La telefonía móvil aceleró la inclusión financiera, revela el informe Global Findex
La nueva edición del Global Findex 2025 —la mayor base de datos mundial sobre acceso y uso de servicios financieros, elaborada por el Banco Mundial— confirma que entre 2021 y 2025 América Latina atravesó una de las transformaciones financieras más profundas de la última década. Y el motor central del cambio no fue la expansión bancaria tradicional, sino la digitalización impulsada por la telefonía móvil. Para Argentina, donde la penetración de smartphones es una de las más altas de la región, el informe refuerza una tendencia ya visible: la inclusión financiera dejó de ser una política exclusivamente bancaria para convertirse en un fenómeno digital.
La inclusión financiera creció con fuerza entre 2021 y 2025: la puerta de entrada fue el celular
El Global Findex 2025, basado en encuestas representativas a 148.000 adultos en 141 economías realizadas durante 2024, ofrece una fotografía actualizada del uso de pagos, ahorro, crédito y herramientas para gestionar riesgos financieros. La novedad de esta edición es que incorpora, por primera vez, indicadores comparables de propiedad de teléfonos móviles, acceso a internet y seguridad digital, elementos que hoy explican buena parte del avance de la inclusión financiera en países emergentes.
De acuerdo con el informe, la mayor parte de los nuevos usuarios de servicios financieros digitales en la región accedió por primera vez a través de un teléfono móvil, sin necesidad de una sucursal bancaria ni trámites presenciales. En Argentina, donde la digitalización financiera había crecido fuertemente tras la pandemia, este patrón se profundizó: las billeteras virtuales, los pagos por QR y las transferencias inmediatas se consolidaron como la vía dominante para incorporarse al sistema financiero.
Más cuentas, más uso activo y menos brechas: tendencias regionales y locales
La información publicada por el Banco Mundial muestra tres grandes transformaciones entre 2021 y 2025:
Creció la tenencia de cuentas y el uso cotidiano de servicios financieros digitales. No solo aumentó la cantidad de personas con acceso formal, sino que también creció la frecuencia de uso: pagos P2P, cobros comerciales digitales, pago de servicios públicos y operaciones cotidianas. El celular se transformó en una billetera de uso permanente, especialmente en economías con alta adopción tecnológica como Argentina.
Se redujeron brechas históricas, aunque persisten desafíos. La expansión de la telefonía móvil acotó diferencias de acceso entre zonas urbanas y rurales, y también entre sectores de menores ingresos.
La brecha de género continúa presente, pero la disponibilidad de teléfonos móviles permitió a más mujeres incorporarse a esquemas de pagos digitales y microahorro.
La seguridad digital emergió como un nuevo factor crítico. El Findex 2025 introduce por primera vez indicadores globales sobre manejo de contraseñas, autenticación, percepción de fraude y capacidad para operar con plataformas digitales de manera segura. La masificación del uso exige ahora un salto en educación financiera y digital, un desafío que Argentina comparte con toda la región.
Alta digitalización y adopción acelerada
Si bien el informe global no proporciona aún todas las cifras por país en el documento disponible, la tendencia general es clara. Argentina continuó posicionándose entre los mercados con mayor adopción de servicios financieros digitales.
Esto se explica por varios factores. Elevada penetración de teléfonos móviles y conectividad 4G/5G. Billeteras virtuales interoperables, que facilitaron pagos por QR sin fricciones. Crecimiento de transferencias inmediatas, adoptadas de forma masiva por comercios, profesionales y consumidores. Digitalización de servicios estatales, incluidos subsidios, devoluciones impositivas y asistencias sociales.
En 2021, Argentina ya se ubicaba por encima del promedio regional en tenencia de cuentas; en 2025, según el Findex, consolidó su transición hacia el “uso activo” del sistema financiero, un indicador central para medir inclusión real.
De la eficiencia estatal al comercio de barrio
El avance de la inclusión financiera —sostenido por la tecnología móvil— tuvo efectos económicos visibles:
Mayor formalización en comercios y servicios. Miles de pequeños negocios adoptaron QR y billeteras digitales, reduciendo costos operativos y dependencia del efectivo.
Mejor respuesta ante shocks económicos. Hogares con acceso a herramientas digitales gestionaron con mayor resiliencia pérdidas de ingresos, gastos extraordinarios y emergencias.
Reducción de costos y filtraciones en programas sociales. El uso de transferencias digitales mejoró la eficiencia del gasto público y redujo intermediaciones.
La inclusión financiera ya es inclusión digital
La conclusión central del informe es contundente entre 2021 y 2025, la inclusión financiera en América Latina avanzó más por la conectividad móvil que por la bancarización tradicional.
La telefonía celular se consolidó como plataforma de acceso, uso y gestión de servicios financieros. Para Argentina, donde la infraestructura digital es relativamente sólida, el salto fue aún más acelerado. El desafío de cara a los próximos años será profundizar la educación digital y garantizar seguridad en un ecosistema donde millones de personas realizan operaciones financieras desde la palma de la mano.

