Aula inversa: de la “revolución educativa”, al desafío de achicar la brecha digital dentro del aula
Un aula en desorden, asimétrica, en la que el profesor no es el dueño del saber absoluto, y en la que debe acostumbrarse a ser cuestionado en sus conocimientos. Un aula en la que el docente no sea el único orador, parado frente a la clase con un público pasivo que solo escucha. Un aula que en parte migra de la letra del manual, a la imagen de un video explicativo. Hacia ese desafío van los docentes que participaron del Congreso Internacional de Flipped Learning, dale vuelta a tu clase, que se desarrolló en Puerto Iguazú.
Con especialistas de todas partes del país y del mundo, los educadores buscan adaptarse a los tiempos e intervenir en las escuelas cuyos formatos datan de hace ya varios siglos.
Precisamente, el método de “aula inversa”, intenta cambiar el proceso de aprendizaje donde los docentes encuentran en las herramientas tecnológicas como el celular, la notebook, un espacio donde presentar sus clases para luego debatirlas en el aula y de esta manera centrar el tiempo en profundizar esos conocimientos junto a los alumnos. Así, los chicos mirarán en los teléfonos o en las computadoras de sus casas videos sobre el tema que debatirán en la próxima clase.
Uno de los creadores del modelo de aula invertida es Jonathan (Jon) Bergmann, profesor de química en Estados Unidos, premiado en su país con el Premio Presidencial para la Excelencia en Matemáticas y la Enseñanza en Ciencias, reconocido en el mundo y autor de varios libros sobre el tema. Fue él quien en Iguazú abrió el Congreso y se expresó sorprendido porque Misiones es el primer lugar en el mundo donde se toma la decisión de incorporar Flipped Learnig desde el Estado. En otras partes, son los docentes de manera individual, quienes adoptan la iniciativa.
En una entrevista con Ecnonomis, explicó qué cambios viene provocando dentro del aula, por qué no reemplazará el conocimiento que aportan los libros, y cómo debe aplicarse para que sea efectivo.
“Me siento muy emocionado por la forma en la que aquí se está aplicando el aula invertida. Me parece asombrosa la visión, la valentía y el empuje que tiene Misiones para implementar esta metodología y es el único lugar en el mundo donde es política de Estado”.
¿Cuán cerca o cuán lejos estamos de que esto deje de ser una iniciativa puntual para que pase a ser una decisión desde los Estados como en Misiones?
El tiempo no se puede medir, lo que sí garantiza esta metodología es el compromiso de los docentes, pero para que se adopte completamente se necesitarán años de capacitación y práctica.
¿Qué cambios nota en los estudiantes?
Tuve la oportunidad de conversar con algunos estudiantes de escuelas de Misiones y me manifestaron que estaban muy contentos con la metodología, que hay profesores que aprenden de los alumnos por el uso de la tecnología y eso lo hace muy valedero, muy relevante.
¿Tiene que ver con una cuestión generacional, es decir, a los nuevos docentes les costará menos?
No hay que subestimar a los docentes con más años de experiencia. Si bien los más jóvenes son los más rápidos en tomar las metodologías, son los docentes que tienen más experiencia los que pueden con sus prácticas tradicionales aportar para combinar ambos conocimientos. Lo más importante es el cambio de mentalidad.
¿Cómo se logrará que el uso de la tecnología no confronte con la utilización de los libros?
El mal entendido es creer que la metodología sólo necesita de la tecnología. Lo más importante del aula inversa es cambiar las prácticas, es darle importancia al tiempo de práctica en la clase, es decir cambiar la metodología no el uso de la tecnología.
¿Puede ser una revolución educativa?
Sí. Lo que hay que entender es que el aula inversa debería ser la fundamentación de la metodología en educación. Yo lo comparo con un un sistema operativo, como el Android, que si bien hay diferentes aplicaciones, Android es lo que integra todas las funciones de un celular por ejemplo. Así debería funcionar el aula inversa.