosa, a la vuelta de la esquina lo tengo, allá no hay pan, no hay comida”, explicó Jesús, que llegó a dormir en medio del Amazonas, en su periplo cruzando Brasil para llegar a nuestro país.

Y se fue con su bicicleta verde -dice que ya tiene otras dos unidades listas para entrar en servicio- ofreciendo “chipa” en la tierra prometida.

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