Juez Moro: ¡Renuncie!
El juez Moro fue astutamente construyendo un perfil de campeón nacional de la ley en Brasil en los últimos años y su actuación posterior desmascarara su ambición política al aceptar el cargo de ministro. Pero Moro ha emborronado su expediente y ha hecho un flaco favor a la justicia al aceptar el cargo de ministro.
Para empezar, como ha revelado en una entrevista el vicepresidente electo, Hamilton Mourao, a Moro se le ofreció el cargo hace ya algunas semanas. Pero el pasado 1 de Octubre, seis días antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el juez tomó la sorprendente decisión de hacer públicas una declaración de Antonio Palocci, ex ministro de Lula de 2003 a 2006 y de Dila Rouseff, en 2011, en la que se acusaba al expresidente de tener conocimiento de las tramas corruptas de la Constructora Odebrecht y de Petrobras durante su gobierno.
Las revelaciones de Palocci, que se habían producido en marzo de este año, y que no estaban sustentadas en pruebas de ninguna clase, salieron a la luz poco antes de la primera vuelta de las elecciones , sin que el juez explicara si tomó esta decisión antes o después de recibir la invitación para ocupar el ministerio.
El apresamiento y la detención de Lula, una operación orquestada para eliminar al seguro ganador de las elecciones, de acuerdo a todas las encuestas realizadas y en las que su oponente Jair Bolsonaro obtendría apenas el 20% de los votos. Moro condenó al ex presidente por haber recibido un departamento triplex de una constructora a cambio de facilidades para negociar con Petrobras. Durante los cuatro años que duró la instrucción, el juez dio muestras claras en numerosas ocasiones de actuar por motivaciones políticas, afectando al proceso electoral principalmente contra el Partido de los Trabajadores de Lula.
Moro siempre negó que tuviera motivaciones distintas a las del derecho y la ley y negó terminantemente tener motivaciones políticas y que jamás sería un hombre de la política, declaró al diario O Estado de Sao Paulo hace dos años en su primera entrevista como instructor del caso Lava Jato. Sin embargo solo los incautos creían lo que afirmaba.
Como resumió en forma irónica Ciro Gomes, que compitió por la presidencia ese año: ”Moro tiene que aceptar la invitación, a formar parte del gobierno, porque él no es un juez, es un político y tiene que asumir de una vez su vocación”. Y la vocación parece no tener límites: en dos años puede ser elevado al Tribunal Supremo, como señaló el propio Bolsonaro, y algunos piensan que el juez alberga también aspiraciones presidenciales para las elecciones de 2022.
En una declaración extrañamente premonitoria, Moro aseguró el año pasado a la revista Veja: ”No sería apropiado por mi parte postularme a un cargo político porque ello podría poner en duda, la integridad del trabajo que he hecho hasta el momento”. Actitudes que denotan una falta de ética en su comportamiento.. La democracia se basa, entre otras premisas, en una estricta separación de poderes y en el imperio de la ley. Los acusados tienen derecho a un juez imparcial. La mera apariencia de parcialidad puede ser causa de recusación del juez Moro y la decisión de encarcelar a Lula, de acuerdo a estos antecedentes, pone en duda sobre si Lula tuvo un juicio justo, o si gozó del derecho a tener un juez imparcial. Pero ex presidente, hoy en la cárcel, no es el único perjudicado. La imagen de la justicia en Brasil, como uno de los pilares de la democracia, es la principal damnificada por las actuaciones del juez Moro. También significa un atentado a la soberanía popular, pues les quita el derecho a los electores a elegir sus candidatos.
Muchos parecen olvidar que el programa Hambre Cero y la política de Lula de una redistribución de la Renta, ha sido tomada como ejemplo por las Naciones Unidas para que sean implementadas por las Naciones del Tercer Mundo.
En cuanto a Moro, al asumir como ministro y comprometerse a renunciar si existieran anormalidades, por lo expuesto ¡existen y muchas!, pues, cumpla su palábra, :¡Renuncie!.