Un ladrillo en la pared: cómo la construcción puede generar empleo y crecimiento
A lo largo de los años, el debate económico argentino tuvo al sector de la construcción como protagonista ante el consenso generalizado de que es en sí mismo, un actor altamente dinamizador de la demanda agregada. Históricamente se observó que no es el sector más empleador per se, pero en tiempos de recuperación y crecimiento, es el que tracciona a otros sectores que están altamente vinculados y conexos.
En ese mismo escenario, la construcción fue también la más golpeada en cada época de crisis, no solo por el impacto sobre la inversión privada sino también por su limitante en el sector público ante la falta de financiamiento o recorte realizado.
De esta forma, se ve como este sector a lo largo de la historia nacional traccionó el crecimiento en épocas de bonanzas pero también cayó en mayor medida cuando las crisis se fueron haciendo más fuertes. El punto común en esto es el rol del Estado, en sus diferentes niveles, que históricamente sirvió de locomotora para impulsar el crecimiento, liderando la inversión para movilizar la actividad y que ésta genere un círculo virtuoso de crecimiento. Aunque el Gobierno actual considere a la obra pública como un nido de corrupción (que seguramente la hubo), la realidad es mucho más compleja que los discursos: fue la construcción la que movilizó la base social y permitió el crecimiento de muchos otros sectores a lo largo de los años.
El escenario actual en torno a este sector es altamente problemático. Justamente este pasado viernes el INDEC difundió los resultados del Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) que, en mayo, mostró una baja de 32,6% respecto a igual mes de 2023.
Se trata del séptimo mes de caída consecutiva en la comparación interanual y el tercero por encima del -30%. De este modo, el acumulado de los cinco primeros meses de 2024 presenta una baja de 32,2% respecto a igual período de 2023. En ese mismo mes, los despachos de cemento cayeron 27,1% interanual y -30,4% acumulado.
La construcción es, entonces, un reflejo de la situación recesiva de la economía nacional. Cumple con el comportamiento promedio histórico. Veamos que pasó y pasa en Misiones.
A mediados de junio, la Provincia firmó convenios con el Estado nacional destinados a finalizar obras desarrolladas por la Nación que se encontraban inconclusas, entre los cuales se encuentran proyectos de obras viales, de agua y cloacas, programas de viviendas y construcción de escuelas. Tras esas firmas, a nivel provincia se puso en marcha una “Mesa permanente de la Construcción”, tras un encuentro entre el Gobierno y las principales cámaras empresarias para buscar mecanismos que permitan volver a poner en marcha al sector, donde el Gobierno misionero garantizó inyección de fondos propios y la gestión de mecanismos financieros para darle fluidez de caja a las empresas.
¿Por qué la Provincia debió encarar estas acciones? Naturalmente, la crisis nacional global y particularmente en la construcción también arrastró a Misiones. El empleo, durante 2024, muestra caídas interanuales superiores al 40% en promedio. En abril de 2023 la provincia tenía casi 10 mil empleos registrados directos y en abril 2024 se contabilizaron poco más de 5.500. Las empresas en actividad eran 480 en abril de 2023 y pasaron a ser 364 en abril de este año.
La inversión real directa del Estado nacional en ese mismo mes 2024 cayó 96%; las transferencias de capital, 100%.
Como se puede observar, el sector está por el suelo y hasta ese momento, no había horizonte alguno de recuperación o, por lo menos, no había perspectiva de asistencia nacional y los esfuerzos financieros provinciales tienen su lógica limitación. Ahora bien, con las medidas tomadas tanto de índole vinculada a la Nación y a la dinámica provincial, se podría pensar en una recuperación que permita volver, por lo menos, a los niveles de actividad de mediados del 2023 como primer objetivo.
Se estima que las reactivaciones de obras paralizadas podrían aportar cerca de cuatro mil empleos, lo que permitiría recuperar la pérdida del último año; lógicamente, esto también traería una recuperación en las empresas activas y en el círculo de derrame de la construcción.
Ante esta perspectiva cabe analizar cómo se comportó la construcción en las últimas décadas, referido principalmente a los momentos de caída y recuperación. Así, podríamos simular un escenario probable de recuperación para los próximos meses en la provincia, en caso de cumplirse con las reactivaciones mencionadas.
Vayamos atrás en el tiempo: 2001-2022. La fuerte crisis económica y social que estalló a finales del 2021 y los ajustes, salida de la Convertibilidad mediante, del 2022, generaron una profunda caída en la construcción. El empleo sectorial cayó 40% en Misiones y el global lo hizo en -5%.
El PBG misionero cayó en 9% y la actividad de la construcción globalmente lo hizo en -15%. Se verifica entonces que en la construcción el golpe fue mucho más fuerte que en la actividad económica en general.
Año 2003, inicia la recuperación. Realizados ya la gran mayoría de los ajustes en la política macroeconómica, sumado al viento de cola internacional, la Argentina comenzó a recuperar primero y crecer luego. La construcción en Misiones se hizo eco de eso: el empleo en ese año creció el 99,7%, muy por encima de la media regional (88,5%) y mucho más por encima del empleo global provincial (+17%). Lo mismo sucede con el producto: el PBG provincial creció el 15% y la actividad de la construcción creció 32%.
Se vuelve a verificar la hipótesis inicial: la construcción, en épocas de crecimiento, colabora con una velocidad de alza superior.
En los años siguientes continuó el alza en el sector que impulsó la economía local. En 2004, el empleo en la construcción creció al 12% vs. el 11% global provincial y la actividad lo hizo al 53% vs. el +14% del PBG provincial.
En 2005, el empleo sectorial creció el 40% contra el 13% global; y el producto sectorial +10% vs. el 7% global. Recién en el 2006 se dio una situación inversa: la construcción (tanto en empleo como en actividad) siguió creciendo aunque en menor nivel que el global provincial. En 2007, por su parte, el empleo creció más en el total provincial que en el sector, pero el producto lo hizo a mayor velocidad en la construcción que en el global.
Por ende, vemos un 2003-2007 con franco crecimiento que estuvo protagonizado mayormente por la construcción tanto en la generación de los puestos de trabajo como en la actividad.
En términos de empleo, entre 2003 y 2007 el crecimiento en Misiones fue del 228% en la construcción y del 64% en el total provincial. En términos de actividad, la construcción creció en ese período 197% vs. 109% del producto total provincial.
En 2008 se dio la primera crisis tras el 2001. El PBG misionero cayó ese año un 1%, pero la actividad de la construcción cayó un 13%; el empleo total provincial cayó también un 1% pero el sectorial lo hizo en -15%. Cuando en 2009 hay recuperación, es más fuerte en la construcción: +1% en empleo (vs. -5% total provincia) y +6% en actividad (vs. 0% en producto). Se vuelve a repetir la historia.
La segunda crisis de la época CFK se dio en 2012. El PBG misionero cayó 1% y la actividad de la construcción -6%; el empleo provincial creció igualmente 1%, pero el sectorial cayó 7%. Al año siguiente, en 2013, el sector recupera nuevamente a mayor velocidad: +15% el empleo sectorial vs. +4% total; y +16% actividad vs. +5% PBG provincial.
En estos años, se ven caídas y recuperaciones fuertes. Pero entre 2016 y 2017, primeros años de la presidencia de Mauricio Macri, no cambia la dinámica pero sí la intensidad. En 2015 el empleo en la construcción misionera cayó 28% vs -2% de empleo global; a nivel producto, -21% en construcción y -5% global.
En 2017 se recuperó, pero a velocidad menor: el empleo creció sólo 4% en el sector y 2% en el total; y el producto +1% en cada caso. Si lo que sucedió en 2016 fue malo, lo que se venía después fue peor.
Tanto el empleo y el producto, sectorial y global, mostraron fuertes caídas entre 2018 y 2020: crisis cambiaria, recesión, alta inflación y pandemia le dieron un golpe cercano al knock out a la construcción y a la economía en general. Si vemos el empleo, en Misiones las bajas en la construcción fueron de -9%, -11% y -24% respectivamente, mucho más fuerte que los descensos que se vieron a nivel global provincial (-1%, -2% y -4%). En términos de producto, igual escenario: la actividad del sector cayó -14%, -10% y -15% contra -2%, -2% y -3% en cada año mencionado.
Pero como la historia lo marca: a cada gran caída, hay una fuerte recuperación. En 2021, el empleo sectorial creció 34% vs. el 12% global y en 2022 fue +15% vs. +4%. En términos de producto, la construcción creció 17% vs. 5% del global en 2021 y +29% vs. +7% en 2022. ¿Qué hubo en este tiempo? Un fuerte impulso del Estado, tanto del provincial como del nacional.
En 2023, sin embargo, hubo una marcha atrás. Especialmente explicado por la escalada inflacionaria y el enfriamiento de la economía, la construcción terminó con una caída en el empleo del 24%. Peor aún fue el inicio del 2024: el primer trimestre culminó con una baja de 42,3% en los puestos de trabajo. Si se analiza el empleo sectorial trimestralmente desde 1996 a la fecha, esa caída es la segunda más fuerte de esos veintiocho años: solo fue superada por la del tercer trimestre 2002 con -43,6%.
Si todo se da como parece, y la provincia logra que la Nación cumpla sus compromisos asumidos a la par que el gobierno misionero logra inyectar recursos y gestiones para movilizar el sector, podremos ver un nuevo rebote como lo marca la historia reciente. Sin embargo, es tan fuerte la caída, que se necesita que esa recuperación sea de una intensidad muy fuerte y sostenida en el tiempo, para que así la construcción vuelva a ser la gran dinamizadora de la economía local.