Telmo Albrecht, el médico que deja la tranquilidad de Córdoba para colaborar en el hospital de Andresito
A sus 72 años, el doctor Telmo Albrecht sigue recorriendo 1.500 kilómetros cada 15 días desde La Granja, Córdoba, hasta Comandante Andresito, una localidad misionera situada a 350 kilómetros al norte de Posadas, fronteriza con Brasil. Lo hace para colaborar en el hospital local, una institución de Nivel I que atiende a una población mayormente compuesta por productores yerbateros y tareferos.
Compromiso inquebrantable con la salud pública
Albrecht, quien trabajó como médico en Andresito e Iguazú durante la década del 90, mantiene una conexión especial con Misiones. Entre 1999 y 2003 fue ministro de Salud Pública de la provincia, además de desempeñarse como director del hospital de Iguazú y presidente del Concejo Deliberante de esa ciudad. Hoy, su compromiso lo lleva a ofrecer servicios como médico generalista en Andresito.
“Voy a seguir ejerciendo mientras me sienta útil y tenga salud”, asegura. Su jornada comienza a las 7 de la mañana y se extiende hasta las 19, siempre dispuesto a brindar atención médica en una comunidad que describe como “su casa”.
¿Qué lo motiva a regresar al hospital de Andresito?
“Es un placer enorme volver a un lugar donde comencé hace más de 30 años, cuando el sistema de salud funcionaba en un pequeño centro con una salita de parto y una habitación con nueve camas de internación. Comparar aquello con el hospital de hoy, que ha evolucionado de manera extraordinaria, es motivo de orgullo. Además, compartir con enfermeras que trabajaron conmigo en esa época, y con el intendente Bruno Beck, quien también fue mi compañero en el Ministerio de Salud Pública, refuerza mi compromiso. Tanto él como el Gobierno provincial han invertido mucho en salud”.
¿Qué recuerda de sus primeros años en Andresito?
“Llegaba los fines de semana porque no había médicos de guardia. Esa situación me generó un fuerte sentido de responsabilidad hacia esta comunidad, al punto que ahora vengo 15 días por mes para ayudar. Misiones es mi casa, y siento un gran agradecimiento hacia Andresito e Iguazú por todo lo que me dieron”.
“Misiones es un ejemplo en salud pública”
Desde afuera, ¿cómo percibe el sistema de salud pública en Misiones?
“Muy bien. El hospital de Iguazú funciona a pleno y el de Andresito es un lujo. Aquí se han realizado inversiones significativas tanto a nivel provincial como municipal. Por ejemplo, se renovaron aires acondicionados, sanitarios y ventiladores, se pintó el hospital y se mantienen las ambulancias en óptimas condiciones. Esto demuestra el compromiso del intendente Bruno Beck y del gobierno provincial”.
¿Cómo compara la situación sanitaria en Córdoba?
“Córdoba tiene una gran red hospitalaria y las mejores universidades, pero aun así enfrenta un déficit de médicos y recursos humanos. Los hospitales regionales están saturados y la demanda en los centros de salud municipales es altísima. Esto no es exclusivo de Córdoba, es una realidad que se vive en todo el país”.
¿Cree que el rol del médico ha cambiado en los últimos años?
“Definitivamente. Hace 40 años, estudiar medicina garantizaba estabilidad laboral, reconocimiento social y, muchas veces, un bienestar económico. Hoy, el médico debe priorizar el compromiso con la comunidad y entender que su rol es atender a quienes más lo necesitan. Además, el cambio en la composición de género en la profesión, con un 60% de mujeres, también impacta en las dinámicas laborales. Muchas médicas tienen responsabilidades adicionales que dificultan cubrir guardias extensas, generando un desbalance”.
¿Se ha perdido el juramento hipocrático?
“No diría que se ha perdido, pero las prioridades han cambiado. Por ejemplo, algunos médicos jóvenes evitan hacer certificados de defunción o cubrir emergencias fuera de su horario. Para mí, eso forma parte del compromiso que asumimos al estudiar medicina. El juramento hipocrático incluye servir a la gente en cualquier circunstancia”.
Vocación heredada
¿Qué lo llevó a estudiar medicina?
“Crecí viendo a mi padre, quien fue médico los 365 días del año en un pequeño pueblo de Santa Fe. Nunca salíamos de vacaciones porque su compromiso era absoluto. Esa vocación me marcó profundamente. Estudié con los Jesuitas en el Colegio Inmaculada Concepción, donde nos enseñaban que venimos al mundo para servir. Eso es lo que trato de transmitir a los jóvenes médicos: antes de comenzar a trabajar en grandes ciudades, deberían pasar al menos seis meses en comunidades humildes para entender el verdadero valor de su profesión”.
¿Cómo impacta la crisis económica en el sistema de salud?
“La crisis ha incrementado la cantidad de pacientes que dependen del sistema público. Por ejemplo, en La Granja, hace cinco años atendíamos 700 consultas mensuales, y el 90% de los pacientes no tenían cobertura. Hoy ese número asciende a 2.400 consultas al mes. Los médicos debemos adaptarnos a esta nueva realidad, siendo conscientes de que muchas veces los pacientes no tienen dinero ni para los medicamentos”.
¿Qué opina sobre la migración de médicos a otros países?
“Es cierto que algunos médicos buscan oportunidades en Brasil o Paraguay, pero en Misiones los salarios han mejorado significativamente. El médico misionero gana igual o más que en Córdoba. No puedo hablar de súper especialidades, pero en términos generales, los médicos aquí están bien remunerados”.
¿Hasta cuándo se pondrá la chaquetilla de médico en Andresito?
“Mientras me sienta útil y pueda aportar mi experiencia, seguiré viniendo 15 días por mes. Es mi forma de agradecer y devolver algo a esta tierra que tanto me ha dado”.