Según un estudio, 78,9% de los encuestados afirmó que la situación económica impactó en su consumo diario
Desde el Centro Estratégico para el Crecimiento y Desarrollo Argentino (CECREDA) se publica el análisis de la Encuesta de Expectativas Económicas, correspondiente al mes de agosto del 2017. En dicho relevamiento, se consultó a los argentinos sobre su situación económica tanto actual como comparada a la vivida en el 2016, a su vez, se sondearon las expectativas a futuro. Por otra parte, se indagó respecto de la capacidad de ahorro y el consumo, si éste varió con la situación económica y qué clase de bienes se dejaron de adquirir.
Si bien las respuestas indicaron, en comparación a la encuesta de mayo del mismo año, un mejoramiento en la calidad de vida de los argentinos, aún hay números que llaman la atención.
El 53,7% de la muestra define como buena su situación económica actual; en el anterior relevamiento, el 52,3% respondió lo mismo. Por otra parte, un 33,3% se contrapone afirmando que su situación es mala (viéndose disminuido este porcentaje respecto de mayo, cuando resultó 35,6); en la anterior ocasión un 9,9% de la muestra indicó que su situación era muy mala, en agosto fue del 8,8%. Finalmente, un 2,7% declaró que se encuentra en una situación excelente.
En comparación a agosto del 2016, el 44,1 % de la muestra considera que su situación económica actual es peor. En mayo del 2017, esta afirmación era dada por el 47,5% de los encuestados. Por otra parte, el 36 % considera que su realidad cotidiana es igual a la del 2016. Esta opción, en comparación a febrero, se ha visto disminuida un 3,2%. Finalmente, en esta ocasión, el 19,9% asegura que su situación económica ha mejorado entre agosto del 2016 y el mismo mes del 2017; mientras que, en mayo, sólo un 13,1% respondía de esta forma.
Presentando un salto respecto de la encuesta del mes de mayo, un 38% considera que su situación económica será mejor (hubo un incremento del 22%, ya que en mayo tan sólo un 31% presentó expectativas positivas para el futuro). Mientras tanto, un 33,1% considera que su situación se mantendrá en las mismas condiciones (en el pasado respondieron 31%). Finalmente, un 24,5% tiene expectativas negativas para su próximo año, viéndose disminuida drásticamente esta opción, ya que en mayo un 38% de los encuestados respondieron de esta forma.
Por otra parte, llama la atención que el 78,9% de los encuestados afirmó que la situación económica impactó en su consumo diario, mientras que un 20,1% no vio modificado su gasto. Un 1% respondió que no sabe y/o no contesta.
El 55,2% de aquellos que modificaron su consumo a partir de la situación económica, afirmaron que comenzaron a comprar segundas marcas o dejaron de adquirir ciertos tipos de alimentos. Por otra parte, el 71,2% afirma que dejó de consumir indumentaria. A su vez, el 50,9% no adquiere electrodomésticos o bienes de línea blanca. Mayoritariamente, con un 79,1% de respuestas, la muestra demostró que ha dejado de gastar su capital en recreación y entretenimiento. El 62,9% afirma que ha debido reducir su consumo en vacaciones.
A su vez, se observa que el encuestado en cuanto peor ha definido su situación económica, más ha modificado su forma de consumo. Las personas, principalmente, dejan de consumir en indumentaria y recreación.
A modo de conclusión, desde el Centro se afirma que la situación económica particular y familiar da muestras de mejoramiento. Pero, cabe resaltar que, mientras el 53,7% de la muestra define como buena su situación económica actual, el 42,1% afirma que su situación es mala o muy mala y tan sólo el 2,7% expresa que es excelente. Así que, en algunos sectores la economía hogareña ha mejorado a lo largo de este último año, aunque esto no quita que aún sea alto el porcentaje de personas que han visto en detrimento sus condiciones de vida este último año, teniendo en cuenta la situación económica recesión del año 2016.