Los desafíos de la Pos-Pandemia
El primer desafío para el que debemos estar preparados en el mundo pos-pandemia es el financiamiento de la infraestructura necesaria para incluirse en una economía mucho más virtualizada en un contexto de restricción externa estructural a lo que se suma la particular situación actual tanto local como de contexto internacional. Pero pensar el desarrollo y la infraestructura debe considerar necesariamente los aspectos sociales: desde la necesidad de proveer dispositivos a precio accesible y compatible con los salarios domésticos hasta la alfabetización digital y las brechas culturales y generacionales en el uso y el acceso a la tecnología. Un segundo desafío, también en esta misma línea consiste en revisar y adaptar el marco regulatorio sobre la tecnología que tiene décadas de atraso: por citar un ejemplo, ni el teléfono celular ni el internet fijo es considerado un servicio público, por lo cual las regulaciones de mercado y tarifarias resultan mucho más laxas. Sumado a lo anterior, la estructura de mercado es altamente concentrada, lo que se profundizó a partir de la fusión de Cablevisión con Telecom en 2017. La empresa de comunicaciones se convirtió en la tercera empresa más grande del país considerando su facturación, controlando 60% de accesos a internet fija. En el segmento de telefonía Celular, Personal (perteneciente a Telecom) acumula el 30% del mercado. A partir de 2017, la empresa más grande del país es Mercado libre, desplazando del podio a YPF. El comercio electrónico es uno de los segmentos donde más creció la demanda exponencialmente a partir del aislamiento social y que mayores perspectiva de crecimiento tiene.
A pesar de las dificultades y desafíos, por el lado de las oportunidades surgen ventajas para nuestro país: en primer lugar, el cambio tecnoproductivo es una ventana de oportunidad para insertarse en el nuevo paradigma con bajos costos de entrada, algo que resulta cada vez más difícil a medida que se va ingresando en la madurez tecnológica. Los años venideros constituyen grandes oportunidades para las Pymes locales de base tecnológica. Asimismo, se abren oportunidades para diversificar la matriz exportadora en el sector servicios con gran valor agregado por la cantidad y calidad de los profesionales argentinos.
“Los años venideros constituyen grandes oportunidades para las Pymes locales de base tecnológica. Asimismo, se abren oportunidades para diversificar la matriz exportadora en el sector servicios con gran valor agregado por la cantidad y calidad de los profesionales argentinos.”
Pero también, por las ventajas que tiene el idioma Español como segunda lengua materna en importancia según la cantidad de hablantes en el mundo, el crecimiento de la comunidad Latina en Estados Unidos y los usos horarios compartidos con el resto del Continente Americano y de sólo 4 a 6 horas de diferencia con Europa. Existen por último, trayectorias tecnológicas exitosas ya recorridas como INVAP, CONEA y CONAE entre otras. Para aprovechar las oportunidades y ayudar a resolver los problemas resulta sumamente relevante concluir rápidamente la renegociación de la deuda y aprovecha una próxima etapa de bajas tasas de interés para financiar proyectos de desarrollo de base tecnológica.
Tecnología e inclusión
El Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) indica que 62,92% de los hogares tiene acceso a internet fija (dato a diciembre de 2019), un incremento de 19,12 p.p respecto del 43,8% que indicaba la encuesta ENTICS de INDEC para 2015. Aunque creció, este porcentaje deja a muchos hogares en una situación altamente desfavorable para enfrentar los desafíos que requiere el aislamiento y la denominada nueva normalidad. Los datos de ENACOM, si bien resultan la serie más actualizadas no incluyen información sobre acceso a dispositivos y en este sentido ENTICS revela que al momento del relevamiento la mayoría de hogares accedía a internet mediante teléfonos celulares (85,6%). Solamente 52,8% contaba con una computadora, pero no se especifica si la misma es adecuada para el teletrabajo o la educación a distancia, contando con software y hardward capaz de soportar transmisiones de streaming.
Un reciente informe de Argentinos por la educación, realiza una interesante comparación internacional: de 80 países que participan en las pruebas PISA, Argentina ocupa el puesto 62 ordenando de mayor a menor según el porcentaje de estudiantes con acceso a Internet en su hogar. Se agrega además, una observación respecto de la metodología de relevamiento: en el cuestionario complementario a estudiantes, se pregunta entre otras cuestiones si en su hogar tienen conexión a Internet, a lo que los estudiantes pueden responder sí o no. Esta pregunta no indaga exclusivamente si el estudiante tiene o no Internet de tipo fijo y puede interpretar tener una conexión a Internet en sentido amplio (fijo o móvil, por ejemplo a través del celular o una red abierta). Asimismo, las mediciones en pruebas estandarizadas en estudiantes de 15 años (como PISA) o de final de secundario (como Aprender) tienen un sesgo: los estudiantes que llegan a esta instancia del proceso educativo suelen provenir de estratos socioeconómicos más favorecidos en comparación con el total de estudiantes. En términos internacionales, la conectividad es inferior a las de países como Australia, España, Estado Unidos o Francia donde más del 95% de los estudiantes tiene acceso a Internet y más del 85% cuenta con computadora. En comparación con la región, las cifras de Argentina superan a Perú, México y Colombia tanto en conectividad como en tenencia de computadora, pero son inferiores a las de Chile y Uruguay.
Es relevante estudiar y definir la Brecha Tecnológica en el contexto actual. Este concepto, que hace referencia al desigual acceso a la tecnología, surgió en la década de 1980 y no cuenta con una definición unívoca: mientras para algunas interpretaciones hace referencia solamente a la dimensión de acceso a la tecnología, en otros se incluye también la alfabetización digital y las condiciones que deben darse para que el acceso sea efectivo. Siendo la vulnerabilidad que implica la inequidad en el acceso el concepto central de brecha tecnológica, en realidad, sería más claro definir y trabajar bajo el paradigma de pobreza digital. Los datos actuales, aunque descriptivos resultan incompletos, y pensando desde el punto de vista de las políticas públicas y toma de decisiones, resulta sumamente relevante contar con indicadores que den cuenta de la situación de conectividad de los hogares. El censo nacional de población, a realizarse en octubre de este año (pero que en el contexto actual podría postergarse para el 2021) es una buena oportunidad para definir el punto de partida de cara a los nuevos desafíos que traerá el mundo pos-pandemia.
“En definitiva, estamos a los albores de un cambio social y tecno-productivo que sin duda continuará y profundizara la crisis y desequilibrios que inició la pandemia.”
En definitiva, estamos a los albores de un cambio social y tecno-productivo que sin duda continuará y profundizara la crisis y desequilibrios que inició la pandemia. Pero también representa una ventana de oportunidad para encontrar los nichos en los que es posible, convertirse en los líderes y absorber el cambio lo más rápido posible, apalancar los esfuerzos realizados y trabajar sobre la pobreza digital para que el desarrollo incluya a todos, a todas y todes.