Calor, Sequías y Fuego: El Impacto Devastador del Cambio Climático en Sudamérica
La devastación de incendios y sequías, sumada a la inacción de los gobiernos, pone a Sudamérica frente a una crisis climática sin precedentes.

En 2024, Sudamérica vivió un año de desastres climáticos sin precedentes. Chile registró el incendio forestal más mortal en al menos un siglo; Bolivia sufrió incendios devastadores que arrasaron más del 15% de su territorio; y Venezuela y Brasil experimentaron sequías más largas de lo habitual.
Más de 79 millones de hectáreas (790.000 km²) se incendiaron en la región, un daño sin igual en la última década, dejando cientos de muertos y miles de viviendas destruidas.
Los incendios forestales descontrolados, las sequías extremas y las densas nubes de humo visibles desde el espacio se están convirtiendo en fenómenos recurrentes en gran parte de Sudamérica, alertan los expertos.
Lo más sorprendente de 2024 fue cómo algunos incendios llegaron a las ciudades, una amenaza impensable hasta hace poco. Según Raúl Cordero, científico del clima en la Universidad de Santiago de Chile, “los incendios ahora son capaces de matar en las ciudades, algo que no habíamos considerado antes”.
Aceleración de un fenómeno peligroso
Cordero lideró un estudio que analizó los últimos 50 años de datos climáticos, donde se evidenció una drástica alza en los días calurosos, secos y con alto riesgo de incendios en diversas partes de la región. Las áreas más afectadas por este fenómeno incluyen el norte de la Amazonía en Brasil, Maracaibo en Venezuela y el noreste del Gran Chaco, una de las zonas de bosque tropical seco más grandes del mundo, que abarca partes de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.

El análisis reveló que las regiones más afectadas por el calor y la falta de lluvias han experimentado un incremento de días calurosos y secos.
Los autores del estudio consideran “secos” aquellos días en los que las lluvias están por debajo del promedio habitual, lo cual varía según la ubicación geográfica y la época del año.
Por ejemplo, enero se considera “seco” en Buenos Aires (Argentina) si las lluvias no superan los 120 milímetros, mientras que en ciudades como Bogotá (Colombia) agosto se considera “seco” si las precipitaciones no alcanzan los 50 mm.
Hace 50 años, en la región había unos 180 días secos al año, pero ahora en algunas zonas se registran cerca de 240 días secos.
Además, el riesgo de incendios extremos ha crecido exponencialmente. En la última década, algunas regiones han visto hasta 120 días de alto riesgo de incendios al año, comparado con menos de 40 días anuales entre 1971 y 2000.

Desastres en Chile, Bolivia, Brasil y Venezuela
En Chile, el incendio forestal en la región de Valparaíso en febrero de 2024 fue el más mortal en el mundo en al menos 100 años, cobrando la vida de 383 personas. En Bolivia, el fuego arrasó con más del 15% de su territorio, quemando más de 16 millones de hectáreas, un área mayor que Nicaragua. Brasil sufrió incendios masivos, especialmente en la selva amazónica y el Pantanal, donde más de 592.000 km² se vieron afectados. Venezuela también registró incendios récord, quemando un 9% de su territorio.
¿Y qué pasa en la Argentina?
En lo que va del verano austral de 2025, al menos 48.688 hectáreas han sido arrasadas por incendios en la cordillera andina de la Patagonia, afectando parques nacionales y reservas naturales, mientras que, en la provincia de Corrientes, entre 94.000 y 100.000 hectáreas se han quemado. Además, se han registrado focos menores en otras provincias. La situación ha dejado dos muertos y pérdidas incalculables en ecosistemas diversos. Las temperaturas han superado los 40°C, y la magnitud de los incendios ha generado crisis y cuestionamientos sobre la falta de preparación en la prevención y control del fuego.
El biólogo Thomas Kitzberger destaca que las condiciones climáticas extremas y la abundancia de pinos exóticos en la región favorecen la propagación de los incendios. En diciembre, un rayo provocó un incendio en el Parque Nacional Nahuel Huapi, que aún sigue activo y ha quemado más de 11.600 hectáreas de bosque milenario. Las tormentas eléctricas, un fenómeno nuevo en la región, también contribuyen a la propagación del fuego. Los estudios indican que la frecuencia de incendios en la Patagonia podría aumentar significativamente en las próximas décadas.

Aparte de Nahuel Huapi, otros grandes incendios han afectado las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén, siendo el más devastador el que sigue activo en el Parque Nacional Lanín, con más de 22.000 hectáreas quemadas. En Corrientes, las altas temperaturas y la sequía han reavivado los focos de incendio, y aunque las lluvias de febrero ayudaron a sofocar algunos, el riesgo persiste debido a la falta de humedad.
Las plantaciones de pinos, tanto en la Patagonia como en Corrientes, han acelerado la propagación del fuego, ya que su madera seca facilita la expansión de las llamas. Las causas de los incendios se atribuyen mayoritariamente a actividades humanas, ya sea por accidente, negligencia o incluso intencionalidad.
En la región andina, los incendios están vinculados a los conflictos con las comunidades mapuches, como en el caso del fuego en Epuyén, relacionado con el desalojo de familias mapuches del Parque Nacional Los Alerces. La tensión aumentó tras las detenciones de personas en El Bolsón, lo que desató protestas en varias ciudades. En respuesta, el Gobierno Nacional traspasó el Servicio Nacional del Manejo del Fuego al Ministerio de Seguridad y creó la Agencia Federal de Emergencias. La gestión de los incendios sigue siendo objeto de críticas, y la renuncia de la subsecretaria de Ambiente, Ana Lamas, ha añadido más presión al gobierno.

Cambio climático y El Niño: Los impulsores del desastre
2024 fue el año más cálido registrado a nivel mundial, lo que exacerbó las sequías y las altas temperaturas en Sudamérica. Científicos de la NASA indicaron que las temperaturas superaron en más de 1,5°C los niveles de la última mitad del siglo XIX durante más de la mitad del año. Además, el fenómeno climático El Niño intensificó la sequedad y el calor en diversas regiones.

Marangelly Fuentes, directora científica del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, advirtió que el cambio climático está alterando los fenómenos meteorológicos, provocando no solo sequías más largas, sino también lluvias más intensas que aumentan el riesgo de inundaciones.
¿Hay solución?
Expertos como Cordero y Fuentes coinciden en que no existe una solución rápida. Aunque la reducción de los gases de efecto invernadero es crucial, las comunidades deben prepararse para mitigar los efectos del cambio climático, aumentar su resiliencia y tomar medidas para protegerse de los incendios y las sequías.

La FAO, por su parte, recomendó invertir más en la prevención de incendios forestales y en la educación sobre cómo reducir los riesgos, especialmente en las zonas más vulnerables de Sudamérica.
Fuente: BBC y Mongabay