Mes: noviembre 2025

Una lenta normalización monetaria

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Queda atrás una semana con relativa tranquilidad en el plano cambiario, según Ecolatina. El dólar spot se comportó al alza hasta finalizar hoy en $1.451,5, un 1,9% por encima respecto al cierre del jueves pasada. El desenvolvimiento del tipo de cambio no salió de la dinámica de normalización monetaria que mostró a lo largo de noviembre, con un dólar fluctuando en la zona de $1.400-$1.450.

El plano monetario trajo novedades, con el BCRA relajando 3,5 p.p. los encajes y subiendo en igual medida la integración mediante títulos públicos. Producto de estos movimientos, Finanzas obtuvo un rollover del 96,5% en la semana. Asimismo, el Central redujo la integración mínima diaria del 95% al 75%, lo que aliviará las necesidades de liquidez de los bancos y reducirá la volatilidad reciente de las tasas de interés. Los menores encajes y una reducida monetización de la economía disparan la pregunta de cuánto más se puede expandir el crédito. En pocas palabras, una lenta normalización de la política monetaria permitiría una expansión adicional del crédito, pero un aumento mayor requerirá de fuentes adicionales de liquidez. Estás fuentes permiten pensar en un 2026 con un Central comprando dólares en el mercado y un Tesoro inyectando liquidez mediante las licitaciones.  

De todas formas, la dinámica monetaria irá asociada al aspecto cambiario. El eventual retorno a los mercados internacionales de deuda permite pensar en una Cuenta Financiera que ayudaría a compensar un potencial déficit de Cuenta Corriente, y a un Central recomponiendo reservas vía endeudamiento y una mayor demanda de pesos. No obstante, para que este proceso virtuoso se produzca se demandará un aspecto cambiario creíble y una Cuenta Financiera más abierta. 

Queda atrás una semana con relativa tranquilidad en el plano cambiario. El dólar spot se comportó al alza hasta finalizar hoy en $1.451,5, un 1,9% por encima respecto al cierre del jueves pasada. Cabe destacar que el mercado cambiario se vio cruzado por los vencimientos de letras atadas al dólar oficial (D28N5) y la habitual rotación de posiciones de finales de mes en el mercado de futuros, lo que naturalmente influye en la cotización del dólar spot. En cualquier caso, el desenvolvimiento del tipo de cambio no salió de la dinámica que mostró a lo largo de noviembre, con un dólar fluctuando en la zona de $1.400-$1.450.

Por otro lado, se dieron una serie de definiciones en el plano monetario. Veníamos destacando que se abría una ventana de oportunidad para que el BCRA comience a normalizar el apretón monetario, producto del vencimiento del aumento transitorio de encajes que se daba a finales de mes. El trade-off que presentaba la medida era conciliar una liquidez tensada por parte de los bancos y una mayor demanda de dinero de los individuos por razones estacionales en diciembre, con un programa financiero del Tesoro cruzado por los últimos vencimientos del año con tan sólo $4 bn depositados en las cuentas del Central (y otros como mínimo $5 bn en bancos públicos).

En concreto, el Central alivió parcialmente la política de encajes. La autoridad monetaria decidió reducir 3,5 p.p. los encajes para cuentas a la vista y, a la par, aumentar la integración de dichos saldos inmovilizados en 3,5 p.p. para títulos públicos adquiridos en las licitaciones primarias y cuyo plazo sea superior a 60 días. Asimismo, decidió extender los 5 p.p. de encajes que vencían el 28/11/25 hasta el 31/03/26 y reducir la obligación de integración de encajes diaria del 95% al 75% (previo al aumento de encajes, la obligación diaria era del 25% y luego pasó al 100%). Como resultado, los encajes de cuentas a la vista pasaron del 45% a comienzos de agosto al 50% actual, y la integración pasó 40% efectivo y 5% títulos públicos a 28% y 22%, respectivamente.

La medida apunta en dos direcciones. En primer lugar, a facilitar el rollover de Finanzas, que en la licitación de esta semana alcanzó el 96,5% tras adjudicar $14 bn sobre ofertas por $14,7 bn. Al interior, la LECAP/BONCAP con vencimiento hasta abril del 2026 acapararon cerca del 50% de lo adjudicado, con una tasa de corte por encima del mercado secundario; al tiempo que la letra TAMAR (M30A6) concentró el 20% fruto de la demanda de los bancos para integrar encajes bancarios vía títulos públicos (como vimos más arriba).

Como resultado, Finanzas inyectará $0,5 bn al mercado, lo que se sumaría a las recientes compras del Tesoro por un equivalente de al menos $0,3 bn. Entre el 12-nov y el 20-nov, el Tesoro habría comprado USD 220 M en el mercado y, según la periodista Florencia Donovan, las intervenciones se habrían extendido durante el miércoles (+USD 45 M) y el jueves (+USD 50 M) de esta semana. No obstante, sumando las compras realizadas al Central (+USD 200 M), y restando los pagos realizados a Organismos Internacionales (-USD 325 M) y ventas puntuales que se habrían realizado en el MULC (-USD 50 M), el stock de depósitos en dólares pasó de USD 112 M a tan sólo USD 146 M. Más allá de la errática señal positiva, recordemos que en diciembre el Tesoro enfrenta vencimientos brutos con OOII por USD 950 M. Habrá que ver si está pautado algún ingreso por estas fuentes que reduzca la necesidad de compras (el 26-nov las Reservas subieron USD 717 M y recién el lunes por la tarde podremos confirmar la fuente).

En segundo lugar, la medida apunta a reducir la volatilidad de tasas. La necesidad de integración diaria imprimió una volatilidad “estacional” en las tasas de mercado, con la liquidez bancaria tensada de cara a las licitaciones quincenales de Finanzas que eran aprovechadas por las entidades financieras para hacerse de los pesos necesarios para cumplimentar los encajes diarios. En este sentido, ahora los bancos contarán con mayor grado de libertad para gestionar la liquidez a lo largo del mes (el 25% restante se computa como un promedio mensual).

Asimismo, aumenta parcialmente la capacidad prestable de los bancos. En el marco de una menor volatilidad de tasas y un equilibrio hacia menores niveles de estas, los bancos contarán con mayores recursos que le permitirían abastecer una mayor demanda de crédito. Desde el cambio de gestión, el despegue del crédito bancario llevó a que los préstamos al sector privado en pesos casi dupliquen su participación en el producto (9,2% PIB actual vs 4,8% PIB en dic-23), plasmándose en un nivel de actividad del sector en los primeros nueve meses del año un 17% por encima respecto al mismo lapso de 2023 y 28% respecto a 2024.

No obstante, para que el crédito continue su marcha serán necesarias fuentes adicionales de liquidez. El nivel actual se ubica apenas por debajo del máximo reciente del 13% del PIB entre 2013 y 2014 y el promedio del 11% del PIB que alcanzó entre el 2016-18. Asimismo, los préstamos respecto a los depósitos privados ya representan el 85% con una liquidez de las entidades (efectivo+encajes+títulos públicos respecto a depósitos) cercana al 32% (llega al 40% al computar LECAPs con vencimientos en los próximos 3 meses). Es decir, la liquidez de los bancos se sitúa en el promedio del 40% con el que operaron durante el lapso ene-16 y may-18, con un crédito que representó el 87% de los depósitos (pero supo alcanzar máximos de hasta el 100%).  

Este proceso impulsó una fuerte remonetización de la economía. La aceleración inflacionaria de finales de 2023 y comienzos de 2024 redujo el grado de monetización de la economía, para luego comenzar a recuperar vía una menor nominalidad y el mencionado impulso del crédito. Visto en números, la Base Monetaria (encajes+pesos circulantes) pasó de representar un 2% del PIB a un 4,7% en la actualidad; y el M3 Privado (circulante+depósitos+plazos fijos) un 11% del PIB a un 13,3% del PIB. Sin embargo, contrastando nuevamente con el lapso 2016-18 se observa que existe un largo trecho para que continue recuperando la monetización de la economía: la BM promedió un 9% del PIB y el M3 Privado 18% del PIB.

Entonces, ¿qué nos dice todo esto? En primer lugar, existe un leve espacio para que una lenta normalización de los encajes permita seguir expandiendo el crédito al sector privado (siempre y cuando se mantenga estable la tasa), permitiendo llegar a valores más o menos similares a los vistos en otros momentos con el grado de liquidez que presentan los bancos en la actualidad. En segundo lugar, que se necesitarán fuentes adicionales de liquidez si se pretende que el crédito se expanda en mayor medida y comience a tomar un protagonismo similar al que presentan en países de la región (donde supera cómodamente el 30% del PIB).

Este segundo punto nos lleva a la discusión reciente respecto a las compras de Reservas por parte del BCRA. Con sus idas y vueltas, parte del equipo económico y el Ejecutivo mencionaron la capacidad de comprar dólares por parte del Central sin necesidad de esterilizar producto de una demanda de dinero históricamente baja (sin retirar el dinero inyectado en el mercado vía bonos). Vemos difícil que la BM llegué a representar nuevamente el 9% del PIB luego de los cambios tecnológicos y de preferencias que introdujo la alta inflación de Argentina. De todas formas, suponiendo un crecimiento de la actividad del 2,5% en 2026, una convalidación de mayor base ante mayores transacciones implicaría compras aproximadas de sólo USD 600 M. En tanto un escenario de “máxima”, donde la BM llega a niveles de 2022 (5,5% del PIB), implicaría compras por USD 9.000 M.

En cualquier caso, otra clave será la gestión de la liquidez bancaria. Para que los bancos expandan su hoja de balance será necesario no sólo una reducción de encajes, sino dotar de mayor liquidez en pesos y una potencial fuente seguirá siendo las licitaciones de Finanzas. En este sentido, para evitar tensiones en el programa financiero, no podemos descartar que la cuenta del Tesoro en el BCRA se robustezca vía una inyección de bancos públicos y principalmente de un nuevo giro de Utilidades por parte del BCRA, como los $11,7 bn que se transfirieron en abril de este año. En este sentido, la puerta quedó entreabierta luego de la ganancia que implicó las operaciones de cancelación de Letras Intransferibles que hizo el Tesoro con los desembolsos del FMI al Central, a una cotización mayor a la que presentó el organismo en el Estado Contable de 2024.

Hacia adelante, la dinámica monetaria irá asociada al aspecto cambiario. El eventual retorno a los mercados internacionales de deuda permite pensar en una Cuenta Financiera que ayudaría a compensar un potencial déficit de Cuenta Corriente, y a un Central recomponiendo reservas vía endeudamiento y una mayor demanda de pesos. No obstante, para que este proceso virtuoso se produzca se demandará un aspecto cambiario creíble y una Cuenta Financiera más abierta.  

Dólar oficial al alza

Con un dólar estabilizado en el orden de los $1.400-$1.450 y un Tesoro que habría estado presente comprando divisas, el dólar spot finalizó en $1.451,5 y se ubicó 1,9% por encima del jueves de la semana anterior. Por su parte, las Reservas Netas (Brutas – Swap CH y USA – Encajes – REPOs – SEDESA) habrán finalizado en USD 1.400 M.

La brecha cambiaria se estabiliza

Los dólares alternativos finalizaron al alza: el dólar minorista subió 2,6% ($1.488) respecto al jueves de la semana anterior, el dólar MEP operado con AL30 ascendió 1,7% ($1.476), el dólar CCL operado con CEDEARs se deslizó +2,6% ($1.531) y el blue aumentó 0,7% ($1.435). En este contexto, la brecha cambiaria promedio finalizó en la zona del 2%.

Los futuros de dólar suben

Los contratos a futuro del dólar acompañaron el movimiento del spot. En detalle, los contratos de noviembre a enero subieron 1,1%, y aquellos con vencimiento desde febrero 2026 aumentaron 1,5%. Respecto a las devaluaciones implícitas, el mercado cerró con una devaluación del -0,1%, +1,9% y +4,5% para noviembre, diciembre y enero 2026, respectivamente.

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La enseña que Andresito nos legó

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Cuántos años pasaron desde ese 30 de noviembre de 1778, fecha en la cual nació Andrés “Andresito” Guacurarí, uno de los caudillos federales más reconocidos de la Argentina no centralista. Reconocido en la región y hasta recordado en tierras uruguayas pero también invisibilizado por el porteñocentrismo que tantas inequidades tiene en su haber. Su legado, entre otras cosas, ha valido la fecha de la bandera de Misiones.

Roja, azul y blanca

La bandera de Misiones tiene su día en concordancia con el natalicio del gran Andres Guacurarí como ya se dijo antes. Instituido como día en el año 1992, cada 30 de noviembre, la tierra colorada respira el olor de su propia patria.

La inspiración viene, en realidad, de los suspiros y pensamientos revolucionarios de José Gervasio Artigas. Ese magno caudillo que encabezó la Liga de los Pueblos Libres en la era post Revolución de Mayo, fue quien apadrinó a Andrés Guacurarí, dotándolo, por supuesto, de amplias herramientas políticas, culturales y militares al héroe histórico guaraní.

Se afirma que los colores elegidos por Artigas responden al rojo por la sangre derramada por la libertad, el azul por la decisión de ser una República y el blanco por la distinción y la grandeza. También existe la presunción que los colores azul y blanco, fueron elegidos en conmemoración a la bandera de Belgrano, estableciendo cierta semejanza.

Teóricamente, la primera bandera instituida por Artigas era muy parecida a la de Belgrano, con la única salvedad que además de las distintivas líneas celeste y blanca, tenía una franja roja que la cubría de manera diagonal. De hecho, esta versión fue izada en los Pueblos Libres el 13 de enero de 1815.

La bandera misionera ha visto una incontable cantidad de sucesos. Desde ser partícipe de las guerras independentistas en esta zona de Argentina, hasta ser motivo de pleito fronterizo con bandeirantes del lado brasileño y con pujas de poder con los paraguayos. De acuerdo a lo último, el territorio misionero pasó por ocupación correntina, ocupación paraguaya, Guerra de la Triple Alianza, conformación del Territorio Nacional de Misiones, delimitación de las fronteras nacionales incluyendo el Laudo de Cleveland donde se pierde una porción importante del espacio geográfico de ese entonces, pasando a la provincialización ya en el siglo XX, sobreviviendo además a todas las dictaduras militares y a los duros años 90 neoliberales. La bandera siempre estuvo, hasta hoy en día en la época de la tecnología de avanzada donde Misiones dice presente. Fue un distintivo en contexto de conflicto para transformarse en una insignia única de la cual todos formamos parte.

Andrés: ayer y hoy

Guacurarí es un personaje emblemático, sin lugar a dudas, aunque también su presencia de hace más de 200 años continúan teniendo componentes del ser misionero actual.

La condición de Andresito era única. Fue un caudillo proveniente de pueblos originarios, en su caso guaraní de pura cepa. Con una formación excelsa en términos militares y una facilidad para la diplomacia, es un fiel ejemplo de lo que actualmente sigue siendo el misionero: un ciudadano de formación, valores y con clara reminiscencia a sus orígenes.

La presencia de Guacurarí en la región fue clave para mantener a tiro la soberanía de la entonces Liga de los Pueblos Libres y la pretensión de formación de un proyecto político que distaba de las pretensiones centralistas (ya en esos años) del puerto de Buenos Aires. La comprensión de la idiosincrasia y las particularidades de la región hacían de Guacurarí un líder hecho a medida.

Algunos hitos militares incluyen victorias épicas como la defensa de Candelaria y Corpus en 1811, mismo año dónde ejecutó otro triunfo estratégico en la Batalla de San José. En 1816 tuvo lugar la victoria contra los invasores portugueses en la famosa Batalla de Candelaria, y un año más tarde (1817) el triunfo en la Batalla de Apóstoles. Su último bastión medianamente victorioso fue la defensa de Posadas y Candelaria con una resistencia prolongada.

Entre triunfos y derrotas, cómo la vida misma, las últimas fueron determinante para su vida política y su vida física. La grave derrota en la Batalla de Cambay, en el año 1818 en las Misiones Orientales le sirvió de antesala para su caída definitiva. En 1820 se da su última campaña en territorio de las Misiones Orientales, en la región de Santo Angelo para ser preciso, en donde se da su máxima derrota con su posterior captura y desaparición. Hasta el día de hoy es una incógnita cómo fue la vida de Andrés Guacurarí luego de este hecho y también dónde podrían descansar sus restos.

El derrotero histórico de la participación bélica de Andrés Guacurarí en Misiones representa un ítem que se mantiene hasta el día de hoy: la internacionalización de la provincia. Andresito luchaba contra invasores portugueses y paraguayos con el afán de mantener el control de Misiones en la Liga de los Pueblos Libres. Eso desnuda lo que aún hoy pasa pero con otros atisbos. Misiones sigue siendo una tierra de profunda influencia internacional como un enclave geopolítico. Con 90% de sus fronteras compartidas con dos países, es el último bastión de la patria argentina en el norte. Los desafíos hoy en día no son bélicos, ya que la conformación del Estado Nacional se encargó de purgar esas disputas a fuerza de sangre. Hoy las complicaciones vienen por la economía. Puentes que van y vienen de un lado a otro según varíe el momento económico y según convenga. Misiones tiene la ardua tarea de subsistir entre dos gigantes cuando el país central queda a 1000km de distancia pero más aún en cuanto al desinterés que históricamente demostró Buenos Aires. En el medio nosotros, los misioneros, aquellos que en el país central nos dicen paraguayos y que piensan que vivimos en el medio de la selva. Al igual que en la época de Andresito, uno de los desafíos que aún se mantienen es el de mantenerse firme y no dejarse pisotear por quien viene de afuera.

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¿Qué tienen en la cabeza? ¿Por dónde se informan? ¿En quién creen? Radiografía de los jóvenes misioneros

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¿Qué tienen en la cabeza? Pregunta recurrente de padres y docentes. Inquietud para partidos políticos. ¿Cómo seducirlos? ¿Cómo entenderlos? Las respuestas, claro está, no son únicas ni uniformes. Cada joven es un mundo -el suyo- en sí mismo y es imposible tratar sus demandas y sueños bajo un solo paraguas uniforme. 

Sin embargo, un estudio reciente permite realizar algunas aproximaciones sobre lo que pasa por la cabeza de los jóvenes de Misiones. Una radiografía sobre sus inquietudes, su mirada económica y política y sus sueños por cumplir. A tomar nota. 

El trabajo fue realizado por el Observatorio de la Universidad de la Integración Sudamericana (Unisud), liderado por la licenciada Carla Chini y es mucho más que una encuesta: el estudio de mercado incluyó preguntas presenciales a 750 estudiantes y 22 focus group en Posadas, con entre 10 y 14 jóvenes de Eldorado, Oberá y San Vicente, lo que permitió escuchar, sin filtros y con una claridad sorprendente, qué tienen en la cabeza los adolescentes de entre 16 y 19 años que hoy habitan las aulas de la secundaria misionera. 

El hallazgo principal es inequívoco: estudiar no es una opción, es casi una obligación emocional, social y familiar. La gran mayoría quiere seguir formándose después de terminar la secundaria, aun cuando no todos tengan claro qué estudiar o cómo financiarlo. 

Indicador Resultado
Intención de continuar estudios superiores Mayoría abrumadora (más del 80%)
Percepción de situación económica personal/familiar Regular: 42,1% · Buena: 36,9%
Preocupaciones económicas principales Inflación · Falta de oportunidades · Ingresos familiares insuficientes
Interés en cursos rápidos (3–6 meses) Muy alto: estética, barbería, marketing digital, oficios
Carreras más elegidas Salud (medicina, psicología, enfermería, odontología) y áreas administrativas
Confianza en medios tradicionales Muy baja
Fuentes principales de información Youtubers, streamers, influencers, canales alternativos (Vorterix, Olga)
Actitud frente al futuro Optimismo moderado pese al contexto

La vocación no siempre coincide con la posibilidad, y el mapa económico del hogar pesa más que el entusiasmo. Muchos admiten que podrían elegir carreras distintas si contaran con recursos económicos o si vivieran en ciudades con más oferta educativa. 

Otros contemplan ingresar primero a las fuerzas de seguridad para obtener un salario estable y recién después dedicarse a aquello que realmente les interesa. 

En los grupos focales realizados se observó una creciente tensión entre las expectativas de la escuela secundaria y las experiencias cotidianas de las nuevas generaciones. 

Estudiantes de los últimos años frecuentemente reportaron desmotivación y una percepción de baja relevancia de los contenidos escolares frente a sus intereses y necesidades vitales. Este desencuentro puede asociarse a condiciones materiales (brecha digital, recursos escolares limitados), a metodologías docentes mayormente tradicionales y a representaciones sociales que devalúan el esfuerzo académico como ruta de mejora.

Las frases que emergen de las charlas son reveladoras: “Pensar en el futuro da miedo, pero también es una manera de renovarse”, “No queremos defraudar a nuestros padres”, “Quiero ser alguien en mi ciudad”. Estudiar es, para ellos, una declaración de identidad. También es un camino de movilidad ascendente, aunque condicionado por el bolsillo familiar. 

En cuanto a los “proyectos de futuro”, una parte importante de la juventud no ve un futuro laboral viable o próspero en su lugar de origen, lo que sugiere una alta propensión a la migración interna en busca de mercados laborales más dinámicos.

Las carreras más mencionadas corresponden al área de la salud –medicina, odontología, psicología, enfermería, veterinaria– y, en segundo lugar, administración, economía, contador público, comercio internacional e incluso ciencia política. El interés por la salud y la administración revela una mezcla de vocación social y búsqueda de estabilidad. 

En paralelo, crece el número de jóvenes que prevé estudiar y trabajar a la vez, señal de que la economía del hogar ya no soporta las expectativas sin un aporte inmediato.

Un dato sobresaliente del estudio es la centralidad de la economía en sus conversaciones cotidianas. No solo la sufren: la consumen. Hablan de inflación, de precios, de políticas públicas y de oportunidades laborales. Siguen a youtubers, influencers y comunicadores alternativos que explican el rumbo económico nacional. Mencionan canales de streaming como Vorterix u Olga y rechazan abiertamente a los medios tradicionales: “Los canales no cuentan la verdad”. Su consumo informativo es digital, fragmentado, horizontal y profundamente desconfiado. No creen en las instituciones como fuentes de autoridad; confían en quienes les hablan “en su idioma”, aunque no siempre provengan de entornos técnicos o periodísticos.

Al mismo tiempo afirman “militar políticamente” en el mundo digital a través de diferentes plataformas como X, Instagram, Discord y Facebook, aunque algunos lo hacen de forma presencial en su entorno cercano también. Esa militancia digital tiene un referente directo, que es el presidente Javier Milei, quien navega a sus anchas en las redes. En ese universo, no encuentran otras referencias locales, incluso entre los propios libertarios. 

Las redes sociales son el principal medio a través del cual se informan o mediante las cuales se “enteran” de temas de su interés. Eligen consumir microcontenidos, especialmente en TikTok y reels de Instagram. YouTube y Google son los espacios donde buscan y profundizan información sobre diversos temas, desde las propuestas académicas hasta las noticias de economía. 

Lo más significativo es que piden educación financiera. Perciben que la escuela los prepara para aprobar materias, pero no para administrar dinero, proyectar gastos, ahorrar, independizarse o evitar endeudarse. Entienden que la autonomía económica exige herramientas que hoy no poseen. La economía no es para ellos un contenido teórico: es un problema real que marca sus posibilidades futuras.

Si bien en las conversaciones de los grupos focales surgen las preocupaciones sobre la economía familiar, reconocen que el dinero no les alcanza, que sus padres no pueden cubrir las necesidades actuales, los resultados de la encuesta indican que su situación económica personal y familiar se presenta como regular con un 42,1% y buena con un 36,9%. Pese a la situación actual y/o relatos difíciles, se muestran esperanzados hacia el futuro, considerando que la economía del país estará mejor.

Este enfoque económico se combina con una mentalidad pragmática que atraviesa toda la investigación. Los jóvenes asumen que el esfuerzo académico ya no garantiza un buen trabajo ni movilidad social ascendente. Viven en un entorno donde la estabilidad es una rareza y donde la precariedad laboral es la norma. Por eso, toman decisiones menos idealistas y más funcionales: cursos cortos de peluquería, barbería, estética, marketing digital o programación que les permitan “salir a trabajar rápido” y generar ingresos propios para estudiar o independizarse. La planificación del futuro no es una apuesta romántica, sino una estrategia para reducir riesgos.

El pesimismo cotidiano convive con un optimismo estructural. Aunque ven un contexto complicado, creen que su vida será mejor en los próximos años. Esta paradoja coincide con estudios nacionales que muestran que los jóvenes argentinos, aún viviendo en precariedad, sostienen expectativas positivas sobre su propio futuro.

El empleo aparece como su principal preocupación, junto con la continuidad educativa. Están atentos a la falta de oportunidades, al estancamiento del mercado local y a la posibilidad de tener que migrar a ciudades más grandes para conseguir trabajo. Mencionan la reforma laboral sin verla como amenaza ni como solución, sencillamente porque no la comprenden con claridad. El horizonte laboral que imaginan está marcado por la incertidumbre, por la necesidad de flexibilidad y por una búsqueda constante de espacios donde puedan crecer sin quedar atrapados en trabajos mal pagos o sin proyección.

En materia informativa, la ruptura con el mundo adulto es completa. No confían en medios tradicionales, no creen en discursos institucionales y ya no reconocen autoridades comunicacionales verticales. La credibilidad se define por cercanía, espontaneidad y autenticidad. Se informan en redes sociales, en videos cortos, en transmisiones en vivo y en referencias que circulan entre pares. No existe un relato común sobre el país o la provincia: hay pequeñas burbujas informativas que conviven y se contradicen.

Sin embargo, detrás de todo, aparece un dato clave: los jóvenes no quieren irse de Misiones por ambición cosmopolita. Quieren quedarse, construir futuro en sus ciudades, ser parte de su entorno. “Quiero ser alguien en mi ciudad” no es un eslogan; es un llamado a que las oportunidades no estén siempre lejos.

Lo que esta generación está diciendo, con una claridad que los adultos tal vez no quieran escuchar, es que necesita herramientas concretas, horizontes posibles y una narrativa que los incluya. Necesita educación financiera, ofertas laborales reales, carreras accesibles, políticas que entiendan su lenguaje y líderes que construyan confianza desde la autenticidad. No esperan salvadores. Esperan un camino.

La juventud misionera no es apática ni desinteresada. Es una generación alerta, informada a su manera, ambiciosa en silencio, pragmática por necesidad y esperanzada por convicción. Tal vez la verdadera pregunta no sea qué quieren los jóvenes, sino si Misiones está dispuesta a responder a esa radiografía con políticas que estén a la altura del futuro que ellos todavía creen posible.

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La falacia detrás de los datos económicos: del mito de la recuperación a la crudeza de la realidad

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Ingresando ya en el tramo final del 2025, cabe hacer un reconto de lo que fue un año que, en la previa, se esperaba que sea uno de importante recuperación tras un 2024 atravesado por un brutal recesión y caída de todos los indicadores que rigen la economía real. Sin embargo, y en línea con lo que es casi una ley natural de la Argentina, los vaivenes y las volatilidades se hicieron presentes de modo más fuerte de lo esperado y complicaron los intentos de recuperación genuina. 

Riesgo Kuka”, le dijeron algunos. “Inconsistencias del programa”, decimos otros. 

Es cierto que durante el año se dieron muchas medidas tendientes a solucionar (parcial o totalmente) muchos desequilibrios que reinaban el país, desde el cepo cambiario hasta las reglamentaciones de comercio exterior pasando por la política monetaria, pero no necesariamente todo fue realizado con el timming o con la metodología correcta, que derivó en problemas que, en algunos casos, fueron más grandes que la solución que proponían. 

Desarme de LEFIs, apertura de importaciones, el “compra campeón”, son algunos de los ejemplos de “errores no forzados” (o sí, depende de como se lo mire) que limitaron la estabilización que el país necesitaba para poder consolidar la recuperación de los de abajo: del consumo esencial, de los ingresos disponibles de los hogares, de las fuentes de trabajo. 

Como agravante de esta situación, nos vemos envueltos en discusiones que parecen en cierto punto, absurdas: nos peleamos con los datos. Desde hace un tiempo, pero de manera más exacerbada en los últimos meses, desde el rincón libertario se empecinaron en usar los datos de una manera incoherente, manipulada y mentirosa para poder adaptarlos a su discurso refundacional de la Argentina. La lógica que usan es tan simple como perversa: el discurso no se toca y los datos los readecuamos (o reinterpretamos) en función de eso, cuando debería ser al revés. En este sentido, no son tan diferentes de lo que critican: el kirchnerismo de paladar negro usó la misma metodología en sus años dorados. 

Hay muchas evidencias de esto: empecemos midiendo el consumo. Hay una abismal diferencia entre los durables con los de consumo. Entre estos últimos, esta semana conocimos que las ventas en supermercados cayeron por sexto mes consecutivo en la comparación mensual y pasaron a terreno negativo en la interanual por primera vez en el año

Esto último no es menor: entre enero y agosto, estas ventas crecieron contra una base de 2024 que estaba en el piso; era esperable entonces que hubiera ciertos repuntes; pero en septiembre cayeron contra un septiembre de 2024 que ya había sido malo. La recuperación, entonces, no es tal

De hecho, hacia septiembre de 2024, este indicador estaba -9,4% vs. noviembre de 2023; desaceleró a -6,3% para marzo de este año (aquí se comenzó a ver un escenario positivo de recuperación); pero a septiembre 2025 ya está -9,7%: es decir, en un nivel peor que hace un año atrás

“La gente ya no va tanto a supermercados, cambió su hábito y ahora consume en mayoristas porque la estabilidad de precios y la recomposición de ingresos le permite elegir qué, cuánto y dónde consumir sin necesidad de estar viendo día a día las listas de precios”. Este argumento, en lo personal, lo escuché y leí cientos de veces. Entonces, la baja en las ventas de super se compensa con los mayoristas, según esa lógica. 

Según el INDEC, las ventas en los mayoristas cayeron en cinco de los últimos 6 meses en la comparación mensual y no tuvieron ninguna variación positiva interanual desde que está la actual gestión:  están -26,7% respecto a noviembre de 2023.

“Lo que pasa es que antes comprabas mucho porque la inflación te liquidaba y ahora podés elegir entre comprar solo lo que necesitás de alimentos y otros bienes esenciales y destinar el otro dinero que tengas a comprarte ropa u algún otro bien no esencial”, es otro argumento. 

Bajo esa lógica, las ventas minoristas deberían transitar un sendero de expansión. Tomando el período enero a octubre, las ventas que releva CAME cayeron en ocho de esos 10 meses en la comparación mensual y en los últimos seis en particular también tuvo bajas interanuales; contra la previa del inicio de la actual gestión están -27,3%. 

“Lo que pasa es que ahora se compra todo online”, es el siguiente argumento. Es indudable que el e-commerce ha ganado muchísimo terreno en el país y que cada vez son más las personas que acuden a esa herramienta, pero no existe siquiera una evidencia que muestre que es un segmento que sea representativo del consumo de las familias a nivel global. 

A este dato se le suma otro que también conocimos esta semana que refiere a las ventas de combustibles: cayeron 1,2% en octubre y en los diez meses del año muestran cuatro caídas interanuales y 6 mermas mensuales. Si miramos solo el segmento de naftas, hay caídas mensuales en seis de los diez períodos del año: hay recuperación leve contra un 2024 horrible, pero no exhibe un crecimiento sostenido sino que hay volatilidad. 

Una enorme parte de los argentinos consume menos porque no puede darse el lujo de llenar el tanque, aun cuando sea un consumo esencial para su movilidad diaria. 

Siguen los argumentos: “No me podés decir que el consumo cae cuando hay récord de patentamientos”. En noviembre, dato que conocimos este viernes último, las ventas de autos 0km. tuvieron una fuerte baja mensual que era esperable por cuestiones de estacionalidad, aunque aun así el descenso fue mucho mayor al estimado (-33,2% mensual vs. -20% esperado), pero más importante todavía, cayeron 3,6% interanual, la primera baja año/año en el 2025. Pese a este resultado adverso, el mercado automotor muestra una muy fuerte recomposición contra años previos (está casi +50% vs. 2024 y es el mejor año desde 2018), por lo cual en este apartado en particular hay un proceso importante de recuperación. 

Pero esto no puede, ni de cerca, ser atribuible a una mejora en las condiciones generales de vida de la población. Por el contrario, tiene factores específicos: el atraso cambiario abarató (relativamente) los bienes transables y tiende a reducir el precio relativo de los autos; en segundo lugar, la aparición del crédito: hasta octubre, los créditos prendarios habían crecido en un 46,5% real acumulado, lo que permitió a muchos hogares acceder a un préstamo para hacerse de su vehículo; pero ojo: esta expansión del crédito tuvo su correlato en los niveles de morosidad: el ratio de irregularidad del crédito prendario en familias pasó del 2,8% en diciembre 2023 al 4,5% en septiembre de 2025. Este mismo dato puede ser visto bajo otro análisis comparativo: el saldo de crédito otorgado (es decir, la cantidad de pesos prestamos en condición de crédito prendario) a las familias creció 125% interanual en septiembre pero los créditos medidos en pesos que están en mora crecieron 141,5%. 

Siguiendo con los durables, los Electrodomésticos no transitan un sendero demasiado optimista. En septiembre cayeron 17,1% interanual y acumulan tres meses consecutivos a la baja, todo en doble dígito. Ningún grupo de estos mostró resultados positivos: televisores caen -9,5%; heladeras y freezer -14,6%; computación y accesorios -20,9%, telefonía -29,4% y pequeños electrodomésticos -18,9% entre otros. Si comparamos su resultado acumulado contra 2023, la merma de consumo de estos bienes es muy fuerte: -19,3% para el total llegando hasta el -43,1% en telefonía. 

Para cerrar, esta semana se viralizaron en redes sociales diferentes posteos (desde cuentas vinculadas a militantes digitales libertarios) afirmando, entre otros delirios, que en la actual gestión se crearon más de 300.000 nuevos empleos en el país, basados en la EPH INDEC. De ese total, dicen, 96 mil son registrados del sector privado, 43 mil en informales y 510 mil nuevos en independientes (monotributo y autónomos), mientras que el empleo público cayó en 367 mil. 

Esto que hacen es manipulación de los datos: primero, la EPH es una encuesta y no un registro administrativo; y segundo, esos totales son proyecciones al total país desde los resultados por aglomerados urbanos. Los datos oficiales, que surgen de registros administrativos, marcan una postal muy diferente: entre agosto 2025 y noviembre de 2023 hay 138.573 asalariados menos registrados en el sector privado y -60.509 en el público; -24.724 en hogares particulares; y -444 autónomos mientras que hay -121.740 monotributistas, dando un saldo final de -102.500 empleos. 

Haciendo una bajada territorial, todo lo anteriormente dicho se aplica casi con exactitud en Misiones, lo que ratifica el hecho de que, aun con los esfuerzos locales, la provincia está muy atada a los ciclos económicos e incluso sufre más por condiciones estructurales

El consumo esencial cayó, la venta de durables tiene desempeños mixtos y el empleo tiene pérdidas que llevará años de crecimiento sostenible en recuperar, luego de haber tocado un techo en 2023. 

El 2026 debería ser un año donde dejemos de pelearnos con los datos. La realidad es tan compleja que no siempre es blanco o negro: está lleno de grises. Que un indicador sea bueno no significa que toda la economía está en un buen momento; y que un indicador sea malo no significa que toda la economía está en mal momento. La clave está en identificar cada situación para trabajar en soluciones sectoriales que encajen en un programa global, para que puedan ser sostenibles. Pero el diagnóstico (y sus conclusiones para cada caso) no deben estar plegadas de ideología ni mucho menos de fanatismo. Caso contrario, vamos a seguir insertos en una discusión sin sentido que lo único que trae como consecuencia es la postergación sistemática de soluciones.

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La construcción no repunta: Misiones perdió el 38% de los empleos sectoriales en la era Milei

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Misiones continúa atravesando un profundo proceso de deterioro en el  sector de la construcción, que se verifica principalmente en los indicadores de empleo. A septiembre, último dato disponible, los puestos de trabajo en la construcción en Misiones fueron 4.853, con una baja interanual de orden del 24,2% (equivalente a unos 1.547 empleos menos respecto a septiembre de 2024). 

Respecto al  mes anterior también se vio una merma, que llegó a -0,2% (-12 empleos) siendo así el cuarto mes consecutivo con descensos en ese nivel. Finalmente, si se analiza la evolución del sector en lo que va de la era Milei, el empleo cayó 37,6% en Misiones, lo  que representa un total de 2.920 empleos perdidos.  

En el plano regional, la caída del empleo de Misiones produjo también que pierda niveles de participación: en septiembre de 2024 explicaba el 37,7% del empleo sectorial del NEA,  pero en septiembre del corriente año participó de solo el 28,3%. En cuanto a las dinámicas  de septiembre, de las cuatro provincias de la región solo Chaco tuvo subas mensuales  (+0,7%) mientras que Formosa y Corrientes mostraron bajas mucho más fuertes que la  misionera (-6,5% y -8,5% respectivamente). 

En cambio, si se mira la comparación  interanual, Misiones es la única provincia del NEA que todavía muestra bajas.  

A su vez, respecto al mes previo de la asunción del actual gobierno nacional (noviembre de  2023) Misiones es también la más afectada de la región: si bien las cuatro provincias del  NEA presentan bajas, pero la misionera es la más fuerte. 

Por otro lado, al evaluar la dinámica salarial, Misiones continúa presentando alzas, aunque  persisten ciertas alertas. En septiembre, el salario promedio del sector en la provincia fue  de $ 881.526 y presentó una suba interanual del 7,1% en términos reales, aunque cayó contra el mes anterior en 1,5%, siendo el segundo mes al hilo con bajas mes/mes. Aun con  eso, el salario real misionero logra posicionarse por encima de noviembre de 2023 en 0,4%, un resultado mejor al observado en Corrientes (-7,3%) y Chaco (-2,2%).

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