El IPC aceleró en noviembre, pero el pass-through cambiario volvió a ser limitado
La inflación de noviembre se ubicó en 2,5% mensual, según el IPC Nacional del INDEC, con una aceleración de 0,2 puntos porcentuales respecto a octubre y cuatro meses consecutivos de subas. El dato, analizado por la consultora Ecolatina, confirmó una dinámica inflacionaria aún contenida, pero con señales de tensión en algunos precios clave, especialmente alimentos regulados por la estacionalidad y el impacto tarifario. En términos acumulados, el índice alcanzó 27,9% en los primeros once meses del año, mientras que la variación interanual se ubicó en 31,4%.
El registro de noviembre resulta relevante porque se produce en un contexto de corrección del tipo de cambio real, actualización de tarifas y menor nivel de actividad, factores que históricamente presionan sobre los precios. Sin embargo, el pass-through cambiario volvió a mostrarse acotado, reforzando la expectativa de que el proceso de desinflación continúe, aunque con una velocidad menor hacia 2026.
Tarifas, carne y alimentos: los principales motores del mes
Desde el punto de vista de las categorías, el IPC Regulados encabezó las subas con un aumento de 2,9% mensual, acumulando 29,9% hasta noviembre, impulsado principalmente por la actualización de tarifas de electricidad y gas, que registraron un incremento promedio de 4,4% a nivel nacional.
El IPC Núcleo, que excluye precios regulados y estacionales, avanzó 2,6% en noviembre, mostrando una desaceleración de 0,4 p.p. respecto a octubre y acumulando 29,2% en el año. No obstante, al interior del núcleo sobresalió la fuerte aceleración del precio de la carne vacuna (+6,2%), que tuvo un peso determinante en el resultado general. Según el análisis de Ecolatina, sin el aumento de la carne el IPC general habría sido de 2,3% y el IPC Núcleo de 2,1%, lo que evidencia el carácter puntual del shock.
En contraste, el IPC Estacionales subió apenas 0,4% en el mes, con un acumulado de 16,1%, ubicándose 11,7 puntos porcentuales por debajo del nivel general. Dentro de este grupo se destacó la caída de las verduras (-5,2%), mientras que prendas de vestir y calzado mostraron un incremento mínimo de 0,3%, explicado por factores estacionales. De este modo, el IPC general sin estacionales se ubicó en 2,7% en noviembre.
En términos de bienes y servicios, la brecha se mantuvo, aunque más acotada que en meses previos: los bienes subieron 2,3%, mientras que los servicios avanzaron 2,9%, reflejando el impacto tarifario y la inercia de algunos costos regulados.

Divisiones, tipo de cambio y señales de desinflación
Por divisiones, el mayor incremento se observó en Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (+3,4%), como consecuencia directa del ajuste tarifario. Le siguió Transporte (+3,0%), impulsado por la suba en adquisición de vehículos (+3,9%) y combustibles (+3,6%). Alimentos y bebidas no alcohólicas (+2,8%) también mostraron una aceleración, explicada por el aumento de carnes y derivados (+6,2%) y frutas (+8,5%), parcialmente compensado por la baja en verduras. En el extremo opuesto, Prendas de vestir y calzado (+0,5%) fue la división de menor variación mensual.
A once meses del año, Ecolatina destacó el limitado pass-through de la corrección del tipo de cambio real durante 2025. Entre abril y noviembre —período posterior a la implementación del esquema de bandas— el tipo de cambio registró una variación promedio de 4,3%, mientras que los precios de los bienes aumentaron en promedio 1,8% y el IPC Núcleo 2,2%, confirmando un traslado acotado a precios.
La consultora explicó este comportamiento por tres factores centrales: una política fiscal y monetaria más restrictiva que alineó expectativas, la apertura comercial que redujo márgenes al incrementar la competencia con productos importados, y la debilidad del consumo, que limitó la capacidad de las empresas para trasladar costos a precios finales, aun resignando márgenes de rentabilidad.
Perspectivas para diciembre y el arrastre hacia 2026
De cara al cierre del año, Ecolatina advirtió que en diciembre será clave monitorear el impacto del aumento en la carne vacuna y en las frutas cítricas, en un contexto de mayor demanda estacional por las fiestas. No obstante, señaló que, de registrarse una leve aceleración inflacionaria, respondería a factores puntuales y transitorios, lo que permitiría iniciar el próximo año con un sendero de desinflación aún vigente.
En ese marco, la consultora proyectó que la desinflación continuaría durante 2026, aunque de manera más lenta, con registros que podrían arrancar en torno al 2% mensual en el corto plazo y difícilmente perforar el 1% mensual a lo largo del año. El desafío central será compatibilizar el objetivo de acumulación de reservas internacionales con la reducción de la inflación, una tensión que podría moderar la velocidad del proceso. Aun así, el equilibrio fiscal y monetario, sumado a un ancla salarial y a una mayor estabilidad cambiaria vía ingreso de dólares financieros, podría contribuir a contener expectativas e inercia inflacionaria.
