Atender las señales de la calle
Las mil y una marchas que florecieron en el país en defensa del presupuesto universitario deberían ser un llamado de atención para Javier Milei. Puede el presidente insistir en el veto y judicializar el conflicto, pero deberá darse cuenta de que muy rápido está quemando las naves y rompiendo puentes. Su intransigencia afecta la gobernabilidad que tanto reclama y cada vez le será más difícil conseguir héroes para el asado de celebración.
El déficit cero por sobre cualquier variable está afectando severamente la vida de las personas, tal como marcan los números de la pobreza que creció escandalosamente en menos de un año. Nada indica que el ajuste universitario sirva para corregir la desinversión social ni mucho menos, a largo plazo, sacar a nadie de la pobreza. Por el contrario, la universidad pública es sinónimo de ascenso social y de acceso de miles de familias que de otro modo nunca podrían dar estudios a sus hijos.
Hay que sacar los ojos de la UBA, que tanto obsesiona al Gobierno. En Misiones la gran mayoría de los estudiantes es de pueblos alejados que tienen en la Universidad Nacional la posibilidad de acceder a carreras de otro modo casi inalcanzables o con un costo sumamente elevado. Los albergues están superpoblados.
¿En qué manual o experimento funciona desinvertir en educación? ¿O ajustar en la ciencia? No funciona en el corto plazo. Mucho menos para el futuro.
Un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que el costo de la ley es de $738.595 millones en lo que resta del 2024, equivalente a 0,14 puntos del PBI. En las universidades señalan que la magnitud de ese gasto es igual a un mes de superávit financiero, un tercio de lo que costaba la reforma jubilatoria que vetó Milei o una tercera parte de lo que el Estado dejará de recaudar por la reforma que benefició a quienes pagaban Bienes Personales. Y tienen argumentos de sobra para pedir una actualización del presupuesto: en los primeros ocho meses del año, los recursos acumularon una caída del 33,5% respecto al mismo período del año anterior, equivalente a una caída de $746.585,89 millones, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal.
El Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (Ciicti) destacó que el proyecto de Presupuesto 2025, que aún debe ser tratado en el Congreso, tiene una proyección de $3,8 billones para las 62 universidades nacionales y sus dependencias. “La partida implicaría un desplome del 34,4% del presupuesto universitario en dos años”, explicaron. La consultora Empiria calculó que las transferencias a universidades marcarían el menor nivel de los últimos 20 años y uno de los más bajos en tres décadas.
Además del desfinanciamiento, el Gobierno de Milei quiere romper otro consenso histórico y arancelar la universidad a los extranjeros. Es un blef. En la formación estatal, los extranjeros representan el 4,5% de la matrícula, mientras que en la privada son el 5,5%. Y para poder cursar una carrera, deben primero tener radicación argentina. Todo extranjero en la Universidad es residente o tiene residencia temporaria prorrogable por estudio. No conocer ese detalle evidencia la escasa solidez de la posición oficial.
En la UNaM, de 28.131 estudiantes, apenas el 8 por ciento son extranjeros, unos 2.250. Y la Universidad cobra los posgrados a locales y extranjeros. No debería siquiera ser una discusión. Desfinanciar la educación pública con el argumento de atender la pobreza es un falso dilema que no resiste análisis: no es que el ajuste se destinará a alimentar a los pobres, de los que ya se desentiende el Estado, sino que la prioridad es tener el déficit a raya.
¿Por qué el debate universitario es más complejo que el desatado por el aumento a las jubilaciones? Si el Congreso insiste y anula el veto, el Presidente deberá aplicar la ley. De lo contrario, podría ser acusado de incumplimiento de deberes de funcionario público, de acuerdo con el artículo 248 del Código Penal, e incluso enfrentaría un juicio político según el artículo 53 de la Constitución nacional.
Milei está haciendo malabares en la cornisa. Es piantavotos avalar el ajuste en la educación. A Ricardo López Murphy le costó el cargo cuando la Franja Morada pegó el grito en el cielo durante la breve alianza. Hoy la UCR está dividida y el PRO se rehúsa a poner la espalda, pese al llamado de Patricia Bullrich, otra ex alianza.
Los radicales no quieren protagonizar una remake de la fuga. Martín Arjol se queda solo en su bravura, aunque, estoico, defiende la retórica libertaria y promete “más radicales con peluca”. Aunque votó inicialmente a favor de la ley de financiamiento universitario, este sábado retuiteó una frase de Hernán Lacunza, el ministro reperfilador de Mauricio Macri: “Si los lunes aumentamos las jubilaciones, los martes las universidades y los miércoles los pilotos, el jueves subió la deuda y el viernes, la inflación”, dijo el economista.
El discurso, evidentemente ensayado, es idéntico al de Federico Sturzenegger, el desregulador: “Si nosotros aumentamos a las universidades, después tenemos que aumentar a los médicos y después a los empleados públicos. Entonces, es un efecto cascada“, señaló el ministro de Milei, admitiendo, per se, que el ajuste, no lo está pagando la casta.
Es interesante seguir el pensamiento de Sturzenegger, porque representa fielmente cómo el Gobierno ve todo en función de la planilla de excel -Aranguren recargado- y desdeña la realidad de las economías regionales. En una entrevista con el canal LN+, Sturzenegger volvió a usar a la yerba mate como ejemplo de su cosmovisión: “Si hubiera seguido la política del Instituto Nacional de la Yerba, el precio sería de 500 pesos por kilo, por tonelada, no se…. Hoy se está vendiendo a 125 y dicen: “Esto es una catástrofe”. Pero reconocían que los 48 millones de argentinos van a tener yerba más barata. Mi conversación con la gente de la yerba es la siguiente, me dicen: “Federico, esta es una industria muy exitosa, porque el 96 por ciento de las familias argentinas consume yerba. Entonces yo les digo ¿Y cuántas familias en el resto del mundo consumen yerba? Tenés siete mil millones de personas. Y no estar pensando cómo les vendo la yerba cinco veces más cara al consumidor argentino. La industria tiene que animarse a competir en el mundo y no sobrevivir haciendo que la Argentina sea cara para los consumidores”.
Llamativo desconocimiento. Llamativa mezcla de conceptos. El precio al que se refiere es el de la materia prima y el desplome del valor de la hoja verde, en nada incidió en góndola: el precio del paquete no bajó aunque se derrumbó la demanda interna. La industria exporta más, pero la inserción de la yerba no es la misma del té o el café. ¿Con quién hablará Sturzenegger? ¿Tendrá interlocutores similares en otras cadenas productivas? En los lácteos también parece faltar “valentía” para competir. Las ventas de leche en polvo se desplomaron 27%, las de leche fluida cayeron 12,3% y el consumo de quesos cayó ocho por ciento. Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina es por las subas de precios y el deterioro del poder adquisitivo de la clase media.
El Gobierno de Misiones seguirá insistiendo casi por formalidad en explicarle a la Nación la necesidad de regular el mercado yerbatero. Pero no se espera nada distinto. Por eso se avanza en gestiones propias para intentar tener al menos un precio de referencia. En las últimas horas el ministro del Agro, Facundo Sartori y el de Hacienda, Adolfo Safrán, mantuvieron reuniones con varias cooperativas, que podrían ser el eslabón clave: hay consenso en un precio de 390 pesos para la hoja verde y no iniciar la zafriña de verano. De este modo, generarían mayor demanda para iniciar la cosecha gruesa en marzo del año que viene. En principio, las cooperativas están dispuestas a partir de esa base, después de haber mantenido, a lo largo del año, un precio cercano a los 280 pesos. En el sector productivo, donde hubo muchos votantes de Milei, todavía hay algunos que intentan hacerse escuchar en la Casa Rosada. Esfuerzo inútil.
En el Gobierno nacional celebran cada coma del plan económico. El ajuste ya supera los 214 mil millones de pesos en Misiones en lo que va del año. Equivale a 2,1 meses de coparticipación.
La paradoja es que la oposición, que se siente identificada con Milei y su plan de ajuste, en lugar de tender puentes para lograr corregir el faltante, sugiere que Misiones tome deuda para “atender la pobreza”, como sugirió el macrista Horacio Loreiro.
Pese a ese rojo enorme, la Provincia mantiene el rumbo económico y la decisión política de respaldar a los diversos sectores productivos. Desde la yerba mate al consumo con la vuelta de las 12 cuotas o la inversión estratégica en logística e infraestructura en todos los rincones.
El aporte público es pilar para el desarrollo interno, que se complementa con una inversión en las áreas sociales que llega al 70 por ciento del Presupuesto del 2025 diseñado por el gobernador Hugo Passalacqua. Al mismo tiempo, será el año en que se destine la menor cantidad de recursos en comparación con los ingresos, a la deuda pública. Misiones está entre las cinco provincias con menos deuda versus ingresos y es la tercera que más se desendeudó desde 2007, tras el proceso iniciado hace más de 20 años.
Es una convicción que se sostiene en un escenario de contracción económica y a pesar de las inciertas proyecciones de un crecimiento económico para el año que viene, que Nación estima en 5 por ciento, con una caída constante de la inflación.
Lo de las proyecciones inciertas, se refleja en las encuestas. Pocos creen que el rumbo sea el correcto y la imagen de Milei está en su peor momento, con 56 por ciento de negatividad -muy negativa para el 43 por ciento-, según la última encuesta de Ceop. La gestión es desaprobada por el 58,1 por ciento. El 55,5 tiene problemas para llegar a fin de mes.
La consultora Analogías coincide con el diagnóstico. La desaprobación del Gobierno se profundizó en septiembre con la pérdida de 2 puntos adicionales respecto de agosto (48%). Además, las malas evaluaciones sobre el manejo de la economía (50%) siguen siendo peores que la evaluación global del gobierno (50%).
Las expectativas combinadas con la percepción sobre la situación económica también se deterioraron 3 puntos. Se trata de un bloque que se desplazó hacia el “pesimismo” desde el segmento que antes se manifestaba neutral o indiferente. Este cuadro devino en una caída de la imagen de Milei que, por primera vez en la serie anual, tiene un diferencial negativo (49%).
Se modificó también la asignación de responsabilidades respecto de la inflación. Hasta agosto persistía una imputación mayor al gobierno de Alberto Fernández. En septiembre las opiniones se dividieron en partes iguales entre el Gobierno de Milei y el anterior.
Las elecciones legislativas del 2025 serán claves para el Gobierno. Y marcarán un antes y un después en la historia de la democracia tras la aprobación de la Boleta Única de Papel. Ya no habrá lista sábana ni posibilidad de “prenderse” de un candidato nacional. Por la intervención de los legisladores misioneros de Innovación Federal, se introdujo un cambio sustancial en el sistema electoral: no se podrá votar a lista completa, sino que habrá que marcar cada candidato seleccionado. Se necesitará un electorado más informado y consciente. Ya no habrá posibilidad de ir colgado de una figura nacional o del partido, como ocurría en otras oportunidades, con legisladores desentendidos de la realidad misionera. ¿Hizo negocio Martín Arjol?