“Nicolaides hizo destruir toda la documentación de la lucha contra la subversión”, afirmó Balza

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El ex jefe del Ejército aseguró que fue el fallecido General que participó en el golpe de 1976 quien ordenó incinerar todas las pruebas sobre el tratamiento de los detenidos-desaparecidos.

El ex jefe del Ejército entre 1991 y 1999, el general Martín Balza, aseguró este viernes que fue el fallecido General Cristino Nicolaides, de tristemente célebre participación en el golpe cívico militar de 1976, quien ordenó incinerar toda la documentación vinculada con la lucha antisubversiva y el tratamiento de los detenidos-desaparecidos, y agregó que si hubiera tenido esas listas, “las hubiera entregado y hoy quien ha perdido un ser querido, podría saber dónde ponerle una flor”.

En declaraciones a Télam Radio, el ex embajador en Colombia y Costa Rica afirmó que “quien hizo destruir toda la documentación relacionada con la lucha contra la subversión fue el general Cristino Nicolaides, y lo hizo a fines de noviembre de 1983, unos dìas antes de entregar el poder al doctor (Raúl) Alfonsín”.

Balza aseguró que “hubiera entregado” las listas de desaparecidos “si las hubiera tenido” en su poder y destacó que al asumir su cargo ordenó la búsqueda de esas nóminas pero habían sido destruídas.

Cristino Nicolaides

Acerca de su conocimiento de la existencia de listas con los nombres de los desaparecidos, Balza señaló: “Ojalá las hubiera tenido, porque las hubiera entregado y hoy, quien ha perdido un ser querido, podría saber dónde ponerle una flor”.

El militar subrayó que, al hacerse cargo de la jefatura, “se dio vuelta todo el Ejército tratando de encontrar algo sobre esa lucha fratricida”, sin resultados. “Yo me hice cargo en 1992. Lo que estaba era el mensaje en el que se ordenaba destruir (la documentación)”, indicó.

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“Que listas han existido, no me cabe duda, pero no llegaron a mi poder nunca”, insistió Balza.

Al reflexionar sobre lo sucedido durante la última dictadura, iniciada el 24 de marzo de 1976, Balza consideró que “se instaló un terrorismo de Estado para oponerse a una violencia que existía, una violencia terrorista”. Y aclaró: “Una cosa es el accionar criminal de grupos irregulares, y otro muy diferente es que el Estado, como tal, se convierta en criminal y eso es lo que pasó en 1976”.

En 1995, Balza hizo un pronunciamiento crítico, en el que condenó el comportamiento de los integrantes de las Fuerzas Armadas durante la última dictadura y en el que objetó el argumento de la obediencia debida. “Delinque quien imparte órdenes inmorales, delinque quien cumple órdenes inmorales, delinque quien, para cumplir un fin que cree justo, emplea medios injustos, inmorales”, fue el pasaje más saliente de aquel mensaje que el ex jefe del ejército pronunció por televisión.

En el diálogo con Télam, Balza fue crítico con el comportamiento de los argentinos al subrayar que muchas veces consideraron como “un mal menor” a los gobiernos dictatoriales. “Gran parte de la sociedad no advertía que, aceptando una dictadura como un mal menor, estaba coadyuvando al advenimiento de un terrorismo de Estado de atroces consecuencias”. Y concluyó: “Llegamos a 1976 porque nunca funcionó el sistema de premios y castigos. El que atentaba contra el orden constitucional y cometía crímenes era premiado”.

Para el ex militar, el hambre de poder de un grupo de uniformados definió el rumbo que se instauró el 24 de marzo de 1976, con el estallido del golpe que derrocó a la entonces presidenta Isabel Martínez de Perón. “El sexto y definitivo golpe militar del siglo XX en la Argentina obedeció a las ambiciones de poder de un grupo de dirigentes militares y de su autoconvencimiento de un rol de gendarmes de la política nacional que ellos atribuían a las Fuerzas Armadas”.

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