
Decenas de chicos y chicas participan a diario de "Periodista en un minuto", la propuesta lúdico educativa que Télam llevó a la 47° Feria Internacional del Libro, en la cual, frente a cámaras y luces que simulan un estudio de televisión, juegan a informar sobre diversas temáticas, con un marcado interés en el fútbol y los dinosaurios.
Vigorosa, la Feria del Libro se despidió hasta el año próximo
La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires cerró su 47° edición con un nuevo éxito de visitantes y niveles de venta satisfactorios para el mercado editorial, según pudo corroborar Economis en una recorrida final por el predio ferial de Palermo “La Rural”. Sin alcanzar los números récord del año pasado, el primero luego de dos años de pandemia en los que no se realizó el evento, el 2023 ratificó el amor por los libros de los lectores y la fascinación que genera la Feria porteña en todos los amantes de la literatura. En términos de visitantes, este año ingresaron 1.245.000 personas, apenas 80.000 entradas menos que en la edición del 2022. De esta forma, la presente edición se convirtió en la segunda de mayor concurrencia de la historia para mostrar todo su vigor como espacio de la cultura argentina.
Sebastián Dávalos, de la editorial Dunken, la más importante en el rubro de libros autofinanciados por los autores, explicó que “el año pasado fue récord de público por la pandemia y la gente necesitaba salir. Este año todo está más normalizado, pero hay muy buen nivel de público que nos visita”.
En el mismo sentido, Romina Páez, encargada del stand de VR Editoras, especializados en literatura para jóvenes, reconoció que “este año no fue igual al año pasado, que fue excepcional a todo. Empezó tranquila y fue aumentando bastante. No se puede comparar, pero estamos bien. La gente empezó a cobrar, porque arrancamos a fin de mes y ahora está siendo muy productivo”.
Por último, Mauricio Chiófalo, del Instituto de Publicaciones Navales, compartió la opinión de sus colegas: “El año pasado fue muy bueno. Este año lo estamos viendo, pero es positivo. La gente está ávida por el tema Malvinas”, explicó sobre uno de los temas transversales de la feria, presente en muchos stands y con mucho público interesado en la materia.
Jóvenes lectores
Uno de los aspectos salientes de la Feria fue la numerosa presencia de jóvenes paseando por los pasillos, comprando libros y buscando algún famoso para sacarse una selfie. La idea de que las pantallas irían a sustituir al libro en la cultura, en especial entre los jóvenes parece haber quedado reducida al nivel de mito.
Teresita Valdettaro, del sello Mandioca, especializado en manuales escolares y literatura infanto-juvenil, reconoció que “las novedades que sacamos son para jóvenes. Siempre el grueso de nuestro público es docente de primaria, pero las novelas para adolescentes o que tocan las temáticas de ellos cada vez tienen más peso. Lo mismo con las sagas, porque los lectores se encariñan con los personajes. El público lector se extendió en edades”.
Para Páez “los chicos siempre quieren más” y en el caso de VR lo lograron con un “selfie point” en el que siempre hubo largas colas de jóvenes esperando su turno para articular con una inteligencia artificial “en donde los chicos se sacan “una selfie y se transforman en un participante más de la historieta de Heartstopper”. Las historietas que dieron origen a la exitosa serie de Netflix “les encantan a los chicos, son muy fanáticos de la serie y del libro”, explica Romina frente a la larga fila de adolescentes.
Pese a la distancia temática entre una serie exitosa de Netflix y la guerra de Malvinas, la realidad de la Feria es que ambos temas concitan la atención juvenil. Así lo explica Chiófalo, quien asevera que “el tema Malvinas interesa mucho en el público joven. Vienen los padres o las madres y nos piden libros para los chicos de 13, 14 años, que quieren información sobre Malvinas. Para más pequeños lamentablemente no tenemos algo más didáctico, pero sí te puedo decir que Malvinas ya es una cuestión generacional”.
Otro de los temas centrales que concitó la atención de jóvenes y niños fue la Scaloneta campeona del mundo y la Messimanía. Fueron muchas las editoriales que publicaron algún material vinculado al mundial y ello se notaba en la presencia de los más jóvenes cuando aparecía algo sobre el Dibu Martínez, Julián Álvarez y demás héroes de Qatar. El stand especializado Libro Fútbol atrajo la atención con una imagen de Messi a tamaño natural, ante la cual se generaban largas colas de chicos y chicas que querían sacarse la foto junto al ídolo, por más que sea un ídolo en cartón.
Visitas ilustres
Como todos los años, en el pabellón amarillo se reunieron los países y ciudades que suelen dar el presente en la mayor fiesta de la literatura hispana. Brasil, Cuba, Ucrania, Chile, Uruguay son algunos de los países que tienen sus stands todos los años. También está el vecino Paraguay, con una muy interesante propuesta, cercana en términos culturales a nuestra propia cultura misionera. Francys Martínez, encargada del stand del Paraguay, explicó que “se acercan muchos docentes de toda la Argentina, especialmente en las jornadas profesionales. Se vende muchísimo sobre la historia del Paraguay y, en especial, sobre la guerra de la Triple Alianza. Existe una gran curiosidad sobre la guerra”, comentó.
Este año el mayor éxito fue la traducción de Mafalda en guaraní, algo que se repitió con otros clásicos, como el Martín Fierro. Martínez describió que “las ventas son un poquito menos que otros años, pero está bien. Son libros caros, por los costos de traslado y la baja cotización del peso”.
Por su parte, Santiago de Chile fue la ciudad invitada de honor. Economis dialogó con Andrea Gutiérrez, subsecretaria de las Culturas y las Artes del gobierno de Chile, quien explicó que “la propuesta que se trabajó de Santiago como ciudad invitada fue un trabajo conjunto con el gobierno regional del Gobernador Claudio Orrego, el ministerio de relaciones exteriores, con la Fundación imagen de Chile y nuestro ministerio que buscaba expresar la riqueza tanto cultural como geográfica que tiene Santiago como ciudad. Su historia, su trayectoria, su crecimiento, su población, como se han mixturado las culturas de los habitantes que han estado en la ciudad, desde los pueblos originarios hasta el mestizaje y la inmigración. Toda esa diversidad está presente en la literatura y esa es una de las pulsiones más importantes que se dieron en distintos ejes que se dieron para dar ese relato tan rico y tan diverso de Santiago”.
La capital chilena trajo una delegación de un centenar de personas y estableció un espacio muy novedoso y fuera de lo tradicional en la Feria. La subsecretaria comentó que “hicimos un trabajo con los arquitectos que habían estado en la bienal de Venecia, para que generaran una estructura abierta, que quisiera incentivar su uso como un espacio abierto, como si fuera una plaza, como cuando uno se tiende en el pasto en un parque. En ese contexto nos parece que cumple absolutamente las expectativas”.
Por último, la funcionaria chilena remarcó el “tremendo honor” que significa la invitación a Santiago, por un lado, porque “es un reconocimiento para nuestra literatura” y, por otro lado, porque se da en el “marco de la conmemoración de los 40 años de democracia en Argentina y de los 50 años del golpe de Estado en Chile, hechos doloroso que nos hermanan. Se trata de renovar el compromiso con la democracia en nuestros pueblos”.
Entre la crisis o más allá de ella
Durante toda la Feria el tema central de los editores y libreros fue el del papel, cuyo monopolio hoy lo tienen dos empresas, que imponen precios y cantidades del producto en forma muy discrecional. Valdettaro reconoció que “el tema del papel es uno de los más difíciles, en el costo de los libros la incidencia del papel pasó del 20 al 70%, a groso modo. Es una preocupación, el faltante de papel, de cartulina para tapas. Costos en los que antes no reparabas ahora se volvieron a discutir. Incluso hubo series que ya teníamos para publicar y no pudimos hacerlas porque no había papel para todo. O Adaptar el formato de las colecciones al papel que se pueda conseguir. Antes el papel no era un tema y ahora sí”. Dávalos, de Dunken, aseguró que “con el tema del papel se nos complica por el faltante, pero seguimos produciendo y tenemos muchos autores nuevos”.
Más allá de estas dificultades y de la crisis económica, la Feria evidencia el vigor del sector y la pasión por los libros. Como en el caso de Edgardo Kawior, escritor y creador del sello Pontevedra, que surgió durante la pandemia y que ya tiene 6 libros editados. Kawior arranca diciendo que “el sello Pontevedra apunta a vender libros. Primero uno quiere escribir como escritor, después quiere ser leído y después uno arma un espacio que puede ser un paraguas para otro. Nació como un deseo para publicar mi novela, que fue creciendo como espacio para otros escritores y escritoras y en este momento es un proyecto en el cual trabajo como editor y emprendedor para conseguir los fondos necesarios como para publicar libros que le modifiquen algo a alguien. Que no sean libros que salen por estudios de marketing o modas, sino porque hay personas que tienen cosas para decir”.
Al igual que otras tantas editoriales pequeñas, para las que llegar a la Feria puede ser una utopía, los espacios colectivos y/o institucionales son un buen espacio para visibilizarse en la maraña de publicaciones. En el caso de Pontevedra, es una de las 35 editoriales que utilizaron el espacio colectivo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que ocupó un amplio stand en el pabellón amarillo, en donde instaló los estudios de la radio Municipal y un anfiteatro para presentación y charlas.
Kawior destaca la oportunidad y la particularidad del stand de CABA, que “tiene un espacio abierto en el que las cosas suceden, no como en las salas de la feria que son cerradas y la gente tiene que entrar para ver qué hay”.La 47° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires llegó a su fin a todo ritmo, con gran concurrencia de público y buenas ventas para el sector. Quizás la imagen de estos días de Feria no sea la realidad del sector editorial, cuya crisis lleva años y los problemas endémicos están lejos de resolverse. Lo que sí refleja es la fortaleza del libro como expresión cultural y el amor de los lectores por la literatura. Un amor que no reconoce edades ni temáticas y que se replica, en cada mes de abril y mayo, en la procesión de fieles que acuden a La Rural por una nueva novela, un buen cuento o una historia inolvidable para leer y disfrutar.