Pensar la economía desde la fábula

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“Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda alcanzarte.”

Esopo

Pensar la economía desde las fábulas, un desafío que requiere reflexión pero que demuestra la atemporalidad de este estilo literario y de las problemáticas humanas que no se cierran jamás en una respuesta y que nos invitan a explorar diversos modos de analizarlas. ¿Qué es una fábula? Es una composición literaria narrativa breve, generalmente en prosa o en verso, en la que los personajes principales suelen ser animales o cosas inanimadas que hablan y actúan como seres humanos y que siempre dejan un mensaje, un consejo, una moraleja como resultado final. Son grandes disparadores de pensamiento.

Esopo es el nombre de un gran fabulista griego que nos ha legado una vastísima producción. Poco se sabe de su vida: algunos lo ubican en el siglo V a. C pero no hay mayores precisiones sobre él salvo las menciones que le hacen Platón, Aristófanes o Herodoto, inclusive algunos dudan de que haya existido. Lo cierto es que sus contenidos literarios han recorrido el mundo occidental regándolo de máximas y enseñanzas morales. Para traerlo a nuestros días, mencionaremos algunos de sus relatos y veremos cómo nos ayuda a pensar los recursos y las tensiones económicas actuales desde su mirada ocre sepia.

En la lucha por el desarrollo y el bienestar de cada país, se establece una carrera que a priori parece desigual: algunos poseen una ventaja cualitativa y cuantitativa en tanto que la naturaleza le ha proporcionado una amplia suma de variados recursos valiosos; por otro lado, están los países que priorizan ser constantes en su desarrollo ya que no han sido agraciados por el entorno. La pregunta es ¿Cómo pueden países en desigualdad de recursos, en comparación con otros, ser competentes en la carrera? Esopo nos dará una pista con su fabula de la liebre y la tortuga:

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La liebre, animal veloz y ágil se mofa de la tortuga, quien con su aspecto cansino soporta el peso de su caparazón. Cansada de las chicanas, la tortuga desafía a una carrera a la liebre quien acepta de manera burlona esta propuesta. Al día siguiente ambas se reunieron en el lugar que habían convenido. Muchos animales asistieron como público, pues la noticia de tan curiosa prueba de atletismo había llegado hasta los confines del bosque.. Cuando todo estuvo a punto y al grito de “Preparados, listos, ya”, la liebre y la tortuga comenzaron la carrera. La tortuga salió a paso lento, como era habitual en ella. La liebre, en cambio, salió disparada, pero viendo que le llevaba mucha ventaja, se paró a esperarla y de paso, se burló un poco de ella.

– ¡Venga, tortuga, más deprisa, que me aburro! – gritó fingiendo un bostezo – ¡Como no corras más esto no tiene emoción para mí!

La tortuga alcanzó a la liebre y ésta volvió a dar unos cuantos saltos para situarse unos metros más adelante. De nuevo la esperó y la tortuga tardó varios minutos en llegar hasta donde estaba, pues andaba muy despacito.

A lo largo del camino, la liebre fue parándose varias veces para esperar a la tortuga, convencida de que le bastaría correr un poquito en el último momento para llegar la primera. Pero algo sucedió…  A pocos metros de la meta, la liebre se quedó dormida de puro aburrimiento  así que la tortuga le adelantó y dando pasitos cortos pero seguros,  se situó en el primer puesto. Cuando la tortuga estaba a punto de cruzar la línea de meta, la liebre se despertó y echó a correr lo más rápido que pudo, pero ya no había nada que hacer. Vio con asombro e impotencia cómo la tortuga se alzaba con la victoria y era ovacionada por todos los animales del bosque.La liebre, por primera vez en su vida, se sintió avergonzada  y jamás volvió a reírse de la tortuga. Los países que siempre han sido ricos en recursos coquetean con la idea de que estos son inagotables y que esa ventaja, llamada en economía “comparativa”, le bastará para posicionarse siempre por encima de aquellos que prefieren las ventajas “competitivas”. La historia nos ha mostrado que son estas últimas las que se alzan en punta en el mercado mundial que premia la constancia por sobre la cualidad. Alemania es un ejemplo de estabilidad económica en Europa siendo que fue una nación de unificación tardía y que debió levantarse de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial. Muchos países sudamericanos de geografías favorables se han confiado  en sus recursos y hoy son las más endeudadas, precisamente le deben a los países que a paso lento siempre fueron constantes. Así como, en otra fábula de Esopo, la cigarra se reía cantando de la hormiga que trabajaba en el verano y necesitó luego de su clemencia para combatir el frio, las naciones que han cultivado la perseverancia manejan el mercado económico. Nobleza obliga recalcar que muchas veces abusan de su condición de prestadores y siempre miran de reojo los bienes de aquellos que ahora, como la liebre, sienten que han hipotecado su autonomía. De allí proviene la crisis que empieza por darse puertas para adentro al aumentar la inflación, la deuda, la desconfianza política, el desempleo, la pobreza y que aleja a quien más concentra de quien menos posee. Tal vez Einstein suponía esto cuando dijo: “No sé con qué armas se combatirá la tercera guerra mundial, pero la cuarta se peleará con palos y piedras”. ¿Lucha por recursos naturales?¿crisis social que enfrente pobres contra pobres? Esperemos que se equivoque.

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