Proceseros y patrioteros de bandera
No son los únicos casos de colonizados mentales en grados superlativos, hay progres fuera de foco, clasemedieros muy confusos y otros; no obstante los acá analizados, juraron defender a La Patria, pero evidentemente adolecen al menos de muy severos enredos conceptuales, o en algunos casos cabe inferir que intencionalmente juegan en contra de los Intereses Nacionales.
Dicen ser “muy patriotas”, pero no van allá de meros formalismos de himno y bandera (patriotismo cromático y musical, dijera el Dr. Julio C. González, ex preso político del infame “proceso” por el mero “delito” de ser auténtico patriota).
Siguen conceptualmente encerrados en perimidos dogmas de los años ’70, que eran tergiversados y erróneos en su momento, y hoy además son anacrónicos.
En los años ’70 fueron marionetas de los poderes que impusieron a sangre y fuego el genocidio económico para impedir nuestro desarrollo, luego institucionalizado como El Consenso de Washington.
No entienden nada, pero tampoco quieren entender, pues los enfurece que se los contradiga, y mucho más si se pone en evidencia lo inconsistente y profundamente erróneo de los dogmas que les grabaron como supuestas “verdades absolutas”.
Como además –salvo excepciones- leen poco o nada, y nunca fuera de lo “militarmente correcto”, y además “se hablan encima” (o sea que solo hablan entre ellos, salvo excepciones), sus conocimientos rara vez salen de los cerrados moldes asumidos como verdades absolutas y excluyentes, por más incoherentes o incluso aberrantes.
Hicieron mucho daño, pues operaron indignamente como simples tropas de ocupación en el propio territorio nacional, al servicio del poder financiero transnacional y de las potencias anglosajonas. Pero nunca lo entendieron, nunca lo razonaron, y muchos de ellos carecen de los mínimos conocimientos de Historia, Economía y Geopolítica, como para darse cuenta.
Se autojustifican diciendo que “sacaron al país del caos”, siendo que en realidad lo sumieron en el caos espantoso del subdesarrollo que significó el neoliberalismo, con sus genocidas secuelas de miseria, desocupación, desindustrialización, pérdida de soberanía real, desarticulación social y pisoteo de la soberanía.
Como muchos no entienden nada, se justifican tildando de “subversivos” a todos los que ponemos los puntos sobre las íes, demostrando cuanto daño hicieron. Y por supuesto no quieren reconocer ni por asomo, que así como en Tucumán se combatió a la violencia guerrillera apátrida, dentro del marco legal y constitucional, también era perfectamente factible neutralizar la violencia subversiva sin violentar la constitución ni tomar por asalto el poder.
Por supuesto, el Operativo Dorrego, experimento exitoso que de proseguir hubiera neutralizado y extinguido casi toda la violencia armada posteriormente desatada, ese operativo fue condenado al olvido. Triunfó la postura de los “halcones” sedientos de sangre, venganza y resentimiento.
Les enfurece que se les haga ver que la finalidad real del golpe de Estado fue servir de severo marco represivo para anular toda posible protesta en contra de la entrega vil de soberanía y renuncia al desarrollo, que significó el plan económico orquestado por Martínez De Hoz y sus secuaces, imponiendo el neoliberalismo apátrida como supuesto “pensamiento único”.
Ese marco de terrorismo de Estado comenzó con el asesinato del Mayor (Tte. Coronel Post Mortem) Bernardo Alberte, la misma noche nefasta del golpe, seguramente por el “delito” de haber dirigido una nota a Videla en la cual hizo ver los estragos que provocaría la asonada ya en plena preparación. El jefe de la patota asesina luego llegaría a General; el instigador pocas dudas quedan que fue Jorge Rafael Medusa (las medusas no tienen cerebro, pero si púas venenosas).
Terrorismo de Estado que provocó el secuestro y desaparición del sindicalista Oscar Smith, después de haberse entrevistado con el usurpador Videla para decirle que se opondría a los negociados que los “Chicago’s Boys” iban a hacer en el Sector Eléctrico; lo cual perpetraron después ya sin oposición posible.
Terrorismo de Estado que asesinó al querido cantautor Jorge Cafrune, embestido cuando iba a caballo rumbo a Yapeyú a homenajear a San Martin (debía morir, dijo como una sentencia, sin asomo de arrepentimiento, algún procesero tan soberbio como poco pensante).
Terrorismo de Estado que se usó para apoderarse de Papel Prensa en beneficio de los medios concentrados (¡y algunos proceseros hablan del golpe necesario para terminar la corrupción!).
Por supuesto, los proceseros y patrioteros de bandera ignoran que tanto ellos como la violencia guerrillera, fueron simples peones dóciles a la operatoria sugerida por el británico Harry S. Ferns, que indicó que una guerra civil sería el único modo de destruir los notables avances sociales, económicos y tecnológicos logrados por el peronismo. Por algo mientras los anglos los alentaron a asaltar el poder a los militares liberales anglófilos, enviaron armas y municiones destinadas a las guerrillas, tal como con sordina se informó al detectarse dos cargamentos bajados de una nave y un avión británicos
Después de 63 años de lavaje cerebral intenso perpetrado por medio de los cursos de la Escuela de las Américas y de los contenidos curriculares de los Institutos Militares, lograron un adoctrinamiento ultra liberal (o sea antinacional) casi sin resquicios.
Solo algo de Historia Argentina académica-mitrista, evidentemente poco de Historia Mundial, poco o nada de Geopolítica, y de Economía la excluyente visión dual de la dupla liberalismo – marxismo. De Política Argentina un odio visceral al peronismo, casi como constante.
En ese contexto, inculcan la supuesta existencia de solo dos doctrinas económicas (liberalismo y marxismo), omitiendo deliberadamente el contexto en el cual se desarrollaron las nuevas potencias económicas, con fuerte intervencionismo estatal y cerrado proteccionismo; lo cual es lo mismo que en su momento aplicaron las actuales potencias en la Segunda Revolución Industrial. La mayoría desconoce que es el Capitalismo de Estado, el Keynesianismo, el New Deal y otras doctrinas por fuera del liberalismo decimonónico y cavernario.
Algunas de las muchas aberraciones institucionalizadas como verdades indiscutibles entre los proceseros y patrioteros de bandera son las siguientes.
En su momento, demostrando ignorancia total en Historia y Geopolítica, se consideraron “aliados” de EEUU (fueron solo marionetas dóciles y descartables), suponiendo que en la guerra de 1982, EEUU sería neutral o más aun, que estaría de parte nuestra.
La recuperación de las Malvinas, sin asegurarse apoyos externos a la altura de las circunstancias, habiendo desechado ofrecimientos de ayuda estratégica rusa -¡horror, como iban a aceptar “sacar los pies del plato” y recibir ayuda del “ogro” comunista!-, y la propia desastrosa conducción del conflicto, con cada Fuerza peleando separadamente su guerra particular, mostró el grado de improvisación, falta de preparación y miras estratégicas muy escasas, todo lo cual nos costó muy caro. Olvidaron un principio elemental en toda guerra: “todo enemigo de mi enemigo es mi amigo”, y que “en la guerra todo está permitido, con tal de defender a La Patria”. Pero de tan colonizados mentales, prefirieron ser leales “al sistema” antes que a los Intereses Nacionales.
Después de existir claramente dos sectores internos diferenciados en las FFAA, los liberales y lo nacionalistas, desde 1955 instalaron el liberalismo como única doctrina político económica “correcta”. El espíritu de casta supuestamente superior, es una de sus consecuencias nefastas. Oponerse a todos los gobiernos de mentalidad nacional, proteccionista e industrialista, es otra de las constantes.
Se consideraron (¿consideran aun?) “la reserva moral de la patria”, omitiendo la sumatoria de aberraciones y negociados perpetrados y/o tolerados por los gobiernos cívico – militares; e incluso por el macrismo (al cual apoyan fervorosamente), con tal de “oponerse al avance del marxismo”, calificativo este último fácil de endilgar a todos los no subordinados al liberalismo apátrida.
Votaron masivamente al neoliberalismo macrista. ¿Acaso no sabían sus evidentes antecedentes de la “patria contratista” y otras maniobras mafiosas, así como su clara mentalidad antinacional? A casi 3 años de (des) gobierno neoliberal, y pese a la destrucción socio – económica generalizada y la entrega vil de soberanía, lo siguen apoyando. ¿Es eso real patriotismo…o solo patrioterismo de opereta?
Algunos retirados, muy verborrágicos, afirman no existir enemigos externos, considerando los únicos enemigos al marxismo y al peronismo (poniéndolos en una sola bolsa, como si fueran la misma cosa), asimilando la malicia y cortedad de miras de la cerrada oligarquía.
Muchos expresan con claridad o algunos en forma subrepticia, sus anglofilias en grados superlativos. Demuestran con ello cuan hondo caló la persistente colonización cultural a la que fueron sometidos. Sobran anécdotas que dan asco y vergüenza ajena. Algunas se citan siguidamente.
Varios se mostraron exultantes al vaciarse y desguazarse el proyecto ARSAT, bajo la obtusa mirada de ser “un proyecto kirchnerista”, ignorando su enorme importancia estratégica y el hecho básico que era un Proyecto Argentino. El odio los ciega y la ignorancia los pierde.
Escuché de tres “intelectuales inteligentes” decir con impostada ironía: “preferimos cualquier cosa antes que los Kirchner”, y lo siguen prefiriendo, cerrando los ojos y manteniendo nulo el entendimiento, ante el rumbo de disolución nacional al que hoy nos llevan.
Quieren degradar las FFAA a un simple rol policíaco, y nadie parece molestarse por eso, incluyendo a muchos verborrágicos retirados.
Impresentables negociados inmobiliarios del macrismo amenazan propiedades de las FFAA, como Campo de Mayo…y nadie parece molestarse.
Se desguaza Fabricaciones Militares, ante la pasividad total de las FFAA y de los retirados en particular.
Se entrega vilmente la soberanía en Malvinas, La Antártida, el Mar Argentino, mientras se desguarnece La Patagonia, y se pretende llevar al olvido el ARA San Juan…y los proceseros y patrioteros no dicen ni mu.
Nadie parece entender que la industria y la tecnología nacional, son pilares de la soberanía. Pocos saben la enorme importancia estratégica de fabricar los propios armamentos e insumos bélicos. Décadas de esfuerzo y el notable Plan Europa, que modernizó a las FFAA bajo la visión estratégica de Guglialmelli, nadie en las propias FFAA parece recordarlos.
En los prolegómenos de la guerra contra Chile (que gracias al Papa no se dio), un alto oficial de La Marina, a la sazón Ministro en Misiones, ante una crítica mía a la política de desindustrialización del “proceso” y su negativa incidencia
estratégica, en forma cortante respondió: “señor, las armas no se fabrican, se compran”. Clara demostración de pensamiento de subordinación a las potencias industriales.
Las anécdotas no se agotan.
Las FFAA son instituciones importantes para nuestro país, pero las necesitamos dotadas de Pensamiento Nacional, no confusas doctrinalmente y como meras receptoras y difusoras del liberalismo, doctrina que es apátrida por excelencia.
Como con sagacidad hace poco dijera un amigo, preocupado por el estado de situación actual que nos lleva a la disolución nacional, y a paso forzado: “lamentablemente hoy las FFAA no aportan a la solución, sino que son parte del problema”.
¿Resurgirán el Pensamiento Nacional y la Doctrina de la Defensa Nacional, o seguiremos al garete hacia la disolución nacional?