Pros y contras de la liberación del precio de los combustibles
Surtidores. El precio de los combustibles será liberalizado a partir de principios del año próximo para alinearse a la evolución del barril internacional del petróleo, según confirmaron fuentes oficiales. La medida se aplicará luego del vencimiento del acuerdo entre los grandes actores del sector para ajustar los valores en forma trimestral.
¿Qué sucederá una vez que se eliminen las regulaciones? El ex funcionario a cargo de la Subsecretaría de Combustibles de la Nación, Alberto Fiandesio, explicó que nuestro país ha desarrollado todas las posibilidades existentes en cuanto las distintas formas de mercado, desde un control estatal absoluto, hasta una pseudo libertad total. “Y nunca nos fue demasiado bien”, evaluó.
Recordó que en el primer caso, a través de la empresa estatal YPF se mantenía el férreo control sobre todas las operaciones del upstream y midstream, dejando solamente un 50 por ciento del mercado retail o downstream para la participación de refinerías privadas, pero con “mesa de crudos”, que limitaban las posibilidades de crecimiento y, obviamente, por aquella herramienta control de precios en todas las etapas. “En definitiva, el miedo a la competencia que, por ejemplo, hizo que tuviésemos el Ford Falcon durante 30 años, un mal ejemplo de cómo ayudar al consumidor”, señaló Fiandesio.
Después llegó la desregulación de los noventa y la apertura con el comercio internacional en plenitud. “Desde mi opinión fue una buena experiencia, con resultados discutibles”, reflexionó. Afirma que la apertura permitió abastecer el mercado desde el punto de vista del volumen, sin ningún inconveniente, aunque el problema estuvo con los precios. “Siendo Argentina un país exportador, el precio se alineó con la paridad de exportación, siguiendo la lógica teórica. Pero cuando llegamos a los valores en planta de despacho de los refinadores esta situación no se refleja porque existen barreras no arancelarias al ingreso de gasoil y naftas que permitan regular el precio local. Algunas de esas barreras eran (¿son?) falta de infraestructura portuaria, escasos canales de introducción del producto en el mercado, costo financiero del pago de los impuestos en la importación, etc.”, sostuvo Fiandesio.
Como consecuencia de ello las naftas en Argentina llegaron a comercializarse hasta un 30 por ciento por encima de la paridad de importación, y el gasoil (con mayores posibilidades de introducción a través de un canal mayorista) hasta un 10 por encima de la citada paridad.
Asimismo, agregó, durante el período de apertura no se verificó una correcta correlación entre el valor del petróleo crudo local con el de los subproductos, mientras que en el internacional esa correlación es prácticamente uno. “En castellano, localmente cuando el crudo bajaba por efecto de la disminución del valor internacional la nafta en Argentina se mantenía estable produciendo una fuerte transferencia de ingresos de los consumidores a los refinadores”, expresó.
¿SE PODRÁ REPETIR LA HISTORIA?
Fiandesio destaca que actualmente la infraestructura portuaria mejoró, con la llegada de nuevos jugadores al mercado, pero se mantiene la dificultad de introducir las naftas al mercado ya que la gran mayoría de Estaciones de Servicio siguen estando ligadas a contratos con los refinadores. Además, en el caso del gasoil, estima que tendría que ser posible introducir más volumen que durante los noventa con lo cual el precio debiera responder en mayor medida al internacional.
Otra contra opinó, es que se mantiene el costo financiero del pago de la totalidad de los impuestos al momento del despacho a plaza. Por último, sugirió como indispensable mejorar dos herramientas de mercado que, aunque existentes, no son utilizadas a ultranza: la Ley de Defensa del Consumidor y la Ley de Defensa de la Competencia. “Sin estos dos pilares funcionando en toda su capacidad se corre el riesgo de repetir experiencias no deseadas”, advirtió.
En cuanto a la situación actual de precios internacionales, el ex funcionario refirió no sería esperable una modificación significativa en los valores locales. “Eso sí, en caso de que suban hay que aguantar el cimbronazo o construir algún mecanismo que permita minimizar las variaciones”, alertó finalmente.