Vuelta a la escuela: la dermatitis atópica puede afectar la concentración en clase

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Niños y niñas de todo el país están retomando su rutina escolar, comenzando un nuevo ciclo para seguir formándose. En el aula, a algunos les cuesta concentrarse más que a otros, pero los docentes suelen saber cómo identificar cuadros de niños con déficits de atención que deban ser evaluados por profesionales de la salud para descartar la existencia de algún trastorno específico. A los alumnos que tienen dermatitis atópica, la picazón intensa les impide dormir de noche y los desconcentra durante el día, lo que en ocasiones les impide seguir la clase como el resto. Esta es una enfermedad inflamatoria de la piel que no es contagiosa, pero pica mucho, lastima e infecta la piel[2].

Es particularmente relevante hablar de este tema porque es una enfermedad sumamente frecuente en la infancia: el relevamiento internacional EPI-CARE, del que participó Argentina, reveló recientemente que, en nuestro país, tiene dermatitis atópica alrededor del 9.7% de los niños, pero, entre ellos, del 27.9% presenta las variantes moderada y severa[3]. Aunque es predominantemente pediátrica y de la adolescencia, un porcentaje continúa con brotes en la adultez o estos aparecen recién en esa etapa.

“Es una enfermedad que los dermatólogos pediatras vemos a diario en el consultorio. En sus variantes moderada y severa, y cuando no se ha logrado un adecuado control, es completamente esperable que les cueste estar tranquilos y atentos en clase, ya que suele suceder que no paran de rascarse hasta lastimarse e infectarse la piel. Les cuesta pensar en otra cosa que no sea la picazón en brazos, piernas, espalda, prácticamente en todo el cuerpo”, explicó la Dra. Margarita Larralde, médica dermatóloga, Jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Alemán y consultora del Grupo de Trabajo de Dermatitis Atópica de la Sociedad Argentina de Dermatología.

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La picazón es el síntoma que más incomoda a los pacientes. Claramente, eso impacta en todos los órdenes de la vida, tanto en el rendimiento escolar, como en la vida social[4], en el manejo de las emociones y en la salud mental.

En la escuela, hay potenciales desencadenantes de brotes que es necesario mencionar, sobre todo para que los compañeritos, sus padres, los docentes y las autoridades estén al tanto: por ejemplo, las temperaturas extremas pueden desencadenar cuadros de dermatitis atópica. Ahora estamos en meses de calor, pero en invierno también el calefaccionamiento de los ambientes puede generar brotes.

“El calor, por su parte, también juega en contra y tiene que ver con las telas del guardapolvo o uniforme. A veces se les exige a los niños con dermatitis atópica usar determinadas prendas para hacer gimnasia, desconoci endo que algunas telas, al roce con el sudor, irritan la piel y favorecen los brotes”, aclaró la Dra. Fernanda Macario, dermatóloga y pediatra, miembro del servicio de Dermatología del Hospital de Niños Víctor J. Vilela de Rosario.

Comprender el alcance de la dermatitis atópica

Otro punto a tener en cuenta es la repercusión que genera entre los compañeros de aula. Es importante informar en el ambiente escolar que la dermatitis atópica no es contagiosa; por el contrario, quien la padece necesita de nuestro acompañamiento y empatía para poder sobrellevarla de la mejor manera posible, sin generar distancias con quienes lo rodean. Con la correcta explicación de su patología se puede lograr que esos aspectos no sean causa de bullying.

El tratamiento de la dermatitis atópica no solo se basa en emolientes o cremas humectantes. Para los casos en que no se logra un buen control con esas herramientas, existen tratamientos sistémicos, como los biológicos, que son lo más innovador en la actualidad, y que permiten obtener mejores resultados sostenidos a largo plazo y con mejor perfil de seguridad.

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Para todos aquellos que no estén logrando un adecuado manejo de su dermatitis atópica, el consejo es que vuelvan a su dermatólogo o alergista de confianza; el abanico de posibilidades hoy es mucho más amplio que hace 5 años. Juntos, seguramente encuentren el mejor camino posible para controlar la enfermedad y vivir mejor”, completó la Dra. María Elsa Giovo, ex Jefa de la División de Dermatología del Hospital de Niños de Córdoba y docente de la Universidad Católica de Córdoba.

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