Balanza comercial de Argentina: el sector energético sostiene la saldo positivo en 2025
En marzo, la balanza comercial argentina mantuvo su racha positiva con un superávit de US$ 323 millones, acumulando 16 meses consecutivos en terreno favorable. Sin embargo, el saldo marcó un deterioro significativo frente a marzo de 2024, y el análisis de las cifras revela una fuerte dependencia del sector energético. Sin los aportes de Vaca Muerta y las exportaciones de gas y petróleo, el superávit comercial se desdibujaría.
El superávit se sostiene, pero pierde fuerza
Según datos del INDEC, el saldo comercial de bienes cerró marzo con un superávit de US$ 323 millones, cifra que representa una caída de US$ 1.837 millones respecto al mismo mes del año anterior. Esta merma se dio a pesar de que los términos de intercambio jugaron a favor y marca un freno importante en el frente externo.
En el acumulado del primer trimestre de 2025, el superávit alcanzó apenas US$ 761 millones, muy lejos de los US$ 4.400 millones registrados en el mismo período de 2024. El factor que evitó un saldo deficitario fue exclusivamente el desempeño del sector energético, que aportó US$ 1.822 millones, el mayor valor en términos reales desde 2010.
Exportaciones en baja e importaciones al alza
El comercio exterior muestra signos de fragilidad. En marzo, las exportaciones cayeron 2,5% interanual, cortando una racha positiva desde diciembre. Las cantidades exportadas retrocedieron 4,2%, mientras que los precios subieron un modesto 1,8%.
No obstante, el mayor deterioro provino del salto de las importaciones, que aumentaron 38,7% interanual, impulsadas por un 47,5% de crecimiento en cantidades, aunque con una baja de precios del 6%. Este aumento refleja una combinación de apreciación cambiaria real (-35%), mayor nivel de actividad económica y un fuerte repunte en la inversión: los bienes de capital importados crecieron 74% interanual.
Sin embargo, en la comparación mensual desestacionalizada, las importaciones retrocedieron 7,9% en marzo, tras tres meses de expansión. En términos de volúmenes, la caída fue del 9,9% mensual, lo que podría anticipar un freno en la actividad económica, considerando que históricamente existe una correlación del 93% entre importaciones y el EMAE (estimador mensual de actividad económica).
Energía: el pilar que sostiene la balanza
En los últimos 12 meses, Argentina acumuló un superávit comercial de US$ 15.300 millones, equivalente al 2,3% del PBI. De ese total, el superávit energético explicó US$ 6.000 millones (1% del producto). Esta proporción demuestra que, sin el desempeño de Vaca Muerta y las exportaciones del complejo energético, la balanza comercial sería deficitaria.
Para lo que resta de 2025, las proyecciones de la consultora Facimex indican que el superávit total apenas alcanzaría US$ 4.500 millones, lo que implicaría una contracción de US$ 14.400 millones respecto al año anterior.
En ese escenario, el sector energético vuelve a posicionarse como ancla clave del frente externo. Las estimaciones privadas apuntan a que el superávit del sector podría superar los US$ 7.000 millones en 2025, compensando parcialmente el deterioro del resto del comercio de bienes.
Implicancias futuras: ¿dependencia estructural o transición necesaria?
La creciente dependencia del superávit comercial respecto al sector energético plantea desafíos de mediano plazo. Si bien el desempeño de Vaca Muerta y las exportaciones de gas natural licuado permiten sostener el ingreso de divisas, la economía argentina aún muestra fragilidad en su entramado exportador no energético.
Con la reapertura de importaciones, la apreciación cambiaria y el repunte de la inversión, el saldo comercial corre riesgos crecientes. La sostenibilidad del superávit dependerá, en buena medida, de mantener la competitividad externa y de evitar un nuevo ciclo de déficit por cuenta corriente, como el registrado entre 2016 y 2018.