El dólar mayorista cerró en $1.362 y el Gobierno enfrenta presión cambiaria y crisis de liquidez
El salto cambiario enciende alarmas en la previa electoral
El mercado cambiario argentino volvió a encender las alarmas: el dólar mayorista subió $41 y cerró en $1.362, mientras que el minorista promedió $1.367,91, apenas por debajo de su récord nominal histórico de $1.374. En paralelo, el dólar blue trepó $20 hasta $1.365, alcanzando su valor más alto desde abril.
La escalada se dio en una rueda atravesada por la doble presión de los ruidos políticos —potenciados por el escándalo de presuntas coimas que involucra a la Secretaría General de la Presidencia— y los desequilibrios monetarios vinculados a la falta de liquidez y las tasas de corto plazo.
El volumen operado en el segmento de contado alcanzó los u$s472,2 millones, mientras que en futuros se negociaron más de u$s2.038 millones, reflejo de la búsqueda de cobertura en plena incertidumbre preelectoral.
Ruido político y fragilidad monetaria: el cóctel detrás de la suba
La jornada reflejó una dinámica que combina desconfianza política y vulnerabilidad financiera. El economista Gustavo Gardey, cofundador de Bull Road Investments, explicó que la escalada responde a “dos factores centrales: el ruido político y la falta de liquidez monetaria”.
En materia financiera, destacó que la caución bursátil operó al 54% y las Lecaps superaron el 60%, lo que evidencia “un problema de liquidez que ni el BCRA logró resolver con su ventanilla de liquidez, ni con el rollover de deuda negativo”.
La volatilidad se profundizó con las tasas de caución a un día, que llegaron al 82%, marcando la presión sobre el sistema financiero. “El Gobierno está corriendo detrás de la curva y no logra controlar la base monetaria”, advirtió Gardey.
En el plano político, el escándalo que salpica a la funcionaria Karina Milei intensificó la desconfianza. “Los agentes económicos aprovechan la caída de activos para rearmar posiciones, pero la inestabilidad política exacerba la dolarización de carteras en un contexto de elecciones cercanas”, añadió.
Expectativas del mercado y riesgos preelectorales
El mercado de futuros ya “pricea” un dólar mayorista en $1.360 para fines de agosto y en $1.553 para diciembre, lo que refleja la percepción de que el tipo de cambio seguirá presionado más allá del calendario electoral.
El economista Federico Machado, del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN), subrayó que “a 15 días de las elecciones, la curva de pesos está muy dañada por la política monetaria errática del Gobierno”. Además, advirtió que el margen de maniobra para seguir drenando liquidez es cada vez menor “sin generar costos mayores en otros frentes de la economía real”.
Por su parte, el analista Gustavo Ber enfatizó que los inversores muestran mayor cautela “a la espera del mapa de poder pos-octubre”, en un escenario de polarización política extrema. En ese marco, las encuestas privadas empiezan a ganar centralidad como termómetro de expectativas económicas.
Desde el Palacio de Hacienda, el ministro Luis Caputo intentó descomprimir las críticas al afirmar que las tasas de interés “son endógenas” y que la volatilidad responde al “contexto preelectoral”. No obstante, admitió que la política monetaria podría tener “impacto negativo en el nivel de actividad en el corto plazo”.
Brechas, cotizaciones y la foto del mercado
- Dólar mayorista: $1.362 (+$41).
- Dólar minorista (promedio BCRA): $1.367,91.
- Banco Nación: $1.370.
- Dólar blue: $1.365 (récord desde abril, debajo del oficial BNA).
- Dólar MEP: $1.362,22 (+2,3%).
- Dólar CCL: $1.365,65 (+2,2%).
- Dólar tarjeta/solidario: $1.781.
- Dólar cripto: $1.358,95.
La brecha entre el oficial mayorista y el blue se redujo al 0,2%, una rareza que refleja la distorsión actual. Incluso, el dólar paralelo cerró por debajo de la cotización en el Banco Nación, algo que no ocurría desde el 8 de agosto.
La escalada cambiaria expone la fragilidad del esquema económico en la previa electoral. El desafío para el Gobierno será contener la presión sobre el dólar sin paralizar la actividad, en un contexto de tasas altísimas, caída de activos y desconfianza política.
Si bien los analistas no prevén un salto brusco inmediato, la expectativa devaluatoria hacia fin de año ya está instalada en precios y contratos. La combinación de ruido político, desequilibrio monetario y calendario electoral anticipa semanas de extrema volatilidad en la city.
