La pandemia e inflación impactaron de lleno en un sector crítico: no hay taxis y remises
En Posadas como en otras ciudades de Misiones, conseguir un taxi o un remis puede resultar en los últimos tiempos, una misión imposible, sobre todo en horarios nocturnos, feriados o fines de semana. Al llamar a alguna estación, las respuestas se repiten: “Estamos sin unidades disponibles”, “demoras de 20, 30, 45 o más minutos”… o directamente no atienden.
El servicio de transporte de pasajeros en automóviles tuvo su boom de crecimiento a principios de los 90, cuando la bajada de bandera no superaba el peso y los tramos eran más económicos. En esa época y por la Convertibilidad, un peso equivalía a un dólar.
Hoy, por la inflación, tomarse un “tacho” resulta ser un lujo o una opción de emergencia y lo último ya ni tanto, pues cada vez hay menos unidades en las calles.
Una problemática del sector es que no se adapta al crecimiento de las diferentes urbanizaciones y puede abastecer la demanda actual. Sin embargo, son múltiples los factores que influyen en esta crisis vehicular: costos de mantenimiento, renovación de unidades, trabajadores disponibles en los horarios críticos.
Además, no es algo que solo sufren los posadeños, sino que también sucede en varias localidades de la provincia.
En una consulta realizada por Economis a trabajadores del sector de diferentes puntos de la provincia, uno de los primeros inconvenientes que deben afrontar al empezar la jornada es el costo de puesta en marcha del vehículo. Muchos choferes de taxi y remises no son propietarios de los automóviles, por lo que el costo de alquiler de la unidad, se hace aún mayor.
Para arrancar una jornada laboral el taxista o remisero, debe recuperar: costo del alquiler del vehículo que ronda los 3.000 pesos aproximadamente (dependiendo de la ciudad), lavadero y tanque de combustible.
Los primeros viajes que realice, en un buen día, irán a empatar lo invertido, para luego ver cuánto pueden recaudar durante el resto de la jornada.
¿Trabajar más horas reloj? No alcanzan las 24 horas, si se dedica tiempo al descanso y la familia. Y si a esto le sumamos que los vehículos tienen un ciclo de vida útil esto agrava la ecuación, algo que lleva al segundo punto, renovación y mantenimiento de las unidades.
Las diferentes ordenanzas municipales exigen que los vehículos de transporte de pasajeros tengan una antigüedad no superior a seis años, con algunas prórrogas, si el automóvil se encuentra en óptimas condiciones y con las verificaciones técnicas correspondientes. Los automóviles que superen ese tiempo no deberían circular como taxis o remises.
Federico Semilla, empresario del sector, puntualizó sobre las dificultades que afrontan muchos propietarios de taxis y remises, sobre todo por los costos de mantenimiento y, llegado el momento de renovar la unidad.
“Tenemos que pensar que un vehículo base, que sirva para transporte de pasajeros, no baja del millón y medio de pesos el más barato y tampoco es rentable sacarlo a cuotas, por el tiempo de vida útil que tienen estos coches trabajando de taxi o remís”, señaló.
Además, advirtió que la llegada de nuevas tecnologías como Uber o Cabify son agravantes a la problemática del sector.
En ese sentido defendió el trabajo de taxistas y remiseros que están muchas horas al volante para ganarse el pan y que deben competir con las nuevas propuestas que tampoco ofrecen, por lo menos por el momento, una solución real a la imposibilidad de conseguir un transporte en horas de la noche, fines de semana o feriado.
En la ciudad de las Cataratas también es difícil conseguir un vehículo libre, Fredy Ríos coincidió en que el servicio no cumple con la demanda que tiene Puerto Iguazú, una localidad que vive casi exclusivamente del turismo, pero explicó los motivos.
“El turismo se está reactivando de manera acelerada y muchos taxistas estamos con sobrecarga de trabajo, con traslados a Brasil y Paraguay, debido a que los micros, minibús y otros transportes que realizaban estas tareas, no están pasando las fronteras, ni están circulando”, aseguró.
“Durante estas fechas de fiestas los traslados superaron las expectativas de todos y pensamos que para la primera quincena de enero debería irse regulando”, expresó.
Otro factor que incide, según Fredy, es la cantidad de coches que regresaron a trabajar post pandemia, por lo que en la actualidad solamente está el 70% del total de taxis y remises registrados, en circulación. “Estábamos con 850 taxis y remises habilitados por el municipio. Después de la pandemia y de todo lo que hemos pasado, sí empezaron a trabajar 500 taxis, es mucho, es por eso que estamos un poco sobrepasados también con la cantidad de coches que teníamos antes”, agregó.
Fredy asegura que, en Puerto Iguazú, para empezar el día un taxi o remis necesita 3.500 pesos: 500 de lavadero y 3000 mil de combustible. “Para recuperar y ganar algo necesita estar entre 8 a 12 horas en la parada y hacer 8000 mil para arriba de traslados, hay días que se hace mucho menos sin contar que al llegar a la casa debe comprar pan carne y lo que se necesite”, reflexionó.
“Hoy por hoy, es raro lo que nos pasa; es como que trabajamos muchas horas haciendo traslados, pero el dinero no alcanza. Si tuviéramos precios estables por un largo tiempo y con el turismo constante, como se está dando estos meses, sería un buen negocio tener un coche taxi o remis trabajando. La mayoría de los colegas con los que hablo me comentan que trabajan para mantener en condiciones el vehículo para poder seguir trabajando y sostener de buena manera su familia”, aseguró.
En diálogo con diferentes trabajadores del sector, cada uno defiende su posición y explica lo difícil que es mantener un servicio de calidad y con una economía tan volátil, donde les es imposible proyectar. Los clientes lo sufren.
“El servicio es caro, pero ante la emergencia o necesidad uno paga, el problema es que no hay directamente. Llamás y no te atienden o te dicen que tienen demoras de hasta una hora o que directamente no tienen coches; lo mismo pasa cuando te acercas a la central”, manifestó una usuaria que decidió mantener su identidad en privado, mientras recorría las calles céntricas de Posadas, buscando un taxi, siendo apenas las 19 horas.
Con las dificultades mencionadas, sumando la llegada de las propuestas como Uber o Cabify a la provincia, hay un problema de rentabilidad. No le rinde al propietario de un auto alquilarlo, no le rinde al chofer.
En la capital provincial, como en otras localidades de Misiones, conseguir un taxi o un remis resulta ser en los últimos tiempos, una misión muy difícil de concretar, sobre todo en horarios nocturnos, feriados o fines de semana. Al llamar a alguna estación, las respuestas suelen ser las mismas: “estamos sin unidades disponibles”, “estamos con demoras de 20, 30, 45 o más minutos”… o directamente no atienden.
El servicio de transporte de pasajeros en automóviles tuvo su boom de crecimiento a principio de los 90´, donde la bajada de bandera no superaba el peso y los tramos eran más económicos. No debería ser necesario aclarar que en esa época, y por la convertibilidad, un peso equivalía a un dólar, pero a pesar de la inflación, actualmente tomarse un “tacho” resulta ser un lujo o una opción de emergencia y lo último ya ni tanto, pues cada vez hay menos unidades en las calles.
Uno creería que podría ser una problemática de un sector que no se adapta al crecimiento de las diferentes urbanizaciones y que, por ende, no puede abastecer la demanda actual.
Sin embargo, son múltiples los factores que influyen en esta crisis vehicular: costos de mantenimiento, renovación de unidades, trabajadores disponibles en los horarios críticos, podrían ser algunos de estos. Además, no es algo que solo sufren los citadinos de la capital, también sucede en varias localidades de la provincia.
En una consulta realizada por Economis a trabajadores del sector de diferentes puntos de la Misiones, uno de los primeros inconvenientes que deben afrontar, al empezar la jornada, es el costo de puesta en marcha del vehículo. Cabe destacar que muchos choferes de taxi y remises, no son propietarios de los automóviles, por lo que el costo debido al alquiler de la unidad, se hace aún mayor.
Para pasar en limpio, para arrancar una jornada laboral el taxista o remisero, debe recuperar: costo del alquiler del vehículo que ronda entre los 3.000 pesos aproximadamente (dependiendo de la ciudad), lavadero y tanque de combustible. Ergo, los primeros viajes que realice, en un buen día, irán a empatar lo invertido, para luego ver cuánto pueden recaudar durante el resto de la jornada.
No obstante, el razonamiento colectivo apuntaría a que una posible solución a esta problemática sería trabajar más horas reloj, pero es menester recordar que hablamos de personas que tienen sus familias y sus actividades fuera de lo laboral. Y si a esto, le sumamos que los vehículos tienen un ciclo de vida útil esto agrava aún más la ecuación, algo que lleva al segundo punto, renovación y mantenimiento de las unidades.
Las diferentes ordenanzas municipales exigen (y por un motivo razonable), que los vehículos de transporte de pasajeros tengan una antigüedad no superior a seis años, con algunas prórrogas, si el automóvil se encuentra en óptimas condiciones y con las verificaciones técnicas correspondientes. Por tanto, los automóviles que superen ese tiempo tampoco deberían circular como taxis o remises.
Federico Semilla, empresario del sector en Posadas, puntualizó sobre las dificultades que afrontan muchos propietarios de taxis y remises, sobre todo en relación a costos de mantenimiento y renovación de unidad. “Tenemos que pensar que un vehículo base, que sirva para transporte de pasajeros, no baja del millón y medio de pesos el más barato y tampoco es rentable sacarlo a cuotas, por el tiempo de vida útil que tienen estos coches trabajando de taxi o remís”, señaló.
Además, advirtió que la llegada de nuevas tecnologías como Uber o Cabify son agravantes a la problemática del sector. En ese sentido defendió el trabajo de taxistas y remiseros que están muchas horas al volante para ganarse el pan y que deben competir con las nuevas propuestas que tampoco ofrecen, por lo menos por el momento, una solución real a la imposibilidad de conseguir un transporte en horas de la noche, fines de semana o feriados.
Es necesario reiterar, no es un conflicto que padecen únicamente los ciudadanos a pie de la capital provincial, es un hecho que se repite en diferentes localidades de la tierra colorada y, en la mayoría de los casos, el hermetismo para ofrecer una respuesta es alarmante. Ante las consultas de Economis a diferentes trabajadores y representantes del sector de localidades como Oberá, Eldorado, por nombrar algunas, el silencio otorgado por estos responde más que cualquier explicación que brinden.
Sin embargo, en la ciudad de las Cataratas, donde también es más probable ganar la quiniela que conseguir un remis en las horas anteriormente señaladas, fueron más colaborativos al explicar las razones de la deficiencia. Fredy Ríos, taxista iguazuense, coincidió en que el servicio no cumple con la demanda que tiene Puerto Iguazú, con el agravante de ser una localidad que vive casi exclusivamente del turismo, pero explicó los motivos.
“El turismo se está reactivando de manera acelerada y muchos taxistas estamos con sobrecarga de trabajo, con traslados a Brasil y Paraguay, debido a que los micros, minibús y otros transportes que realizaban estas tareas, no están pasando las fronteras, ni están circulando”, aseguró. “Durante estas fechas de fiestas los traslados superaron las expectativas de todos y pensamos que para la primera quincena de enero debería irse regulando”, expresó.
Otro factor que incide, según Fredy, es la cantidad de coches que regresaron a trabajar post pandemia, por lo que en la actualidad solamente está el 70% del total de taxis y remises, registrados, en circulación. “Estábamos con 850 taxis y remises legalmente habilitados por el municipio. Después de la pandemia y de todo lo que hemos pasado, si empezaron a trabajar 500 taxis, es mucho, es por eso que estamos un poco sobrepasados también con la cantidad de coches que teníamos antes”, agregó.
Fredy asegura que, en Puerto Iguazú, para empezar el día un taxi o remis necesita 3.500 pesos: 500 de lavadero y 3000 mil de combustible. “Para recuperar y ganar algo necesita estar entre 8 a 12 horas en la parada y hacer 8000 mil para arriba de traslados, hay días que se hace mucho menos sin contar que al llegar a la casa uno debe comprar el pan, la carne y lo que se necesite”, reflexionó.
“Hoy por hoy, es raro lo que nos pasa; es como que trabajamos muchas horas haciendo traslado, pero el dinero no alcanza. Si tuviéramos precios estables por un largo tiempo y con el turismo constante, como se está dando estos meses, sería un buen negocio tener un coche taxi o remis trabajando. La mayoría de los colegas con los que hablo me comentan que trabajan para mantener en condiciones el vehículo para poder seguir trabajando y sostener de buena manera su familia”, aseguró.
En diálogo con diferentes trabajadores del sector, cada uno defiende su posición y explica lo difícil que es mantener un servicio de calidad y con una economía tan volátil, donde les es imposible proyectar. La realidad es que no hay indicadores que dejen alguna luz de mejora, todo lo contrario y quienes, más lo padecen son los usuarios quienes lo manifiestan.
“El servicio es caro, pero ante la emergencia o necesidad uno paga, el problema es que no hay directamente. Llamás y no te atienden o te dicen que tienen demoras de hasta una hora o que directamente no tienen coches; lo mismo pasa cuando te acercas a la central”, manifestó una usuaria que decidió mantener su identidad en privado, mientras recorría las calles céntricas de Posadas, buscando un taxi, siendo apenas las 19 horas.
Con las dificultades anteriormente mencionadas, sumando la llegada de las propuestas como Uber o Cabify a la provincia, es muy probable que el número de taxis disminuya, por un problema meramente de rentabilidad. No le rinde al propietario de un auto alquilarlo, a sabiendas del coste de mantenimiento y la poca vida útil que tiene en la calle. Tal vez más pronto que tarde, llegará el día que los únicos taxis y remises en circulación, sean los que son conducidos por sus propios dueños y que, lamentablemente, son una minoría.