La economía barrani, ¿presente en Misiones?

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Exclusivo Economis.. Entender la Argentina económica de estos tiempos es altamente complejo. En términos globales, prima la situación de inestabilidad macro, endeudamiento condicionante, súper inflación, escasez de divisas y deterioro del poder adquisitivo. Pero al observar situaciones propias de la micro, el empleo continúa creciendo y el consumo en general, aun considerando que algunos sectores están en alza y algunos otros en bajas, se mantiene estable bajo un contexto donde debería estar mucho más deteriorado. 

Si bien hay muchísimas explicaciones en torno a esto, hay una en particular que cobró particular relevancia en los últimos tiempos en la discusión pública: la economía barrani, un término de origen hindú que refiere a actividad económica que está en condiciones de informalidad, que no es captada por estadísticas oficiales y que tiene a determinados sectores como los de mayor manifestación, como ser el comercio minorista, el turismo y la gastronomía. Si queremos simplificar el concepto, podríamos aducir que se trata de intercambio monetario no registrado ni por el que vende ni por el que compra. Por ende, no hay registro claro del consumo, y no hay registro claro de los ingresos; esto último, además, impacta directamente en la recaudación.

El abogado y especialista en mercados financieros Carlos Maslaton fue quien de alguna manera puso el concepto sobre la mesa ya en épocas de restricciones por pandemia, donde el consumo barrani permitía eludir los controles. Pero fue en estos últimos meses en los que el concepto terminó de instalarse en la opinión pública como una forma de explicar el alto incremento de la actividad en determinados sectores. 

Entre economistas, analistas y estudiosos de la coyuntura nacional no hay consensos sobre este concepto: hay quienes lo validan y hay otros que lo descartan. Pero aún con esas diferencias, es innegable que algo está pasando en la economía nacional que aún no es muy fácil explicar. En Misiones hay prueba de esto. 

El proceso expansivo de la actividad económica de Misiones es innegable ya desde mediados del 2020, mucho antes que la que se observa en el resto de las provincias. Política sanitaria fortalecida y cierre de fronteras, entre otras cosas, explicaron mayormente este proceso. Existían diferentes indicadores: consumo interno al alza, constante creación de empleo, mayor actividad industrial, incremento en la construcción y en los despachos de cemento y también, un fuerte aumento de la recaudación provincial apoyada, sobre todo, en el impuesto a los Ingresos Brutos que es en cierto modo y aun considerando sus particularidades, el termómetro de consumo y actividad. 

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Desde enero de 2021 y hasta diciembre de 2022, la recaudación provincial de Misiones creció a un ritmo promedio del 18,9% real mensual, uno de los más altos del país. En ese mismo período, la recaudación del impuesto a los Ingresos Brutos lo hizo en 19,6% promedio mensual real, aunque con situaciones de exenciones o esquemas especiales reducidos que se aplicó como apoyo a pymes locales. 

Por supuesto que el año 2021 mostró tasas de crecimiento altamente superiores respecto a 2022 (31% vs. 8,3%) que se debe al cambio de la base comparativa: en 2021 se comparó contra un año relativamente débil como el 2020 con todos sus impactos por pandemia, y en 2021 se creció sobre una base alta de crecimiento, lo cual le da aún más valor. 

Entrando en el año 2023, el primer trimestre del año mostró una situación similar: la recaudación total creció a un promedio mensual del 4,8% real y 6,3% en el caso de Ingresos Brutos. Pero el segundo trimestre comenzó a ser llamativo, con una contracción de la recaudación del 7,8% promedio real. Esto llevó a que el resultado global del primer semestre acumulado sea de -1,7% real.

Pongamos este dato en contexto. El movimiento turístico misionero exhibió un volumen mejor que los años previos, con todos sus derrames: movilidad interna, actividad hotelera y parahotelera, consumo interno, gastronomía, etc. Sectores dinamizadores de la economía, como la construcción, continuaron en procesos expansivos. El consumo interno se vio robustecido no solo por compra local sino también por compra de frontera, con alta presencia de vecinos paraguayos y brasileños atraídos por los bajos precios ofrecidos en moneda dura. La actividad industrial como la yerba tuvo un semestre récord. Todo esto configura un escenario de crecimiento aun en contexto de super inflación. 

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¿Cómo se explica entonces la merma en la recaudación provincial? En principio, podría tratarse de tres aspectos centrales. El primero de ellos tiene que ver con la composición de la recaudación más allá de los Ingresos Brutos: impuestos como el Inmobiliario y el Automotor no están vinculados a actividad económica sino a cobrabilidad/morosidad y también a alícuotas que no siempre están acordes a valores de mercado (sobre todo en el inmobiliario). En todas las provincias se ve que estos dos impuestos sufren caídas considerables y Misiones no fue la excepción.

En segundo lugar, podría pensarse que existen factores netamente administrativos/burocráticos que demoran la recaudación en determinados períodos del año o bien que la disminuyen producto de la aplicación de regímenes especiales (como exenciones).

La tercera va un poco más a la cuestión que hablábamos previamente: una economía en negro que se mueve a mayor ritmo que la economía “blanca”, principalmente en sectores vinculados a comercio minorista, turismo y gastronomía, que tienen mayor margen para operar barrani. No es casual remarcar que estos tres sectores fueron, por ejemplo, los que más empleo crearon en el último año en Misiones. 

Es indudable, entonces, que el proceso expansivo continúa. El movimiento récord turístico es otro indicador; y todos los factores mencionados párrafos atrás juegan un rol fundamental. Si bien esto se trata aún de una hipótesis, cobra fuerza día a día. De otro modo, es difícil entender cómo el fuerte movimiento económico local no redunda en crecimiento de la recaudación, como se vio entre 2020 y 2022.

Aun con ello, el crecimiento de la recaudación misionera es fenomenal. Si comparamos el primer semestre del 2023 contra igual período de 2018, se expande 45,7% en términos reales; +52,2% contra 2019; +54,2% vs. 2020; y +7,9% en relación con 2021.

Además, con un total de $ 97.934 millones recaudados, sigue siendo la provincia de todo el Norte Grande con el mayor volumen de recursos propios, explicando uno de cada cuatro pesos recaudados por tributos locales en toda la región.

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