Apuesta fuerte de Rosamonte: nuevas hectáreas orgánicas, eficiencia y diversificación
Apuesta estratégica en un mercado en reconversión, Rosamonte expande su producción orgánica y proyecta 250 hectáreas certificadas para 2026.
Rosamonte avanza en su unidad de negocios orgánicos con más de 200 hectáreas certificadas para Estados Unidos, la Unión Europea y Argentina, una línea productiva íntegramente auditada y una yerba libre de humo con estacionamiento natural de 16 a 18 meses. En un año de caída de precios, sobreoferta y presión sobre la cadena yerbatera, la empresa ratifica su estrategia de diversificación, eficiencia y apertura de mercados.
Un proyecto iniciado hace cinco años: certificación integral, inversión y lanzamiento comercial
El vicepresidente de Rosamonte, José Hreñuk, detalló que el proceso de certificación orgánica demandó “cinco años de trabajo” y que hoy la empresa cuenta con “más de doscientas hectáreas certificadas para Estados Unidos, la Comunidad Europea y Argentina”.
La firma lanzó al mercado una yerba orgánica libre de humo, con estacionamiento natural entre 16 y 18 meses, disponible desde hace “cuatro meses”. El producto se comercializa en envases de 250 gramos con cierre ZIPPER, elaborados en mono material cien por ciento reciclable, una decisión que —según explicó— busca “conservar las propiedades de la tierra” y acompañar estándares ambientales crecientes.

La apuesta orgánica implica un esquema productivo independiente dentro del grupo: Plantaciones certificadas. Secadero certificado. Molino certificado. Cadena auditada de punta a punta.
Hreñuk subrayó que Rosamonte tiene “asegurada la custodia del producto” debido a la certificación integral en todas las etapas del proceso. Además, anticipó que para el próximo año podrían incorporarse “unas ochenta o cien hectáreas más”, lo que llevaría la superficie total a casi 250 hectáreas en 2026.
“Es una apuesta fuerte a la producción orgánica”, reconoció. Aunque el mercado aún es pequeño, destacó su potencial de crecimiento.
Declaración de principios
“No imaginamos un futuro sin sustentabilidad. Los recursos del planeta son finitos y la industria, durante décadas, ha generado un alto impacto ambiental. En Rosamonte nos propusimos desde hace años devolverle a la naturaleza tanto como tomamos de ella, creando un círculo virtuoso que regenere, en lugar de agotar”, explican desde la empresa.
En un escenario donde las nuevas generaciones valoran cada vez más la transparencia, la sostenibilidad y el cuidado del entorno, Rosamonte se posiciona como referente en el rubro, integrando innovación, calidad y compromiso ambiental. Su liderazgo en el desarrollo de productos orgánicos es parte de una visión empresarial que pone en el centro a las personas, la tierra y el futuro compartido.
Demanda interna en ascenso y presión sobre la rentabilidad: un mercado que redefine sus prioridades
Los datos del SENASA muestran por primera vez que Argentina consumió más yerba orgánica de la que exportó, un hito que confirma una tendencia de mercado. “El argentino también se está volcando a eso. Es un nicho de mercado que está creciendo”.
Sin embargo, advirtió que la clave será mantener precios competitivos para que la oferta orgánica no quede fuera del alcance del consumidor. “Lo importante es ser eficientes en la producción para que el precio no sea muy superior a una yerba convencional”.
La empresa afirma haber trabajado fuertemente en eficiencia para ingresar con precios alineados al segmento.
En paralelo, el mercado internacional también muestra señales favorables, con “muchos pedidos” y oportunidades en expansión.

Un contexto complejo para toda la cadena yerbatera
Hreñuk describió el momento actual del sector: No cayó el consumo, pero sí el precio, producto de la sobreoferta. “Ni el productor, ni los secaderos, ni los industriales” atraviesan un buen momento. La economía del país modificó la estructura de costos y la rentabilidad de toda la cadena.
La transición económica obligó a una revisión interna permanente. “Son momentos en los que todas las empresas miran del portón para adentro, a ser más eficientes”.
En ese marco, Rosamonte avanza en proyectos de parques solares, aunque reconoce que representan solo “una parte pequeña” de la reducción de costos. El enfoque principal está puesto en eficiencia logística, rendimiento por hectárea, producción y ventas.

Diversificación productiva: nuevos usos de la yerba y expansión internacional
Además de la estrategia orgánica, Rosamonte trabaja en dos o tres proyectos de nuevos productos para expandir el consumo más allá del mate tradicional.
Hreñuk explicó: “El mate y la bombilla ya es un mercado bastante acotado. Hay que crecer por otro lado”.
Los sectores identificados como emergentes incluyen: Coctelería, Gastronomía, Bebidas energéticas y el Mundo fitness.
En todos los casos, la yerba se presenta como “un súper alimento”, respaldado por estudios internacionales que podrían potenciar su adopción en nuevas categorías.
La clave estará en inversión en desarrollo de productos, publicidad y apertura de mercados, aunque Hreñuk reconoció que “no es un buen momento”. Aun así, insistió “si queremos seguir manteniendo y aumentando la demanda, siempre hay que invertir y apostar”.






