Los incompetentes que lo son sin saberlo
El día 7 de enero apareció publicado en el Washington Post (*) un artículo que nos recuerda la importancia de la humildad respecto a nuestras capacidades.
En dicho texto se habla de las personas incompetentes que tienden a creer que “saben más” de lo que realmente conocen y, que suelen ser más jactanciosas que las demás personas. Mencionan que, en el contexto de una investigación, las personas que menos sabían de lo que hablaban, creían que entendían del tema tanto como los expertos. Es decir, los sujetos de la investigación que obtenían un muy bajo rendimiento, cuando se les consultaba respecto al resultado que creían haber alcanzado, sistemáticamente respondían que su rendimiento “había sido muy bueno”.
Consultando el Diccionario de la Real Academia Española, vemos que la palabra “incompetente” es un adjetivo que denota a alguien “no competente”. La palabra “incompetencia” es un sustantivo que denota “falta de competencia o de jurisdicción”. La palabra “competente” es un adjetivo que, en su primera acepción, denota “bastante, debido, proporcionado, oportuno, adecuado”. También significa a la persona a quien compete o incumbe alguna cosa. Finalmente, su sentido refiere a un buen conocedor de una técnica, de una disciplina, de un arte.
Podemos apreciar que en sus significados formales los conceptos de “incompetente” o de “competente”, no hacen referencia al conocimiento que el sujeto tiene de su saber sobre la materia. Uno puede ser un “conocedor” de algo sin entender realmente cuánto sabe del asunto. Este es el caso de quien a pesar de conocer mucho sobre una materia –al menos comparando con otras personas-, siempre considera que tiene mucho por aprender y, por lo tanto, permanentemente se imagina “en carencia del conocimiento suficiente sobre la cuestión”.
En el texto que mencionamos previamente plantean el problema que significa que haya personas, con la influencia o los medios para causar daño, que no dispongan de alguien que pueda hablarles honestamente de sus errores. Exponen el caso de los accidentes aéreos, que pudieron ser prevenidos si la tripulación hubiese hablado a sus “sobre confiados” pilotos –Capitanes-, de los errores que estaban cometiendo. Cuando existe un pacto, generalmente tácito, de silencio, las consecuencias pueden ser catastróficas.
Entonces hay un riesgo potencial en las situaciones en las que las personas son demasiado deferentes con sus superiores “jerárquicos”. Hay riesgo cuando muestran adhesión al dictamen o proceder ajeno, por respeto o por excesiva moderación; cuando exhiben una conducta condescendiente frente a una situación insostenible o inaceptable. Por desgracia, usualmente estas personas con jerarquía carecen de alguien subalterno que les indique cuándo cometen –o están por cometer- un error. El temor a la sanción -cualquiera sea- por revelar el error, les invita a depositar la responsabilidad de la falta en la jerarquía, aceptando silenciosamente el devenir de las consecuencias de dicha falta: la jerarquía asume la autoridad pero también la responsabilidad.
En el texto entonces se preguntan qué sucede cuando estos “incompetentes” son incapaces de admitir que tienen limitaciones. ¿Acaso estas personas por estar “sobre confiadas” en su propia capacidad y conocimiento rechazarán la idea de mejora? En la investigación mencionada, encontraron que quienes peor rendimiento habían alcanzado, eran también las personas con menor capacidad de aceptar críticas o mostrar interés en el propio mejoramiento: para ellas no hay algo que mejorar…
Esta cuestión que ahora tratamos nos recuerda el cuento clásico de Hans Christian Andersen titulado “El traje nuevo del emperador”, o “Los vestidos nuevos del emperador”, también conocido como “El rey desnudo”, historia en la que no hay quien diga la verdad del asunto a la máxima autoridad: que no existe el traje y “el rey carece de vestido y está desnudo”. Aunque para todos es evidente, “reina el silencio porque no hay quien tenga el valor de hablar y decir lo que sucede”.
Sin embargo el optimismo se abre camino ante nosotros. Seguramente atravesamos otros tiempos, en los que el arrojo, la audacia, la decisión, permiten vislumbrar nuevos horizontes en los que la claridad de la situación, es revelada con inteligencia a quienes es necesario, alcanzando así el conflicto una resolución por quienes tienen las herramientas y la potencia para lograrla. Para esto es necesario, claro está, poner en palabras lo que antes era mudez…
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(*) Angela Fritz (2019): What’s behind the confidence of the incompetent? This suddenly popular psychological phenomenon. The Dunning-Kruger effect explains why unskilled people think they know it all and tend to be overconfident. The Washington Post. January 7, 2019