Chamamé, una manera de ser y de estar

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El Día Nacional del Chamamé se celebra en Argentina cada 19 de septiembre en homenaje a Mario del Tránsito Cocomarola, el Taita del Chamamé, uno de los exponentes más significativos del género, fallecido el 19 de septiembre de 1974. Nació el 15 de agosto de 1918 en El Albardón, un paraje de San Cosme en la provincia de Corrientes. Creció escuchando a su padre, acordeonista e inmigrante italiano, y las canciones de cuna en guaraní que le cantaba su madre correntina. El acordeón fue el primer instrumento que llegó a sus manos; luego sumaría el bandoneón. Su carrera y prestigio le dieron un lugar en el sitio de referencia de los que vinieron más tarde. Con una extensa trayectoria fue compositor de grandes clásicos, entre ellos, Kilómetro 11, que es considerado un himno para el género.

Desde el nacimiento del chamamé, que podemos datar por los años ‘30, principios del siglo XX, este género popular recorre ríos, atraviesa cuchillas y selvas y así construye su hábitat natural, “la región chamamecera”. Si bien Corrientes es su epicentro, el chamamé se toca también en Misiones, Entre Ríos, Santa Fe, Chaco y Formosa, Buenos Aires y el sur de Brasil. Podemos contar con una generación fundadora, entre otros, conformada por Emiliano Cardoso, Avelino Flores, Ernesto Montiel y el cuarteto Santa Ana, que a la par de Mario del Tránsito Cocomarola, Don Isaco Abitbol y Tarragó Ros, originaron la historia grande del chamamé, que dio lugar a esa gran vertiente de músicos que son Carlos Talavera, Antonio Tarragó Ros, Cambá Castillo y Lucas Monzón.

La palabra chamamé es de origen guaraní y significa “cualquier cosa”. Sin embargo, existen otras teorías que indican que deriva de “che aimé ámame”, que puede traducirse como “yo estoy en la lluvia” o de “che ámame”, que significa “a mi amada”.
En Argentina, se denomina chamamé al baile popular de parejas típico del nordeste, especialmente en la provincia de Corrientes, pero las olas migratorias internas han logrado conformar una región compuesta por las provincias de Corrientes, Chaco, norte de Entre Ríos.

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Violín y vihuela fueron los instrumentos originales utilizados para ejecutar esta música, danza, canto, y posteriormente, se incorporaron la guitarra, la armónica, el acordeón diatónico de dos filas, el bandoneón y el contrabajo.

Existen varios tipos: el Chamamé Maceta, que es más elegante; el Chamamé Orillero, en el que se notan las influencias del Tango; el Chamamé Canción, de tónica sentimental conocido como Chamamé Ganci o Chamamé Triste; el Chamamé Kireí, de ritmo vibrante y el Chamamé Changüí, de ritmo lento.

El chamamé es Patrimonio Cultural de la Humanidad

Por toda la trayectoria mencionada es que UNESCO otorgó al chamamé el reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 16 de diciembre de 2020. Así, nuestra música regional logró el máximo aval que la distingue por su importante aporte.

Dentro de las fundamentaciones de la postulación el informe señala que el chamamé corresponde al encuadre de Patrimonio inmaterial definido por la Unesco, entendido como los “usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que le son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”.

El chamamé es expresión de la cultura correntina que reconoce en “lo guaraní” el componente central de la configuración de su identidad. Es una práctica que deja huellas, que enriquece la compleja herencia cultural que supo gestar, mantener y recrear la idiosincrasia local. Fortalece valores tales como la identidad de una práctica cultural compleja que se expresa tanto en la música como en la poesía y la danza.

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El chamamé se transmite de generación en generación, acompaña a las personas y los grupos en su migración e integración. Además, por su localización y características culturales, puede ser considerado columna vertebral del Mercosur. No sólo cumple una función artística y de disfrute colectivo sino que se constituye transversal a la integración regional de países hermanos. En la actualidad, el chamamé sigue teniendo en su música y en su cotidianidad un fuerte componente ritual. Es la memoria colectiva, y a la vez rito, celebración, fiesta y alegría.

El chamamé es fiesta federal

En su homenaje, la Secretaría de Cultura del Ministerio de Capital Humano realizó en el mes de agosto el primer encuentro de música y danza “Chamameceada Federal: Aquí se baila el chamamé, así se baila el chamamé” en el Espacio Cultural del Sur, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Alrededor de 200 personas bailaron chamamé acompañados por los músicos y cantores Javier Acevedo y su grupo “Atardeciendo Amaneceres”, Damián Ibáñez y su conjunto, Adolfo Ramírez y la agrupación “Nativos” junto a la musicalización general y locución de Demián González.

Fuente: “Un camino de Plata”. 1985-2015. Fiesta Nacional del Chamamé. Instituto de Cultura de la provincia de Corrientes.2015. Fundación Memoria del chamamé (https://www.fundacionmemoriadelchamame).

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