No en nuestro nombre: Hana Fleischmann y las disidencias de los respaldos judíos a Milei
Hana Fleischmann es difícil de definir. Mirada transparente y una vitalidad que contrasta con sus setenta y pico, es una activista en varios frentes. Escritora, bióloga, empresaria -dueña de Dhacam, fabricante de materias primas químicas para la industria alimenticia, farmacéutica y cosmética- y fervorosa dirigente de la comunidad judía, que es, advierte, mucho más amplia que lo que representa la DAIA. Justamente, marca diferencias con la cúpula de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas y se desmarca del respaldo al presidente Javier Milei, quien, dice, no es judío.
“Juró como presidente por los Santos Evangelios. Es una contradicción irresoluble. Siendo judío ¿Cómo vas a jurar por lo que se supone que no creés? Incluso al rabino que fue a ver a Estados Unidos, no es un rabino con vida. Fue a ver una lápida. Si eso le da espiritualidad, allá él. Él está ligado solo a un grupo minoritario de judíos, que es un grupo ortodoxo, de derecha. Pero en realidad se liga a los grupos con los que tienen afinidad política. Que además sean judíos, es secundario. Va a España y está contra el aborto y está contra el matrimonio homosexual y todas esas cosas no tienen nada que ver, porque el divorcio en la religión judía está permitido. Si te lo digo políticamente, creo que nos está usando. Yo soy judía argentina, argentina de nacionalidad y judía por ancestros y por cultura. No es religiosa mi identidad porque soy agnóstica. Nos deja como un grupo minoritario que será usado en su momento cuando le haga falta encontrar un culpable de algo. No es la primera vez en la historia. Si podemos, lo evitaremos. Represento a un grupo de toda la colectividad argentino judía, de lo que es el judío progresismo, detalla la mujer que forma parte de la organización Llamamiento Judío y el grupo “No en mi nombre”, que se formó en disidencia con la posición que habían tomado la DAIA y de la AMIA sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman.
Es una disidencia…
Es el treinta por ciento de la colectividad de una minoría que anda en el orden del 2%. No tenemos tanta importancia como la que le da él para tener un grupo minoritario que seremos culpables. Después tiene un 30% de la colectividad de derecha, de derecha clara en la colectividad, como son la DAIA y la AMIA, y nos oponemos totalmente a ellos y a lo que dicen y a lo que hacen. Han ganado las elecciones, lo que es institucional histórico. Nosotros nacimos en el 2015 cuando la DAIA y la AMIA van toman posición por el asesinato de Alberto Nisman y nosotros decimos “no en nuestro nombre”. En realidad, ninguno representa a todos. Hay de derecha, hay progresistas y hay gente que no se identifica ni con uno ni con el otro. U oscila. Como ocurre en la sociedad y nosotros somos parte de la sociedad.
¿Ese posicionamiento del Presidente, aliado a la ultraderecha, no compromete a la Argentina en medio de tantos conflictos?
Es el precio que pagaremos por la irresponsabilidad de este Presidente. Somos de la oposición sin ninguna duda, pero además de todo, es una organización laica de derechos humanos de argentinos que se perciban judíos o algunos que no se perciban judíos, pero que se identifiquen con nuestros principios, que son de igualdad, de progreso, de justicia. Somos un grupo que nos identificamos con lo que es nacional y popular porque somos parte de este pueblo y no hay mucho que ahondar en eso. Depende de donde te ubiques como persona, ahí estarás y acá lo que estoy haciendo -en su visita a Misiones y recorridas por el país-, es tratando de llevar un poco más la voz, porque la mayoría nos asocia como la derecha y con Milei.
El imaginario entiende que los judíos están con Milei…
No es cierto, porque la derecha judía representa una porción. Que no hablen en nuestro nombre. Nosotros somos argentinos judíos. Tampoco estamos de acuerdo con las posiciones que toman con respecto a Medio Oriente para nada. Nosotros coincidimos con Naciones Unidas, que lo que fue un acto terrorista horrible de Hamás, el del 7 de octubre, no justifica lo que está ocurriendo, que ya Naciones Unidas está llamando genocidio. Nosotros coincidimos, los terroristas de Hamás y los dirigentes de Israel, con Benjamín Netanyahu, están para ser juzgados por crímenes de lesa humanidad. Hablar de Franja de Gaza es un error. Tenemos que decirle Gaza y punto. Gaza es la zona donde viven los palestinos gazaties y Cisjordania donde viven los palestinos de Jordania. Desde el 49, cuando salió la legislación de Naciones Unidas, los sucesivos gobiernos y desde 20 años que está este gobierno, que es derecha neoliberal y que puede ser amigo de nuestro presidente, se fueron ocupando tierras, no es solo Netanyahu, pero él lo hizo con mayor intensidad, hizo bancando a los colonos con dinero. Segundo punto y tercero, los ortodoxos que son los colonos, no hacen el servicio militar, no aportan al Estado. La única posibilidad de paz, si es que hay alguna, son dos estados, tal como fue la resolución de Naciones Unidas y respetar eso, pero además devolviendo los territorios ocupados.
¿Se puede convivir pacíficamente?
Cinco mil años vivieron en forma pacífica. Palestina era todo. Se dividió después de la guerra con esta resolución de Naciones Unidas. Después apareció Europa, con Francia colonizando primero, después Inglaterra. Palestinos, musulmanes y y judíos de esa época, juntos lucharon por la defensa de la tierra.
Se puede recrear la historia…
Difícil, porque ni Hamás ni el gobierno de Israel pueden, para su propia sobrevivencia, aflojar. Hamás ya tiene denuncias por terrorismo y Netanyahu, por crímenes de guerra. Con lo cual la guerra es casi una necesidad de ambos seguir con la guerra, donde ambos proponen lo mismo, que los otros desaparezcan. Es una guerra espantosa, no veo un fin muy cerca. Más con la alianza esta última que subió al gobierno, bajo la ultraderecha colonialista ¿Cómo sacan a los colonos, que son como 600.000, cómo sacan a los colonos de las tierras ocupadas? No es sencillo, aunque hay resistencia interna muy fuerte y cada vez más fuerte. Hay manifestaciones multitudinarias contra este gobierno y son reprimidas, reprimen a los mismos que van al frente. Es una es una contradicción propia de allá, difícil de entender. Yo viví allá hace un tiempo y volví diciendo: “O hay guerra civil o hay guerra hacia fuera”. El ambiente interno estaba tenso, había un tipo de discriminación mutua, o miedos, o algo que hacía que la gente progresista, de un lado y del otro, no viera a los otros como un otro perteneciente al mismo territorio. Los árabes israelíes y musulmanes no tienen los mismos derechos. No puede haber paz así.
¿Por qué cree que ganan en intensidad estas corrientes de derecha?
Qué pregunta… Hoy leí un artículo maravilloso, me hizo reír, pero a su vez era para llorar. Nosotros los argentinos, en realidad, porque acá también estamos cerca de algo peor, puede ser mejor, pero necesitamos una conciencia colectiva que me parece que no es momento todavía, porque primero hay que sobrevivir. El artículo decía que nos parecemos a las ranas, viste cuando las ponen para cocinar dentro de la olla y el agua está fría, está agradable, te quedás, sentís y está bien… Hasta que la rana termina cocinada, hervida. Ahí es cuando nos avivamos. Él hablaba de las cosas que naturalizamos acá, que deben ser la misma que naturalizan allá. Desde los muertos en el 55 con el bombardeo en la Plaza ¿quien habla de eso? ¿Quién enseña eso en la escuela? Hay una movida importante para no hablar de los muertos de la última dictadura. ¿Cuántas dictaduras hubo? No tengo la precisa, pero me hizo acordar a la rama. Y además, porque las alternativas anteriores, en algún lugar, han perdido vigencia. Así como se cayó el Muro de Berlín el 89, no aparecieron opciones superadoras, el peronismo como experiencia progresista, no pudo enfrentarse ahora a esta fuerza de derecha. Que además es tramposa, porque no es que ganó Milei… pero la corriente de derecha o reaccionaría si se quiere, creció sin dudas, más allá de Milei. No se si más allá de Milei, es con Milei. No sé si es más alto como Vox en España o como Meloni en Italia.
¿Cómo reconfigurar ese mapa o cómo reconstruir esa progresía?
Hay un tiempo que es el deseo… “Yo quiero que… Vamos a…” Pero el tiempo de un pueblo para reaccionar es distinto… mire si quiere a Chile con Pinochet, España con Franco, miremos Italia con Mussolini o miremos nuestro 2001 acá. Nada fue de un momento para otro. Yo me acuerdo del 99, que realmente era de hambre. Yo trabajaba en la producción, llegaban los patacones y nos sentábamos en una mesa a repartir papelitos. ¿Cuántos tardamos hasta el 2001? ¿Cuántos años hasta que llegara Néstor? Ahí realmente para mí fue la mejor época económica y también política, creativa en todos los órdenes y con Cristina… Pero nada es eterno y hay que sostenerlo, porque uno se achancha… pero ocurre en la vida. Con un pueblo no es lo mismo… ahora seguro cada uno va a tratar de sobrevivir como pueda y en la medida que perdamos trabajos, va a haber más flaquezas, va a haber más gente que nos decepcione, seguramente más de los que ya decepcionan. Hoy no hay condición para enfrentar esa correlación de fuerzas. Tardamos mucho para el deseo… El tiempo de un pueblo es el tiempo inherente… pero hay que organizarse. Tengo que seguir viva digamos, porque es la única manera de transmitir todo lo vivido. Hubo algo que fue la derechización de la sociedad y por otro lado la realidad que superó la derechización… Entonces ahora hay que esperar..
Como la rana…
Ahora se está calentando el agua, todavía está tibia. Por qué una cosa lo individual y todo lo que uno puede hacer. Hay una fuerza que es el poder que uno no tiene ni cerca. No es fácil organizarse, participar, cuando uno tiene problemas cotidianos como ahora, que son de supervivencia. Lo que ha hecho este hombre en poco tiempo, visto desde la derecha, es un éxito: Nos dejó sin defensa, porque primero hay que darle de comer a los chicos, a las mujeres nos dejó sin defensa, porque todo lo que tiene que ver con la mujer ya no está vigente. Hoy es cuestión de ver cómo sobrevivir. Vamos a llegar, pero todavía parece que la rana está tibia.