La Feria del Libro se consolidó como evento cultural de Posadas

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La secretaria de Cultura y Educación de la Municipalidad de Posadas, Mariela Dachary, se mostró muy satisfecha con la conclusión de la Feria del Libro, que se desarrolló del 13 al 16 de junio en la Costanera de Posadas. “Estamos muy contentos porque es una actividad cultural educativa muy importante que forma parte de las políticas públicas impulsadas desde el municipio para promover la democratización y el acceso al libro, y también la promoción de la lectura. El libro no solo es un bien material, sino que es imaginación, creatividad y oportunidades”, señaló.

La funcionaria destacó que la feria, si bien fue una iniciativa del municipio, también fue un trabajo en equipo entre el sector público y el privado. “Según nuestros cálculos, entre unas 8.000 y 10.000 personas la estuvieron transitando durante estos días. A pesar de las inclemencias del tiempo pasamos días de mucha emoción, felicidad, aprendizaje y articulación comunitaria”, expresó.

Desde el municipio se asumió el compromiso de seguir promoviendo instancias de acceso a la cultura y el conocimiento. “Entendemos que de esa manera la presencia del Estado garantiza que la sociedad sea más justa, equitativa y que todos nos podamos desarrollar”, afirmó Dachary. Además, insistió en desmentir la idea de que los jóvenes no leen, ya que se observó un gran interés por parte de los asistentes.

Por otro lado, los libreros históricos de Posadas resaltaron que “el papel nunca va a morir”. Durante la feria también se rindieron homenajes a referentes literarios de la ciudad, lo cual fue considerado “muy importante para conocer su historia y seguir su ejemplo”. Asimismo, se destacó el sentido de democratización de la feria, al ser un espacio abierto y gratuito, en contraste con la Feria del Libro de Buenos Aires, que tiene un costo de entrada.

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“Cultura en Letras”: se presentó la Feria del Libro Posadas

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Se presentó la Feria del Libro Posadas, “Cultura en Letras”, en el Salón de Usos Múltiples de la Municipalidad. Participaron Joselo Schuap, secretario de Estado de Cultura; Mariela Dachary, secretaria de Cultura y Educación; Tania Rodriguez, directora de Educación, Ciencia y Tecnología; Malena Mazal, concejala de la ciudad; Lionel Dahir, representante de la Unión Cultural por el Libro; y Numy Silva presidenta de SADEM.

Las actividades se desarrollarán del 13 al 16 de junio, en las instalaciones del Cuarto Tramo de la Costanera, y todas las jornadas contarán con una variedad de actividades. Los horarios serán: jueves y viernes de 09 a 18 h; sábado y domingo de 16 a 21 h.

Mariela Dachary enfatizó la importancia de un estado presente que apoya a la comunidad: “Para nosotros y para esta gestión es fundamental un Estado que acompaña a la comunidad. Estamos muy contentos de presentar esta feria, que es un evento cultural y educativo para la ciudad. El libro es mucho más que un objeto; es el acceso al conocimiento, la cultura, la investigación y la creatividad.”

Dachary subrayó el carácter inclusivo y comunitario de la Feria: “Es un encuentro para las familias, desde la primera infancia hasta los adultos mayores, muchos de los cuales presentarán sus libros. Será también un evento comercial significativo, con descuentos especiales, invitando a todos a participar y aprovechar la oportunidad de adquirir libros que nos inspiren y enriquezcan”.

La propuesta se constituye como un espacio de encuentro cultural, social y educativo de profundo valor simbólico, donde los saberes y la cultura se expresan de forma viva y dinámica, promueve la democratización del conocimiento  y los procesos de ciudadanización. 

Por su parte, José Schuap expresó su apoyo y entusiasmo, resaltando la importancia del evento en el contexto actual; y aseguró que “el libro es la llama encendida de la cultura que no debe apagarse en tiempos difíciles como los que vivimos. Por eso, una Feria de Libro en la ciudad es vital para seguir construyendo nuestra identidad cultural”. También, valoró la importancia de la poesía y la oralidad entre los jóvenes: “Muchos buscan la oralidad y la poesía, y se reúnen en talleres literarios en toda la provincia. Venimos a aportar nuestro granito de arena y felicitar esta iniciativa tan necesaria”. 

Las funciones desempeñadas por la Feria del Libro contribuyen a la formación de ciudadanía, al fomento del acceso a la lectura y al libro como elementos culturales y educativos fundamentales para la inclusión social y el desarrollo.

Este encuentro que tendrá lugar en el capital provincial nace de un trabajo articulado entre los diferentes actores del sector público y privado y organizaciones de la sociedad civil, en el cual se ofrecerán, además de la venta de libros, una diversidad de actividades para todas las edades y las familias, como talleres de poesía y escritura, presentaciones de libros, charlas, actividades culturales, lúdicas y educativas.

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La Feria del Libro cerró con números negativos

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La Feria Internacional de Libro de Buenos Aires cerró sus puertas hasta el año próximo con un balance acorde a la realidad del país en la era de la motosierra: números negativos en cantidad de público y en ventas. Para un sector que viene en crisis desde hace casi una década, la burbuja de la feria apenas si alcanzó para disimular la preocupación creciente frente a una política nacional que desprecia a la cultura e hizo añicos el ya pobre poder adquisitivo de los bolsillos argentinos. Durante la recorrida de Economis por la mayor reunión anual de la industria gráfica dialogamos con Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro y organizador del evento, con el ex vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia Álvaro García Linera y con numerosos editores, gestores culturales y escritores. 

El predio de La Rural, en el porteño barrio de Palermo, bajó este lunes el telón de la Feria más grande de libros del mundo hispano. Durante 19 días la visitaron 1.126.000 personas, casi un 10% menos que en el 2023. De todas formas, el dato es algo engañoso, ya que esa cifra se engordó con la entrega de miles de entradas gratuitas y con la inédita promoción de no cobrar el ingreso después de las 20 horas, durante los días de semana. Así y todo, se estuvo por debajo del público de los últimos años.

En cuanto a las ventas las caídas fueron del orden del 30 al 40%, según las estimaciones –todavía preliminares- de la mayoría de las editoriales y dueños de stand consultados. Hoy el libro no solo es un producto caro (el precio promedio de un lanzamiento ronda los 25.000 a 30.000 pesos), sino que tampoco es una prioridad de consumo para las familias, acuciadas por otras necesidades más inmediatas como el alimento, el alquiler, el transporte y los servicios. En este combo se explica buena parte de la merma en las ventas totales del sector.

Voces y palabras

Economis encontró a García Linera, uno de los intelectuales más brillantes del cono sur, caminando por uno de los pasillos del pabellón amarillo. Consultado sobre cómo veía a la feria en el contexto argentino, respondió: “Estoy sorprendido y hasta angustiado por los precios. Para mí siempre esta Feria fue un lugar en donde con un poco de dinero se podía llevar 10, 15 libros de distintas cosas. Ahora, con mucho esfuerzo, uno se lleva dos libros. Eso me ha sorprendido. Se vuelven prohibitivos, parece que los libros se van a convertir en algo prohibido para el ciudadano común. Me siento un poco herido por lo prohibitivo del precio. Y me imagino lo que estarán pasando otras personas no por un libro, sino por un alimento o por una ropa. Y eso es doloroso”, sentenció.

Por su parte, Vaccaro dialogó con este medio luego de finalizada la conferencia de presentación que hizo junto al alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, quien encabezó la delegación de la ciudad portuguesa, la invitada de honor en la feria. El presidente de la Fundación El Libro remarcó que “nosotros no compartimos las políticas culturales que impulsa el gobierno y lo hemos manifestado con todo respeto. La cultura siempre se deja para el final. Cada vez que se hace recortes, siempre se empieza por la cultura. Es una moneda corriente”, se lamentó.

Desde otra perspectiva, María José Bilbao, de la centenaria Biblioteca Popular de Posadas, detalló que este tipo de entidades, nucleadas en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), recibió cerca del doble de dinero que el año pasado por parte del gobierno nacional pero que con eso solo pudieron comprar la mitad de lo que habían adquirido doce meses antes. Bilbao sí remarcó “la falta del stand de nuestra provincia. Además, dijo, me pareció que hubo menos gente, tanto bibliotecas como público en general. Supongo que se debe al contexto generalizado del país, donde hay menos plata disponible para gastar en cultura”.

El páramo

El pabellón Ocre es el tradicional punto de reunión de los provincianos en la Feria. Ubicado en la entrada principal al predio, sobre la Av. Santa Fe y frente a Plaza Italia, tiene la particularidad del estar un tanto alejado del núcleo central del evento, que se ubica más próximo a la pista principal de La Rural. Como si fuera la imagen exacta del país, todas las provincias comparten el Ocre, salvo dos: la Provincia de Buenos Aires, estratégicamente instalada en la entrada al pabellón azul, y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyo espacio se encuentra en el pabellón amarillo. Ambas Buenos Aires tenían sus stands de siempre, no así el resto de las provincias, muchas de las cuales brillaron por su ausencia. Tan solo 7 provincias tuvieron stand y, tres de ellas, lo hicieron en forma conjunta, con la clara intención de ahorrar costos.

La realidad es que el pabellón Ocre se transformó en un páramo de espacios vacíos, entre ellos el triste y doloroso hueco dejado por Misiones. Como en ningún otro lugar de la Feria se sintió tanto la ausencia de stands, ya que en el resto del predio se disimulaban mejor estos claros. 

Consultado sobre esto, Vaccaro manifestó que “sin duda nos preocupa muchísimo la ausencia de tantas provincias por la crisis económica y que no hayan podido estar. Para nosotros la cultura es esto, pluralidad, diversidad. Como argentino me gusta conocer las diferencias que nos acercan, porque cuando uno va a las provincias, escucha otras músicas, otras letras. Este año, por ejemplo, abrimos un espacio para las lenguas originarias”. 

Por su parte, Pablo Avelluto, ex ministro de cultura de Mauricio Macri, expresó que es “una pena que Misiones no esté presente, debería estar. Para mucha gente es la oportunidad de conocer la producción literaria de las provincias y para muchos provincianos que viven en la ciudad de Buenos Aires es la ocasión de encontrarse con las manifestaciones culturales de sus provincias. La ausencia me parece un error que espero que el año que viene se subsane”.

Desde el stand de CABA, Ezequiel Martínez nos relató la experiencia capitalina: “El espíritu y el sentido es generar este espacio para que editoriales emergentes independientes puedan estar en la feria. No es fácil estar en la feria, en especial por los costos, y este espacio les permite exhibir y comercializar su catálogo, además de armar actividades en el auditorio del stand. Es para todas las editoriales radicadas en CABA que hayan publicado al menos 3 títulos en el último año”.

La Feria 2024 será recordada como la de peores números en mucho tiempo y la que deja la mayor incertidumbre en torno al futuro de la industria del libro en la Argentina. Existe un rechazo generalizado en este sector productivo hacia las ideas y las políticas desplegadas por el gobierno nacional, que atentan contra sus posibilidades de desarrollo y la generación de trabajo y riqueza en el país. Por su parte, para Misiones, fue una Feria agridulce. Es preocupante que Misiones no haya tenido el stand de todos los años, incluso más allá de las entendibles razones presupuestarias. Se trata de un lugar ganado por las letras misioneras que no se debió perder. La desazón del nido vacío la aplacó, un tanto, la corajeada del ministro Joselo Schuap, que se puso al hombro la realización del Día de Misiones en la Feria y logró los recursos necesarios para que la selección misionera diera el presente.

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Las letras misioneras tuvieron su día en la Feria del Libro

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“Siempre va a haber escritores misioneros en la Feria del Libro”, fue la frase que eligió Laura Lagable, subsecretaria de Fomento y Regiones Culturales para sintetizar el día de Misiones en la tradicional Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que se desarrolló este jueves en el salón Tulio Halperin Donghi, con la presencia de 8 escritores de la provincia, autoridades y el público de misioneros que suele acompañar en este tipo de eventos. No fue una presentación más, ya que este año la provincia no contó con su tradicional stand en el salón Ocre del predio de La Rural, debido a los recortes presupuestarios que impactan sobre los presupuestos provinciales y que se tradujo en la ausencia de más de la mitad de las provincias del país.

Economis acompañó el evento, dialogó con los autores y recorrió una feria sacudida por la crisis económica y la polémica con el presidente Javier Milei. 

Primero las letras

Como siempre, la selección misionera de las letras reflejó la variedad de estilos, géneros y propuestas que caracteriza a la literatura local. Salvo que, en esta ocasión, los libros de historia marcaron la pauta, con cuatro de los diez ejemplares seleccionados. Además, hubo una novela, dos poemarios, dos libros de cuentos y una recopilación de notas periodísticas. Igualmente, el hecho más destacado de la tarde fue la performance realizada por Lea Pompom, autora de “Crecen flores en la rotonda del 6”, a quien mientras leía uno de sus poemas su compañera le escribió con lápiz labial en la espalda desnuda la frase: “A ningún cheto le duele la muerte de una trava”, con la salvedad de que “muerte” y “trava” fue escrito con un bisturí cortando la piel de la artista, que siguió con la lectura mientras le emanaba sangre de las heridas.

El primer autor en exponer su obra fue Marcelo Dacher, oriundo de Leandro N. Alem, quién le reconoció a Economis estar “muy contento y emocionado porque es la primera vez que tengo la posibilidad de participar”. Su obra se titula “El contador”, cuyo título “hace referencia a esas diferentes formas de contar que encontré en mi vida, primero la profesional (Dacher es contador público), después lo audiovisual, que fue muy importante, porque no solamente me desafió desde escribir los libretos, la edición, la dirección. Eso me permitió conocer y aprender mucho sobre la historia de la provincia y su gente. Cuando irrumpió la pandemia tuve que encontrar algo nuevo y esta veta literaria surgió allí con más fuerza”. 

Para Silvia Waskiewicz se trató de un evento muy especial, ya que presentó la tercera edición de su trabajo “La masacre de Oberá-1936”. La obereña expresó que “es un honor volver luego de 20 años, cuando vine a la Feria con la primera edición y siendo muy joven”. En esta renovada versión del trabajo nos podremos encontrar con nuevas fuentes documentales, como los diarios de la década del 30, La Tarde y el Territorio Nacional de Misiones, y otros de tirada nacional, en especial La Prensa, La Nación y la República. La autora destaca la incorporación de “un plano sobre las primeras mensuras realizadas en Oberá, con las primeras seis manzanas que dan origen al pueblo. También nos volvemos a encontrar con la gran obra de Alfredo Varela, que a 5 años de la protesta publica una obra que también se llama “La masacre de Oberá”.

Por último, Jorge Alcaraz, director de la carrera de historia de la Facultad de Humanidades presentó “Vida y trabajo en el Alto Paraná”, que recupera el informe elaborado por José Niklison sobre las condiciones laborales en la producción yerbatera a comienzos del siglo XX. El coordinador de la obra reconoció que “no nos imaginábamos llegar a tanto con este libro cuando pensamos en homenajear al Centro de Empleados de Comercio con la publicación del informe Niklison”. Alcaraz enfatizó en dos aspectos, por un lado, que “los debates son los mismos, los patrones más interesados en incrementar sus ganancias y los trabajadores con todo su esfuerzo tratando de sobrevivir. Es un debate que se ha dado en todo el siglo XX y hoy por hoy tiene plena actualidad”. Por otro lado, reconoció el carácter colectivo de la obra, que contó con la participación de la UNaM, la carrera de Historia, el Centro de Empleados de Comercio y el ministerio de trabajo de la provincia.

Los otros autores que se presentaron en la Feria fueron Julio Cantero (“La estancia grande de Itapúa”), Andrea Ferrari Kristeller (“La tierra sin ustedes”), Ludoviko Cortés Romero (“Doppel Ganger Eins”) y Pedro Guridi (“El artiguismo y su legado”). Por su parte, Rosita Escalada Salvo (“Notas con historias y otras páginas”) y Jorge Cardoso (“Mboyeré”) no pudieron asistir.

Toda del ministro

Detrás de la presencia de los escritores de Misiones en la Feria del Libro hay una historia que debe ser contada. El 5 de marzo el secretario de Cultura Joselo Schuap convocó a una reunión abierta a todo el sector literario, a la que concurrieron unos 30 escritores y editores. Allí el ministro blanqueó que la provincia no tendría su tradicional stand en la Feria del Libro por cuestiones de presupuesto, pero que él estaba dispuestos a gestionar alguna alternativa para que Misiones pudiera estar presente de alguna manera. Ante el pedido de los escritores por asegurar el Día de Misiones, el ministro asumió el compromiso de logar que los 10 autores pudieran estar en el mayor evento cultural de la Argentina.

Mediante gestiones ante las autoridades de la Fundación El Libro, organizadora del evento, se consiguió el salón Tulio Halperin Donghi en forma gratuita y, entre la provincia y la empresa Crucero del Norte, más el aporte del Centro de Empleados de Comercio, se afrontó el costo del viaje y la estadía para el grupo de escritores, más representantes de unas 15 bibliotecas populares que viajaron a comprar libros con fondos nacionales. De esta forma, el ministro cumplió con su promesa y logró que la cultura misionera diera el presente. Para el futuro quedará pendiente el debate de por qué siempre es la cultura el primer blanco de los recortes presupuestarios y si no es tiempo de definir una política pública hacia el sector de las letras en Misiones. 

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La Feria del Libro abrió sus puertas para olvidar la crisis

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Crisis, inflación, recesión, altos costos, derrumbe de las ventas, son los términos que más se escuchan y que parecieran indicar que estamos en una reunión de economistas o un foro empresarial. En realidad, se trata de la apertura de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la reunión anual de literatura más grande del habla hispana, que abrió sus puertas al público en general en el tradicional predio de La Rural, en Palermo. Hasta el 13 de mayo el mercado editorial y su razón de ser, los lectores, buscarán dejar de lado los densos nubarrones negros de la economía para enfocarse en el brillo, la emoción y la sorpresa que se esconde en cada página de un libro. 

Economis estará presente en Buenos Aires para cubrir el día de Misiones en la Feria (el 2 de mayo) y toda la actividad de este gran evento cultural argentino.

Nafta al fuego

Desde hace años que el mercado editorial viene en crisis. Primero fue el incipiente proceso inflacionario que comenzó a despuntar a fines del gobierno de Cristina Kirchner, luego, las dificultades para acceder al papel, a causa de las restricciones para su importación y el oligopolio que existe en su producción local. Pese a estas luces de alarma, el 2015 cerró con el récord de 60 millones de ejemplares vendidos, una cifra que hoy asoma como un paraíso al que parece imposible regresar. 

Del 2016 para acá aquellos síntomas se transformaron en una enfermedad crónica, intensificada por las políticas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri, las consecuencias de la pandemia de Covid y la pérdida de valor adquisitivo durante los años de Alberto Fernández y el ajuste voraz de la motosierra del actual gobierno, que adoptó dos medidas de fuerte impacto negativo para el sector. Por un lado, el intento de derogar la Ley del Libro, una herramienta de autorregulación que es defendida por la casi totalidad de los actores del mundo editorial. Por otro lado, la cancelación de la compra ya en proceso por parte del Estado de 14 millones de ejemplares, algo así como el 30% de la totalidad de las ventas anuales para el sector. El resultado de estos cuatro meses de Milei en el gobierno es de una caída del 40% en las ventas en librerías.

Consultado por Economis, Juan Pampín, presidente de la Cámara Argentino del Libro, comenta que “las políticas de este Gobierno están impactando de muy mala forma. Los libros no son un bien de primera necesidad, eso hace que quede muy relegado el consumo. Uno se tiene que encargar de la comida, del alquiler, de los impuestos, de los servicios y el libro queda relegado. Es muy difícil que la gente pueda comprarlos. En el último año hemos bajado un 25% la producción de libros”. 

Conocedor del mercado editorial como pocos, reconoce que la crisis viene de hace años: “Del 2016 al 2023, enfatiza, bajamos la tirada promedio de 2900 a 1700 ejemplares, casi un 40% menos”. Además, Pampín defiende la Ley 25.542, la denominada ley del libro: “Entendemos que esta ley nos ayuda, nos iguala y evita que los grandes depredadores del mercado consuman aún más los espacios. No es que no queremos competir, sí queremos competir desde otro lado que no sea solo a través del precio. No hay necesidad de romper algo que funciona. En Inglaterra, cuando se quitó la ley de precios fijos, en un lapso muy chico de tiempo desaparecieron el 30% de las librerías independientes y no queremos eso para nuestro país”.

En sintonía, Hernán Brienza, historiador con varios libros en su haber, como “El loco Dorrego” y “El éxodo jujeño”, entre otros, expresa que “las políticas neoliberales y de ajuste lo primero que hacen es hacer que la gente deje de gastar en aquello que no está entre las necesidades básicas. Yo creo que la cultura es una necesidad básica, pero estas políticas van en contra de las editoriales pequeñas, por los altos costos para producir un libro, los precios de los libros, que son inalcanzables para la gente común. Eso hace que todo sea más difícil, tanto para los autores como para las editoriales pequeñas”.

Director de Milena Caserola e integrante del stand colectivo “Todo libro es político”, Matías Reck es coprotagonista de la intervención pública más interesante de los últimos tiempos: el anuncio de la creación de un ministerio del Libro, noticia que hasta el propio presidente de la Nación debió salir a desmentir. Reck nos explica que la idea fue intervenir el stand, para lo cual “este año pensamos la realidad desde la perspectiva burocrática y del Estado, que cierra ministerios, y nosotros abrimos un ministerio que tiene muchos temas por tratar, como el precio del papel, el tema de la distribución de libros y otras propuestas utópicas y hasta humorísticas, como para pasar este momento de grave crisis, no solo para el sector del libro, sino para el país y el mundo, que está en guerra. Este ministerio debería recibir todo el presupuesto que reciben los ministerios que compran armas o aviones de combate, porque el libro es una herramienta mucho más poderosa para conseguir bienestar social”.

En el diagnóstico coincide Vanesa O’Toole, escritora, editora y correctora, que lidera el sello Thelema, que reconoce que “la situación está en un momento muy complicado”, pero acota una mirada interesante sobre la cotidianeidad de estas editoriales más pequeñas: “Como independiente siempre estuve en un momento complicado. La situación nos afecta, claro, pero es como que estamos navegando en esta situación desde hace mucho tiempo. Siempre tenemos que buscar nuevas estrategias. Ahora estamos trabajando mucho bajo demanda”. ¿Cómo es eso de trabajar bajo demanda? Pues que el lector compre el libro que quiera del catálogo y la editorial imprime solo ese libro y se lo hace llegar a domicilio al comprador.

Pese a todo, la fiesta de la Feria

Por las próximas semanas miles de personas pasarán por los stands de la feria y disfrutarán de las más de 1000 actividades programadas. Durante ese tiempo todos olvidarán la crisis para disfrutar del brillo del evento cultural más grande de la Argentina. Brienza reconoce que para él “la feria siempre me pareció una fiesta. Siempre celebré que haya una especie de shopping del elemento que es fundamental en mi vida. Por lo tanto, un lugar en donde venden libros que, si bien no es una biblioteca, se parece mucho, porque hay muchos libros para hurgar, para ver, para comprar, para conocer las novedades, conocer editoriales”.

Gerardo Aranda, de la editorial misionera Raymond, describe que “la feria es una oportunidad y una experiencia de profesionalización para editores y autores, pero no soluciona la cuestión del mercado interno. Nuestros libros han estado en la feria, más que nada por los autores. Se va a la feria por la experiencia más que por una salida económica”. El editor, conocido en el ambiente con el seudónimo de Guano, revela que el proyecto era que el grupo Poesía de miércoles fuera un espacio de experimentación y producción literaria y que Raymond publicara a estos autores. 

“En más de diez años publicamos a muchos de estos autores. También brindamos el servicio editorial a autores diversos, como la corrección, diseño, encuadernación e impresión, ISBN, etc. Con el equipamiento que tenemos y la propuesta de trabajo podemos competir en precio con el trabajo que hacen editoriales en Buenos Aires”, explica.

En el doble rol de escritora y editora, O’Toole valora la experiencia de estar en la cita anual: “La feria siempre fue muy importante”, afirma. “Es un sueño en el que todo escritor quiere estar. Yo lo pude cumplir como escritora y también lo hago como editora, porque tengo autores nuevos para promocionar y la feria es una oportunidad para promocionarlos. Hay mucho para leer y la feria es la gran ventana para que los autores puedan mostrar lo que hacen”.

En el caso de Reck, destaca las jornadas profesionales, que siempre se realizan los dos días previos a la apertura al público del evento. “Las jornadas son muy importantes, dice, por las conexiones que hacemos con editoriales y libreros de todo el país y la región. Así tenemos la posibilidad de encontrarnos cara a cara. La feria son 20 días en donde tenemos todo nuestro catálogo expuesto para encontrarnos con nuestros lectores, mucho más este año, que tenemos una propuesta que es encaminarnos hacia los festejos de los 20 años, que es el año que viene. Entre esta feria y la que viene intentaremos consolidar el catálogo, con más de 500 títulos bajo el sello de Milena Caserola”.

Por último, Pampín comparte esta mirada casi de enamoramiento por el evento y nos comenta que “la Feria del Libro nuevamente se prepara con lo mejor de sus brillos para presentarle a su público. Es un encuentro del público con los libros. Nosotros necesitamos y queremos una gran feria del libro. Lamentablemente las expectativas económicas no son las mejores, pero somos positivos seriales y esperamos una gran feria. Nos estamos preparando con nuestras mejores armas y esperamos que funcione positivamente y que esté llena de gente, porque es muy importante para todos”.

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