Trump-Epstein: poder, abuso y corrupción

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Ante los ojos de Estados Unidos (y del mundo) se desnuda una de las relaciones más retorcidas que se pudiera imaginar, no de ciencia ficción sino de absoluta realidad. El nexo entre el actual presidente estadounidense y el magnate es evidente y trae a colación un aberrante escándalo de índole sexual que puede golpear severamente a las pretensiones de poder político de Donald Trump. 

La Cámara de Representantes de Estados Unidos tomó la decisión por votación en mayoría de proceder a la desclasificación y publicación de más de 20 mil documentos en formato de herencia de Jeffrey Epstein, incluyendo correos electrónicos enviados a Ghlislaine Maxwell (socia convicta de Epstein) y el periodista Michael Wolff

En ese montón de documentos, la relación entre Trump y Epstein parece denotarse evidente, salpicando y complicando, lógicamente, al presidente estadounidense. Epstein afirmó que el político sabía a la perfección sobre las “chicas” (refiriéndose a las víctimas menores de edad) y que pasó “horas” en su mansión con Virginia Giuffre, una de las víctimas. 

Otro mail es aún más revelador y hasta asqueroso, del año 2011. Diciendo que Trump se obsesionó con mirar a mujeres jóvenes nadando en su piscina, dejando una marca de su nariz en la puerta de vidrio. 

Ya en 2018 describía a Trump como “sucio” durante el escándalo de pago por silencio y Epstein sugería tener material comprometedor de Trump junto a “chicas con bikinis”.

Es tal la presencia de Trump en los archivos que aparece más de 1000 veces. Superando, incluso, a nombres como Bill Clinton. 

Cabe recordar brevemente que Jeffrey Epstein se dedicó a ofrecer fiestas privadas en distintos sitios, incluyendo su misteriosa isla, donde eran abusados menores de edad en encuentros que involucran a la élite estadounidense

El lado político 

Trump no tuvo mejor idea que, en este embrollo mediático, aducir que esta situación tomada adelante por la Cámara de Representantes es una operación política llevada adelante por el Partido Demócrata. La palabra textual que usó el presidente fue “distracción”, procediendo a dar la orden al fiscal Pam Bondi a investigar los lazos de Epstein con demócratas como Clinton, Larry Summers y Reid Hoffman, acusándolos de hipócritas. Es decir, por un lado dice que es una operación política y por otro aduce hipocresía demócrata, casi como sacándose la pelota de encima en este problema. 

Esta situación fue escalando en términos de humor político en la Casa Blanca. Desde el mote de “sediciosos” a seis veteranos demócratas por un video donde instan al Ejército a obedecer sólo las órdenes legales. 

Justamente, la oficina presidencial denominó a esto como una retórica acalorada, pese al exabrupto que provocó, sin embargo, defendió a diestra y siniestra el insulto de Trump a una periodista de la agencia Bloomberg, a la cual le dijo “cállate, cerdita” durante una pregunta sobre sus lazos con Epstein. 

Es indudable que este escándalo afecta a la imagen y, por qué no, a la gobernabilidad de Donald Trump. 

Mientras se le acumulan conflictos en el exterior, además de soportar las críticas internas por la ayuda económica a Argentina, este Epstein gate le conlleva un número por debajo del 40% de imagen positiva, según encuestas de CNN. 

Además de esto, le puede valer una suerte de fractura interna en lo legislativo dentro del Partido Republicano y el mantenimiento del MAGA. El no poder contener la votación para esta desclasificación, sumado a un arma bipartidista cuando Trump intenta desviar en Clinton las implicaciones con Epstein puede resultar más beneficioso para demócratas que para republicanos. 

A esto se le suma que esta desclasificación continúa y aumenta en términos de futuros conflictos sociales para Trump, tales como más testimonios junto a vigilia de las víctimas en el Capitolio, con amenazas de demócratas como Al Green para tomar acciones antes de navidad. 

Pasa allá y pasa acá 

Ante un caso de semejante aberración relacionada al abuso de menores, es imposible no pensar en los casos de grooming y tenencia de MASI que se han conocido en Misiones en los últimos tiempos. 

El caso de German Kiczka fue el más emblemático y que explotó entre 2024 y 2025, ya que también involucró a lo político. Este ex legislador provincial que fue acusado, imputado y condenado por tenencia y distribución de material de abuso sexual infantil, junto a su hermano Sebastian. Un caso que no solo conmocionó a toda la sociedad misionera, sino que puso los ojos de todo el país en los hechos que giraban en torno a esta causa.

Si bien los casos son distintos en una varieté de tópicos, comparten una raíz obscena y vomitiva: menores de edad. Parece ser que vivimos en una sociedad en donde estos monstruos están inmiscuidos y metidos, usando máscaras sociales pero operando en las sombras, arruinando o colaborando con arruinar la vida de los más vulnerables. Con impunidad absoluta y a los ojos de las comunidades, una vez salido a la luz, son casos que sin lugar a dudas no tienen vuelta atrás. 

El caso Epstein es el más conocido del mundo y que devela lo peor del ser humano, del cual no se salva ni el presidente de Estados Unidos, quien es, posiblemente, el político más poderoso del mundo.

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