Soberanía textil misionera: cuáles son los retos que afronta la industria y sus posibilidades

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Hace aproximadamente dos semanas, en la provincia del Chaco, se realizó la “Semana del Jean Chaqueño”, un evento comercial promovido por el Ministerio de Producción, Industria y Empleo de la provincia con el fin de fortalecer los proyectos de los emprendedores de esta provincia y facilitar su vínculo con la comunidad.

Las prendas de jean que se comercializaron en la ciudad de Resistencia estaban confeccionadas con algodón 100% chaqueño y se vendían a precios amigables. Con colecciones arrancaban en los $1.800, los discontinuos (sin cambios) desde $1.500; la segunda selección (sin cambios) para mayores arrancaba en $1.000, mientras que para niños y niñas, se podían adquirir a partir de los $600.

Este evento estuvo enmarcado dentro de un programa provincial, que orbita dentro de la cartera productiva chaqueña lo que busca es impulsar la cadena de valor textil puntualmente, haciendo énfasis en lo que es la confección textil. La secretaria de Industrias del Chaco, Laura Binaghi explicó, en diálogo con Open 101.7, que el objetivo del programa fue generar capacidades en los talleres de confección textil, que están ubicados en toda la provincia, para que estos puedan ganar mercado y posicionarse cada vez más.

“La idea es ayudar, no sólo al bolsillo de los consumidores, sino también impulsar el sector textil para que se posicione como lo que es, un sector de calidad de confección. Trabajamos desde el Gobierno de la Provincia con una red de talleres que reciben asistencia técnica permanente y capacitaciones”, señaló Binaghi, quien agregó que, en esa oportunidad, se involucraron alrededor de 55 talleres en la propuesta. La premisa fue sencilla, los productores textiles confeccionaban las prendas y se las vendía al Estado Provincial, para que estos los comercializaran a un precio accesible y, de esta manera, potenciar la industria local.

Estas políticas de acompañamiento, capacitación y apoyo a los emprendedores textiles funcionan como un sistema win- win, donde el productor tiene la posibilidad de insertar su trabajo en el mercado local y el consumidor o cliente puede acceder a productos de calidad que, en la mayoría de los casos, son de precios excesivamente altos.

En Misiones, a fines del mes de mayo, se oficializó la conformación del Consorcio Textil Misiones (COTEMI), una iniciativa que se gestó durante el año 2020 por parte de cooperativas y con el apoyo del Ministerio de Trabajo y Empleo de la Provincia. El COTEMI  surge con la idea de aprovechar los recursos locales, a través de la generación de diseños acorde a la realidad misionera y está conformado por las cooperativas: Misionerita Ltda, ORÉ, IDMIS, Mujeres con visión de Futuro, Divina Providencia, Munay y Eco Textil Candelaria.

Desde la cartera a cargo de la ministra Silvana Giménez, explicaron que se trata de un espacio que entendió la importancia de la adecuada protección personal en el entorno de producción, vio la oportunidad de atender a esta creciente demanda y generó su propia marca de indumentaria, articulando con otros talleres para expandir la producción y crear nuevos puestos de trabajo.

Mediante la creación del consorcio nació la marca Monte, que se convirtió en un proveedor provincial de ropa para trabajadores. En una alianza estratégica con el instituto Nacional de la Yerba Mate, este organismo fue uno de los principales adquirentes de la indumentaria.

Con este escenario, no es descabellado pensar en una producción a escala de ropa e indumentaria por parte de las cooperativas misioneras y que inyecten sus producciones en el mercado formal local, como lo hicieron, de alguna manera, en Chaco. Es verdad que en Misiones no se produce la materia prima, que es el algodón, pero existe la posibilidad de pensar alternativas, como ser la compra de la tela a proveedores chaqueños o ver otras posibilidades que permitan desarrollar una industria textil local más fuerte y con una sinergia que beneficie tanto a productores, como aconsumidores.

Victoria Vázquez es integrante de la Cooperativa Misioneritas, que forma parte del COTEMI y explicó, ante la consulta de replicar lo que impulsaron en Chaco, que para producir pantalones de jean, por ejemplo, necesitarían una máquina específica para esa prenda, además de evaluar el precio y disponibilidad de telas. “Nosotras trabajamos actualmente una línea de producción de indumentaria hospitalaria, pero evaluamos la posibilidad de trabajar con empresas privadas y siempre estamos abiertas a propuestas que potencien la industria textil y nos permita generar más puestos de trabajo”, comentó a Economis.

Por su parte, Raquel Tejerina de la cooperativa IDMis indicó que hay dos variables a tener en cuenta a la hora de producir prendas de uso cotidiano, más específicamente pantalones de jean, a escala: la carga impositiva de la materia prima y la capacitación correspondiente.

“La realidad del Chaco es diferente a la nuestra, porque son productores textiles y pueden conseguir más baratas las telas. En Misiones no tenemos empresa textil que fabrique hilados, por lo tanto hay que traer de afuera, de otras provincias”, advirtió. En ese sentido, manifestó que el traer las telas de afuera o de otras provincias como Corrientes o Buenos Aires, hay una carga impositiva adicional que se debe pagar y que dificulta el ingreso de los materiales.

Respecto a la capacitación, señaló que cada producto tiene sus particularidades y que eso significa que se deben realizar capacitaciones y formación para el uso de las máquinas correspondientes, entender cómo debe ser la prenda y como confeccionarlas a escala. “En el caso de la cooperativa que integro, la mayoría de las mujeres que están son egresadas de la carrera de Diseño, que se dicta en la EPET Nº 2, por lo que nuestra realidad es distinta a la de otras cooperativas. En nuestro caso, las chicas están capacitadas para confeccionar cualquier producto que le pongas en frente, pero eso no pasa en todas las otras, donde hay casos donde las costureras se forman durante la marcha y por cada prenda que deben realizar”.

Sin embargo, Tejerina sostiene que, si se tiene en cuenta estas variables, es posible realizar este tipo de productos a escala, para insertarlos en el mercado formal local. “Si trabajamos con todas las cooperativas, nos apoyamos en la formación de quienes necesitan, podemos conseguir algunas cosas”, reflexionó.

En ese sentido, ambas representantes del consorcio coinciden en algo: para fortalecer realmente el sector y conseguir mejoras sustanciales, que sirvan para el crecimiento de la industria textil misionera, es necesario la intervención del Estado Provincial. Victoria solicitaría las máquinas para el trabajo, que son de un costo elevado, mientras Raquel agrega la necesidad de la exención de impuestos provinciales en las telas, para que la producción sea rentable.

Entonces, con una articulación entre el sector público y el privado más amplio, donde cada sector aporte desde su lugar, el crecimiento exponencial textil es una realidad potable. La voluntad de la industria está, las posibilidades concretas existen y es posible concretar ese anhelo que manifestó el vicegobernador de la Provincia, Carlos Arce, aquel 30 de mayo en vicegobernación de conseguir la “soberanía textil con el famoso producto misionero”.

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