Peterson y otros dirigentes rechazaron el proyecto de “Cacho” Bárbaro de cambiar el INYM y crear un fondo multimillonario con un nuevo impuesto a la yerba

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Esta mañana un grupo de dirigentes y representantes de asociaciones de productores yerbateros firmaron una nota en la que rechazan abiertamente el proyecto presentado por “Cacho” Bárbaro para crear un Fondo Especial Yerbatero (FEY).

Los dirigentes consideran a Bárbaro un “extraño” a la actividad yerbatera, que busca recaudar un fondo multimillonario para manejarlo con discrecionalidad política.

Un fondo cuyos recursos podrían terminar saliendo del propio sector yerbatero, y no del consumidor final. Es decir, una iniciativa que le va a quitar más recursos a la cadena productiva para ser utilizados con fines políticos.

Cacho Bárbaro había presentado ayer en la Cámara de Diputados un proyecto reflotando la idea de crear un Fondo Especial Yerbatero (FEY), que se financiará con una nueva estampilla que recaude el 5 por ciento del valor promedio en góndola de la yerba mate. Calculan que a valores actuales sería un monto que superaría holgadamente los 5.000 millones de pesos.

Se trata de un monto varias veces mayor a lo que actualmente recauda el INYM para financiar su funcionamiento, tareas de fiscalización, promoción y otras funciones.

Una de las caras visibles de ese rechazo es Julio Peterson, dirigente yerbatero y ahora diputado por la Renovación. Lo paradójico es que en algún momento en el ámbito yerbatero se temía que fuera Peterson quien iba a llevar la voz cantante de un proyecto similar al que ahora impulsa Bárbaro.

“Estoy en contra de esta iniciativa, cualquier modificación al funcionamiento del INYM se tiene que debatir en este ámbito”, dijo hoy Peterson a Economis, en un diálogo tras la reunión en la que se elaboró el texto de rechazo a la idea de Bárbaro.

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“Nosotros apoyamos la aplicación del Plan Estratégico Yerbatero, que fue aprobado por todos los sectores y aprobado a nivel nacional en el Ministerio de Producción, queremos que ese plan se implemente desde el INYM las asociaciones”, agregó Peterson.

La mayoría de los productores consideran a “Cacho” Bárbaro un extraño al sector yerbatero y temen el manejo político que se pueda hacer de un fondo semejante.

Por otra parte, todos temen que semejante monto de dinero deba ser absorvido por la cadena yerbatera. Es decir, el nuevo gravamen redundará en menos dinero para productores (también tareferos), y menos para la industria y los secaderos.

“Las asociaciones de productores nos oponemos a cualquier modificación de la ley 25.564 que se haga sin haber consultado ni debatido con los sectores involucrados”, señala la nota de cinco párrafos que fue firmada por dirigentes como Hugo Sanda (APAM), Cali Zuberbuler, Antonio Franca (Productores del Alto Uruguay), Roberto Buser, Luis Mancini. En la reunión donde se consensuó el texto también estuvieron Juan José Szychowski y Jerónimo Lagier.

Si bien no son pocos los productores que le ven falencias al funcionamiento del INYM, cuando aparece alguien de afuera -como Bárbaro-, todos cierran filas y defienden al organismo yerbatero. Lo mismo piensan de Martin Sereno, que se presenta como tarefero cuando va a las protestas en Buenos Aires, frente al Congreso Nacional.

“El INYM fue creado a instancias de las luchas del sector productivo, que culminó en el denominado Tractorazo del 2001”, dice la carta, una recordada protesta que tuvo como cara visible a Hugo Sand.

“La creación del instituto dio racionalidad a la cadena yerbatera, permitiendo el crecimiento de todos los sectores y una distribución más justa de la riqueza generada por el sector”, dicen en la nota.

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