Martín Guzmán, el hombre que pasó de marcar goles a salvar la economía argentina

Cuando Martín Guzmán estaba haciendo un doctorado en economía en la Universidad Brown en Estados Unidos, él y otros dos amigos argentinos formaron parte del equipo de fútbol de su departamento y llegaron a la final del torneo.

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Por Hugh Bronstein – Cuando Martín Guzmán estaba haciendo un doctorado en economía en la Universidad Brown en Estados Unidos, él y otros dos amigos argentinos formaron parte del equipo de fútbol de su departamento y llegaron a la final del torneo.

Perdiendo 1-0, el ahora ministro de Economía de Argentina anotó el empate pero se lesionó al hacerlo, dijo a Reuters su excompañero de equipo Martín Fiszbein.

“Dijo ‘Mi pie me está matando'”, recordó Fiszbein. “Le dije que debería conseguir un sustituto. Me miró y me respondió ‘De ninguna manera'”. Guzmán anotó un segundo gol para la victoria por 2-1, antes de ir al hospital, donde le dijeron que tenía una doble fractura que necesitaba cirugía.

Guzmán, con ahora 38 años, conserva esa misma intensa capacidad para concentrarse en su último desafío: administrar la tercera economía de América Latina.

En el año que lleva en su puesto se ha ganado la reputación de ser un tecnócrata progresista e imperturbable, mientras lidiaba con la reestructuración de la deuda y con una larga recesión agravada por el COVID-19.

Si bien ya no anota goles, la mayoría de los días se levanta al amanecer para correr por el parque. Y termina cenando en el ministerio la mayoría de las noches de la semana. “El día nunca termina realmente”, dijo durante una entrevista en la que Reuters lo acompañó durante una jornada.

Después de una contracción económica de tres años que ha aumentado la pobreza a 44,2% en el tercer trimestre, desde el 40,8% un año antes, Guzmán está tratando de diseñar una recuperación económica para la primera mitad de 2021.

El jueves pasado, después de participar de una videoconferencia con Paolo Rocca, uno de los empresarios más ricos del país, Guzmán visitó la fábrica textil Blue & Yellow SA, en el centro industrial de San Martín, en las afueras de Buenos Aires, para reunirse con una docena de directivos de empresas pequeñas y medianas.

Algunos de ellos posiblemente apoyaron al expresidente de centroderecha Mauricio Macri y no al actual mandatario peronista Alberto Fernández, quien ganó la presidencia en octubre de 2019, para asumir en diciembre de ese año.

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Sentados alrededor de una gran mesa dispuesta en la fábrica, el ministro y los empresarios discutieron temas espinosos como el tipo de cambio, los impuestos, los costos laborales y la reestructuración de los bonos soberanos que Guzmán negoció a principios de este año.

El foco de todos está en el 2021, cuando se espera una expansión económica del 5% después de una contracción que los analistas estiman en 10,9% para 2020.

“Nos dio su visión del momento, con una hermosa tranquilidad”, dijo el presidente de Blue & Yellow, Damián Wolkowiski, impresionado como otros por la calma de Guzmán.

MANTIENE LA CALMA

Guzmán a menudo enfatiza la necesidad de reducir la ansiedad en una economía marcada por los aumentos de precios preventivos por parte de comerciantes nerviosos y el acaparamiento de dólares por parte de los ahorristas.

“Que él dedicó tiempo a escuchar las problemáticas de 10 empresas no puede sino sorprender gratamente”, dijo Laura Del Cejo, representante de la empresa Revestimientos Sitex.

“La pandemia nos sorprendió y sacudió a todos, y desvió recursos”, explicó del Cejo. “Ahora es momento de pasar a las acciones, planes, programas concretos de reactivación para poner el país de pie”.

Fue el colapso financiero de 2001, que arrojó a la pobreza a millones de argentinos de clase media, lo que despertó el interés de Guzmán por la economía cuando era estudiante de primer año en la universidad en su ciudad natal de La Plata, capital de la poderosa provincia de Buenos Aires.

La crisis le hizo pensar en la reestructuración de bonos, que se convirtió en su especialidad académica, y en el papel que deben jugar los gobiernos en tiempos de emergencia. Antes de ser nombrado ministro, Guzmán participaba del departamento de economía de la Universidad de Columbia, en Nueva York, con el premio Nobel Joseph Stiglitz.

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En septiembre, se arriesgó a la ira del mundo empresarial al expandir los controles de capital, a los que califica como medidas defensivas para proteger las finanzas de Argentina hasta que las exportaciones crezcan lo suficiente como para generar un robusto ingreso de divisas.

“La gente compra dólares para ahorrar porque entiende que el peronismo no puede sobrevivir sin intervencionismo. Y muchas decisiones que este Gobierno ha tomado se ajustan perfectamente a esa descripción”, dijo Alberto Bernal, estratega jefe de mercados emergentes de XP Investments en Nueva York.

Guzmán está encabezando el diálogo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar los términos de un préstamo por unos 45.000 millones de dólares que recibió el Gobierno de Macri a partir de un programa con el organismo firmado en 2018. El crédito fue parte de un intento desafortunado para detener una corrida de divisas y honrar la deuda en dólares.

Guzmán no le está pidiendo al FMI nuevos fondos, a pesar de que eso ayudaría a controlar la inflación al disminuir la necesidad de que el banco central imprima pesos para financiar el gasto.

“Tenemos que recordar que la deuda de hoy significa pagos más altos mañana”, dijo en el automóvil mientras regresaba de San Martín. “Tenemos que ser prudentes en el futuro”.

Como un mantra, Guzmán repite el término “sustentabilidad de la deuda” mientras intenta aumentar la confianza empresarial. En la fábrica, se animó a operar una máquina de hilar algodón, conversó con los empleados y recibió una camiseta de fútbol de la selección nacional hecha allí, un modelo que Wolkowiski dijo que solía venir de China.

Guzmán se puso la camiseta sobre su camisa blanca.

“Juntos podemos construir un sueño colectivamente”, dijo, quizás pensando en el día del campeonato en Brown.

Fuente Reuters (Reporte de Hugh Bronstein,; Reporte adicional de Jorge Otaola,; Traducido por Eliana Raszewski,; Editado en español por Walter Bianchi/Gabriela Donoso)

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