Quejas contra Prefectura por nuevos controles que atentan contra la escasa actividad fluvial
Existe un creciente malestar entre dueños de barcos de carga -como los areneros-, pasajeros y otras empresarios fluviales por un conflicto burocrático contra la máxima autoridad en el río, que es la Prefectura Naval Argentina.
Los empresarios fluviales con los que dialogó Economis, dicen que el exceso de controles de la PNA atenta contra la ya de por sí escasa actividad que hay en los ríos, en particular, en el Paraná, principal via navegable de la Argentina.
El “cuello de botella” que afecta a la actividad se encuentra en el departamento técnico de la POLINAVE, que es la Policía de Seguridad de la Navegación.
Este departamento determina las normas que deben cumplir los buques y embarcaciones para preservar la seguridad en las vías navegables, y la de la propia embarcación.
Desde hace un tiempo empezó a pedir una documentación adicional denominada Elementos Técnicos de Juicio (ETJ), que sirvan para determinar causas, realizar investigac iones y demás actuaciones si un buque se hunde, choca o tiene un accidente. Algo así como una suerte de “caja negra” del buque.
Desde hace unos años y a partir de incidentes y accidentes que derivaron en colisiones, hundimientos, incendios a bordo, etc. el Departamento Técnico de la Navegación comenzó a solicitar estos ETJ a los buques mercantes de navegación marítima o fluvial para tener la información técnica suficiente en caso de que se produzca un indicente.
Pero como todo control, cuando hay un exceso de regulaciones, genera un contratiempo para el funcionamiento de la actividad. En este caso, los inconvenientes, dicen los empresarios, fueron los siguientes:
Las embarcaciones del elenco mercante fluvial poseen una
antigüedad de más de 90 años en promedio.
El archivo técnico del Departamento Técnico no contaba con
ETJ suficientes en su gran mayoría.
Pero la POLINAVE empezó a dictaminar la “Prohibición de Navegar” (algo que está entre sus competencias) a aquellos buques que no contasen
con estos ETJ.
De eseta forma, se dio la situación de que busques que navegan el Paraná hace 70 años y nunca tuvieron un incidente, de golpe se conviertan en
barcos inseguros porque les faltan ETJ.
Este hecho hizo que se presentasen infinidad de expedientes por “Actualización de ETJ”, esto hizo que la División Técnica Naval comenzase a demorar las resoluciones, tornando absolutamente burocrática la presentación de un expediente, y lo que es peor aún, quedando buques en puerto con prohibición de navegar, explicó a Economis un armador.
“El perjuicio que se ocasiona es muy grande, los barcos no son de flotas de multinacionales, en su mayoría pertenecen a pequeñas Pymes o emprendedores de escasos recursos que solo tienen esa embarcación como
medio de vida”, dijo un emprendedor fluvial.
Al final, la Prefectura Naval Argentina (PNA) con su exceso de celo en los controles, termina generando un perjuicio a la ya de por sí raquítica actividad fluvial en los ríos argentinos.
Los ríos argentinos se fueron despoblando de buques debido a regulaciones, leyes, reglamentos, imposiciones, que fueron penalizando la actividad, repiten siempre los empresarios fluviales.
Los organismos que tienen jurisdicción sobre el río sólo tienen como fin regular y controlar, pero no cuentan con ningún mandato ni incentivo para hacer que la actividad fluvial crezca y floresca. El resultado es un río cada vez con menos barcos, argumentan los expertos.
la proverbial mentalidad soviética de la PNA.