San Vicente: Bella Vista Lodge y el valor agregado de la madera

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Con más de 60 años de historia, San Vicente es reconocida por sus paisajes rurales y ser la sede anual de la Fiesta de la Madera, evento que reúne a las familias madereras del Alto Uruguay, como así también visitas de otros puntos de la provincia y el país, el cual genera una demanda de alojamientos y movimiento turístico. 

Atento a la demanda creciente, Alan Burger propietario de una de las empresas de maderas más antiguas de la localidad, decidió invertir en el crecimiento, con una propuesta de cabañas destinadas especialmente a los turistas que visitan el pueblo. 

Al principio, Alan compró unos lotes con la idea de tener un espacio de descanso  familiar, un lugar donde pasar los fines de semanas o los feriados largos. Pero al ver la belleza que rodea el predio, con vistas a una cascada, abrazado por el monte verde, que envuelve en paz y serenidad, surgió el sueño de hacer un par de cabañas y un parque turístico. 

“La propuesta es un emprendimiento de familia, de a poco construimos tres cabañas, con todos los arreglos para comodidad de las personas que deciden pasar el día. Cada cabaña tiene 6 plazas, con una cama matrimonial y cuatro camas individuales, cocina, todo equipado, con su ropa de cama y de baño para cada huésped”, detalló Burger. 

El proyecto arrancó hace un año y medio, en el que la familia decidió invertir y empezó con las construcción y los arreglos, la inauguración oficial se realizó en abril de este año. 

“Inauguramos en Semana Santa, recién estamos saliendo al mercado, toda la propuesta aún es nueva para la gente, igualmente la demanda hasta el momento es buena, todos los fin de semana tenemos pedidos de reservas”, señaló. 

“El monto arranca en 50 mil pesos para dos personas, es con entrada al parque incluido, tenemos el salto, entonces se paga la entrada y la cabaña aparte. Es decir solo la cabaña para dos personas, vale 40.000 pesos”, precisó el empresario.

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Si bien en la localidad hay un gran número de alojamientos, cada uno con sus características y servicios, Alan sostuvo que, “quizás no es el mismo servicio que ofrecemos nosotros. Nuestro objetivo es poder lograr una estabilidad, y a medida que tengamos más clientes, profundizar y arrancar con un proyecto que tenemos en mente que es hacer un salón de fiestas, que creo que va a sumar aún más”.   

Para la construcción de las cabañas, y su amoblamiento, se usó madera de la empresa familiar, Maderera Burger SRL, dándole un valor agregado a la madera como así también a la fábrica de muebles. Con este nuevo proyecto se generaron nuevos puestos de trabajo, hasta el momento son alrededor de cuatro personas trabajando en el mantenimiento, las reservas y demás. 

Como visión a futuro, el empresario aseguró que, “el objetivo es construir siete cabañas más para completar las diez, para tener al menos alrededor de 50 plazas, invertir en un salón de fiesta, y una piscina. La idea es hacer algo lindo para que la gente tenga un destino con más posibilidades, más atracción turística en San Vicente”. 

“Queremos sumar una trafic con el servicio de traslado a los huéspedes a Cataratas, San Ignacio, a los distintos Saltos. La idea es brindar un servicio más completo y novedoso”. 

Hace 30 años Ramón Burger, el padre de Alan, fundó el aserradero, Maderera Burger SRL, el cual sigue en funcionamiento. “En su momento tuvo una caída, y en la crisis de 2001 la producción tuvo que parar. Fue un momento complicado, bastante difícil”.

En el  2003, lentamente la empresa vuelve a funcionar, siendo una lucha constante para lograr un crecimiento y posicionarse en el mercado. Actualmente la firma tiene cinco puntos de venta, en Buenos Aires, Santa Cruz, Perito Moreno, Neuquén y Corrientes.

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“De a poco, con el esfuerzo de  todos, fue creciendo, por lo que fuimos innovando un poquito en darle valor agregado a la madera. Surgió abrir una fábrica de muebles, reutilizar todas las maderas que tenemos, que no comercializamos. Tenemos una fábrica de pellets que exportamos. Brindamos más de 40 puestos de trabajo, entre carpinteros, obreros y demás”, dijo Alan. 

La industria de la madera es uno de los sectores que más sintió el impacto económico por el cual atraviesa el país. El rubro está en un constante vaivén, ya que no es una prioridad a la hora invertir. 

“La situación está bastante complicada, el sector maderero ya venía complicado hace varios años por como teníamos el dólar oficial, entonces al que tenía mercadería no le convenía exportar, sino vender al mercado interno. Después vino la pandemia, momento en el que las personas empezaron a invertir en construcción, arreglos para el hogar, porque no sabía cuánto tiempo iba a estar encerrado y  no gastaba en otra cosa, por lo que fue un periodo de buenas ventas. Todo declinó después, cuando volvimos a trabajar abiertamente, el sector cayó en un 50% nuevamente”.  

“En un contexto crítico como el que se vive estos días en Argentina, acerca del futuro estamos viendo lo que son los puntos de venta. En Santa Cruz y Neuquén estamos levantando las ventas, porque los empleados petroleros son los que mueven la región y percibieron un aumento importante en su sueldo de un 60%, esa gente hoy tiene poder adquisitivo, nosotros nos estamos beneficiando”, señaló Burger. 

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