Manuel Otero asumió como titular del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura

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Manuel Otero se convirtió ayer en el primer argentino en asumir a la titularidad de un organismo internacional desde 2003, al jurar como nuevo director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), una entidad dependiente de la Organización de Estados Americanos.
El hecho es presentado por el Gobierno de Mauricio Macri como ejemplo del éxito de su estrategia de reinserción del país en el mundo. Por lo pronto, la llegada a la Cancillería de Jorge Faurie dio nuevo impulso a la candidatura de Otero en concurso con la tarea del anterior ministro de Agroiundustria, Ricardo Buryaile, lo que le permitió imponerse en octubre último al ministro de Agricultura de Michelle Bachelet, Carlos Furche, y obtener finalmente, cuando este debió dar un paso al costado, el voto unánime de los titulares de las carteras de Agricultura de todo el hemisferio.
El IICA se define como un organismo especializado en agricultura que trabaja con los Estados miembros de la OEA para promover el desarrollo agrícola y mejoras en la vida y la producción rural, dedicando singular esfuerzo en favor de la cooperación técnica.
Otero reconoció en su discurso que “en el seno de nuestra organización conviven grandes exportadores de alimentos con países que aún padecen el flagelo de la inseguridad alimentaria, configurando realidades muy diferentes. Esta heterogeneidad debe ser vista como un capital y no como una restricción para el trabajo conjunto”. Desde ese punto de vista, ¿qué espera la Argentina de una entidad a la que, por otro lado, parece tener mucho que aportar en términos de know how?
Básicamente, la recepción de asistencia técnica valiosa en materia de protocolos de sanidad, que permita a producciones familiares del nordeste y el noroeste, donde la agricultura familiar es importante, la llegada a los grandes mercados de consumo. Por otro lado, la asistencia técnica que, efectivamente, el país puede aportar al IICA en materia de genética y técnicas de siembra, por caso, redunde en una posterior apertura de mercados.
San José recibió a los visitantes con una ola de lluvias y tiempo fresco inédita par esta época del año, debido a la influencia de la ola polar que afecta a América del Norte y Central. En esta ciudad tiene sede el IICA, lo que explica el alto nivel de importancia que se le dio aquí a la ceremonia realizada ayer en la sede del organismo.
A la misma acudió el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís; el Secretario General Adjunto de la OEA, Embajador Néstor Méndez; y el Ministro de Agricultura y Ganadería de este país, Luis Felipe Arauz. Representaron a la Argentina, el embajador saliente, Mariano Caucino, que pronto se trasladará a Israel; el Secretario de Agricultura Familiar, Coordinación y Desarrollo Territorial del Ministerio de Agroindustria de la República Argentina, Santiago Hardie; y el presidente de la Comisión de Agricultura del Senado de la República Argentina, Alfredo De Ángeli.
En su discurso, Otero señaló el desafío que suponen varias crisis simultáneas: “la alimentaria y su derivación nutricional, y las crisis poblacional, energética y ambiental. Todas ellas tienen como común denominador a la agricultura”.
“Debemos dejar atrás esa visión conservadora y pesimista, apenas limitada a las de un mero proveedor de materias primas para las cadenas globales de valor. En su lugar, tenemos que convertir a nuestra América en una gran fábrica de alimentos procesados, bionergías, probióticos, nutraceuticos y biomateriales”, señaló al detallar los desafíos que se fijó para su período de cuatro años. La visión de Otero de una “industrialización inteligente”, en este sentido, es convergente con la idea macrista de que la Argentina sea “la góndola del mundo”.
“Este escenario plantea un nuevo marco de oportunidades para los 15 millones de pequeños productores del hemisferio, distribuidos en 400 millones de hectáreas, que históricamente han sido la variable de ajuste en la dinámica de los procesos productivos y cuya viabilidad está aún más condicionada ante las consecuencias del cambio climático”, dijo el nuevo titular.
Su idea va más allá de la definición de la orientación de IICA, una entidad que acaba de cumplir 75 años, sino también modificaciones en su cultura de trabajo interno, que pretende desburocratizar. “Las características sobresalientes de ese nuevo paradigma deben ser la eficiencia, la flexibilidad, la descentralización, el trabajo colaborativo, la inserción en redes, el foco en los procesos y la movilización de recursos humanos e institucionales”, indicó. Así, “desaparece así el concepto rígido de países oferentes y demandantes de cooperación”, añadió.
Otero tiene una trayectoria de 27 años en el IICA. Veterinario recibido en la UBA, fue consejero agrícola dependiente de la Secretaria de Agricultura de Argentina, con sede en Washington, y vicepresidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Es Master en Ciencias en Desarrollo Agrícola por la Universidad de Londres, máster en Producción Animal (Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza,(CATIE).

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