
Bafici 2025: Algunas películas imperdibles del festival porteño
Hasta el próximo 13 de abril puede disfrutar del mejor cine del mundo, ese que no llega casi nunca a nuestras salas de estreno, en la 26° edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente. Dada la enorme cantidad de películas, van algunas recomendaciones esenciales, de esas que uno no olvida.
A pesar de las restricciones presupuestarias, las crisis y todo lo que pueda imaginarse, el Bafici sigue vivo y con muchísimas películas, lo que es para festejar. El encuentro cinematográfico de la ciudad de Buenos Aires, en su vigésimo sexta edición, sigue siendo fiel al término “festival”: es fiesta. Y la cantidad de películas de toda procedencia, longitud, género y estilo, tremenda. La mejor forma de disfrutarlo es entrar a cualquier función al azar, con ánimo de descubrir cosas. Pero si quiere algunos títulos que valen oro, aquí van.
Primero, Je ´n’avais que le néant, del francés Gillaume Ribot. Seguramente conozcan el monumento fílmico Shoah, de Claude Lanzmann, esa película en episodios que narra el Holocausto a través de las voces de los testigos y las víctimas. Ribot, cuarenta años después del estreno de aquella obra, busca sus raíces, investiga su realización y muestra material no incluido. Es no sólo un homenaje, sino una película que trata de responder la pregunta sobre el sentido del cine y de algún modo lo cumple.
En el otro extremo de las posibilidades, la película de animación realizada en Macedonia del Norte John Vardar vs. the Galaxy, que toma todas las posibilidades del cartoon tradicional y las lleva al extremo. Humor desaforado, sátira y un diseño bellísimo que compensa la comicidad salvaje -o más bien se complementa- resulta de un desprejuicio que no se conoce en casi nada de lo que nos llega de la realización más “profesional” estadounidense. Vayan a reír.
También animada, pero de una mayor extrañeza, es la ¿película? ¿Compilación? ¿Caprichosa obra plástica? Car Aircon Electrical Autocartoons, donde el curador y artista holandés Gertjan Zuilhof muestra lo que hace con la realidad, pequeñas animaciones llenas de humor, de ternura, de inteligencia. A medida que pasan estas imágenes, el espectáculo se vuelve hipnótico y divertido, algo así como entrar en otro mundo que está precisamente en este y que sólo puede verse en el cine.
Hace casi una década, el Bafici le dedicó una retrospectiva al productor y realizador experimental catalán Pere Portabella (busquen por ahí, se encuentra, su genial Vampir Cuaudecuc, un ensayo fílmico sobre el rodaje de una versión española de Drácula), que supo darle vuelta como un guante a las posibilidades del cine. En Constelación Portabella, el realizador Claudio Zulian hace más que una biografía fílmica: hace una película de Portabella sobre la obra y la vida de Portabella. De lo más interesante del Festival.
Otro documental es Voyage au bord de la guerre. La guerra desatada por Rusia al invadir Ucrania hace tres años es una enorme catástrofe que esta película, en la que una mujer viaja a la zona bélica a recuperar algo de lo que dejó su familia, aporta no solo una mirad realista sobre un conflicto sobre el cual las conveniencias partidarias hacen cambiar de opinión a los más volubles, sino que además nos muestra la guerra (cualquier guerra) desde sus consecuencias y sus víctimas.
Y no se pierdan la película francesa Un pincement au coeur (algo así como “Un dolor en el corazón”), que es pequeña en duración -menos de 40′- pero enorme en la manera en la que las amigas Linda e Irina, de quince años, se preparan para una separación ineludible. Gran película, delicadísima descripción, del realizador Guillaume Brac, de una precisión notable para captar, con humor y ternura, los pequeños gestos que cuentan una historia gris en un ambiente soleado. No se la tienen que perder.
Hay muchísimo más: todo (grilla, reserva y compra de entradas, salas y eventos paralelos) está acá, en el sitio del Festival. Aprovechen que el año cinematográfico, después, es pura sequía.