El salario mínimo tiene menos poder de compra que en 2001, según un informe privado

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El poder adquisitivo del salario mínimo, vital y móvil acumuló una caída del 30% entre noviembre de 2023 y febrero de 2025, ubicándolo en un valor inferior al de 2001, previo al colapso de la convertibilidad. No obstante, los niveles de ocupación del sector privado presentaron una incipiente recuperación.

Así se desprende del informe coordinado por Roxana Maurizio Luis Beccaria y elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL), del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas.

El salario mínimo, que alcanzó los $292.446 en febrero, registró una baja del 0,4%, luego de dos meses de aumentos consecutivos de 0,3% en diciembre de 2024 y enero de este año.

El informe destacó que “el extenso proceso de merma del valor real se originó en diciembre de 2023, cuando se contrajo 15% de la mano de la aceleración inflacionaria, acompañado por una caída aún mayor, del 17%, en enero de 2024″.

Esta tendencia se interrumpió momentáneamente en los meses siguientes, período durante el cual el incremento nominal acompañó la inflación y no se observaron reducciones adicionales.

“Esta contracción, junto con la tendencia decreciente de los años anteriores, lleva a que el salario mínimo en términos reales de febrero de 2025 se ubique en un valor inferior al de 2001, antes del colapso de la convertibilidad. Asimismo, implica una erosión del 61% respecto del valor máximo de la serie, en septiembre de 2011″, explicó el IIEP.

Es relevante mencionar que el Gobierno viene definiendo los aumentos del salario mínimo por decreto dado los fallidos intentos de acuerdo en las reuniones del Consejo que reúne a empresarios y sindicatos y que tiene como fin coordinar las actualizaciones. Los gremios pidieron en diciembre llevar la remuneración mínima a $572.000, lo que fue rechazado por el sector empresarial. En marzo asciende a $296.832.

Nivel de empleo formal del sector privado

En lo que respecta al nivel de empleo, para diciembre de 2024, unos 6,25 millones de trabajadores eran asalariados formales en empresas privadas (excluyendo el empleo en casas particulares).

En agosto de ese mismo año se interrumpió la caída de 11 meses consecutiva. En dicho mes, la cantidad de puestos de trabajo de este tipo se incrementó solo en mil, equivalente al 0,02%. Desde septiembre se observaron aumentos leves, de 8.100 en dicho mes (+0,13%), 4.800 en octubre (+0,08%), 2.100 en noviembre (+0,03%) y 5.900 en diciembre (+0,09%).

A pesar de la estabilidad y de cierta recuperación del empleo privado, la comparación interanual arrojó una pérdida de aproximadamente 105.000 puestos de trabajo (-2%).Evolución de la cantidad deEvolución de la cantidad de asalariados registrados (IIEP)

“La mirada de largo plazo comprobó que el número de ocupados de diciembre de 2024 resultó similar al de seis años y medio atrás, en junio de 2018, y 2,4% inferior al valor máximo de la serie en agosto de 2023. Los datos provenientes de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) ―que releva información en empresas de cinco y más ocupados o de 10 y más ocupados, según el aglomerado― muestran que la tendencia contractiva del empleo se detuvo en septiembre de 2024″, sostuvo el IIEP.

Al igual que los datos provenientes del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), el trabajo de este conjunto de empresas exhibió variaciones negativas desde diciembre, que iban reduciendo su intensidad: -0,5% en marzo, -0,4% en abril, -0,3% en mayo, -0,2% en junio, casi sin alteraciones en julio y -0,1% en agosto.

Entre septiembre y noviembre se registraron variaciones positivas (de 0,2% en septiembre, 0,3% en octubre y 0,2% en noviembre). En diciembre, sin embargo, volvió a observarse una caída (-0,2%) y en enero de 2025 hubo un leve aumento (+0,1%).

Por lo tanto, “ambas fuentes parecen mostrar que la incipiente recuperación del empleo fue débil”, asegura el informe.

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Brecha estable, tasas en alza y FMI en la mira: el panorama monetario en Argentina según Ecolatina

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Según la consultora Ecolatina el Gobierno de Javier Milei va rumbo “Hacia tiempos de definiciones” en el panorama cambiario monetario.

Finaliza una semana relativamente estable en el plano cambiario-monetario. Por un lado, la brecha cambiaria se mantuvo sin grandes variaciones. Por otro lado, el BCRA sostuvo la postura compradora y adquirió USD 283 M en las últimas cinco ruedas, aunque por debajo de los USD 578 M de una semana atrás.

La semana estuvo cruzada por las discusiones acerca del esquema cambiario-monetario y el potencial nuevo acuerdo con el FMI. Esto reavivó los debates acerca de la salida del CEPO, especialmente respecto a la tercera condición (la igualación de la BM con la BMA). Y es que, la recuperación de la demanda de dinero impulsó al alza a la base monetaria, que representa cómodamente más del 60% de la BMA desde principios de año. Como correlato a la recuperación del crédito, la falta de liquidez en pesos comenzó a tensar las licitaciones de Finanzas y obtener un rollover por debajo del 100%, llevando a los depósitos en pesos al nivel más bajo desde mayo del 2024. Sin embargo, también cuenta con depósitos en los bancos comerciales por $12,3 bn (nov-24 último dato disponible), aunque buena parte de ese stock corresponde a capital de trabajo y hay un nivel mínimo que debería quedar como remanente. Hacia adelante, el superávit fiscal dotaría de pesos para afrontar los compromisos financieros, pero el panorama no deja de ser desafiante frente a vencimientos que ascienden por más de $70 bn en los que resta del año.

Lo implícito de todo esto es hacía que esquema monetario-cambiario desean dirigirse las autoridades. Desde el punto de vista del Gobierno, la búsqueda es que la remonetización sea mediante la denominada dolarización endógena. No queda claro si las personas se inclinarán por estas operaciones (a diferencia de las transacciones de facto que ocurren en otros mercados), y suena dificultoso que la adaptación se realice en el tiempo y profundidad que requiere el esquema. De todas formas, se puede flexibilizar la BMA, evitando mantener un escenario que derivaría en tasas de interés más altas, lesionando la recuperación económica en curso y afectando la percepción sobre la sostenibilidad de la deuda pública.

Finaliza una semana relativamente estable en el plano cambiario-monetario. Por un lado, la brecha cambiaria se mantuvo sin grandes variaciones, con los dólares financieros rozando los $1.190. Por otro lado, el BCRA sostuvo la postura compradora, pero desacelerando la marcha al compás de una liquidación del sector agropecuario que sigue sin despegar (promedió USD 59 M los últimos cuatro días, la cifra más baja del mes). En números, la autoridad monetaria adquirió USD 283 M en las últimas cinco ruedas, por debajo de los USD 578 M una semana atrás. En este marco, el riesgo país, en medio de un panorama internacional volátil (el miércoles superó los 700 p.b.), finalizó en 675 puntos en la jornada de hoy.

La noticia positiva estuvo en el frente de los precios. En enero persistió la moderación inflacionaria (2,2% mensual; -0,5 p.p. respecto a diciembre), siendo no sólo la inflación mensual más baja desde mediados del 2020, sino también el mejor enero de los últimos 6 años. En cuanto a las categorías, los precios Estacionales (ayudados por las verduras) jugaron a favor de la moderación al avanzar apenas un 0,4% mensual, al tiempo que los precios Regulados aumentaron 2,6% y el IPC Núcleo subió 2,4% (-0,8 p.p. respecto a diciembre). Visto por agrupación, los Bienes desaceleraron por debajo del ritmo de devaluación (+1,5%), mientras que los Servicios (+3,8%) siguieron mostrando una mayor resistencia a la baja, aunque rompieron el 4% mensual por primera vez.

En otro orden, durante la semana Finanzas obtuvo en la licitación un rollover por debajo del 80%. Con este resultado los depósitos del Tesoro en el BCRA caerían cerca de $1,5 bn (la subasta se liquida hoy, pero el dato se conocerá después), arrojando un stock por debajo de $2,8 bn, el valor más reducido desde mayo de 2024 previo a la rotación de pesos desde Pases del BCRA al Tesoro. Al margen de esto, en la adjudicación siguió primando el apetito por la renta fija (90% de lo adjudicado), siendo la novedad la colocación de tan sólo el 2% en el nuevo bono dollar linked (vencimiento enero del 2026) ofrecido en medio de los debates públicos en torno al esquema cambiario y las negociaciones con el FMI. De esta forma, los inversores continúan inclinándose por una postura de carry en USD en detrimento de la cobertura cambiaria ofrecida.

Justamente, en el rally mediático del Presidente y el Ministro de Economía en medio de las discusiones del esquema cambiario-monetario y el acuerdo con el Fondo, aclararon cuales son las tres condiciones para salir del CEPO1) Que la inflación converja al crawling peg + la inflación internacional; 2) Que la Base Monetaria (BM) se iguale con la Base Monetaria Amplia (BMA), es decir, que la demanda de dinero absorba el excedente monetario heredado; y 3) Una recapitalización del BCRA.

Con respecto al primer punto, dada la velocidad actual del crawling peg (1% mensual) ello implicaría una inflación mensual del 1,5%. Frente a la baja de retenciones, la suba de la carne en febrero y las eventuales presiones estacionales que podrían aparecer en marzo, luce poco probable alcanzar el objetivo durante el primer trimestre. Sin embargo, no descartamos que en caso de lograrlo continúen reduciendo el crawling peg, lo cual movería hacia abajo el objetivo de inflación mensual.

En cuanto al tercer punto, las autoridades aclararon que la idea sería utilizar los eventuales desembolsos del FMI para recomponer la hoja de balance de la autoridad monetaria (lo cual estimamos que podría ser a través de la cancelación de Letras Intransferibles, cuyo stock ronda los USD 70.000 M). Más allá de ello, la maniobra podría tener en paralelo el objetivo de mantener constante la deuda bruta de la administración central (aunque cambiaría su composición, incrementando la deuda con acreedores internacionales) para evitar que el eventual nuevo programa con el FMI tenga que pasar por el Congreso.

Además, el Presidente agregó que un nuevo programa con el FMI podría acelerar la salida del CEPO, aunque en los días posteriores el Ministro salió a aclarar que ello no implicaría un salto discreto del tipo de cambio ni un levantamiento de los controles cambiarios al día siguiente. En tal sentido, vemos muy poco probable que el Gobierno decida convalidar un salto cambiario en la previa a las elecciones, dado que implicaría interrumpir el proceso de moderación inflacionaria, el principal sostén del apoyo popular.

En esta misma línea, más allá de las condiciones mencionadas, desde nuestra perspectiva la salida del CEPO no sólo depende de la evolución de diferentes variables macroeconómicas, sino que se trata de una decisión de política económica (con sus consecuentes beneficios, costos y riesgos) en el medio de un año electoral.

Volviendo a las condiciones económicas establecidas por las autoridades, hoy centraremos el análisis en el segundo punto: la igualación de la BM con la BMA. Recordemos que, a finales de julio del año anterior, el BCRA lanzó la denominada Fase 2 del programa monetario. El mismo consistió en dejar fija la cantidad de dinero en $47,7 bn representados por la Base Monetaria Amplia, que se encuentra compuesta por la Base Monetaria (circulante en pesos + encajes en el BCRA), las LEFI (ex Pases) y Depósitos en pesos del Tesoro (contrapartida de la recaudación + instrumentos financieros). La fijación del techo se mantendrá hasta que la BM vaya ganando participación y represente los $47,7 bn, valor equivalente en términos reales a la BM con la que operaba la economía en agosto del 2019 (previo a la imposición de controles cambiarios).

Ahora bien, ¿qué factores hacen crecer la BM? En pocas palabras, la asistencia al Tesoro, la compra/venta de divisas en el MULC y un aumento de la demanda de dinero. Cerrar las dos primeras canillas fueron parte de la primera (superávit fiscal) y segunda etapa (venta de USD en el mercado financiero) del programa monetario. Ergo, se busca que en la medida que persista la moderación inflacionaria, las tasas de interés acompañen y se recuperen los ingresos, la demanda de dinero vaya absorbiendo el sobrante monetario de modo que la BM se iguale a la BMA.

Ahora bien, pongámosle números a todo esto. Desde abril (período base de fijación del techo) la demanda de crédito en pesos viene creciendo a un ritmo mensual del 7% en términos reales y sin estacionalidad, propulsado por un acelerado crecimiento de los créditos vinculados al sector hipotecario y prendario (+9%), aquellos dirigidos al consumo (+8%) y en menor medida los créditos comerciales (+6%).

Producto del repunte del crédito, los bancos privados evidenciaron una reducción de la liquidez disponible en pesos. La liquidez amplia de las entidades financieras[1] en moneda doméstica llegó a ubicarse en 35,9% a finales de enero, el valor más bajo para la serie iniciada en 2017. De esta forma, los bancos privados comenzaron a desprenderse de LEFIs hasta una tenencia actual de $3,3 bn (vs un pico de más de $6 bn), venta de títulos en el mercado secundario, Pases activos e interbancarios, y cada vez en mayor medida de vencimientos de letras y bonos con Finanzas (es decir, no “rolleando” la deuda).

Relacionado a ello, la base monetaria comenzó a viajar al 5% mensual y a ganar una creciente participación en la BMA, representando cómodamente más del 60% desde principios de año. Como correlato, la falta de liquidez en pesos comenzó a tensar las licitaciones de Finanzas, al tiempo que puso sobre la mesa la discusión en torno a un eventual rediseño de la estrategia monetaria dada la proximidad a su cumplimiento.

Pero, vayamos de a poco. Lo primero a preguntarse es ¿cuánto más tiene para crecer la BM? Dada una BM, los bancos privados tienen la cualidad de “multiplicar” el dinero que pone en circulación el BCRA (cuando da un préstamo, “crea” un depósito). Este multiplicador monetario se encuentra acercándose al histórico promedio cercano al 2x (2003-17) con el que operan las entidades (cada 1 billete circulando, el sistema financiero privado duplica la cantidad). En este sentido, el gobierno podría ganar un poco de tiempo relajando la exigencia de encajes sobre los depósitos que tienen las entidades, otorgando mayor margen de maniobra para el otorgamiento de créditos.

No obstante, en perspectiva el trecho sigue siendo enorme. Cuando se compara los agregados monetarios con relación a la cantidad de bienes y servicios que produce la economía, aún se encuentran muy por debajo del promedio 2016-19 (meses sin CEPO). Para dimensionar, la base monetaria se aproxima al 4% del PIB (vs más de 8%), el circulante de pesos 2,5% (vs 6%) y el M3 privado que incluye depósitos a la vista y plazos fijos está en 13% (vs 17%).

Por estas razones, el rollover por debajo del 100% del Tesoro asociado a la falta de liquidez no necesariamente es una noticia negativa, porque implica una reducción de la deuda pública y una mayor disponibilidad de pesos para prestarle al sector privado. El problema viene con el respaldo en pesos que posee Hacienda, que como vimos al principio están cayendo a su nivel más bajo desde mayo del 2024. Asimismo, los saldos en dólares que tiene el Tesoro estimamos que los estaría reservando para afrontar los compromisos próximos en moneda extranjera (pago al FMI, vencimientos con bonistas en julio, entre otros).

Sin embargo, además de los pesos en la cuenta del BCRA, la administración nacional tiene saldos en los bancos comerciales por $12,3 bn (nov-24 último dato disponible), siendo seguramente menor en la actualidad debido al déficit fiscal de diciembre. De todas formas, aparecen algunas cuestiones a considerar: 1) No todos esos pesos son del Tesoro, sino que también se incluye a organismos descentralizados, la ANSES y otros entes; y 2) Buena parte de ese stock corresponde al capital de trabajo, es decir, hay un nivel mínimo que debería quedar como remanente y no estaría disponible para afrontar pagos de deuda en pesos (promedió $8,5 bn entre 2022-23 a precios de hoy).

Asimismo, a diferencia de la cuenta en el BCRA, esos pesos están circulando dentro del sistema financiero, razón por la cual su utilización tendría otras repercusiones adicionales en el esquema monetario. ¿A qué nos referimos? Más allá de lo que puedan cubrir los bancos públicos con su liquidez en efectivo, buena parte de los depósitos tienen como contrapartida LEFIs ($7,3 bn al 13/02) o incluso títulos públicos. Por ende, la eventual asistencia de liquidez al Tesoro vería reducir el stock de LEFIs, o un desprendimiento de títulos públicos con un potencial impacto en el mercado secundario.

En suma, si bien es verdad que Hacienda cuenta con más recursos que los que se reflejan en sus cuentas en el BCRA, estimamos que dichos recursos no estarían completamente disponibles para afrontar los pagos de deuda, razón por la cual habrá que seguir de cerca el rollover en las próximas licitaciones.

Hacia adelante, sin dudas que el superávit fiscal ayudaría a acumular una mayor disponibilidad de pesos para afrontar los compromisos financieros. No obstante, el panorama no deja de ser desafiante frente a vencimientos que ascienden a más de $70 bn en los que resta del año, en medio de una expansión del crédito en pesos, una menor liquidez en moneda local y la típica incertidumbre de un año electoral.

Entonces, ¿qué estamos discutiendo? Lo implícito de todo esto es hacía que esquema monetario-cambiario desean dirigirse las autoridades. Probablemente, esto se encuentra sobre la mesa en las discusiones que se están sosteniendo para el nuevo programa con el FMI.

Desde el punto de vista del Gobierno, la búsqueda es que la remonetización sea mediante la denominada dolarización endógena. Esto es, ante la escasez de pesos en el sistema, que las personas comiencen a transaccionar en dólares (habilitado recientemente para comercios). No obstante, obviando los tiempos en la aplicación de las nuevas normativas, no queda claro si las personas se inclinarán por estas operaciones. A priori, a diferencia de las transacciones de facto que ocurren en mercados como el inmobiliario y de vehículos, suena dificultoso que la adaptación se realice en el tiempo y profundidad que requiere el esquema.

De todas formas, siempre se puede apelar a una flexibilización de la BMA mediante una serie de medidas, como el aumento del techo y/o dejar de esterilizar las compras de USD. Lo que queda claro, es que el paso del tiempo obligará a una toma de decisiones, ya que de mantenerse este escenario las tasas de interés se tornarán cada vez más positivas, lo que lesionaría la recuperación económica en curso y podría afectar la percepción sobre la sostenibilidad de la deuda pública.

El BCRA compra divisas en el MULC

Durante las últimas 5 ruedas, BCRA sostuvo la postura compradora al hacerse de USD 283 M, desacelerando respecto a la semana previa (USD 578 M) al compás de una liquidación del sector agropecuario que sigue sin despegar (promedió USD 59 M los últimos cuatro días, la cifra más baja del mes). En consecuencia, las Reservas Netas cerraron la semana en terreno negativo por cerca de USD 8.800 M (-USD 6.300 M si no se descuentan los depósitos del Tesoro).

La brecha se mantiene relativamente estable

Durante la última semana, los dólares paralelos se mantuvieron estables. En números, mientras el dólar blue subió 1,2% semanal ($1.220), el dólar MEP bajó 0,2% ($1.185) y CCL se redujo 0,5% ($1.197). Como resultado, la brecha cambiaria promedio terminó la semana en la zona del 13%.

Estabilidad en los futuros del dólar

Los contratos a futro del dólar terminaron la semana sin variaciones significativas. En detalle, tanto los contratos del primer trimestre del año (los más relevantes en cuanto a volumen) como aquellos con vencimiento de mayo en adelante cerraron en terreno neutro. Respecto a las devaluaciones implícitas, promedian un 1,6% entre febrero y abril, y un 1,9% en adelante.

[1] Proporción de efectivo, cuenta corriente en BCRA, LEFI, Pases, instrumentos del BCRA y títulos públicos encajables con relación a los depósitos.

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El Banco Central trazó sus metas para 2025 y ratificó que apuesta por la competencia de monedas

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El documento de objetivos para 2025 que difundió el BCRA anticipa que se proponen avanzar en una competencia de monedas y que, a medida que baje la inflación, se podrá pensar en levantar el cepo.

El Banco Central (BCRA), conducido por Santiago Bausili, anticipó que, en 2025, continuará abocado a su misión fundamental de “seguir consolidando la baja de la inflación” y señaló que lograron cerrar las fuentes de expansión primaria de dinero fiscal y de intereses pagados por el regulador monetario. No obstante, para levantar el cepo aún falta un largo camino, dejó entrever el regulador, pero sí ratificó la apuesta a la competencia de monedas.

“A medida que continúe fortaleciéndose la demanda de dinero, se espera que la economía siga saliendo de la situación de exceso de liquidez en pesos. Asimismo, se avanzará en seguir adecuando la normativa para posibilitar la realización de transacciones comerciales en cualquier moneda que elijan las partes de forma de facilitar la libre competencia de monedas“, señala el BCRA en el documento sobre objetivos y planes que se propone para 2025.

En lo referido al proceso de devaluación de la moneda, la máxima autoridad monetaria indicó que, en la medida que la inflación continúe desacelerándose, “se podrá ajustar el deslizamiento del tipo de cambio y, eventualmente, ir a un esquema de mayor flexibilidad del tipo de cambio una vez que las expectativas de inflación se encuentren bien ancladas y que el superávit fiscal cumpla con plena potencia su rol de ancla fundamental de la economía”.

En ese sentido, señalaron que continuarán avanzando en el saneamiento del balance del BCRA, recomponiendo las reservas internacionales netas y, “a medida que se cumplan ciertas condiciones, se podrá avanzar en la eliminación de los controles cambiarios y de capitales aún vigentes y, luego de un proceso de normalización ordenado, en la unificación definitiva del mercado de cambios. Un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o un acuerdo con inversores privados”.

Así, anticipó que apuntan a que el Tesoro Nacional vuelva a ganar acceso a los mercados internacionales de deuda para financiar el rollover de los vencimientos de capital, en caso de ser necesario y así lo decidiera.

Por otro lado, indicaron que se continuará con el impulso de nuevos mecanismos de pago para “mejorar la competencia entre los actores del mercado, las opciones de pagos electrónicos y su seguridad, redundando en una mejor experiencia de los usuarios”. En ese marco, se adelantó que realizarán las adecuaciones necesarias a las distintas modalidades de transferencias del programa “Transferencias 3.0” y a otros instrumentos, como débitos directos, débito inmediato (DEBIN) y los cheques generados por medios electrónicos (ECHEQ).

Otro de los puntos destacados del documento es el proyecto de expandir el crédito. “Hacia adelante se mantiene un amplio margen para que el crédito aumente su profundidad en la economía, llevando aparejado nuevos incrementos en las exposiciones a riesgos intrínsecos a la actividad y, eventualmente, en los niveles de coberturas del sector”, dice el BCRA.

Por otro lado, se comprometió a acompañar la implementación de las diferentes políticas impulsadas por el Gobierno Nacional que impacten en el sistema nacional de pagos, como lo ha hecho durante 2024 en lo referido a proyectos tales como las propinas digitales, el impulso de los pagos locales en moneda extranjera, la creación de cuentas especiales de regularización de activos y su operatoria asociada, los pagos electrónicos del transporte y la prevención de la ludopatía.

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El salario pretendido promedio volvió a subir por sobre la inflación, según un estudio

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El salario pretendido promedio volvió a subir por sobre la inflación y alcanzó los 1.268.432 pesos por mes en noviembre, según un estudio privado.

De acuerdo con el último Index del Mercado Laboral de Bumeran, por segundo mes consecutivo, el salario pretendido promedio creció 4,41% en noviembre, con respecto al mes anterior, y se ubicó 2 puntos porcentuales por encima de la inflación mensual que fue del 2,4%.

“El salario pretendido promedio creció por encima de la inflación mensual y presentó un aumento en 2024 de 49,7 puntos porcentuales por sobre la acumulada”, indicó el informe.

En términos interanuales, las remuneraciones pretendidas aumentaron un 181,07%, por encima de la inflación acumulada, que alcanza el 166%. 

En lo que va del año, los salarios pretendidos subieron un 161,70%, y se ubican por sobre la inflación acumulada en 2024, que llegó al 112%. 

Ambas brechas positivas, de 15,07 puntos porcentuales la interanual y de 49,70 la anual, muestran un incremento en las expectativas salariales que supera el ritmo inflacionario y una clara tendencia hacia la recuperación de los salarios.

“Los datos del último Index destacan una tendencia positiva en las expectativas salariales: el salario pretendido promedio aumentó un 4,41% en noviembre, superando la inflación mensual y consolidando el crecimiento sostenido de los últimos meses”, explicó Federico Barni, CEO de Jobint.

Según el seniority del puesto, el sueldo promedio en las posiciones de supervisor y jefe en noviembre es de 1.656.744 pesos por mes, con un aumento de 5,92% respecto al mes anterior; en las categorías semi senior y senior es de 1.317.730 pesos por mes, con un incremento de 4,07%; y en los niveles junior es de 910.284 pesos por mes con una suba del 4,29%.

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El ingreso promedio de la población ocupada es $612.035, según el Indec

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Hubo una leve disminución de la desigualdad en la comparación interanual. El coeficiente de Gini del ingreso per cápita familiar de las personas fue de 0,435 para el tercer trimestre de 2024, mientras que en el mismo trimestre de 2023 el valor fue de 0,434, lo que muestra una leve disminución de la desigualdad en la comparación interanual. 

Así lo reflejó la Evolución de la distribución del ingreso (EPH) del Indec en los resultados del tercer trimestre de 2024 correspondientes a los 31 aglomerados urbanos.

La suma total de ingresos para el total de la población de referencia fue de $12.327.531 millones, lo que
significó un incremento de 238,6% en relación con igual trimestre de 2023.

El ingreso promedio per cápita del total de la población, que corresponde a 29.720.283 personas, alcanzó los $414.785, mientras que la mediana del ingreso per cápita fue de $300.000.

El 62,8% de la población total (18.660.407 personas) percibió algún ingreso, cuyo promedio es igual a $649.163. 

Analizado según escala de ingreso individual, el ingreso promedio del estrato bajo (deciles 1 a 4) fue de $212.282; el del estrato medio (deciles 5 a 8), a $603.688 y el del estrato alto (deciles 9 y 10), a $1.614.039.

Los perceptores varones tuvieron un ingreso promedio de $754.820, mientras que el de las mujeres fue de $546.317.

Respecto a la población ocupada, se registró un ingreso promedio de $612.035 y un ingreso mediano de $500.000, equivalente al límite superior de ingresos del decil 5, bajo el cual se sitúa el 50% de las personas ocupadas.

El ingreso promedio de los primeros cuatro deciles de la población, ordenada según ingreso de la ocupación principal, fue de $200.163. 

El ingreso promedio del estrato medio (deciles del 5 a 8) fue de $602.290, mientras que el ingreso de los deciles 9 y 10 fue de $1.455.768. 

Respecto a la población asalariada, se registraron 9.562.508 personas con ingreso promedio de $640.470.

El ingreso promedio de las personas asalariadas con descuento jubilatorio fue de $810.560 (+244,8% interanual), mientras que en el caso de aquellas sin descuento jubilatorio, el ingreso promedio equivale a $334.819 (+199% interanual). 

En el caso de los hogares, los ingresos laborales representaron el 77,5% de los ingresos totales, mientras que los ingresos no laborales alcanzaron el 22,5% restante.

El peso de los ingresos no laborales fue mayor para los deciles de ingreso total familiar más bajos, que fueron 61,6% en el primero y 11,2% en el décimo.

Respecto a la relación de dependencia de los hogares, la cantidad de personas no ocupadas fue de 122 por cada 100 ocupadas, mientras que la cantidad de no perceptoras de ingreso fue de 59 por cada 100 perceptoras.

Esta relación es mayor en el caso de los deciles más bajos. 

La brecha calculada entre la mediana del decil 10 y el decil 1 de ingreso per cápita familiar de la población fue de 14. 

La brecha de la mediana se mantuvo sin cambios, en la comparación interanual, con respecto al tercer trimestre de 2023, y descendió un punto en relación al último trimestre con aguinaldo (primer trimestre de 2024), se informó.

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