Argentina también buscará financiamiento en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura

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El pasado 16 de junio, el Directorio del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) aprobó el ingreso de Argentina a esta institución. Esta resolución fue sancionada durante la II Reunión Anual BAII 2017 en la República de Corea.

Así, Argentina podrá dar inicio a la presentación de proyectos para el desarrollo de infraestructura y la generación de empleo. De esta manera, nuestro país amplía sus herramientas de financiamiento para el crecimiento de la economía.

El BAII, entre otras operaciones, podrá financiar, co-financiar o participar en proyectos para el desarrollo económico, brindar asesoramiento y asistencia técnica y otorgar recursos especiales. Sus sectores de interés son: energía, transporte, telecomunicaciones, infraestructura en áreas rurales, desarrollo agrícola, desarrollo urbano, abastecimiento de agua, servicios sanitarios, protección ambiental y logística, entre otros.

Por otra parte, en mayo, el Presidente Mauricio Macri, durante su exposición en el Foro “Una franja y una ruta para la Cooperación Internacional” (OBOR) en China, había resaltado el trabajo realizado por el Gobierno junto a las instituciones asiáticas y expresó el deseo de “formar parte del Banco Asiático de Infraestructura”.

El BAII es una institución financiera multilateral que comenzó a funcionar en enero de 2016 y posee 56 países miembros: 37 de la región y 19 no regionales. Fundado por iniciativa china, cuenta con un capital social autorizado hasta US$ 100 mil millones, integrado por los aportes de países regionales y no regionales. Asimismo, busca el desarrollo económico sustentable, la creación de riqueza y la mejora de la conectividad en infraestructura, promoviendo la cooperación regional con instituciones multilaterales y bilaterales de desarrollo.

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Dujovne minimizó los reclamos de Misiones por las asimetrías de frontera

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El ministro de Economía de la Nación, Nicolás Dujovne, minimizó el reclamo de las cámaras empresarias y el Gobierno de Misiones por las asimetrías e insistió en que para combatirlas, hay que bajar impuestos y “mejorar controles” en la frontera.

El titular del Palacio de Hacienda vino a Misiones para reunirse con la cúpula de Cambiemos y mantener reuniones con el gobernador Hugo Passalacqua y el secretario de Hacienda, Adolfo Safrán. Cerca del mediodía visitó el Salón de Usos Múltiples de la chacra 145 y dialogó con algunos vecinos del acceso Oeste de Posadas. También brindó una breve conferencia de prensa, donde ratificó el modelo económico y reiteró la intención de la Nación de presionar a las provincias a una rebaja de impuestos que, por ahora, no tiene una compensación definida.

Ante una consulta de Economis, Dujovne opinó que las asimetrías que generan una sangría diaria de 20 millones de pesos al Paraguay, obedecen a “situaciones coyunturales” y no respondió sobre una eventual ayuda de la Nación para mejorar la competitividad de Misiones como zona de frontera.

“Son situaciones coyunturales, antes teníamos asimetrías de un lado, otros años para el otro. Lo que tenemos que hacer es trabajar en un sistema tributario con menos costos para los consumidores, controles de frontera y disminuir el tamaño de los costos”, argumentó.

También puso paños fríos a la idea de una reforma de la ley de Coparticipación que compense a las provincias más atrasadas en el reparto de recursos federales. “Estamos conversando para en el mediano y largo plazo, avanzar, pero en este momento no están dadas las condiciones” para una reforma, admitió.

Dujovne insistió en el esquema de ajuste en el gasto público que aplicó el gobierno de Mauricio Macri y anunció que el año que viene seguirá la quita de subsidios a la energía, el gas y el agua en el orden de 0,7 por ciento del PBI.

“Tenemos que mirar la cuestión fiscal desde una mirada integral, desde el gasto y los recursos. En el gasto, estamos trabajando en el Consejo de Responsabilidad Fiscal para que tanto la Nación como las provincias nos comprometamos a un crecimiento responsable del gasto público. Desde los recursos, buscamos que Nación y provincias disminuyamos impuestos distorsivos, como el impuesto al Cheque o Ingresos Brutos, que afectan a la producción”, indicó.

El ministro sostuvo que la compensación a las provincias ante una eventual disminución de impuestos, es una “discusión abierta”.

“No queremos que las provincias eliminen Ingresos Brutos, sino las retenciones por extraña jurisdicción y tratar de reducir las alícuotas en las etapas de la producción para que no se acumule en cascada y afecte, vía precio a los consumidores”, explicó.

En el caso de Misiones, la pretensión implicaría una caída en la recaudación, ya que cobra Ingresos Brutos a través del Convenio Multilateral, pero no grava a la producción primaria. Por Ingresos Brutos directos, el año pasado Misiones recaudó casi cinco mil millones de pesos, mientras que el convenio multilateral rindió dos mil millones de pesos.

Pese a que los Brotes Verdes por ahora son mínimos, Dujovne se mostró confiado en que la Argentina tendrá un crecimiento económico cercano al 3 por ciento este año.

En la misma línea de optimismo, relativizó la decisión de las calificadoras de riesgo de mantener a la Argentina como economía de frontera en lugar de “emergente”, como esperaba el Gobierno.

Hay que tener paciencia, Argentina enmarcada en proceso de reformas irreversibles. Quienes elaboran el índice, han decidido esperar un año. No nos afecta. No tenía otras expectativas”, sentenció.

Por último, defendió la colocación de deuda externa a cien años. “No es una excentricidad de la Argentina”, se atajó.

“La Argentina coloca deuda a seis meses, a un año, a 20 años, esta vez se dio una oportunidad de mercado, como han hecho países avanzados, como Dinamarca, México o Suecia. La tasa fue de 7.8. es la tasa a la que coloca Argentina y países avanzados hace algunos años”, indicó.

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Pese a la “vuelta al mundo”, Argentina no calificó como mercado emergente

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La Argentina continuará con la categoría de mercado financiero “fronterizo”, señaló la sintetizadora estadounidense de fondos Morgan Stanley Capital International (MSCI), la cual argumentó que los inversores están preocupados respecto de la “irreversibilidad” de los cambios económicos dispuestos por el Gobierno de Mauricio Macri. Así lo señaló en el informe en el cual da a conocer las modificaciones en el índice denominado “2017 Market Classification Review”.

“El MSCI anunció que mantendrá en Índice MSCI en la lista de revisión para una potencial reclasificación al estatus de ‘mercado emergente’ como parte de la Revisión Anual de Clasificación de Mercados en 2018”, explicó el comunicado.

En tanto, se destacaron los puntos favorables de la economía en los últimos años: “Desde diciembre de 2015 el Banco Central de Argentina abolió las restricciones al cambio de divisas y los controles de capitales que habían tenido lugar por varios años. Estos cambios han resultado, entre otras cosas, (1) en un tipo de cambio flotante, (2) la eliminación de reservas de efectivo y límites mensuales de repatriación de efectivo y (3) la abolición del período de inmovilización para inversiones”.

“A pesar de que el mercado de renta variable de Argentina alcanza la mayoría de los criterios para ser Mercado Emergente, aún debe evaluarse la irreversibilidad de los relativamente recientes cambios”, puso reparos la entidad. Así, postergó la resolución en el marco de la Revisión Anual de la Clasificación del Mercado de 2017.

La decisión, que fue una sorpresa para los inversores, deja al país en el mucho más pequeño índice de mercados frontera, en el que se encuentra desde 2009.

“Creemos que Argentina puede ser golpeada en un primer momento, porque las expectativas de que se le incluyeran eran muy altas”, dijo Lucy Qiu, analista de mercados emergentes de UBS Wealth Management en Nueva York. “Aún pensamos que puede ser un caso positivo en el largo plazo pero hay que prepararse para una debilidad temporal”, agregó.

La decisión de no subir de categoría a Argentina pudo ser una decepción para muchos inversores, dijo la gestora de fondos de BlackRock, Emily Fletcher, que destacó los sustanciales cambios macroeconómicos del país en el último año. Argentina sigue siendo un “destino atractivo para la inversión” en el largo plazo, agregó.

La mejora en la calificación hubiera implicado la habilitación a fondos internacionales para adquirir activos argentinos, lo cual daría impulso al sistema financiero local.

La Argentina había perdido la categoría en 2009, principalmente, a causa de que se pusieran en marcha restricciones a los movimientos de capitales externos.

Para otorgar la categoría a las economías, la banca estadounidense Morgan Stanley analiza factores como la volatilidad, proyecciones de crecimiento, liquidez y apalancamiento financiero, entre otros.

MSCI Inc. es un ponderador estadounidense de fondos de capital de inversión, de carteras de emisión de deuda, de indicadores de mercados de valores y de fondos de cobertura, entre otros instrumentos financieros.

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La mejora de la economía, ¿electoral o duradera?

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La relativa quietud del tipo de cambio, el hecho que los salarios en dólares en los últimos doce meses estén aumentando casi un 10 por ciento, son rasgos de una economía en clave electoral. ¿Será que el 2017 no se habrá de diferenciar de los años impares precedentes y que, por ende, en 2018 la economía volverá a entrar en recesión?. Hay bastante distancia con 2015 ó 2013 como para poder asegurarlo. El dólar planchado no es el subproducto de controles (los cepos), la inflación está desacelerando de forma menos artificial, ya que han ocurrido ajustes de tarifas, la reactivación luce más firme, al ser traccionada por la agroindustria y la inversión pública, en lugar del consumo.

Otra diferencia relevante es que el gasto público consolidado (nación, provincias y municipios) este año estaría recortando 1 punto del PIB, cuando en 2013 aumentó 1,5 puntos porcentuales y en 2015 lo hizo nada menos que 3,7 puntos del PIB. En la medida en que se aleje la idea de una futura crisis fiscal, la inversión privada podría dar señales más contundentes, aunque no deberían menospreciarse los datos de coyuntura, ya que la importación de bienes de capital crece 17,2 % interanual en lo que va del año, y ya supera en 7,0 % los guarismos de 2015. Estas tendencias podrán acentuarse cuando se confirme que la reactivación no habrá de agotarse con el año electoral.

Comparado con un primer trimestre en el que la inflación apuntaba hacia arriba y el nivel de actividad no despegaba, el segundo trimestre aporta mejores augurios a la política económica, aunque ya se sabe que las buenas noticias vienen en dosis homeopáticas.

La tendencia ascendente de la inflación entre febrero y abril, con la consiguiente suba de tasas dispuesta por el Banco Central un par de meses atrás, complicaron la marcha de la economía entre el primer y el segundo trimestre. Pero esas tribulaciones parecen quedar atrás. Fue significativo el descenso de la tasa mensual de inflación, de 2,6 % a 1,3 % entre abril y mayo (INDEC), pero además resultó consistente, porque de los 35 items relevados, en 19 las subas de precios fueron inferiores a 1,3 %. Esto hace verosímil un nuevo peldaño descendente para junio, que permitiría que el Banco Central haga otro tanto con las tasas de interés, quizá a principios de julio. 

Con estas novedades, la recuperación del nivel de actividad podría afianzarse, ampliando el número de sectores involucrados, para alcanzar al mercado de trabajo, que siempre actúa con rezago: en términos desestacionalizados, la tasa de desempleo subió de 8,1 % a 8,9 % entre el cuarto trimestre de 2016 y el primero de 2017. De todos modos, hay sectores que ya reflejan el cambio de tendencia y la forma secuencial en que esto ocurre, caso de la construcción, dónde el empleo subió 2,1 % interanual en el primer trimestre, acelerando a 5,6 % en marzo.

La menor inflación, que ahora puede abrir paso a fenómenos positivos como la recuperación parcial del poder adquisitivo de los salarios, es un logro no exento de costos. Como ya se ha comentado, estabilizar luego de una hiperinflación fue reactivante por sí mismo, pero el punto de partida de esta coyuntura es la estanflación de cuatro años (2012 a 2015), no comparable con los episodios de principios de los ’90 y de los 2000.

Asimismo, como se viene de un colapso de la inversión en infraestructura, pese a subsidios que superaron los 4 puntos del PIB, el proceso de recomposición de tarifas introduce una cuña que se interpone entre sueldos y consumos. Si antes de diciembre de 2015 una familia tipo de la Ciudad de Buenos Aires destinaba el 44 % de sus ingresos a pagar alquiler, expensas y servicios de luz, gas, agua y transporte, al presente esa participación ya alcanza al 50 %, o algo más. Esos 6 puntos porcentuales de diferencia implican menor capacidad adquisitiva para indumentaria, peluquería, salidas del hogar, electrodomésticos, y el resto de consumos llamados “suntuarios”. Y el tema es que la actualización de tarifas no se ha completado, ya que los subsidios (que ahora equivalen a 3 % del PIB), todavía cubren más del 40 % de los costos. Los cambios estructurales vinculados con el negocio del consumo (mayoristas capturando mercado de los súper, por ejemplo) recién han comenzado.

Sería un problema si estuviéramos en presencia de un fenómeno de “austeridad inútil”, por el cual lo que se sustrae del consumo se pierde en fuga de capitales. Pero no puede decirse que éste sea el caso, porque hay diversas variables relacionadas con la inversión que se están comportando positivamente. Como se mencionó más arriba, la importación de bienes de capital trepó 17,2 % interanual (enero-abril), y ya se sitúa 7,0 % por encima de 2015. El consumo de cemento, por su parte, que en el primer trimestre había subido 6,1 % interanual, acelera a 9,6 % en lo que va del segundo trimestre.

No hay posibilidad de un boom de inversiones, porque la rentabilidad en la mayoría de los sectores es muy acotada, las decisiones en el segmento industrial están condicionadas por la definición de la crisis brasileña y porque la reversión de los desequilibrios macroeconómicos, que orbitan alrededor del muy elevado déficit fiscal, demanda un consenso político que sólo las legislativas de octubre permitirá afianzar. Pero, al menos, hay un movimiento perceptible que parece responder al “milagro” de constatar que existe vida económica después de 2017…

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Más deuda: la Argentina emitirá un título en dólares a 100 años por primera vez

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El Ministerio de Finanzas anuncia la emisión de un bono con plazo a 100 años por un monto de 2.750 millones de dólares estadounidenses con un cupón de interés de 7,125% y un rendimiento de 7,9%.

Esta operación se enmarca en el objetivo del Gobierno Nacional de “asegurar el financiamiento en las mejores condiciones posibles para el crecimiento de la economía y la generación de empleo”.

 

A pesar de la incertidumbre actual en los mercados internacionales, el Gobierno busca obtener financiamiento a muy largo plazo y a las tasas nominales más baja de la historia argentina.

 

“Una emisión de este tipo es posible gracias a que logramos recuperar la credibilidad y la confianza del mundo en Argentina y en el futuro de nuestra economía”, afirmó el ministro de Finanzas, Luis Caputo.

 

Con esta emisión, Argentina pasa a ubicarse en el selecto grupo de naciones con emisiones de bonos soberanos a 100 años como México, Bélgica, Irlanda, China, Dinamarca o Suecia. “Estamos más cerca de países normales como Bélgica o México que de Venezuela, con quien el gobierno anterior solía endeudarse a 5 años de plazo y a tasas de un 15%. Es un sello de confianza no sólo en esta Administración sino también en el futuro del país”, agregó el titular de Finanzas.

El Ministro resaltó que la operación muestra “prudencia y responsabilidad: estamos aprovechando un momento de tasas muy bajas a nivel mundial y es importante, entonces, balancear los plazos de endeudamiento”.

Caputo agregó, además, que “no hay que perder perspectiva; lo que pagamos en esta emisión es lo mismo que pagaba Estados Unidos por su deuda a largo plazo en la década de los 90″. “Financiarse a largo plazo y con tasas bajas es hacer una gestión responsable y cautelosa de nuestra deuda”, añadió.
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