
Millonarios en redes, endeudados en la vida real: el 80% de los jóvenes apostó online o conoce a alguien que lo hizo
Sin educación financiera, los jóvenes caen en la trampa del dinero fácil. Entre apuestas online y falsas promesas de inversión, corren el riesgo de endeudarse antes de siquiera empezar su vida adulta.
Cada vez más adolescentes acceden a información financiera a través de redes sociales, pero sin la preparación necesaria para interpretarla. Mientras influencers prometen riqueza sin esfuerzo y plataformas de apuestas crecen exponencialmente, el 80% de los jóvenes ha apostado online o conoce a alguien que lo ha hecho, y el 40% nunca ha hablado en casa sobre estos riesgos. La educación financiera se vuelve esencial para evitar que caigan en trampas económicas que los lleven al endeudamiento y la frustración. ¿Cómo prepararlos para manejar el dinero con inteligencia y criterio?
La falta de educación financiera: un problema global
El déficit en educación financiera no es un problema aislado. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 18% de los jóvenes de 15 años en 14 países evaluados carecen de conocimientos básicos en finanzas, lo que limita su capacidad de tomar decisiones económicas informadas. Además, aunque más del 60% de estos estudiantes posee una cuenta bancaria o tarjeta de débito, la mayoría desconoce conceptos clave como tasas de interés y planificación de gastos. 1
En América Latina, menos de la mitad de la población adulta entiende nociones básicas de finanzas personales, lo que perpetúa la desigualdad económica y dificulta el acceso a oportunidades de crecimiento. Estudios recientes han demostrado que los jóvenes con educación financiera tienen un 72% más de probabilidades de ahorrar y un 50% más de posibilidades de comparar precios antes de hacer una compra, reduciendo así su riesgo de endeudamiento. 2
Riesgos ocultos tras la promesa del dinero fácil
En los últimos años, ha proliferado contenido digital que presenta a las inversiones y el emprendimiento como accesibles y con resultados garantizados. Aunque estos mensajes suelen estar dirigidos a adultos, llegan con facilidad a adolescentes que, en su mayoría, no cuentan con herramientas para evaluar los riesgos financieros asociados.
A esta tendencia se suman fenómenos más preocupantes, como la creciente exposición de los jóvenes a las apuestas deportivas online y los casinos digitales. Según datos recientes, el 80% de los adolescentes ha apostado en línea o conoce a alguien que lo haya hecho en el último año, y el 37% lo hace con frecuencia. A pesar de esto, el 40% nunca ha conversado en su hogar sobre los riesgos de estas plataformas.
“El problema no es solo la falta de conocimiento financiero, sino la dimensión psicológica de la adicción”, explica Damián Villaronga, emprendedor y fundador de Funiversity, una comunidad de aprendizaje tecnológico y desarrollo socioemocional para jóvenes. “Los mecanismos que hacen adictivas las apuestas son los mismos que encontramos en redes sociales o ciertos modelos de inversión de alto riesgo. La recompensa variable genera una sensación de emoción y control que no siempre es real”.
La conexión entre finanzas y adicción
El cerebro adolescente está programado para buscar gratificación inmediata, lo que lo hace más propenso a caer en sistemas de recompensa variable, como las apuestas y ciertos tipos de inversiones. “Cuando preguntamos a los adolescentes por qué apuestan online, muchos admiten que lo hacen por emoción y entretenimiento, a pesar de saber que las probabilidades no están a su favor”, comenta Villaronga.
Esta situación se agrava cuando la educación financiera no forma parte de su aprendizaje formal. Un adulto con experiencia puede entender que la economía es cíclica y que las inversiones requieren análisis, pero para un joven, la posibilidad de ganar dinero rápido resulta irresistible. “Sin una formación adecuada, es fácil que caigan en trampas financieras disfrazadas de oportunidades”, agrega el experto.
La educación financiera como herramienta de prevención
El acceso masivo a plataformas de inversión, trading y apuestas representa un desafío inédito para las generaciones anteriores, que no siempre cuentan con la preparación necesaria para guiar a sus hijos en estos temas. Para Villaronga, la solución no pasa solo por enseñar conceptos económicos, sino por integrar la educación financiera con el desarrollo de la inteligencia emocional y el pensamiento crítico.
“Un adolescente con un propósito claro y un desarrollo emocional sólido es menos vulnerable a las promesas de dinero fácil”, señala. “Por eso, en nuestro trayecto de educación financiera no nos limitamos a explicar cómo funciona el dinero, sino que integramos aprendizajes socioemocionales y fomentamos el pensamiento crítico en comunidad. Acompañados por otros jóvenes de toda Latinoamérica, los estudiantes exploran juntos cómo gestionar sus recursos con criterio, construir hábitos financieros saludables y entender la economía desde una perspectiva práctica y consciente”.
La inclusión de educación financiera en la currícula escolar es una de las propuestas que han cobrado fuerza en los últimos años. Diversos especialistas sostienen que, al finalizar el bachillerato, un estudiante debería tener herramientas para evaluar créditos, distinguir activos y pasivos, planificar un presupuesto y comprender la importancia del ahorro y la inversión.
“Aprender sobre dinero no se trata solo de números, sino de libertad y autonomía”, concluye Villaronga. “Si queremos formar ciudadanos preparados para los desafíos económicos del futuro, necesitamos empezar desde la base”.