Mirar más allá
En su discurso Leonardo Stelatto dio una clave que eleva la vara de la discusión política toda y marca el contraste del calmo escenario misionero con una región caótica. El alcalde capitalino, en la apertura de las sesiones ordinarias del Concejo Deliberante puso como objetivo, la actualización del plan de modernización de la ciudad “con un horizonte fijado hacia el año 2035” y “nuestra vocación está claramente establecida, con la sustentabilidad e inclusión como metas”.
Pensar en una proyección a largo plazo en una Argentina de tantos vaivenes y en medio de una pandemia, es un activo que debe ser ponderado. No es casual que sea Stelatto el que repita el sendero iniciado hace algunos años por Carlos Rovira, cuando en medio de la peor crisis institucional de la Argentina, con un país al borde del estallido, sorprendía a propios y extraños con la realización de proyecciones a 20 años, muchos de los cuáles hoy son una realidad, como la expansión del turismo como motor de la economía de la mano de la naturaleza. En ese entonces era impensable poner un hotel en la selva y que haya desarrollo local. Hoy se cuentan por decenas y el empleo de ciudades como Iguazú o El Soberbio, se mueve de la mano del turismo.
Sustentabilidad e inclusión entonces no son nociones abstractas, sino que se pueden comprobar en el joven que puede estudiar en su ciudad, en el médico o el filósofo que hoy pueden recibirse en Misiones. Marcarse esas metas debe ser ahora una premisa en cada ciudad, en cada uno de los aspirantes a ocupar un espacio en la política, desde el oficialismo o la oposición.
Poder pensar a mediano plazo en un escenario tan caótico es también mérito de lo que fue pensado antes. Misiones hoy transcurre tiempos tranquilos porque tiene fortaleza en los cimientos. El sistema sanitario, puesto a prueba en el peor de los escenarios, soportó el embate de la pandemia porque antes se hicieron inversiones y se planificó desde la atención primaria -mérito sanitario del fallecido ex ministro de Salud, José Guccione-. El sistema de salud, desplegado a lo largo y ancho del territorio, posiciona a Misiones entre las diez provincias que más vacunó, pese a que es la tercera que menos dosis recibió.
Basta mirar lo que sucede en las fronteras para reconocer el contraste. Paraguay, la tierra del crecimiento económico eterno, destila furia en las calles por el inevitable colapso sanitario ante el avance del coronavirus. Lógico, los hospitales no tienen lugar en las terapias intensivas ni remedios para atender a los pacientes. El presidente Mario Abdo todavía sostiene el bastón de mando, pero en el Congreso cuentan los números para ir por su cabeza a través de un juicio político. Marito ofreció la cabeza de su ministro de Salud, pero en reemplazo puso al segundo, Julio Rolón, quien forma parte de la estructura ineficiente que todavía no pudo garantizar las vacunas necesarias siquiera para el personal de la salud.
Pero la crisis político sanitaria que vive Paraguay obedece a un modelo. Cuando desde algunos círculos celebran y ponen como ejemplo el crecimiento económico del vecino país, obvian que la desigualdad se exhibe sin pudor en las coquetas vidrieras de Asunción, decoradas con marcas del primer mundo inalcanzables para más del 25 por ciento de la población, que apenas sobrevive con trabajos informales y sin acceso a servicios de salud o educación.
La enorme presión de Encarnación por la apertura de las fronteras obedece a esa situación. La dependencia económica del consumo argentino y la necesidad de miles de paraguayos de atenderse en el sistema sanitario misionero.
Sin embargo, la apertura de las fronteras tiene efectos inmediatos. El colapso del sistema sanitario de Foz de Iguaçu se produjo apenas después de que se liberara el cruce del puente de la Amistad, con Ciudad del Este. Estiman que la demanda de camas en el servicio de terapia intensiva de la ciudad brasileña aumentó 30 por ciento por la presencia de paraguayos.
El alcalde de Foz, Chico Brasileiro pidió encarecidamente a Jair Bolsonaro que vuelva a restringir el paso fronterizo. Pero Bolsonaro sigue empecinado en despreciar cualquier medida de prevención, pese a que, al ritmo de los contagios, la pandemia se va transformando en un actor político en Brasil, que ya acumula 263 mil muertes, que ubican al vecino país en el segundo puesto del ranking detrás de Estados Unidos. ‘Tem idiota que diz “vai comprar vacina”. Só se for na casa da tua mãe’, respondió, irónico, Bolsonaro a quienes le reclaman por las vacunas. En Argentina tendría una traducción menos caballerosa.
Pero lo cierto es que la acumulación de muertes y contagios, lentamente va mellando la aparente invulnerabilidad del “capitão.
Joao Doria, ex aliado y actual gobernador de Sao Paulo, donde residen 46 millones de personas hoy en cuarentena estricta, le respondió: “La culpa es suya por ser además de incompetente, negacionista. Es un paria de Brasil y del mundo. Muchos de los brasileños que están enterrados, están enterrados por que no tuvo la capacidad de liderar el Brasil contra la pandemia y en defensa de la vida y la salud de los brasileños”. Doria es uno de los nombres que podría enfrentar a Bolsonaro el año que viene.
A diferencia de Brasil, en la Argentina la campaña antivacunas la encabeza la oposición. Primero contra el veneno de la Sputnik y el desprecio por cualquier medida de cuidado social. Ahora escarbando en el affaire del vacunatorio VIP que se cobró el cargo de Ginés González García o apuntando los cañones contra Gildo Insfrán, gobernador de Formosa, la provincia de la paradoja, con menos casos del país, pero una cuestionable mano dura para mantener a raya el distanciamiento social.
En Misiones hubo algunos torpes intentos cinematográficos por mostrar el impacto de la pandemia en actividades clave como el turismo. Pero la imaginación llegó tarde y hubo que echar mano a imágenes de archivo para mostrar a una ciudad que hoy no está vacía, sino que de a poco va recuperando movimiento de la mano del turismo local y nacional. La ciudad de las Cataratas está claro que tuvo que reconfigurarse en la pandemia, pero el Estado no estuvo ausente desde el inicio de la pandemia y, justamente ahora, es cuando más presente está. Llamativamente, la película fue presentada antes en Brasil que en Iguazú, donde apenas trascendieron las primeras imágenes, advirtieron el montaje mal realizado por uno de los aspirantes a renovar su banca en la Cámara de Diputados local.
El turismo se convirtió en una de las actividades centrales de la economía misionera y cobra relevancia el movimiento interno. Los datos hablan por sí solos. En la temporada 2020 se facturaron 1.572 millones de pesos. En la actual, con pandemia, menos de 600 millones, pero con más de la mitad de gasto local. La expectativa es que la tendencia de recuperación se mantenga y una prueba de fuego será la Semana Santa, la nueva “temporada alta” para el turismo interno.
De todos modos, las proyecciones dependen exclusivamente de lo que suceda con el plan de vacunación y el avance de la pandemia. Todos los controles son escasos ante el escenario regional, pero Argentina logró entrar en una meseta de contagios que, con la vacuna, debería acentuarse antes de la llegada del otoño.
Será clave la evolución de los contagios con la vuelta a clases presenciales. En Misiones se hizo una millonaria inversión en elementos de limpieza, pero nadie puede predecir el comportamiento de la enfermedad ante la masividad del movimiento estudiantil.
La vuelta a las aulas marcará otro hecho llamativo. El salario inicial docente en Misiones estará por encima del promedio garantizado por la Nación y la paritaria educativa está entre las mejores rankeadas en el país, por debajo del acuerdo nacional, que se pagará en tres tramos. En cambio, el piso de 40 mil pesos se cobrará en Misiones desde febrero, lo que equivale a una suba de bolsillo del 33,33 por ciento. En tanto, en el sueldo básico, el aumento fue superior incluso a la elevada inflación del NEA: 135,34 por ciento desde enero del año pasado, cuando estaba en cinco mil, para ubicarse ahora en 13.500. Después de muchos años de estar en los puestos de retaguardia, el salario de bolsillo de los docentes misioneros está entre los cinco mejores del país.
Eso también forma parte de una proyección que sólo puede construirse con metas de largo plazo. La centralidad de la educación en Misiones se cimenta en el Presupuesto. Más de un tercio de los recursos va a la educación y el porcentaje se mantuvo en la última década.
La educación no debe ser entendida únicamente como el sueldo docente o el estado de una escuela. Esos son eslabones de un todo que es mucho más abarcador. Con la vuelta a clases presenciales, más de 200 mil estudiantes tendrán la posibilidad de viajar gratis a la escuela, lo que resulta en un ahorro familiar que no en todos lados existe. Una familia con dos hijos en edad escolar sin el boleto gratuito debería gastar al menos dos mil pesos mensuales en transporte, sin contar el resto de los integrantes. Son 20 mil pesos al año que se pueden destinar a otra cosa. Lo mismo con la salud. Un paciente de cualquier enfermedad tiene una cama asegurada en la salud pública. Uno con Covid, cama de terapia intensiva y medicamentos gratuitos. Eso también forma parte del ahorro. Eso también forma parte de la tranquilidad que se vive en Misiones. El mano a mano acostumbrado del gobernador Oscar Herrera Ahuad en distintos rincones de la provincia, refleja la aceptación de las políticas. “Es bueno poder compartir con los vecinos. Pero no venimos sólo en este momento”, dijo el mandatario en una visita a Bernardo de Irigoyen este sábado, donde visitó establecimientos productivos y mantuvo encuentros en el marco del día de la Mujer que se conmemorará este lunes con un hecho trascendental que se conocerá por la tarde. “Somos todos conocidos, de esa manera se afianzan los vínculos, podemos trabajar y resolver, como lo hicimos respecto de distintas cuestiones en el transcurso de las semanas, con dinámica y gestión. Porque de eso se trata, los fines de semana seguimos trabajando en gestión con todos los misioneros”, definió Herrera Ahuad.