Crecen exportaciones de té y yerba en la primera mitad del año

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Por Gerardo Alonso Schwarz y Juan Cuevas. En los primeros cinco meses del 2018 se observa que las exportaciones de los productos tradicionales de las provincias del NEA no han mostrado un comportamiento uniforme con respecto al mismo período del año pasado según información del INDEC.
De esta manera, se observa que las exportaciones de Té y de Yerba Mate han registrado incrementos en los montos comerciados (+2% para el caso del Té y +9% para el caso de la Yerba Mate).

Por otro lado, se observa que las ventas al exterior de Pasta Celulósica prácticamente no han tenido variaciones en los montos (-1%).
Finalmente se observa que tanto las exportaciones de Tabaco (del tipo Burley), Productos derivados de la Madera y Arroz han registrado caídas importantes (-10%, – 8% y -21% respectivamente).
Importaciones
Al analizar las compras (montos en dólares) del principal socio comercial de las provincias de la región, se observa que en los primeros seis meses de este año las importaciones brasileñas totales de Pasta Celulósica cayeron un 8% con respecto a igual período del año pasado, mientras que las importaciones de arroz han caído un 49% y las importaciones de Maderas y sus
Manufacturas no han tenido modificación con respecto al año anterior.

En lo que se refiere a los volúmenes comerciados (toneladas), las importaciones de Celulosa cayeron un 20%, mientras que las de arroz cayeron un 43% y en el caso de las Maderas se registró un pequeño crecimiento (del 2%).
Dentro de este marco, las compras de Brasil a Argentina en los mismos productos (montos en dólares) han registrado un crecimiento del 15% en el caso de las importaciones de Pasta Celulósica, un incremento del 7% en Maderas y sus Manufacturas y una caída muy fuerte (del 61%) en las compras de arroz.
La evolución de los volúmenes (toneladas) importados desde Argentina muestran una caída del 4,5% en el caso de la Celulosa, una caída del 68% en las importaciones de arroz cayeron un 43% y un crecimiento del 11,3% en el caso de las Maderas.

Finalmente, las compras internacionales (montos en dólares) de Estados Unidos de productos relevantes para la región NEA muestran que en los primeros cinco meses de este año las importaciones totales de Té Negro cayeron un 16,8% con respecto a igual período del año pasado, mientras que las importaciones de Maderas y sus Manufacturas han registrado un crecimiento del 7% con respecto al año anterior.
Dentro de este marco, las compras de Estados Unidos a Argentina en los mismos productos (montos en dólares) han registrado una caída del 3,4% en el caso de las importaciones de Té Negro y una caída del 11% en Maderas y sus Manufacturas.
Es interesante destacar dentro del último grupo de productos que, mientras las importaciones de Tableros de Fibra de Madera han registrado una caída del 39% durante el último año, las importaciones de madera aserrada han crecido un 31%.
 

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El rojo comercial se duplicó respecto al primer trimestre de 2017

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  • En marzode 2018, el déficit comercial alcanzó US$ -600 millones. De este modo, se redujo de manera considerable en relación al resultado de igual mes de 2017 (US$ -900 millones). Pese al resultado positivo del mes, las luces de alerta continúan encendidas: el rojo comercial más que se duplicó en el primer trimestre del 2018, al pasar de US$ 1.200 millones en los primeros tres meses del año pasado a US$ 2.500 millones en igual período de 2018.

 

  • Cabe destacar que no se observaba una mejora en la comparación interanual del resultado comercial desde enero de 2017 (13 meses). Esta recuperación obedeció a un crecimiento más acelerado de las exportaciones (+17,2% i.a.) que de las importaciones (+8,8% i.a.). No obstante, en el acumulado a los primeros tres meses del año sí se observó la tendencia registrada durante buena parte de la administración Cambiemos: un mayor avance de las compras externas (+21,3% i.a.) que de las ventas al exterior (+12,9% i.a.).

 

  • La reducción del déficit en marzo respondió principalmente al repunte de los términos de intercambio: mientras que los precios de nuestras exportaciones treparon 7,1% i.a., los precios de los importados avanzaron “sólo” 2,2% i.a. En este sentido, si se hubieran mantenido los precios de marzo 2017, el déficit habría rozado US$ 850 millones, eliminando casi toda la mejora observada. Asimismo, en el acumulado al primer trimestre, el intercambio comercial valuado a precios del 2017 arrojaría un déficit mayor al consumado (US$ 2.800 millones vs US$ 2.500 millones).
  • Otra forma de evaluar al resultado comercial es considerarlo como porcentaje del PBI. En este caso, se observa que, mientras que las exportaciones se mantuvieron en línea con los valores de los últimos años (2,2% -considerando las estimaciones de PBI Nominal y tipo de cambio del Presupuesto Nacional 2018-, con un promedio 2,1% en los primeros trimestres de 2016 y 2017), las importaciones del período enero-marzo representaron 2,6% del producto (0,4 p.p. por encima de la media de los últimos dos años).
  • Con los números del primer trimestre cerrado, nuestras proyecciones del rojo comercial para2018 superan los US$ -11.000 millones. En consecuencia, el rojo en el intercambio de bienes se incrementaría alrededor de 30% en relación al año pasado, alcanzando un déficit de 1,7% del PBI, el ratio más elevado desde la salida de la Convertibilidad.

Importaciones

 

  • En el primer trimestre de 2018, las importaciones treparon 21,3% i.a., impulsadas principalmente por las cantidades importadas (+18,1% i.a.) ya que los precios subieron sólo 2,7% i.a. La expansión de las compras externas alcanzó a todos los usos económicos: el alza más importante lo tuvieron las cantidades adquiridas en el exterior de piezas y accesorios para bienes de capital (+25,2% i.a.), seguido por combustibles y lubricantes (+24,2% i.a.).

 

  • Por su parte, los bienes finales representaron 22,8% de las importaciones totales (medidas en valores) durante el primer trimestre, a la par que los bienes de capital implicaron 20,5% y el 56,7% restante quedó para los insumos intermedios y combustibles y energía. Vale destacar que la proporción de los productos de consumo y vehículos se redujo en comparación al acumulado de los primeros tres meses del año pasado (había sido de 23,7%), aunque supera ampliamente al promedio de 2003-2015 (17,7%) y de la Convertibilidad (20,3%).

 Exportaciones

  • En el primer trimestre de 2018, las exportaciones treparon casi 13% i.a., impulsadas por las cantidades vendidas (+7,1% i.a.) y la mejora de los precios internacionales (+5,4% i.a).
  • A nivel de grandes rubros, se observaron mejoras en casi todos los casos. La única mancha del trimestre fueron las manufacturas de origen agropecuario, que cayeron 2,5% i.a. por la contracción de las cantidades exportadas (-8,2% i.a.), contrarrestada parcialmente por el avance de los precios (+6,1% i.a.).
  • El magro desempeño de las manufacturas de origen agropecuario contrasta con el avance de los productos primarios, que escalaron 18,5% i.a. en el trimestre, dinamizados por el avance de las cantidades (+15,8% i.a.)
  • Por último, pero no por ello menos importante, las manufacturas de origen industrial acumularon un alza significativa en los primeros tres meses del año (+20,3% i.a.). La dinámica responde principalmente al desempeño de las cantidades (+13,9% i.a.), y en menor medida por el avance de los precios (+5,6% i.a.).
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Ecolatina advierte que continuará aumentando el déficit comercial

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En el último año, el déficit comercial de bienes rozó los US$ 8.500 millones, revirtiendo el superávit alcanzado en 2016 (en torno a US$ 2.000 millones). Este cambio de signo fue una constante a lo largo de 2017: en un hecho inédito para la economía argentina de la posconvertibilidad, todos los meses del año arrojaron un saldo negativo. En el mismo sentido, 2017 marcó el mayor rojo en términos del PBI (-1,4%, conforme a nuestras estimaciones) desde el abandono del 1 a 1.
Esta dinámica respondió a las dispares velocidades de crecimiento que mostraron las exportaciones y las importaciones: mientras que las primeras treparon 1% i.a. a lo largo del último año (llegando a US$ 58.500 millones en 2017), las importaciones saltaron 20% i.a., alcanzando los US$ 66.900 millones.
La flexibilización del régimen de administración del comercio, un dólar barato (especialmente en la primera parte del año) y la recuperación de la actividad, fueron las principales razones detrás de esta dinámica. A contramano, un mundo en donde avanza el proteccionismo (de tintes nacionalistas en Estados Unidos y Europa y de manera industrialista en China), dificulta el despegue de los envíos al exterior. Asimismo, también impactó la anémica recuperación de la economía brasileña. Como resultado, la “vuelta al mundo”, al momento, sólo se está materializando por el lado comprador.
Por otra parte, el aumento de los precios internacionales de los productos importados contribuyó a profundizar el déficit. Si se hubieran mantenido los precios de 2016, el déficit habría sido de US$ 6.300 millones, es decir, un 25% menor (-1,0% del PBI, lo que continuaría siendo el peor resultado desde 1998).
Más allá de lo acelerado de la suba, es importante remarcar que las importaciones están retornando a los niveles que habían mostrado años atrás: las compras externas del último año se ubicaron 10% por debajo de las de 2013. Sin embargo, y esto es lo que explica lo abultado del déficit, las exportaciones fueron 20% menores que las de ese año. Por lo tanto, mientras que las compras externas se recuperan, las ventas no repuntan.
Al margen de los inconvenientes vinculados a la restricción externa (actualmente, la oferta de dólares se suple principalmente con endeudamiento externo), esta dinámica no representa un aspecto negativo en sí mismo: puede ser la contracara del proceso de recuperación de la actividad. Por lo tanto, analizar la dinámica detrás del resultado comercial, nos permitirá comprender sus causas y efectos.
Los bienes finales impulsaron a las importaciones
Comenzando por la performance de las exportaciones, lo primero que resalta es el cambio en su composición, consecuencia de una dinámica heterogénea entre los distintos grandes rubros. La caída en los envíos externos de los productos del sector agropecuario (las exportaciones de Productos Primarios (PP) y Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) disminuyeron 5,6% i.a. y 3,6% i.a. en el último año, respectivamente) fue más que contrarrestada por el avance de aquellos vinculados al entramado manufacturero: las ventas externas de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) treparon 11,2% i.a. durante 2017, a la par que las ventas de Combustibles y Energía saltaron 18,6% i.a.
El retroceso del sector agropecuario obedeció a su elevada base de comparación: producto de la liquidación de la cosecha retenida que tuvo lugar en el primer trimestre de 2016, las exportaciones de bienes primarios habían crecido cerca de 20% i.a. en el primer año de gestión de Cambiemos, aun considerando las inundaciones durante abril de ese año. Por su parte, las ventas de las MOA treparon un magro 0,3% i.a. en 2016, aunque fuertemente impulsadas por un primer trimestre (+15% i.a.) que alcanzó para revertir la caída agregada del resto del año (-3,4%).
De forma similar, el alza en las ventas externas de productos industriales también tuvo su base en el comportamiento de los últimos años: las ventas de las MOI se redujeron 37,6% i.a. entre 2011 y 2015, para recuperarse 4,1% i.a. en los últimos dos años. Por lo tanto, si comparamos el resultado de 2011 con el de 2017, se observa un retroceso superior al 35%.
Más allá de este aspecto negativo, es importante mencionar el rol que tuvo el incremento de las exportaciones a destinos no tradicionales: a excepción de Brasil, los envíos de MOI saltaron 13,3% i.a; a contramano, los efectuados al gigante del Mercosur crecieron casi la mitad (+6,8% i.a.). En consecuencia, una profundización de la recuperación brasileña, tal como se estima para este año, mejoraría aún más este panorama. A modo de cierre, podemos afirmar que, contrario a ciertas especulaciones previas al cambio de gobierno, tras dos años de gestión de Cambiemos, en el frente externo, los productos industriales muestran un mayor dinamismo que los agropecuarios.
Por su parte, al mirar las importaciones, el análisis vira hacia la economía local y, fundamentalmente, a su impacto en el entramado productivo: saber qué tipo de productos están dinamizando las compras externas nos permite estimar más finamente el curso que seguirá la industria, con sus efectos sobre la actividad y el empleo, entre otras variables.
En este punto, el panorama luce desalentador. Si dividimos las compras externas entre aquellas necesarias para el normal funcionamiento del proceso productivo (bienes de capital, sus piezas, insumos y combustibles) y bienes finales (bienes de consumo y vehículos livianos), se observa un mayor dinamismo de estos últimos: a la par que las compras externas de bienes finales avanzaron cerca de 30% i.a. en 2017, la de aquellos con un impacto en la producción treparon poco más de la mitad (+17% i.a.). Peor aún, si comparamos 2015 con 2017, los saltos se transforman en 50% y 3%, respectivamente.
Como resultado, las importaciones de productos que no son indispensables para el normal funcionamiento de la economía argentina, y que en muchos casos compiten con la producción local, están ganando peso dentro de nuestra canasta importadora. Durante 2017, la participación de bienes finales representó 22,8% de las importaciones totales, el valor más alto desde la crisis del Tequila (1994), superando en más de 5 p.p. al promedio 2003-2015 (17,7%) y en línea con el período 1992-2001 (22,3%). Por ende, el avance de las importaciones no es una consecuencia directa del crecimiento económico, sino más bien del proceso de apertura comercial.
En esta línea, es importante tener presente otro dato: conforme a diversos estudios históricos, la elasticidad de las importaciones en relación a la tasa de actividad se ubica en torno a los 3 puntos (es decir, por cada “punto de crecimiento” de la demanda doméstica, las importaciones avanzan un 3%). Sin embargo, esta elasticidad más que se duplicó en el último año. Por lo tanto, si bien es sabido que se parte de una situación de “represión de importaciones”, cierto “gradualismo” en el comercio exterior armonizaría su dinámica a la del resto de la economía (mostrando crecimientos o retrocesos similares).
 
Una tendencia que se profundizará en 2018
Para 2018 el Poder Ejecutivo se fijó tres metas principales: contener la inflación, garantizar un crecimiento del 3,5% y reducir en 0,7 p.p. el déficit fiscal primario, llevándolo al 3,2% del PBI. Para cumplir estos objetivos, hay una sola variable que no funciona como “sábana corta” (que cuando acerca un objetivo, aleja otro): el dólar barato. Un Peso que continúe fortalecido, acotaría las presiones sobre los precios, estimularía la actividad (en el corto plazo) y no impactaría negativamente en las arcas públicas.
Sin embargo, esta herramienta perjudicaría al resultado externo. Producto de la pérdida de competitividad cambiaria y la profundización de la recuperación de la actividad, el rojo comercial se agravará durante este año. De este modo, estimamos que en 2018, la balanza comercial será, nuevamente, la variable que el gobierno resignará en pos de alcanzar otros objetivos (más prioritarios según su visión).
En resumen, impulsado por la recuperación económica y la persistencia del atraso cambiario, el déficit comercial se profundizará en 2018, marcando un nuevo récord. En el mismo sentido, según nuestros cálculos, al continuar creciendo más aceleradamente que el resto de las variables macroeconómicas, el rojo comercial volverá a incrementarse no solo nominalmente sino también como porcentaje del PBI.

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Intendentes misioneros y de Río Grande do Sul suman fuerzas para construir el puente en San Javier

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Intendentes de la zona sur de Misiones y prefeitos de Río Grande do Sul, en Brasil, se reunieron en la mañana de este martes en Casa de Gobierno para fortalecer la posición común con el objetivo de avanzar en definiciones para la construcción del puente en San Javier, sobre el río Uruguay.
El intendente de San Javier, Enio Lemes se mostró esperanzado en que las negociaciones avancen rápido este año, después del interés mostrado por sus pares de Río Grande do Sul, la cuarta economía del Brasil. “Hoy el cruce del río por balsa está funcionando a pleno, con más de 150 vehículos diarios por los que van a las playas. Pero lo que más nos interesa es el tráfico de exportación e importación”, indicó el intendente quien encabezó el grupo que se reunió con el vicegobernador Oscar Herrera Ahuad.
El interés brasileño está expresado en números: se incluyó en el presupuesto una partida de 82 millones de Reales, a los que se suman 10 millones de pesos en el presupuesto argentino –para el estudio de viabilidad- y otros 20 millones de dólares que están disponibles a través de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo para potenciar la ruta turística de los pueblo originarios. De allí, el modelo propuesto para el puente, remite a la fachada de las Misiones Jesuíticas.
Rio Grande es uno de los estados más ricos de Brasil. Sin embargo, no tiene vínculo físico con Misiones. Las empresas de la región fronteriza miran con atención a los puertos de Santa Ana y Posadas, como rutas posibles para la exportación de sus productos a nuevos mercados.

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“Importación sobre ruedas”: cae la producción y aumentan las importaciones en la industria automotriz

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En los primeros ocho meses de 2017, se profundizó la caída de la producción en la industria automotriz a pesar del aumento de las ventas en los concesionarios. De esta manera, la política industrial del gobierno de Mauricio Macri se aleja del ideal de lograr un mayor componente valor local en la cadena de valor automotriz, para continuar reemplazando producción nacional por importaciones.

ADEFA, la cámara empresaria que aglutina a las empresas del sector automotor, detalló en su último informe, que a Agosto de 2017 se habían producido 355.134 autos en el país. Comparativamente, esto representa un 0,81% menos que para el mismo periodo de 2016, y un 14,73% menos que en 2015. De esa cantidad producida, 130.526 fueron destinados al mercado externo (un 23,38% menos que los primeros siete meses del 2015) y 172.309 fueron destinados al mercado local. Ahora bien, las ventas totales en las concesionarias argentinas fueron de 564.256 unidades hasta agosto del corriente año. Esto quiere decir, a partir de la diferencia existente entre las ventas de vehículos nacionales y el total de vehículos vendidos, que el 71% de los autos comercializados en las concesionarias locales fueron importados desde el exterior. Las 399.108 unidades vendidas que no fueron producidas en el país representaron un aumento del 42,65% con respecto a las 279.784 de 2016, y un 86,79% más que las 213.664 de los primeros ocho meses de 2015. Por tanto, la demanda de autos de 2017, no fue satisfecha por producción local sino que, por el contrario, el mercado argentino se abasteció de autos importados desde otros lugares del mundo sustituyendo ventas de origen nacional.

Los datos de la aduana argentina confirman lo que queda implícito del informe de ADEFA. Las importaciones de autos aumentaron exponencialmente para sus tres categorías, mientras que el ingreso de autopartes, necesarias para la producción local, disminuyó comparativamente.

Durante los primeros seis meses de 2017, se importaron 2.969 millones de dólares en vehículos de pasajeros, cuando en el mismo periodo del 2015 las importaciones de este tipo de autos habían llegado solamente a 1.557 millones de dólares.

Es decir que, hasta junio de 2017 las importaciones de vehículos de pasajeros crecieron un 90,8% con respecto al mismo periodo de 2015. Este mismo proceso se ve reflejado en las importaciones de vehículos de transporte de cargas que crecieron un 119,4%, y en los vehículos de transporte de pasajeros que aumentaron un 80,4%. Sin embargo, cuando se analizan las posiciones arancelarias correspondientes a las autopartes necesarias para la producción local de autos, se puede ver que las mismas disminuyeron un 12% entre los periodos comparados.

Las mismas cayeron de 1.471 millones dólares hasta junio de 2015, a 1.294 millones de dólares para los mismos meses del 2017. La causa de este descenso en el ingreso de autopartes al país, es la caída de la producción explicada anteriormente, dado que las mismas son las piezas y repuestos necesarios para producir los autos de manera local.

Por tanto, la reducción de la compra en el exterior de autopartes es un síntoma de como la producción de vehículos se retrae en el país. En síntesis, en los datos aduaneros de los primeros seis meses del 2017 se puede observar como mutó la dinámica de las importaciones del sector.

Crecieron las importaciones de bienes finales destinados al mercado local que compiten directamente con la producción nacional, y disminuyó la compra de bienes intermedios necesarios para la producción de autos en Argentina. Un millón de autos Este aumento de las importaciones se da un contexto de crisis del sector automotor. El mercado brasilero, principal destino de las exportaciones de autos de Argentina, sigue sin mostrar signos de mejora, generando despidos, suspensiones y retiros voluntarios en la industria nacional. Para enfrentar esta problemática, el gobierno y las cámaras empresariales firmaron en marzo de este año un convenio productivo por el cual se proponen producir un millón de autos para el 2023.

En el acto de lanzamiento, el presidente Macri realizó una fuerte defensa de la flexibilización laboral como método para enfrentar dificultades económicas, a partir de su experiencia como vicepresidente de la automotriz SEVEL durante la crisis del tequila. A pesar de las firmas y el acto público, se registraron pocos avances en los puntos que establece este convenio.

Por tanto, las terminales automotrices presentaron un estudio sectorial al ministro Cabrera, elaborado por Bein & Company, como medio para agilizar los compromisos firmados. A través del mismo, las terminales lejos de reclamar por un control de los autos que vienen desde el exterior, pusieron nuevamente sobre la mesa el debate de ganar competitividad en base a la reducción de impuestos y flexibilización de la mano de obra, en pos de buscar nuevos mercados en otros países.

Cabe destacar que son las mismas terminales automotrices las que ingresan los autos importados al país, generando una gran rentabilidad en este otro segmento del negocio. Así, nos enfrentamos a una profundización de la sustitución inversa en donde las importaciones de vehículos reemplazan la producción nacional, generando que los “brotes verdes” de las ventas se conviertan en malas noticias para todos los demás actores nacionales de la cadena automotriz.

Frente a esta coyuntura adversa para el sector automotor, las políticas de apertura comercial propiciadas desde el gobierno se empalman con la visión globalizadora que tienen las terminales automotrices sobre cómo manejar la industria. La misma, se contrapone contra el bienestar de los trabajadores del sector automotor, las empresas autopartistas nacionales y el crecimiento económico del país.

La meta del millón de autos se vuelve un eufemismo para garantizar las excepciones impositivas y las modificaciones de los convenios colectivos de trabajo tan largamente reclamados por las grandes empresas automotrices. Por último, en la medida que los intereses de las grandes empresas terminales organicen las políticas públicas, es esperable que en los próximos años se profundicen las tendencias aquí analizadas, y que por consiguiente crezcan fuertemente las importaciones de autos afectando la producción nacional.

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