La “estrella culona” del Conicet tiene 68,6% de imagen positiva, diez puntos más que la aprobación del Gobierno
El 56,1% de los encuestados considera que el rumbo del país desde la asunción de Milei es incorrecto, mientras solo un 38,9% lo evalúa como correcto. Esta tendencia negativa se sostiene desde marzo, con un pico crítico en julio, cuando el rechazo trepó al 57,2%, señala una nueva encuesta nacional realizada por la consultora Zuban Córdoba y Asociados entre el 8 y el 11 de agosto de 2025. El documento perfila un contexto adverso para el presidente Javier Milei. La investigación, que abarcó una muestra de 2.000 casos con un margen de error de ±2,19%, aborda variables políticas, sociales y tecnológicas con un nivel de confianza del 95%.
La dirección del país y el malestar persistente
La desaprobación de la gestión libertaria alcanza el 57,8%, en contraste con un 41,8% que la aprueba. Aunque hay cierta estabilidad desde mayo, el rechazo supera sistemáticamente el apoyo desde febrero.
Frente a la afirmación del propio Milei de que será reelecto en 2027, el 58,1% de la población está en desacuerdo, contra un 37,9% que adhiere a esa idea. Este dato refleja el escaso consenso sobre el futuro político del presidente, incluso entre votantes indecisos.
Polarización en alza: crece el “anti mileísmo”
Un dato central del estudio es el crecimiento del anti mileísmo, que se posiciona por encima del anti kirchnerismo y del anti peronismo como fenómeno social. En agosto, el 53% se define como anti Milei, superando al 29,3% que se identifica como mileísta. En paralelo, el anti kirchnerismo se refleja en el 49,9%, con un 31,7 por ciento que se define kirchnerista. Sin embargo, el anti peronismo trepa al 41,1%, contra un 41 que admite preferir al peronismo.
Garrahan, un símbolo frente al ajuste
En medio de los embates presidenciales contra instituciones públicas, el Hospital Garrahan obtiene una imagen positiva del 94,6%, incluyendo a votantes libertarios. El 82,7% considera prioritario que el Gobierno nacional garantice su financiamiento, y el 85,4% enviaría a su hijo o hija allí ante una enfermedad grave, dato que desarma el relato oficial de deslegitimación.
Inteligencia artificial: conciencia, preocupación y alerta democrática
El 75% de los argentinos afirma haber oído hablar de la inteligencia artificial (IA) y el 69% considera que ya influye en procesos políticos como campañas electorales y toma de decisiones.
- El 48,8% está preocupado por la posibilidad de que la IA reemplace su trabajo o el de personas cercanas.
- La inquietud es mayor entre mujeres (52,4%) y personas de entre 31 y 45 años (49%).
- El 69,2% cree que la IA representa un riesgo importante en términos de desinformación.
- El 76,5% sostiene que el Estado debe regularla, ya sea con normativas estrictas (36%) o con algún tipo de control (40,5%).
- El 61,5% afirma haber detectado IA en campañas políticas o medios, siendo los jóvenes los más expuestos.
- Ante una batería de ejemplos recientes -desde deepfakes de Mauricio Macri o Axel Kicillof hasta desinformación viral difundida por funcionarios del Gobierno nacional-, la población muestra un fuerte respaldo a la regulación y una mirada crítica sobre su uso en la esfera pública.
El fenómeno CONICET: orgullo nacional
El stream viral sobre la investigación científica argentina en el CONICET fue visto o escuchado por el 77% de los encuestados, y la ya célebre “estrella culona” cosecha un 68,6% de imagen positiva, muy por encima de la mayoría de los dirigentes políticos.
Intención de voto: paridad y dispersión
De cara a las elecciones de octubre:
- La Libertad Avanza + PRO obtendría un 38,6%.
- Fuerza Patria (Peronismo/Kirchnerismo) cosecharía un 37,9%.
- Las otras opciones, como Grito Federal (8,3%), la izquierda (4,9%) y otros partidos menores (10,3% sumados), marcan una competencia fragmentada.
El informe señala que el “riesgo peluca” -en alusión a una posible sobreinversión de sectores del mercado en un gobierno sin capacidad de sostener gobernabilidad ni capital político- se ha instalado como preocupación real entre los actores económicos.
La legitimidad social del oficialismo está cada vez más restringida a sus núcleos duros, mientras los consensos nacionales emergen, paradójicamente, en torno a la defensa del sistema público de salud, la ciencia y la necesidad de regulación tecnológica.
El dato no menor es que el mileísmo, que irrumpió con fuerza disruptiva, se enfrenta a una creciente contra-identidad social que podría limitar su proyección electoral.
