Un día sobre ruedas: una mirada al día a día de los conductores de apps
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La ciudad nunca se detiene. A cualquier hora del día, en cualquier barrio, siempre hay alguien moviéndose de un punto a otro. Después de cada viaje, hay una persona que hace posible esa conexión: los conductores de las aplicaciones de movilidad. En Cabify, son aproximadamente 45.000 los conductores que deciden todos los días emprender un nuevo viaje.
Pero, ¿cómo es su día a día? ¿Qué historias se esconden detrás de cada “viaje iniciado” en la pantalla?
Juan Pablo Donati tiene 48 años y es de Córdoba Capital. Siempre trabajé relacionado al comercio, pero hace 3 años que se sube todos los días a su auto para conducir con Cabify. Se levanta, desayuna y considera que lo más importante es elegir una buena música antes de arrancar el motor. Juan Pablo arma sus propias listas de reproducción, elige sus CD y hasta utiliza pendrives.
Considere la música como un gran puente conector con sus pasajeros, más cuando se trata de sus preferidos: clásicos, románticos o internacionales de los años 80 y 90. “Una vez llevé a un guitarrista de la banda de Dillom, charlamos todo el viaje, conectó su celular a mi bluetooth y terminé escuchando una canción inédita que meses después iba a escuchar en la radio mientras manejaba” nos contó.
Sin embargo, la dinámica es cambiante: cada pasajero trae consigo su historia, su estilo y un destino. Las preguntas que más escuchas mientras conduces son: ¿Qué lindo/feo está el clima, no? ¿Cuántas horas por día trabajas? ¿De dónde sos? ¿Cuantos años tenes? ¿Se hace plata con esto?, entre muchas otras. Juan Pablo responde sin problema y menciona que siempre ha tenido la suerte de cruzarse con personas muy buena onda, aunque a veces un poco olvidadizas. “El objeto que más se olvidan en mi auto es el celular”, nos explica.
Las horas transcurren y manejar en la ciudad no es para cualquiera. Lo que encuentra más desafiante de su día es construir la paciencia cuando se encuentra con embotellamientos, arreglos o desvíos inesperados. De cualquier manera, Juan Pablo disfruta mucho de manejar y sentirse útil trasladando a las personas hacia donde lo necesiten: “Varias veces me tocó llevar a personas que se encontraban enfermas o en emergencia para que puedan ser atendidas lo antes posible”, nos comentó.
Juan Pablo logró conocer más a las personas, lugares que antes no sabía que existían y conducir por rutas que nunca había transitado. Detrás del volante, los conductores de Cabify, no sólo llevan a las personas de un punto a otro: conectan momentos, acompañan rutinas y son testigos silenciosos de millas de historias cotidianas. Celebramos su papel esencial en la vida urbana y les agradecemos por ser parte del motor que impulsa una ciudad más conectada, empática y en movimiento.
