Las consecuencias de la pandemia desde una mirada social

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Cinco proyectos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FHyCS) de la UNaM fueron seleccionados por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación para estudiar las transformaciones de la sociedad argentina en pandemia y postpandemia.

Se trata de la convocatoria “La sociedad en la postpandemia” del Programa de Investigaciones sobre la Sociedad Argentina Contemporánea (PISAC) destinado a investigadores e investigadoras de Ciencias Sociales y Humanas.

En cinco de los 19 proyectos seleccionados participan equipos de la UNaM y serán financiados por la Agencia I+D+i. Con una duración de 12 meses, el trabajo culminará en febrero de 2022. Aquí se presentan las temáticas y los avances de las investigaciones desarrolladas en plena pandemia. 

Fuerzas de seguridad, vulnerabilidad y violencia en barrios de Misiones

Este proyecto tiene como propósito dar un panorama de las situaciones enfrentadas durante la pandemia en diferentes lugares del país, apuntando específicamente a las expresiones sociales vinculadas a las violencias, la seguridad y las vulnerabilidades. 

Al momento de iniciar el proyecto, el país todavía seguía con restricciones y medidas de aislamiento, por lo que las salidas a campo se debieron suspender y reajustar en diferentes situaciones. 

“El primer paso fue acercarnos a las personas cumpliendo protocolos de seguridad para cuidar al equipo y a la población durante las entrevistas personales, o acordar encuentros virtuales. Eso no fue un ajuste sencillo, pero se convirtió en un dato a relevar que la conectividad y los aparatos para la conexión no fuesen una herramienta de disponibilidad para los habitantes de los barrios vulnerables tanto en Posadas, Puerto Iguazú y Apóstoles, ciudades donde desarrollamos el estudio”, explica el equipo coordinado en Misiones, por Brígida Renoldi.

Los objetivos originales del proyecto desarrollado a nivel país se proponían dar cuenta de la relación de los controles policiales y las prácticas cotidianas en barrios populares. “Esto nos llevó atender si había evidencias o situaciones de conflicto que se hubieran desatado o resuelto a través de la violencia física, psicológica o laboral, atendiendo sectores marcadamente afectados por la pandemia como el comercio callejero, la prostitución, o jóvenes en situación de consumo problemático de sustancias”, describen.

El panorama de informaciones a las que llegó el equipo de investigación fue mucho más amplio y complejo, al mismo tiempo no reveló situaciones diferenciales de conflictos y violencias que se hubieran incrementado con motivo de la pandemia en el ámbito público.

Dos aspectos que quedaron claros al inicio del trabajo fue, por un lado el desplazamiento de las tareas policiales que pasaron desde una centralidad puesta en el control de criminalidad hacia tareas de cuidados sanitarios preventivos; y por otro la multiplicación de actividades informales e ilegales relacionadas al paso transfronterizo, sobre todo en Puerto Iguazú y varios puntos de la zona del Alto Paraná, donde buena parte de la población que estaban en situaciones de fragilidad económica ingresó a circuitos informales de traslado de mercancías (tanto legales como ilegales) que trasponían la frontera por pasos no habilitados hacia y desde Brasil y Paraguay.

Otro de los aspectos que reveló el estudio está relacionado con la percepción de las violencias, por ejemplo de parte de adolescentes y jóvenes que trabajan en tareas informales e ilegales. Muchos relatos permitieron identificar situaciones de abusos de autoridad y violencias provocadas por agentes de la seguridad, pero no fueron definidas por los actores locales entrevistados como “violencia” explícitamente, sino que se describían como situaciones normalizadas de la relación “fuerzas de seguridad” y población: en algunos casos, se describieron “golpes por la cabeza” o “cachetadas” que eran interpretadas como “correctivos” para desalentar la participación de adolescentes en estas actividades. Tal como fue descripto en entrevistas, hay cierto ejercicio de la violencia física que se usa para marcar autoridad y verticalidad en esta relación.

Según el relevamiento, el equipo identificó que la práctica de la prostitución se replegó a las residencias particulares de las personas en situación de prostitución, sobretodo en los casos de la población trans. Esto generó por un lado un incremento del temor a lo que pudiera suceder con su integridad física, y por otro dinamizó la organización de redes de cuidado mutuo a través de la utilización de aplicaciones de mensajería, como el whatsapp. Las personas entrevistadas marcaron que estos cambios derivaron en menos situaciones de violencia porque las agresiones de las que son víctimas tienen lugar básicamente en espacios abiertos, como la calle o lugares públicos.

Otro aspecto que se reconoció a lo largo del estudio fue la importancia central que tuvieron los planes y programas sociales de contención para acompañar el deterioro que trajo la pandemia a nivel económico y sanitario. Estas asistencias compensatorias fueron recepcionadas con una organización muy eficiente en barrios y diferentes sectores donde se crearon circuitos interesantes de acceso a recursos y ayudas mutuas a partir de redes solidarias, montando merenderos gratuitos y ferias de intercambio. Así, los actores locales reconocieron la posibilidad de gestionar de formas más eficientes los recursos propios y aquellos provenientes de diferentes escalas estatales, sean municipales, provinciales o nacionales. 

La respuesta del Estado ante los casos de femicidios

“Estudio sobre femicidios en contexto de pandemia covid-19. Factores de riesgo, respuestas institucionales y políticas públicas comparadas en nueve provincias de Argentina”, es el título del proyecto coordinado en Misiones por Rosaura Barrios, quien en esta entrevista, explica los alcances de la investigación. 

¿Con qué escenarios se encontraron cuando iniciaron la investigación en Misiones?

Si bien la provincia cuenta con organismos que trabajan en asistencia, seguimiento y tratamiento de la violencia de género, como red que se deriva del PISAC, nos propusimos centralizar toda la información que concierne a mujeres que atraviesan y atravesaron violencia de género. A nivel provincial había mucha información pero dispersa, tampoco sabíamos cómo se elaboran los datos estadísticos que dan cuenta de estos delitos. La comprensión de cómo se construyen las estadísticas y de cómo funciona el engranaje estatal para dar respuesta es fundamental para pensar política pública acertada. Desde que esa mujer toma contacto con operadores estatales ya sea policía, fiscalía, sistema de salud hasta el horrible desenlace que tuvo, este proyecto busca indagar, comprender y ver qué sucedió con esa mujer a la que el Estado llegó demasiado tarde para salvarla. 

¿Cuáles fueron los objetivos iniciales y cómo se fue transformando la mirada en el transcurso de la investigación?

Los objetivos iniciales tuvieron que ver con indagar en los casos de femicidios ocurridos durante el contexto de pandemia por COVID19 en nueve provincias de Argentina. A lo largo de los meses fue mutando un poco la mirada, sobre todo cuando cada nodo indagó la situación de cada provincia y es así que nuestra principal preocupación ahora es reconocer y comprender cómo funciona el engranaje estatal en cuanto a asistencia y respuestas de casos de violencia de género. 

 ¿Qué resultados o avances han logrado en este último tiempo?

Hemos construido la Red Nacional de Estudios sobre Femicidios en contexto de pandemia, un instrumento de recolección de datos e información sobre cada mujer que atraviesa una situación de violencia que se nutre de datos del sistema nacional de información criminal pero también de líneas de emergencia, asistencia, datos judiciales, policía y hay un cruce bien interesante con lo que dicen los medios masivos sobre dichos casos. Como red hemos logrado también construir un instrumento de sistematización de información de medios gráficos digitales que ayudará a la tarea de indagar qué y cómo tratan los medios el problema de la violencia de género.  

¿Qué propuesta de políticas públicas se pueden pensar a partir del trabajo que están desarrollando? 

En relación a una propuesta concreta, poder contar con los “inconvenientes” que sufre el caso y ver el recorrido institucional que hace una mujer que atraviesa situaciones de violencia puede contribuir a mejorar o dinamizar momentos de respuesta en la resolución del caso. Por otro lado, ante la toma de decisión a nivel judicial mejorará quizás la perspectiva ampliando la información que se tiene del caso. Nos proponemos hacer un mapeo de cómo son las respuestas desde el Estado Provincial, con qué factores de riesgo se enfrentan las mujeres en situación de violencia y qué políticas públicas tienen a disposición, este mapeo detallado contribuye a tomar decisiones judiciales y a nivel ministerial, dónde reforzar asesoramiento y/o ayuda, cómo se encuentran los y las hijas, con qué instrumentos legales se puede contar, etc.   

Políticas públicas para enfrentar la crisis 

El proyecto dirigido en la UNaM, por el investigador Walter Brítez indaga en la implementación de políticas públicas para dar respuesta a la crisis desatada por la pandemia.                                                                                                    

Respecto del punto de partida, el equipo expresa  que “la pandemia por COVID 19 colocó en el centro de la escena los desafíos emergentes de la función de gobernar, no sólo por la urgencia de respuestas requeridas para contener los múltiples efectos —sanitarios, sociales, económicos, etc.— desencadenados por la misma, sino también por la importancia que asumieron las relaciones políticas entre actores gubernamentales y entre estos y la sociedad civil, como sustrato de una sinergia con mayor o menor probabilidad de que las medidas implementadas alcancen mayores grados de eficacia.”

Refuerzan así, que “la función de gobernar —sumada a la necesidad de intercambio de recursos, conocimiento y cumplimiento de sus responsabilidades legales—, obliga a los diferentes niveles de gobierno de un Estado a estar en constante interacción y relacionamiento”.

El proyecto busca comprender cómo los actores de los diferentes niveles del gobierno y la propia ciudadanía -todos ellos con diferentes objetivos y preferencias- coordinan (con mayores o menores niveles de tensión, disputa y acuerdos) estrategias en relación con un determinado problema o decisión de política pública en una red de relaciones interinstitucionales e interorganizacionales.

Puntualmente, “en nuestro caso, iniciativas de asistencia, contención y promoción para dar respuesta a las diferentes etapas de la crisis desatada por la pandemia por COVID-19- en una red de relaciones interinstitucionales e interorganizacionales”.

Para el equipo, “este conocimiento se revela como valioso para asegurar la implementación efectiva de las iniciativas post pandemia y para comprender las posibilidades y alternativas de implementación de cara a facilitar una “nueva normalidad”.

La reconstrucción de las políticas de asistencia, contención y promoción para dar respuesta a esta crisis se apoya en el relevamiento de planes, programas, leyes y  de los instrumentos que éstos movilizaron en su implementación.

Otra dimensión que incluyen está vinculada a la reconstrucción del entramado de actores. “Es un eslabón muy importante para el análisis de la red de políticas y comprende a todos los actores públicos y privados que, por acción u omisión, toman decisiones sobre el uso de los recursos comunes con respecto a un determinado problema”.

En suma, “las políticas dirimen su efectividad y legitimidad en gran medida en el nivel micro territorial, en las interrelaciones situadas entre ciudadanos, funcionarios y burócratas de los distintos niveles de gobierno y agencias estatales y considerando cómo diferencias de edad, géneros y sector social situados en territorios heterogéneos operan en dichas interrelaciones”.

Percepciones y conflictos sobre la pandemia

El proyecto titulado “Identidades, experiencias y discursos sociales en conflicto en torno a la pandemia y la pospandemia” se constituye como un estudio multidimensional sobre las incertidumbres, odios, solidaridades, cuidados y expectativas desiguales en todas las regiones de Argentina.

Está dirigido por el doctor Javier Balsa (CONICET/ UNQ) y nuclea a 18 Universidades Nacionales y tres instituciones de carácter público no universitarias. El equipo reúne a un vasto grupo de investigadores -con una gran diversidad generacional y disciplinar- con nodos en las siete regiones del país. A nivel local, está coordinado por Lidia Schiavoni y Lisandro Rodriguez.

El propósito es conocer cómo la ciudadanía en general y los sectores de educación y salud, en particular, percibieron y representaron la irrupción de la pandemia en sus vidas y en la dinámica colectiva, en términos de confianza, solidaridad, miedos, prejuicios y cuidado, para analizar de qué manera proyectan su inserción individual y colectiva en la Argentina de la pospandemia.

Como parte de la región NEA, el equipo interdisciplinario del Nodo Misiones pretende producir conocimiento que dé cuenta de las percepciones sobre la pandemia y pospandemia, como así también generar herramientas para el diseño de políticas públicas. Para ello, se propusieron reconstruir y analizar las representaciones sociales de la ciencia en relación con la pandemia, identificando los modos de pensar al virus, la atribución de sentido a sus causas y al modo de abordarlo. A su vez, indagaron sobre el rol de los/as expertos/as en este contexto y el papel que tuvieron en la definición de las políticas públicas.

“Un aspecto a destacar, es que a pesar del contexto se pudieron realizar un importante número de entrevistas -respetando todos los protocolos- presenciales, hecho que nos distingue de los demás nodos que conforman el proyecto”, describieron.

El desarrollo de las actividades han permitido obtener datos cualitativos y cuantitativos (entrevistas y encuestas) sobre la percepción de la sociedad misionera respecto de la pandemia. “Ponderar las experiencias en diferentes zonas de la provincia, posibilitó identificar “distintas realidades”, vinculadas al lugar de residencia y a las condiciones socio- económicas de los misioneros”, añadieron.

Los avances permiten dar cuenta de diferentes actitudes de la población misionera sobre las medidas implementadas por el Estado ante el avance del COVID- 19. Se observaron respuestas obedientes y de acatamiento ante las normativas propuestas por Salud Pública, pero también, se reconocieron reacciones y actos de desobediencia ante las limitaciones y restricciones. La vacuna aparece como algo esperado y positivo; algunos cuestionamientos a las mismas se dieron desde el equipo de salud. 

Con respecto a la educación (primaria, secundaria y universitaria) se evidencia la asimetría y polarización entre quienes tienen acceso a conexión (internet) e infraestructuras y aquellos que no. La virtualidad desnudó problemas estructurales en los distintos niveles. Tanto para el eje salud como para educación, el aspecto territorial (ciudad – espacios rurales) juega un rol fundamental en el análisis de las medidas, como en las acciones de los individuos. Finalmente, la percepción sobre la pandemia y sobre las medidas implementadas no se presentan de manera homogénea, sino que responden a particularidades de “experiencia vividas”, donde se conjugan elementos económicos, pero también políticos y sociales.

Finalmente aclararon que “la investigación se encuentra en curso, queda por delante una segunda ronda de entrevistas y encuestas, ajustadas a los resultados preliminares que expusimos, con lo que estaremos en condiciones de proponer políticas públicas concretas, orientadas y situadas para la sociedad misionera, y a mayor escala Argentina”.

Relatos y experiencias del personal de salud

En junio del 2020 equipos de distintas universidades e institutos del país comenzaron a diseñar el proyecto titulado: “Transitar de la pandemia a la postpandemia, desafíos y posibilidades de los nuevos escenarios en la salud pública desde las narrativas de sus trabajadores/as”. 

Se trata de recabar relatos de las experiencias de atención del conjunto de actores que integran el sistema público de salud: enfermeras/os, médicos/as, personal administrativo, de mantenimiento, limpieza, seguridad, promotoras/es, técnicas/os y otros/as profesionales. “Nos motivaba dar cuenta de la diversidad de situaciones y escenarios que la pandemia generó en los espacios y dinámicas organizacionales provinciales. El equipo interdisciplinario de Misiones está conformado por 18 integrantes de los cuales casi la mitad pertenecen al sistema público de salud y otros/as son tesistas y becarios/as de grado y postgrado”, cuenta el equipo, cuyo nodo local coordina Mariana Lorenzetti.

El desafío es indagar la trama social implícita en la atención sanitaria a través de aquellos episodios significativos en los modos de atender a la población usuaria, en los vínculos entre equipos y con los ámbitos de gestión de la pandemia. Así como también la reconstrucción de las condiciones de trabajo del personal de salud, atendiendo al contexto para interpretarlos. 

El desarrollo de los encuentros entre integrantes activos en el sistema e investigadores, puso en evidencia de inmediato la diversidad de situaciones: la dinámica de los centros barriales de salud exigió respuestas muy diferentes a las del equipo directamente involucrado en la atención de pacientes con COVID19. La mirada de una psicóloga puso en tensión aspectos que enfermeros/as y médicos/as registraban con menor intensidad, por ejemplo la importancia de poner en palabras entre compañeros de trabajo los miedos y la incertidumbre ante esta enfermedad. Las estrategias de cuidado y protección llegaban con diferentes elementos según la complejidad de los centros asistenciales y el rol específico de cada trabajador/ra. La visibilización y valorización de promotores de salud en los barrios y las colonias, así como de agentes indígenas en las comunidades, constituyó un logro en la situación de pandemia. 

El miedo y la incertidumbre fueron elementos transversales presentes en todas las experiencias. Mientras que las acciones desarrolladas, en cada uno de los servicios, muestran una gran capacidad para rearmarse (como decía un entrevistado: “sobre el pucho la mascada”), y ajustar los protocolos en función de los aciertos y errores que fueron descubriendo en sus prácticas asistenciales. Las preocupaciones fueron cambiando según los momentos de la pandemia: primero por el carácter de ignoto del virus, luego por las distintas olas, por el proceso de vacunación y ahora por las diversas aperturas en relación con actividades de distinta índole: la vuelta a la escuela, las actividades laborales, la apertura de las fronteras.

“Lxs trabajadorxs de la salud están dispuestos a contar cómo están trabajando, y a compartir su cotidianidad. Es destacable que, a pesar de las limitaciones, la gran mayoría respondió en sus actos más allá de sus responsabilidades, articulando recursos de otros ámbitos y de modo solidario con la población”, describen desde el equipo de investigación.

¿Qué propuesta de políticas públicas se pueden pensar a partir de esta investigación?

Reconocer y sistematizar las “buenas prácticas” del personal de salud, implica reconocerlos como actores decisivos. En los testimonios recogidos, se nos ha señalado la revalorización de otras formaciones disciplinarias para el trabajo en salud (en particular de las ciencias sociales, pero también de otras trayectorias formativas de salud) y la necesidad de “darse un lugar” en la trama de atención, procurando una valorización que reconozca el esfuerzo realizado no solo de manera simbólica, sino salarial. También fueron relatadas nuevas formas de atención, con el desafío de dar continuidad y mantener la relación con usuarios/as, a través de modalidades mediadas por la tecnología digital y hacer efectiva la comunicación a través de las redes sociales institucionales, sobre todo cuando la presencialidad no podía ser garantizada de modo pleno. Otro emergente se dio en la transformación de los espacios de atención en función de lo que no puede resolverse por teléfono y/o las formas y canales habituales de asistencia sanitaria. Con esto, se reforzó el trabajo en red y la reorganización del trabajo en función de prioridades.

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